CONDENADOS
La amargura y la agonía
hirviendo
el olas temibles
era
el olor tan terrible
del
laberinto atrayente
Al entrar,
llamas
del mal, de pena y condenación
que
golpeaban de invisible
llenaban
cuerpos y almas
de
locura y maldición
y
ráfagas de tristeza, de castigo y de dolor
cubrían
el negro corredor
con
diabólica ponzoña y con rabia contenida
mientras
pantanos de engaño, de desespero y traición
tragaban
al sentenciado
con
furia y obstinación
El odio y la depresión
ya
ocupaban el espacio
volando
salvajemente
y
a ecos riendo con gritos
de
todos los torturados
en
un ritual no bendito
La violencia y el crimen
como
dúo inseparable
rugían
como tempestad
destruyendo
y acabando
ahogando
y atormentando
todo
ser viviente al paso
como
peste arrollando
Cámaras ardientes abrían mentes
introduciendo
el miedo, la maldad y la vileza
mientras
la envidia, el celo y la hipocresía
marchaban
sin una guía
en
la lava abrasadora
y
el fuego ascendente
La ambición y la ironía
así
como la lujuria
atrapaban
y hundían
para
devorar la presa
y
males en plomo caliente
con
espeluznante estilo
y
tenebrosa pasión
forzaban
al indefenso
a
probar de su poción
Al llegar justo al salón
al
final del corredor
el
diablo dueño y señor
con
colas y cuernos miles
se
aprestaba a devorar
sin
piedad ni compasión
los
que pudieron llegar
Como horrendo y fatal sino
para
crueles y malvados
nunca
muertos, nunca vivos
la
sentencia era purgar
y
pudrirse sin destino
en
los abismos urdidos
por
lo oscuro y no divino. |