N.º 63

SEPTIEMBRE-OCTUBRE 2009

4

GIBRALFARO

PAISAJES INTERIORES

   

   

   

   

   

ALBA Y AURORA

   

Por  Camilo Valverde

   

  

DELICADA DIOSA   

Es mi niña de altares una diosa.     

Rubor de rosas orla sus mejillas,

cuando el río, meciendo las orillas,

salta y besa su risa deliciosa.

  

Chiquita, sol, en pétalos de rosa,

baña su frente en ondas amarillas;

dos óvalos de verdes almendrillas

son sus ojos de luna misteriosa.

  

Es el alba y la aurora matinal,

jardín de mariposas, prado en flor,

sirena de arrecife virginal.

  

En su rostro de luz, nace el candor, 

el nardo de fragancia celestial, 

y el agua cristalina del amor.

  

   

AHORA

Ahora, dejando todo ya cumplido

y sin las penas que te son lesivas,

puedo quedar en tus nostalgias vivas      

para sentirme siempre por ti querida.

  

Con gusto, libremente he sufrido          

todas las culpas para ti nocivas;

y las ofensas, por tu error activas,

las he borrado de mi pecho herido.

  

Me voy tranquila, sin ningún quebranto,

viendo la muerte en la mayor templanza

dando el perdón, secando todo llanto.

  

Luego vendrá larga y feliz bonanza

para gozar juntos, en lindo encanto,

la nueva vida de cordial holganza.

  

  

ANDO PERDIDO

Sin ella, ya no sé vivir realmente, 

mi propio yo en el tú se ha sustanciado,            

la siento junto a mí tan inmanente,

que, sin su aliento, vago desquiciado.      

  

Sé que la agobio, a veces insistente,

que egoísta le exijo demasiado,

y que vive en la oferta deferente,

mientras deja lo suyo descuidado.

  

Hoy desdeñado y solo en la distancia,

tras su pérdida, muero en mi extravío,

contrito en el dolor de mi inconstancia.

  

¡Cuánto quise salir de mi vacío

y pedirle perdón por mi arrogancia

y, en abrazos, diluir su olvido frío¡

  

  

AXARQUÍA, EDÉN FERAZ

Lirios esbeltos visten su hermosura

de diosa con la luz del mediodía

y sueñan en su rostro de tersura.

Bajo pobladas cejas de hidalguía,

sus verdes ojos muestran la finura

de un alma grande llena de nobleza

que dulcemente otorga con franqueza.

  

Sus cabellos ondulan gallardía

en los rizos henchidos de majeza;

y sus manos repletas de empatía

donan azules brisas de lindeza.

  

Luce blancas sonrisas de laureles

y campiñas celestes de alelíes;

danzan los mirtos, sueñan los claveles

en lomas con racimos de rubíes

y en playas onduladas y turquíes. 

Tierra noble de dulce miel y vino 

es el edén feraz, huerto genuino.

  

Quien la logra, se anega en puro goce;

quien la acaricia, viene a su amistad;

quien la huele, se deleita y la conoce,

se desvanece en su alma virginal,

e, imbuido de la brisa azul del roce,

se aturde en su regazo sensorial,

por ella amado y en ella ya entroncado.

Es que, cordial, en alma, se ha entregado.

  

Y sus pechos ubérrimos destilan 

aromáticos, dulces y recios vinos; 

en sienes de oro, gráciles rutilan  

sabrosas frutas, robles y altos pinos;

por sus arterias, luz y sol perfilan 

ríos de rica miel y aceites finos;

tenaz, su corazón celeste luce

rojas rosas, jazmines y alhelíes.

Su voz abre caricias y seduce

con requiebros en cielos de rubíes.

   

   

                             

   

   

 

    

Camilo Valverde-Mudarra y Carrillo (Alcalá la Real, Jaén, 1940) es licenciado en Filología Románica por la Universidad de Granada y Catedrático de Lengua y Literatura Españolas. Como docente, ha impartido clases en Córdoba y Málaga. Es autor de varios libros de ensayo y poéticos. Escribe en periódicos y revistas y algunas páginas de Internet.

    

    

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Bimestral de Cultura. Año VIII. II Época. Número 63. Septiembre-Octubre 2009. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © Camilo Valverde-Mudara. © 2002-2009 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.

    

    

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