CESE TU BAILE
cal viva sale de mi ducha
delgadas agujas brotan en mi
cama
se arrugan los espejos ante mi
imagen
arden las sillas bajo mi peso
permutan sus puestos las hojas
de estos libros
el peine lava sus dientes
los platos tiemblan mi comida
entre las uñas
caen las persianas se adhieren
los cajones
bailan las mesas aplastando mis
pies
me guiñan los retratos un
alarido el teléfono descolgado
las paredes manantiales de
parvos monstruos
los suelos fuentes de gases
viscosos
gusanos los cigarros muerden mi
garganta
cojines de granito se estrellan
entre sí
entre las cortinas risas de
vecinos
por los discos pasean sonrientes
granos de azúcar
junto al crucifijo desentumece
Jesús sus brazos
tras las puertas del armario
ruidos de selva
en el cubo de basura lloran
niños
corre la nevera continuamente al
inodoro
salgo de mi casa y lo anuncio
con un portazo
dos hombres alternan su amor por
una vaca
arrebata el viento una tienda
vetusta
moralizan los niños con
caramelos de cicuta
llueven vehículos sobre bocas
abiertas
lucha libre de mujeres en
estiércol de colores
aplastan globeros los globos
resbalan sobre monedas los mendigos
se sientan en los bancos y
sonríen los dementes
defecan las putas sobre clientes
imberbes
derrapan peatones por encima del
límite
tras los escaparates madres
medrosas devuelven sus hijos a sus vientres
carreteras empaquetan edificios
los camioneros aparcan en las
camas de los barrios más pobres
retales tintados sobrevuelan
escupiendo metralla
el que no se entretiene en
descubrir bajo baldosas billetes de lotería
incrusta los dedos en sus sienes
y así camina orgulloso
en las cabinas bocas devoran
orejas que piden cambio a voces
traviesas líneas blancas saltan
bajo mis pasos
pletóricas alcantarillas se
vuelcan sobre mi melena
zarzas las paredes de las calles
estrechas
torres las aceras árboles tosen
muñecos de plastilina
en féretros carbónicos
me muevo a grandes saltos como
quien baila sobre brasas
reparten castañas en la oficina
de empleo
soldados de plomo en las paredes
enmohecidas de las galerías de arte
dedos obscenos tras las rejas de
clausura
astronautas iraquíes colgados de
las almenas de los castillos
giróvagos tetrapléjicos oran a
las puertas de los prostíbulos
poetas desesperados roen
celosías en los confesionarios
musarañas en los pechos de
espectadores en los teatros
en los techos mullidos matojos
en los servicios
cieno en parques carne en
avenidas sangre en las buenas familias
andamios y taladros en la arena
de las playas
y cabalgadas y casinos
y corderos en sus aguas
oh, Terpsícore, llévame a las
alturas
transpórteme tu danza a las
montañas
donde dormitan culebras
zarandeadas por
por el soplo furioso de erizados
camaleones que
que reflejan la luz de los sapos
en sus nidos sobre
sobre rostros crispados de
hormigas que ventosean sus
sus paupérrimos pétalos que
desfilan rellenos de
de arietes adosados a secos
caracoles planos junto
junto a incendios beodos
devorados por pálida simiente de grillos con
con salpicaduras de aceitunas
ociosas que caen a
a embudos simulados como aves
espinosas atraídas hacia
hacia cardos masticados por
cerdos con corbata
que arañan mis huesos mientras
besan mi cordura
Terpsícore tengo sueño cese tu
baile |