SOMBRAS PÚRPURAS
Piélago de sombras anochecen
la imaginaria curva desdentada.
Cuando cóncava,
semeja positiva imagen de rosados logros.
Convexa, en cambio,
es la mueca superpuesta de fracasos,
apilados...
Renace la curva con el alba.
Destellos rojizos la aprisionan.
Surge, entonces, con fuerza
reciclada,
la gota, que constante
horadará la piedra.
VIENTO…
Viento,
que atrapas las nubes jugando con ellas,
que al vestir de rojo al horizonte preanuncias
tu llegada,
tú, que erizas los caracteres indóciles
quebrando la quietud de la contemplación,
Tú,
que erosionas campos y tallas pétreas figuras,
que ayudas a la lluvia a mojar con rabia,
que llevas semillas enancadas en tu espalda,
Tú,
que al obligarme a levantar refugios
te convertiste en cómplice de nuestros abrazos…
viento,
ya eres parte de mí
y Yo, de tu vértigo.
SONETO A LA LUZ DE LA LUNA
Desciende sobre el mar cinta de plata
en festones de espuma transformada,
caracolas de nácar impregnadas
cautivan al marino, al contemplarla
Es lámpara votiva que deshace
hasta el negro abismal que la circunda
y al sembrar con su luz , mano fecunda
es preludio del día que ya nace
Cuando falta, la soledad nos avasalla
y la fría y negra noche nos envuelve.
Despojada de palabras, muda calla.
El alma acostumbrada a estar con ella
debe apenas beber de las estrellas
la luz que de la Luna, les devuelven.
MAREA BAJA
Entre lodazales de grava y denso limo
la oscura silueta de un navío descansa
de atormentados sueños.
Mudas esquirlas de espuma salobre
aferran su casco,
testigos del duelo entre un mar profundo
hendido por filosa quilla.
Lejos quedó en la inmensidad,
espejada apenas de luna creciente,
trepada al obenque en vela rastrera,
valentía de hombres,
afirmando gavias con calabacines,
tensores y jarcias.
Del avezado marino ya es su tiempo.
En solitaria espera, abreva la noche
entre cómplices ginebras,
mientras ensaya imaginaria
el grumete en la cubierta
atisbando posible zozobra del viejo pesquero.
En tanto,
ajena a pasadas furias de viento insolente
y osadas maniobras
duerme la bodega quiméricos sueños
de implacables redes, de plateados dijes,
nuevamente llenas.
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