N.º 77

JULIO-SEPTIEMBRE 2012

5

  

  

   

   

   

   

   

CUERPO DE CARBÓN

   

Por Mariela Loza Nieto

   

   

   

CUERPO DE CARBÓN

     Un estruendo espanta a la madrugada,

el niño mira dolorido hacia la boca,

las mujeres corren hacia ella angustiadas.

 

Estaba dentro,

dentro estaba.

 

La anciana da un paso y reza,

otro paso y reza,

y los ojos miran hacia abajo,

¡regrésamelo, madre tierra!

 

Cae la lágrima de una niña,

el hermano empieza a arañar

                              los polvos del derrumbe,

una mujer implora al cielo,

el hombre busca desesperado

                              al que nació de su semilla.

 

Manos solidarias se acercan.

Pico, pala y carreta.

Consuela con un abrazo,

cubre el cuerpo de la niña con su cobija.

Las veladoras alumbran

                              las profundas ojeras a la madre.

 

Los reflectores de televisión

sólo iluminan el discurso oficialista,

y dejan en las sombras las manos

                              sucias del funcionario,

y los garfios hambreadores del capitalista.

 

Y pasan los días,

y los reflectores se marchan,

se cambia de ropa el gobernador,

el patrón se desayuna,

cuenta entre risas sus millones,

otras son las principales noticias,

las ojeras de una madre se profundizan

entre flores que van perdiendo sus colores.

 

Fugas de gas metano,

aire caliente,

no hubo tiros de ventilación,

ni cuerdas de vida.

          65 mineros sepultados.

Febrero 19, 2006.

Pasta de Conchos, Coahuila.

 

Por un pedazo de carbón

quieren cambiarnos los cuerpos

                              que no rescataron.

 

Y a la niña se le deposita el dolor en el pecho,

y al trabajador de la mina,

la hulla se le esparce en el pulmón.

 

Pero no culpes a la tierra,

hermana, hijo, madre, anciana…

No fue ella quien se los tragó.

No culpes a la tierra,

esposa, hija, padre, anciano…

No fue ella quien los devoró:

su cuerpo quedó sepultado

en la tumba siniestra de la explotación.

   

   

                         

                    

   

   

EL CORAZÓN DE LA POESÍA

  

«Y me llamarán el escrutador.

El más apto para ser odiado.»

ROQUE DALTON

  

  

     El corazón de la poesía es el fuego,

donde la llamarada fuertes ligaduras

                              de alma apareja;

la palabra que, aunque parezca,

                           nunca solitaria late.

 

Sobre un roquedal, la iguana,

de boca a boca compartida,

lengua de volcán bramante.

 

A ras de tierra, el corazón de la poesía es

el amor, no la conquista.

 

El agua es el corazón.

Néctar que bosquejó en las rocas sus caprichos.

Tierna y apacible, manantial;

excitada y colérica, tormenta;

menstruo de la tierra, cenote;

esperma de montaña, cascada.

Cellisca contra el acantilado, Tulum,

                                río subterráneo.

 

A ras de tierra el corazón de la poesía es

sudores, no esclavitud.

 

El viento corazón es

cuando acaricia de la noche el rostro,

si mariposas traslada en la membrana.

Canto de cenzontle en la revuelta,

flor, susurro y profundidad del caracol,

una congoera que dibuja el sonreír de la mañana.

 

A ras de tierra el corazón de la poesía es

caricia, no propiedad privada.

 

Corazón, la tierra es

sinuosa, plagada de rugosidades y desvelos.

Cuando de maíz el vientre le crece;

selva, fascinación y misterio es;

si el arco iris sobre su faz las huellas deja;

la sierra que reverdece la alegría,

tendón, barro, colores.

 

A ras de tierra el corazón de la poesía es

entraña, no una mercancía.

 

La sangre es

derramada en dolorosos partos,

para despeñar lo que arriba anda sin ser por naturaleza ave;

donde no es alimento de dioses y mortales es,

si a la historia fecundiza,

aferrada a la vida con ansia.

 

Sangre a ras de tierra, incluso la muerte,

el corazón de la poesía es

hacer el amor con la esperanza.

  

   

                    

                    

   

 

  

PARTO INCONCLUSO

     Una noche quise medir sílabas…

Juro que intenté: una, dos, tres, cuatro…

y luego…

 

Tropecé con cordilleras,

y estaban emponzoñadas con campos

                              de entrenamiento para asesinos

De tu miseria se alimentaron, Honduras,

oligarcas artillados, ejecuciones selectivas,

                              torturas sistemáticas…

y tus fértiles llanuras, acorazado del terror.

 

¿Cómo hacer un verso?

 

Sí, arrasaron tu tierra ardores y desolación;

alas de quetzal mutilado eres, Guatemala.

Agua Fría, Panzós, Río Negro, Xeatzán.

Tortura y alarido y cuerpo desfigurado y violación…

etnocidio.

 

¿Un verso? ¿Cómo?

 

Si la carne se incrustaba entre púas de alambre.

Es tu corazón río ametrallado, El Salvador.

Mozote, Sumpul…

y la entraña de mujer cercenada y los lamentos

y triturada la lengua de hombre… y la impunidad.

 

¿Se podrán rimar los endecasílabos?

 

Cuando azotaban a manera de escalpelos voraces,

te caminaba esperanza entre la hemorragia, Nicaragua.

“contras”, boicot a las cooperativas,

atabales y sonajas saqueadas,

cuerda de ñambar hecha carbón…

Apuñalaron por la espalda a la alegría.

 

Intenté contar, ¡lo juro!

Una noche quise del amor hacer soneto,

ni siquiera esperaba que fuera demasiado hermoso,

                              demasiado bueno,

pero las selvas… flageladas, sangrantes.

Una noche quise...

Y la montaña zaherida, moribundo el bosque.

Lo intenté, ¡juro que quise hacerlo!

Pero… la habilidad malograda.

 

Nunca concluí.

Y las brasas estaban ardiendo,

y no faltaba el amor.

 

Lo impidieron las lágrimas por el dolor

de las páginas que de la historia ojeaba,

hablaban del río sanguinolento

                               agredido por tierra y aire;

de la cérvix de una niña violentada

                               por un escuadrón de muerte,

de la arboleda que destrozó el paso

                               de la extrema crueldad,

de la selva devastada, entristecida.

 

De la expoliación,

del mar destripado para quitarle el agua al pez,

del maíz que no germina en tierra

                               podrida por «boinas verdes»,

del manantial envenenado,

de la ráfaga crepuscular…

de la noche.

 

Han sido las lágrimas,

y una habilidad que nació imperfecta…

o que no ha terminado de nacer…

                                        como nuestra alegría.

 

Eso es lo que lacera: 

las contracciones tormentosas de un parto inconcluso.

 

Una noche quise hacerlo, ¡juro que intenté!,

un soneto de amor.

Pero se complicó el alumbramiento

y me despedacé contra algo

                                 que no puede medirse en sílabas,

sino en atrocidades:

                    “Operación Centroamérica”. Made in USA.

 

   

                    

                    

   

 

SI PUDIERA…

   

«¡Jamás, hombres humanos,

hubo tanto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera,

en el vaso, en la carnicería, en la aritmética!

Jamás tanto cariño doloroso,

jamás tan cerca arremetió lo lejos.»

CÉSAR VALLEJO.

  

  

     Quisiera hacerles el viento

de ese silbido que les explota la carne de maíz.

 

Quisiera hacerlas resbalar y juguetear entre la hierba

de ese desplome contra las piedras.

 

Quisiera hacerles de guacamaya de fuego el vuelo

de ese calor que, calcinante, recorre los huesos.

 

Quisiera hacerles de flor de amaranto un beso.

 

Pero no es el viento, ni la hierba, ni el calor de un equinoccio…

Es fuego nutrido, tiro en la nuca, incendio,

tierra arrasada.

De la muerte el beso.

 

Ha vuelto el paramilitar.

Ha vuelto.

   

   

   

   

   

   

     

   

   

Mariela Loza Nieto (México, D. F., 1977). Es autora de dos esbozos históricos: Ciénaga de Zapata, un cocodrilo aprende a leer en las trincheras (Bubok, Madrid, 2009) y México: Los naturales de la tierra (Bubok, Madrid, 2009); del poemario Nuestra América: El dolor pariendo a la esperanza (Mandala Eds., Madrid, 2010) y de la obra teatral Aguaviento, luna y octubre (Bubok, Madrid, 2010).

Colabora en las secciones “Literatura y Derechos Humanos” y “Derechos humanos en América” de la revista digital antropológica Homo Homini Sacra Res (Madrid, España), y ha publicado muchos poemas suyos en diversas revistas literarias digitales, entre las que cabe destacar: El Canto del Alcahuete (México), Letralia (Venezuela); Konvergencias Literatura (Argentina); La Hojarasca (Colombia); Proyecto Sherezade (Canadá); Gotas de Tinta, Creatora, Ariadna, Pliego Suelto, Palabras Diversa, y Gibralfaro (España); Sagarana (Italia); Letras Uruguay (Uruguay); Libros y Letras (Colombia), Cinosargo (Chile); Alrededores y Mensapiens (Argentina).

Es miembro de las asociaciones Red Internacional de Escritores por la Tierra (RIET), Red Mundial de Escritores en Español (REMES), Unión Hispanoamericana de Escritores y Poetas del Mundo.

Su bien hacer en la prosa ha sido reconocido con el Accésit y Mención Especial en el I Certamen de Relato Corto 2008 de la revista literaria Katharsis.

    

    

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral de Cultura. Año XI. II Época. Número 77. Julio-Septiembre 2012. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2012 Mariela Loza Nieto. © Las imágenes, extraídas a través del buscador Google de diferentes sitios o digitalizadas expresamente por el autor, se usan exclusivamente como ilustraciones, y los derechos pertenecen a sus creadores. Edición en CD: Director: Antonio García Velasco. Diseño Gráfico y Maquetación: Antonio M. Flores Niebla. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2012 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.