UNIVERSO
Aprendí a volar de repente, o tú me
enseñaste sin querer, o sin saber.
Hay millones de estrellas en el
cielo, me decían, y yo quise conocerlas.
Vi constelaciones de estrellas sin
dueño, como lunares en tu piel, y alumbraban mis
ojos con su brillo. Eran puro fuego. Nunca tuve
miedo de morir quemado en ninguna de ellas, me
atraía su calor y me daba vida.
Vivía en la séptima luna de Venus, de
mi Venus particular.
Allí era feliz, dibujando las órbitas
de mil esbozos de planetas imaginarios, a los
que daba forma y nombraba. Los regaba cada
mañana al despertar, para en un futuro verlos
crecer, junto a mí, junto a mis sueños.
Volaba libremente, de estrella en
estrella. Había partículas de cielo en mi piel,
pues yo era parte del firmamento…
En el universo de sus ojos me pierdo…
OJOS DE TINTA
NEGRA
Ojos de tinta negra
como dos gotas de rímel en un mar
infinito
y sólo sé dibujar tu silueta,
gota a gota,
lágrima a lágrima,
sobre un papel mojado.
Lentamente, mientras se aleja,
se desdibuja tu imagen y se corre la
tinta,
y el cielo se destiñe a blanco y
negro.
Reescribo mi camino.
Redibujo tu silueta.
ASFIXIA
Sin aire en los pulmones buscaba
alguien con quien hablar.
No había nadie
y yo me asfixiaba.
De repente escuché el silbido de una
brisa imaginaria
y la inhalé sin piedad.
Con oxígeno en la sangre todo sabe
mejor.
Pero seguía sin haber nadie
y volví a gritar tan fuerte como la
vez anterior,
y de nuevo me quedé sin aire…
Y sin aire volví a gritar
y la misma respuesta hubo:
nadie me escuchó.
Dicen que a veces el silencio es la
mejor respuesta
pero yo necesito respirar
y a mi alrededor sólo encuentro humo
y bocas vacías
que son chimeneas que contaminan la
ciudad…
Entonces un aroma dulce impregnó mis
sentidos
todos mis sentidos.
Incluso ese que llevaba años
durmiendo.
Era tan distinto su olor
que no lo supe clasificar;
tan penetrante
que aún tengo su mirada en mi retina;
tan suave, tan salvaje, tan puro…
Pero tan rápido como vino se fue
y de nuevo me volvió ese olor a
hollín.
Vivo sin saber si aún perdura su
aroma
pero mis sentidos siguen despiertos
y sin aire en los pulmones lo busco
para volver a respirar de nuevo.
IMPOTENCIA
Carmín desfigurado
De un rostro hostil
El rugir visceral
Hambrientos a bocados
Vinagre en los platos
Arañas de ridículas tejeduras
Aroma ocre en mis pulmones
Enfermos terminales
Mutilados cuerpos
Sueños de esclavos
El amanecer de un reo
Su último sol
El anochecer del verdugo
Amputaciones de recuerdos
Sufrir en silencio
Segundos eternos
Agonía
Elegir la muerte
Elegir la vida
Un camino elegir
Lleno de ortigas y espinas de un
rosal
Incertidumbre
Vendas para diez mil heridas
Descalzar cristales en el suelo
Clavos oxidados que penetran en mis
venas
Ríos de rímel
Risas ajenas, carcajadas de un mundo
a tus espaldas
Desnudo ante la eternidad
Ríos de esperma
Marchitándose ante el rostro de la
muerte
Cieno en tus labios
Ojos demacrados
Larvas que devoran tu estómago
Una rata masticando un ruiseñor
Encías ensangrentadas
Un canto a su dolor
Te dedico mis lágrimas
Colmillos de rabia
Sangre envenenada
Arrugas en la carne
Uñas partidas
Rasgando su impotencia
Llanto a su impotencia
Grito a su impotencia
Siente su impotencia
Ante lo inminente
Piedra inmóvil
Piernas inmóviles
Se aleja tu sol…
La sombra te ciega…
SUEÑA DESPACIO
Largo y profundo, modelado lentamente
entre mis manos; día a día, año a año.
Sumérgete entre utópicas realidades,
tus propias realidades, tus propias utopías.
Sumido en ti mismo. Aguanta la respiración, no
debes ahogarte.
Eterno o transitorio; pero igual nada
es lo que parece y la vigilia se perpetúa entre
momentos de muerte efímeros.
De la liebre cuando te escondes, del
perro cuando te pierdes.
Dorados y resplandecientes que poco a
poco van perdiendo brillo, y entre marañas de
metales oxidados me encuentro, calculando cada
paso para no resbalar.
Entre ellos me duermo y a veces, sólo
a veces, descanso. Volviendo a pintar de verde
las paredes de su estructura abstracta, ya que
se destiñen si no se cuidan, se agrietan y
agrisan.
Pesadas imágenes sin valor, aparente.
No los concilio, pues ellos se han
adelantado.
Me paso noches en vela simulándolos.
Pero toda realidad nació de un sueño. |