N.º 61

MAYO-JUNIO 2009

5

   

GIBRALFARO

   

AULA de EXPRESIÓN LÍRICA

SALVADOR RUEDA

DESPIERTOS

Por Alberto Hidalgo Domínguez

UNIVERSO

Aprendí a volar de repente, o tú me enseñaste sin querer, o sin saber.

Hay millones de estrellas en el cielo, me decían, y yo quise conocerlas.

Vi constelaciones de estrellas sin dueño, como lunares en tu piel, y alumbraban mis ojos con su brillo. Eran puro fuego. Nunca tuve miedo de morir quemado en ninguna de ellas, me atraía su calor y me daba vida.

Vivía en la séptima luna de Venus, de mi Venus particular.

Allí era feliz, dibujando las órbitas de mil esbozos de planetas imaginarios, a los que daba forma y nombraba. Los regaba cada mañana al despertar, para en un futuro verlos crecer, junto a mí, junto a mis sueños.

Volaba libremente, de estrella en estrella. Había partículas de cielo en mi piel, pues yo era parte del firmamento…

En el universo de sus ojos me pierdo…

  

  

  

OJOS DE TINTA NEGRA

Ojos de tinta negra

como dos gotas de rímel en un mar infinito

y sólo sé dibujar tu silueta,

gota a gota,

lágrima a lágrima,

sobre un papel mojado.

 

Lentamente, mientras se aleja,

se desdibuja tu imagen y se corre la tinta,

y el cielo se destiñe a blanco y negro.

 

Reescribo mi camino.

 

Redibujo tu silueta.

  

  

ASFIXIA

Sin aire en los pulmones buscaba alguien con quien hablar.

No había nadie

y yo me asfixiaba.

De repente escuché el silbido de una brisa imaginaria

y la inhalé sin piedad.

Con oxígeno en la sangre todo sabe mejor.

Pero seguía sin haber nadie

y volví a gritar tan fuerte como la vez anterior,

y de nuevo me quedé sin aire…

  

Y sin aire volví a gritar

y la misma respuesta hubo:

nadie me escuchó.

  

Dicen que a veces el silencio es la mejor respuesta

pero yo necesito respirar

y a mi alrededor sólo encuentro humo

y bocas vacías

que son chimeneas que contaminan la ciudad…

  

Entonces un aroma dulce impregnó mis sentidos

todos mis sentidos.

Incluso ese que llevaba años durmiendo.

Era tan distinto su olor

que no lo supe clasificar;

tan penetrante

que aún tengo su mirada en mi retina;

tan suave, tan salvaje, tan puro…

  

Pero tan rápido como vino se fue

y de nuevo me volvió ese olor a hollín.

  

Vivo sin saber si aún perdura su aroma

pero mis sentidos siguen despiertos

y sin aire en los pulmones lo busco

para volver a respirar de nuevo.

  

  

  

IMPOTENCIA

Carmín desfigurado

De un rostro hostil

El rugir visceral

Hambrientos a bocados

Vinagre en los platos

Arañas de ridículas tejeduras

Aroma ocre en mis pulmones

Enfermos terminales

Mutilados cuerpos

Sueños de esclavos

El amanecer de un reo

Su último sol

El anochecer del verdugo

Amputaciones de recuerdos

Sufrir en silencio

Segundos eternos

Agonía

Elegir la muerte

Elegir la vida

Un camino elegir

Lleno de ortigas y espinas de un rosal

Incertidumbre

Vendas para diez mil heridas

Descalzar cristales en el suelo

Clavos oxidados que penetran en mis venas

Ríos de rímel

Risas ajenas, carcajadas de un mundo a tus espaldas

Desnudo ante la eternidad

Ríos de esperma

Marchitándose ante el rostro de la muerte

Cieno en tus labios

Ojos demacrados

Larvas que devoran tu estómago

Una rata masticando un ruiseñor

Encías ensangrentadas

Un canto a su dolor

Te dedico mis lágrimas

Colmillos de rabia

Sangre envenenada

Arrugas en la carne

Uñas partidas

Rasgando su impotencia

Llanto a su impotencia

Grito a su impotencia

Siente su impotencia

Ante lo inminente

Piedra inmóvil

Piernas inmóviles

  

Se aleja tu sol…

  

La sombra te ciega…

  

  

  

SUEÑA DESPACIO

Largo y profundo, modelado lentamente entre mis manos; día a día, año a año.

  

Sumérgete entre utópicas realidades, tus propias realidades, tus propias utopías. Sumido en ti mismo. Aguanta la respiración, no debes ahogarte.

  

Eterno o transitorio; pero igual nada es lo que parece y la vigilia se perpetúa entre momentos de muerte efímeros.

  

De la liebre cuando te escondes, del perro cuando te pierdes.

  

Dorados y resplandecientes que poco a poco van perdiendo brillo, y entre marañas de metales oxidados me encuentro, calculando cada paso para no resbalar.

  

Entre ellos me duermo y a veces, sólo a veces, descanso. Volviendo a pintar de verde las paredes de su estructura abstracta, ya que se destiñen si no se cuidan, se agrietan y agrisan.

  

Pesadas imágenes sin valor, aparente.

  

No los concilio, pues ellos se han adelantado.

  

Me paso noches en vela simulándolos.

  

Pero toda realidad nació de un sueño.

  

  

                             

  

  

Alberto Hidalgo Domínguez (Málaga, 1987) es diplomado en Maestro en Educación Musical por la Universidad de Málaga. Cursó los estudios en la Facultad de Ciencias de la Educación de esa Universidad.

    

    

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Año VIII. Número 61. Mayo-Junio 2009. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2009 Alberto Hidalgo Domínguez. © 2002-2009 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.

    

    

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