MUJER, EN TU DIA
(Homenaje en el Día Internacional de la Mujer)
Tú eres quien susurró mi nombre la primera vez,
quien me brindó el calor de su regazo.
Tú eres también la que luchó mi crecimiento,
la que sembró mis sueños, la que mitigó mis penas.
Más tarde fuiste tú quien encendió la llama,
aquella que turbó mis pensamientos con tu nombre,
que puso en mi deseo la esperanza de alcanzarte
y que plena llegaste a completar mi vida.
Tú eres aquella que perdió su cintura en amor creciente,
que diste la savia para que la vida fluya,
tú que acunaste sueños y venciste penas,
descansa feliz, hoy, frente a la obra concluida.
¿QUÉ HAS HECHO TÚ?
¿Qué has hecho tú, pequeño, para vivir tal
suerte?
¿Por qué pides limosna por las calles
si pecado no he podido conocerte?
¿Qué has hecho tú, reencarnado en tal castigo,
que las sobras te alimentan y la noche te cobija
con un manto de estrellas como abrigo?
¿Quién eres tú que mi presente impregnas
con el dolor de la culpa, con preguntas sin respuestas,
con promesas no cumplidas, con historias que no cuentan?
¿Quién seré yo de aquí en más
si en cada niño que vea volveré a verte?
¿Cómo podré vivir ya sin recordarte,
sabiendo que la simple intención no cambiará tu
suerte?
¿Cómo podré aún vivir yo
si con mi actitud indiferente dicté tu muerte?
RAÍCES DISECADAS
Pudre el exceso de agua las raíces
del vástago que renuente
crece entre las hierbas.
Pudre el sol la materia fértil
que pudo llegar a transformarse en savia.
Pudren también falsedad e ignominia
los vértices angulares que sostienen el Alma.
¿Cómo vivir entonces?
¿Cuál será la clave
devanadora del laberíntico camino
en el que se esconde la razón de la Razón?
¿Será el sentido último de la existencia?
¿Será la razón del Ser y de su penosa carga?
¿SABÉS QUÉ LE PASA?
¿Sabés qué le pasa al que renuncia a un sueño?
Termina condenado a repetir los duelos,
llorar por lo perdido, seguir perdiendo,
y, al cerrar fuerte los ojos, no ver el cielo.
¿Sabés lo que le pasa al que renuncia a un
sueño?
Sufre de cobardía, lo invaden miedos,
tiende a volver atrás, busca refugio
en la protegida niñez, devastada por el tiempo.
¿Sabés lo que le pasa al que renuncia a un
sueño?
Pues vive sólo la mitad de cada instante,
y deja el resto vacío, como si fuera un cuenco
y termina como él, resquebrajado.
¿Sabés lo que le pasa al que renuncia a un
sueño?
SIEMPRE HABRÁ UN NUEVO AMANECER EN TU CAMINO
Susúrrame tus penas en mi oído,
apoya sobre mi hombro tu desdicha,
descarga de una vez toda la rabia
que trajiste guardada en tu mochila.
Susúrrame tus penas y el olvido
será muy pronto tu dulce compañero;
no existe lugar donde el encierro
te pueda dar la paz que tanto buscas.
Confiesa, sin pesar, lo que has perdido.
Descarga sobre mí tu desconsuelo.
No pienses que tu ilusión
en vano ha sido,
pues siempre habrá un nuevo amanecer
en tu camino...
SIENTO CAER...
Siento caer dardos plateados,
gélidos, punzantes, imprevistos.
Caen de frente, desafiantes,
y detrás,
sigilosos, traicioneros,
esperando asestar
arteramente
el golpe que destruya el equilibrio.
Caen dardos plateados
obligándome a esquivos movimientos.
Arrastran sombras, quiebran silencios,
invaden imprudentes mi Yo interior.
Afuera... cesa la lluvia.
La mente perturbada,
en tanto,
salta entre los charcos.