SOLMAR
Se entrelaza el sonido de olas ardientes
en las tardes doradas de este sol de noviembre
con un gemido cautivo en el pecho
que desato en las noches cuando ya no
vuelves.
Claman las pasiones sobre el lecho frío
en la intensidad del vuelo que une las mentes
te llamo en silencio, pronuncio tu nombre
que me sabe a raros elixires.
Y te siento cerca, allí en el espacio
donde se acurrucan los cuerpos agotados
luego del instante de ser poseídos.
Aúllan las voces del alma y la carne
por sentir los labios recorrer las pieles
erizadas y húmedas de gozo y placeres.
Y en la sinfonía que sueltas al aire
en cada palabra cuando reapareces,
sé que eres tan mío, como lo es tan tuyo
el paisaje agreste que cubren las nieves.
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