EL EXTRAÑO
VUELO de Ana
Recuerda, la última novela publicada de
Francisco
Morales
Lomas,
cierra la
trilogía
sobre la
Transición
política
española,
que incluye
Candiota
y La
larga marcha,
con una
magistral
reflexión
sobre la
búsqueda de
la esperanza
y los
propósitos
truncados.
Morales
Lomas,
actual
presidente
de la
Asociación
Andaluza de
Escritores y
Críticos
Literarios,
institución
que concede
anualmente
los ‘Premios
Andalucía de
la Crítica’,
afirma a
este
respecto que
“Intento
transmitir
que el ser
humano no se
debe
considerar
vencido
mientras
haya un
camino por
el que
seguir”,
[...] “Trato
de mostrar
lo difícil
que es hacer
borrón y
cuenta
nueva”.
Francisco Morales Lomas, poeta,
narrador,
dramaturgo,
ensayista y
crítico
literario
perteneciente
a la
Generación
de la
Transición,
un escritor
versátil,
nos deleita
ahora con
esta novela,
en un
momento en
el que
nuestra
sociedad
parece haber
olvidado la
separación
de las dos
Españas,
que, al
contrario de
lo que
muchos
intentan
hacernos
creer, aún
no ha
superado.
Vivimos, en
efecto, en
una sociedad
dividida
entre la
izquierda y
la derecha,
la España de
Zapatero y
la de Rajoy.
No hay
medias
tintas, sino
sólo
extremos, al
igual que
ocurría en
los tiempos
a los que,
sutilmente,
Morales
Lomas nos
transporta
con El
extraño
vuelo de Ana
Recuerda.
En
referencia a
su obra, el
autor aclara
que “Lo que
subyace es
el
enfrentamiento
casi
sistemático
entre las
dos Españas,
que aún
pervive”, y
añade “Hay
un intento
de
recuperación
de ese
antagonismo
histórico
con la lucha
entre Rajoy
y Zapatero”.
El Extraño
vuelo de Ana
Recuerda, de la que el escritor y crítico
Fernando de
Villena ha
apuntado que
es un “hito
de la
narrativa
actual
andaluza”,
se hace un
hueco dentro
del panorama
literario
actual, que
se encuentra
inmerso en
una vorágine
comercial,
en la que,
en
ocasiones,
sólo se
busca, como
único
objetivo, la
venta masiva
de libros.
Esta nueva
corriente
literaria
tan
comercial se
debe al
intento de
las
editoriales
de captar
nuevos
lectores.
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Francisco
Morales
Lomas,
poeta,
narrador,
dramaturgo,
ensayista
y
crítico
literario
perteneciente
a la
Generación
de
la
Transición,
es
el
autor
de
la
novela
"El
extraño
vuelo
de
Ana
Recuerda". |
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Como contrapunto, la novela de
Morales
Lomas no
necesita ir
acompañada
de esa
parafernalia
que suponen
los
lanzamientos
comerciales.
Es una obra
exquisita,
cuidada y
digna de
lectura. En
ella, el
autor nos
transporta a
otro tiempo,
que se
presenta
como
paralelo al
nuestro, en
una obra
cargada de
realismo y
de
personajes
en los que,
fácilmente,
encontramos
similitudes
con nuestras
propias
vidas o con
nuestra
sociedad
actual. Nos
encontramos
ante, según
apunta
Espejo
Requena,
“Una novela
de
resonancias
clásicas,
muy
diferente a
los
productos
que hoy día
se
publican”.
El objetivo
de esta
novela es,
en palabras
del autor,
“entretener
y no dormir
al lector”.
Este
objetivo que
comenta el
autor está
más que
conseguido
en esta
novela, que
atrapa al
lector desde
su
inquietante
comienzo
hasta su
incierto
final,
pasando por
las
apasionantes
historias
que les
suceden a
los
personajes a
lo largo de
la novela.
Mediante la huida desesperada de Ana
Recuerda
junto a su
hija Alba,
el autor nos
conduce a
Cártugos, un
espacio que
Morales
Lomas ha
creado
conscientemente,
para
transportar
al lector a
la “España
profunda”.
Cártugos se
convierte en
un lugar con
una especial
atracción,
donde quien
llega siente
la necesidad
de quedarse.
Este lugar
parece tener
una especie
de imán para
aquellos que
huyen de su
propia vida,
para los que
pretenden
volver a
empezar,
para
aquellos que
ven
truncados
sus deseos y
necesitan
hacer borrón
y cuenta
nueva en sus
vidas, para
los que
necesitan
olvidar,
ellos
encuentran
en Cártugos
y en su
Fuente del
Olvido, de
la que ya
hablaremos
con mayor
profundidad,
un atisbo de
esperanza.
De hecho,
Cártugos es
un canto a
la esperanza
en sí mismo,
una vía de
escape para
desaparecer
del mundo
por un
tiempo, o
para
siempre, un
lugar para
olvidar,
aunque, en
ocasiones,
este olvido
nunca
llegue.
Realismo imaginario
La novela comienza con el fatídico
accidente en
el que
fallece ‘El
Mellao’,
pero, en
contra de lo
que puede
parecer al
lector al
comienzo de
la lectura,
esto no será
más que un
hecho común
en la vida
de los
cartuguenses,
que están
demasiado
acostumbrados
a la sangre
y a la
muerte.
Paralelamente
a este
suceso, Ana
Recuerda
viaja a
Cártugos
huyendo de
un marido
violento e
infiel. Allí
conocerá a
Pepe García,
un joven
apuesto y
viril que
busca en Ana
Recuerda lo
que su
prometida,
Lucía
Cienfuegos,
no puede
darle por su
educación
tradicional:
sexo,
relaciones
sexuales
completas y
continuadas,
para ser más
exactos.
Como todas
las
historias
relatadas en
esta novela,
este
triángulo
amoroso
acaba de
forma
fatídica,
con el
suicidio de
Lucía
Cienfuegos
al enterarse
de su
embarazo y
al conocer
la noticia
del idilio
de ‘su’ Pepe
con otra
mujer; y
con la huida
de Pepe
García, que
provoca el
enfriamiento
de la
relación
entre la
protagonista
y el amigo
del
‘Mellao’.
El escritor utiliza un sinfín de
personajes
que parecen
sacados de
la vida
real,
realismo que
adquieren
gracias a la
magistral
descripción
que de ellos
se hace en
la novela, a
sus vidas
llenas de
recuerdos,
deseos,
sentimientos,
esperanza,
inquietudes...
Estos
personajes
se
encuentran
unos con
otros en el
transcurrir
de sus
vidas, todos
ellos tienen
vidas
paralelas y
caminos
cruzados. En
El
extraño
vuelo de Ana
Recuerda,
Morales
Lomas se
acerca a un
realismo
imaginario
en una
novela en la
que, en
palabras del
autor, “van
surgiendo
vidas
paralelas
que se
mezclan en
mundos
imaginarios”.
Un entramado de personajes
El entramado de personajes que
componen
esta novela
coral es muy
extenso,
tanto, que
llega un
punto en que
el lector
puede llegar
a sentirse
confuso. A
esta
confusión
ayudan los
repentinos y
continuos
cambios de
historia,
cada punto y
aparte se
convierte en
una historia
nueva o
continuada.
La novela se compone de cuatro
capítulos y
un epílogo
en el que se
resuelve el
final de la
misma, y
cada uno de
estos
capítulos da
comienzo a
una historia
diferente,
algo que
desconcierta
al lector.
Esta forma
de
configurar
la novela
provoca en
el lector un
sentimiento
de
desasosiego,
de intriga,
de
confusión...
pero también
un
sentimiento
de esperanza
hacia el
futuro
incierto de
los
personajes,
e incluso
ante el
pasado de
los mismos,
con los que
es fácil
empatizar.
Una incursión en la condición
humana
En El extraño vuelo de Ana
Recuerda,
Morales
Lomas indaga
en la
condición
humana. Como
él mismo
aclara,
“Trato de
explicar lo
que hacemos
con nuestra
existencia,
la búsqueda
de afectos
ante una
especie de
mal destino
que nos
impide
conseguir
unos
propósitos y
todo se
trunca”. Ana
Recuerda y
Pepe García,
Gerardo
Moore ‘el
Seco’ y
María
Andorra,
entre cuyos
romances hay
un absoluto
paralelismo,
son claros
ejemplos de
lo que el
autor nos
explica en
esta
aclaración.
Por un
momento sus
cuerpos
están llenos
de pasión,
se alimentan
de esa
pasión,
necesitan de
esa
afectividad
tan deseada,
pero el
destino se
encarga de
apagar ese
fuego y de
eliminar
cualquier
rescoldo que
pudiera
haber
quedado.
“La
felicidad
era una
sensación
física, pero
también
química, que
duraba tan
poco como
una estrella
fugaz que
pasara ante
nuestros
ojos. No
había
felicidad
absoluta,
pensó Ana
Recuerda,
sino breves
espacios
instantáneos,
rápidos
espacios en
la fugacidad
de la vida,
pensó,
extrañada,
que quizá la
felicidad
era un
relámpago en
la tormenta
de la vida,
una
definición
que quizá
había leído
en algún
poemario”
[pág. 38],
piensa Ana Recuerda al llegar a
Cártugos,
cuando por
fin siente
un halo de
felicidad
recorriéndole
el alma,
pero, cauta
y realista,
alude
también a la
fugacidad de
ese
sentimiento
embriagador.
Al final de
la novela,
en el
epílogo,
vuelve a
repetirse
una
reflexión
sobre el
breve
espacio de
tiempo que
dura la
felicidad
plena y la
pasión de la
carne:
“Todo era
una inmensa
fosa común a
la que había
que
sobrevivir.
Y el secreto
estaba en
encontrar
una pequeña
brizna de
luz que
encendiera
de nuevo las
carnes
anodinas. La
felicidad
iba y venía
como las
lluvias de
la
primavera, y
a una
derrota
seguía un
periodo de
exaltación y
de amor
encumbrado,
como
siguiendo
los ciclos
lunares,
siempre
llenos de
presagios"
[pág. 374];
ante estas reflexiones considero
interesante
recordar
aquella
frase de
Machado que
Serrat nos
cantaba
“Todo pasa y
todo queda,
/ pero lo
nuestro es
pasar...”,
que explica
en tan pocas
palabras
algo que
Morales
Lomas trata
de hacernos
ver en su
última
novela, la
levedad del
ser, el
tiempo
perdido que
puede ser
recuperado y
perderse de
nuevo en un
instante, la
fugacidad de
la
felicidad,
pero también
de la
tristeza, la
fugacidad de
todos y cada
uno de los
momentos que
conforman
nuestras
vidas por
intensas y
apasionadas
que puedan
llegar a ser
estas. En
definitiva,
lo nuestro
no es más
que pasar,
“pasar
haciendo
caminos, /
caminos
sobre la
mar”.
Un narrador omnisciente
Los personajes parecen haber sido
sacados de
la realidad,
con
sentimientos,
pensamientos
y
reflexiones,
a los que el
autor nos
acerca en un
relato
claramente
heterodiegético,
mediante un
narrador
omnisciente
que opta por
“hablar de
otros”,
aunque
introduciendo
pequeñas y
escasas
reflexiones
propias
sutilmente
integradas
en las
descripciones
exhaustivas
de lugares,
situaciones
y
personajes.
Testimonio claro de la omnisciencia
del narrador
de la novela
es su
ubicuidad,
la facilidad
que posee
para cambiar
de espacio o
tiempo, su
conocimiento
de los
pensamientos,
sentimientos
y vivencias
de los
personajes
de la
novela. El
narrador nos
acerca a
estos
personajes
mediante
extensas
descripciones
de los
mismos,
descripciones
que llegan a
adentrarse
no sólo en
los
sentimientos
o
pensamientos
de los
mismos, sino
que se
introduce en
las más
profundas
sensaciones
y
reflexiones
de los
personajes,
que el
narrador
utiliza para
comentar la
realidad de
Cártugos y
para
reflexionar,
de forma muy
profunda, en
la
existencia
del ser
humano, en
la sociedad
actual, en
la
política...
e incluso
para hacer
vibrar al
lector con
explícitas
escenas de
sexo
apasionado.
Estas descripciones suponen la
recreación
de los
hechos con
palabras,
las palabras
tienen que
ser dichas
por alguien,
y ese
alguien es
el narrador,
que nos
describe
tanto
situaciones
como
personajes
con sus
propias
palabras,
como él
quiere que
nosotros,
los
lectores, lo
entendamos.
En este
hecho vemos
cómo el
pacto
narrativo
que se
“firma”
entre lector
y escritor
se hace
fehaciente.
Un relato heterodiegético
Las descripciones explícitas nos
permiten
afirmar, con
mayor
seguridad,
que nos
encontramos
ante un
relato
heterodiegético.
Entre las
extensas
descripciones
que
encontramos
en esta
novela,
considero
imprescindible
destacar la
que recibe
el personaje
Antonio
Gualchos,
por ser un
claro
ejemplo de
la
omnisciencia
del
narrador. En
esta
descripción
se percibe
un cierto
tono de asco
y desprecio
por parte
del narrador
hacia este
tipo de
personas,
que llega a
utilizar la
letra
cursiva para
dar más
ímpetu al
desprecio
que siente
ante la saga
de los
Gualchos y
su
“falta de
imaginación
y el
conservadurismo
antroponímico
y la lógica
propia de
esta
familia”
[pág. 98],
y continua el narrador,
“se trataba,
pues, de una
lógica
aplastante:
la lógica de
los
imbéciles”
[pág. 98],
“su
filosofía de
la vida
nacía de una
frase que
había oído
alguien tan
vulgar como
él: “Todos
los hombres
se odian
naturalmente
entre sí”
[pág. 99].
Siguiendo con la descripción de los
Gualchos,
“Hubo alguno
que, en el
colmo de la
ridiculización
y el
esperpento
llegó a
prorrumpir
unas
palabras que
hicieron
historia:
“¿nosotros
somos de los
nuestros?””
[pág. 100].
En estas líneas queda implícito el
odio del
narrador
hacia tan
vulgar
personaje,
hacia su
simpleza y
su
imbecilidad.
También
queda
patente la
alusión al
sinsentido
de la
política
cuando no se
tienen
ideales
profundos,
sino
únicamente
un deseo
creciente e
inevitable
de poder.
Esta
búsqueda
incansable
de poder
queda
patente en
la batalla
campal que
tiene lugar
casi al
final del
libro, en la
que Antonio
Gualchos se
decide a
alcanzar el
poder cueste
lo que
cueste, en
una
“mera lucha
de poder
donde las
ideas poco
importaban”
[pág. 325].
En este suceso se observa cómo los
cartuguenses
sienten un
enorme miedo
ante la
guerra y la
postguerra,
y temen el
regreso de
este
infierno
que, a duras
penas,
habían
logrado
superar.
El narrador hace una crítica, en
pocas
palabras,
con respecto
a esta lucha
de poder
donde las
ideas
solamente se
presentan
como un
disfraz de
esa ansia
insaciable
de poder,
“En nombre
de éstas se
habían
cometido
horrorosos
crímenes
nunca
aclarados y
también en
nombres de
éstas los
niños habían
mamado
resentimiento
en los senos
de sus
madres”
[pág. 325].
Las páginas dedicadas a este
enfrentamiento
se nos
muestran
como una
crítica a
esa guerra
civil que
nunca debió
ser, a esa
época oscura
de la
historia de
España, a
ese
enfrentamiento
continuado
que nunca
parece
acabar, a
esa división
entre las
personas por
unos ideales
que nunca
fueron, y
que, en la
mayoría de
los casos,
no
significan
nada, más
que
palabrería
barata,
excusas para
alcanzar el
poder.
Una novela, al fin y al cabo, es
ficción, y,
siguiendo la
idea de
Henry James,
es oportuno
afirmar que
“la ficción
es una casa
con millones
de ventanas”
y, aunque
éstas “no
son puertas
que se abran
a la vida”,
son la
“forma
literaria”
que nos
permiten una
amplia
visión,
desde
múltiples
puntos de
vista, sobre
la escena
humana,
sobre la
realidad.
Un relato no focalizado
En El extraño vuelo de Ana
Recuerda
se nos
muestra el
mundo desde
múltiples
perspectivas,
tantas como
personajes
aparecen en
la novela. A
pesar de
estas
múltiples
perspectivas,
a través de
las que la
historia se
convierte en
discurso,
podemos
advertir que
nos
encontramos
ante un
relato no
focalizado o
de
focalización
cero, debido
a que “el
poder del
narrador es
tal que se
sitúa por
encima de la
mente de sus
personajes”
(Carolina
Molina
Fernández).
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|
Portada de la novela "El extraño vuelo de Ana Recuerda", una magistral reflexión sobre la búsqueda de la esperanza y los propósitos truncados. |
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En este relato, el autor, aúna ambas
focalizaciones,
interna y
externa,
para acercar
al lector a
las
diferentes
situaciones
que
acontecen en
Cártugos. El
lector se
acerca a los
acontecimientos
mediante las
perspectivas
cognoscitivas
y
perceptivas
de los
múltiples
personajes
que componen
esta obra
coral (aquí
podemos ver
una
focalización
interna),
pero el
narrador, no
sólo se
dedica a
mostrarnos
estas
perspectivas,
sino que va
más allá,
describiendo
detalladamente
los
escenarios,
las
situaciones
y
acontecimientos
que
transcurren
en la novela
(focalización
externa),
permitiendo
así que el
lector forme
parte de la
novela, que
se acerque
más a ese
universo
creado por
Morales
Lomas y se
adentre en
él. La falta
de
focalización
en la novela
nos indica
el poder del
narrador
omnisciente,
un narrador
que es capaz
de acercar
al lector a
la mente de
los
personajes,
a sus puntos
de vista,
pero también
nos da su
propia
visión e
intenta
poner al
lector en la
situación,
procurándole
un lugar
privilegiado
en la
escena. Las
descripciones
se detienen
tanto en
rasgos
psicológicos
como
externos, y,
gracias a
ello, el
lector es
conocedor de
los
pensamientos
y
reflexiones
de los
personajes,
así como de
las
situaciones
vistas desde
una
perspectiva
externa,
perspectiva
que permite
la
materialización
de
escenarios y
escenas.
“Si hay un aspecto que refleja con
nitidez las
maniobras
que tornan
una historia
en discurso,
es
precisamente
el tiempo.
Ajenos a la
inexorable
cronología
de la
realidad,
los
escritores
inventan,
instauran y
modelan a su
arbitrio el
cronos de la
ficción”
(Carolina
Molina
Fernández).
Para
observar la
forma en que
Morales
Lomas maneja
el tiempo en
El
extraño
vuelo de Ana
Recuerda,
debemos
atender a
los tres
conceptos a
los que, el
tiempo, está
sujeto en el
discurso:
orden,
frecuencia y
duración.
Aparentemente
nos
encontramos
ante un
relato que
sigue un
orden lineal
en el
tiempo, pero
si nos
adentramos
en el
corazón de
la obra,
podemos
observar
cómo el
narrador
vuelve atrás
en el tiempo
para
contarnos
episodios
del pasado,
adentrándose
en la
memoria de
los
personajes y
mostrándonos
sus
recuerdos o,
simplemente,
desvelando
algún suceso
ocurrido en
el pasado,
necesario
para poner
en situación
al lector;
nos
encontramos,
pues, ante
lo que se
llama
analepsis o
retrospección.
Una narración de restrospectivas
Tal como hemos dicho, se trata de una
anacronía
hacia el
pasado del
relato de
acontecimientos
anteriores
al momento
presente de
la acción.
Encontramos
claros y
abundantes
ejemplos de
retrospección
en la
novela,
pero, para
no
extendernos
en el
comentario,
citaremos
únicamente
los
siguientes:
- Alusiones continuas al pasado de
Cártugos, en
su creación
en el Cerro
de la Mina
“... Pero el
cauce ya
estaba
preparado
desde hacía
siglos,
cuando nació
el pueblo en
torno al
Cerro de la
Mina, de
modo que no
le costó
mucho seguir
una
tradición
que ya había
sido creada
y hacerse
depositario
de los odios
lejanos y
recientes...”
[pág. 99],
hablando de
las familias
de Gualchos.
Estas
retrospecciones
son
utilizadas
por el autor
para
retrotraer
al lector al
pasado de
Cártugos, de
forma que
éste
entienda
mejor la
realidad del
pueblo, su
oscuro
pasado.
- En las descripciones de los
diferentes
personajes y
situaciones,
para situar
al lector,
el narrador
retrocede en
el tiempo,
como ocurre
en la
historia
entre María
Andorra y
‘el Seco’,
en múltiples
ocasiones el
narrador,
hace un
paréntesis
para
“contar” al
lector la
historia
surgida
entre ambos,
tiempo
atrás. “En
una de
aquellas
fiestas
conoció por
primera vez
a María
Andorra.
Entonces
debía frisar
los
diecisiete
años, él
marcaba
arrugas...”
[pág. 152].
En este
caso, al
igual que en
el punto
anterior, el
autor siente
la necesidad
de que el
lector
conozca el
pasado de
los
personajes
que
configuran
la historia,
para poder
entender los
hechos que
acontecen en
el discurso.
- Alusiones a la infancia de Ana
Recuerda. El
narrador se
introduce en
la memoria
de la
protagonista
y nos
muestra la
nostalgia
que siente
al recordar
su infancia:
“La
felicidad,
envuelta en
la
nostalgia,
embargó el
cuerpo de
Ana que, de
pronto, como
en un vuelo,
regresó a
los dulces
momentos
vividos
durante la
infancia,
cuando
realizaba
largas
caminatas
con el padre
por la
sierra de
Guadarrama,
o los
veraneos por
Asturias,
cerca de
Villaviciosa,
en Caravia
Baja, y se
adentraban
por el monte
y durante
muchas horas
se
adentraban
por el monte
y durante
muchas horas
se perdían
como
montaraces
personajes
que no
hubieran
conocido la
civilización”
[pág. 185].
Este
acercamiento
a la
infancia de
Ana Recuerda
permite al
lector
sentirse más
afín a ella,
y provoca un
sentimiento
de nostalgia
que da
realismo al
personaje,
sólo los
personajes
reales
tienen
pasado y
sienten
nostalgia
por él.
La prospección en la novela
El autor también recurre a la
prospección
o prolepsis
para
contarnos el
vuelo de Ana
Recuerda, es
decir, se
adelanta a
los
acontecimientos.
Este hecho
es también
otra clave
más para
reafirmarnos
en la
omnisciencia
del narrador
del relato.
Encontramos
diferentes
ejemplos de
prospección
en la
novela,
entre ellos
podemos
citar el
primer
encuentro
entre Ana
Recuerda y
María
Gertrudis,
en el que el
narrador nos
da a conocer
lo que
sucederá en
el futuro
entre ellas,
“Al cabo
del tiempo
Ana Recuerda
conocería
profundamente
a aquella
desconocida
del pañuelo
en la cabeza
que tan
buena
impresión le
dio el
primer día
que la vio y
le dirigió
unas
palabras a
la pequeña
Alba. María
Gertrudis
sería una de
sus grandes
confidentes,
amiga
profunda y
observadora
sagaz de la
realidad de
Cártugos y
los
cartuguenses
sobre los
que había
muchas cosas
que
desconocía.
Se daría
cuenta de
que vivían
bajo el peso
de las
sombras, en
historias
personales,
que se iban
cruzando en
un gran
laberinto y
conformaban
la
existencia
de un pueblo
a dos mil
metros de
altitud
sobre el
nivel del
mar” [pág.
28].
La utilización de la prolepsis es una
baza con la
que cuenta
el autor
para
provocar un
halo de
misterio,
confusión y
esperanza
alrededor de
las
historias
que
acontecen en
su novela.
La anisocronía en la novela
Al igual que el orden de las
historias es
alterado en
el discurso,
en el relato
suele
alterarse
también la
duración,
esto es, se
produce
anisocronía,
cuando la
duración de
la historia
no coincide
con la del
discurso.
En El
extraño
vuelo de Ana
Recuerda,
como en la
mayoría de
los relatos,
se da
anisocronía
debido a que
el autor
debe
utilizar el
tiempo como
un recurso
más en las
artes de la
narratología.
“Aquellas
escenas se
repitieron
durante
muchas
noches más"
[pág. 157],
frase en la que el autor recurre al
sumario para
resumir
todas las
noches de
pasión que
pasaron
juntos "el
Seco" y
María
Andorra,
tras
contarnos
detalladamente
su primer
encuentro
apasionado.
Esto es un
ejemplo
entre otros
muchos que
aparecen en
la novela,
aunque no
resulta un
recurso
abundante en
este relato.
Puede, pues,
deberse a la
necesidad
del lector
de esta
novela de
“estar allí”
para
entender lo
que sucede y
entender las
actuaciones
de los
personajes;
el autor,
conocedor de
esta
necesidad,
crea un
narrador
capaz de
situar al
lector en el
contexto de
la novela,
en la mente
de los
personajes
que
conforman
esta novela,
e incluso en
sus
corazones,
para ello
debe omitir
el menor
número
posible de
situaciones.
Descripciones
En El extraño vuelo de Ana
Recuerda
son muy
abundantes
las
descripciones
detalladas;
como ya se
ha comentado
en varias
ocasiones
anteriormente,
nos
encontramos
ante un
narrador
omnisciente
que cuenta
al lector
todos los
detalles que
considera
necesarios
para conocer
a los
personajes y
las
situaciones
que
acontecen en
la historia.
Estas
extensas
descripciones
son pausas
críticas o
disgresivas
en las que
el narrador
se demora en
el discurso,
ralentizando,
por tanto,
el ritmo de
la
narración.
Cada
personaje es
descrito
detalladamente,
cada
situación es
tan
sumamente
detallada
que el
lector puede
sentirse
dentro del
escenario en
el que está
aconteciendo
la historia,
o en el
interior del
personaje
descrito. El
primer
encuentro
sexual entre
Ana Recuerda
y Pepe
García es
una buena
muestra de
pausa
descriptiva,
observamos
como el
narrador se
detiene
tanto en los
hechos que
consigue
hacer vibrar
al lector
“Ella se
acercó más y
más hasta
que el firme
músculo
palpitó en
la tela de
su pantalón
vaquero.
Acariciaba
el hombre la
piel, las
orejas, el
pelo,
recorría con
su lengua el
contorno de
los senos,
el ángulo de
sombra que
hacía el
filo del
sujetador.
Saltó al fin
éste y dos
llamaradas
de fuego
blanco y
duro
brillaron
ante los
ojos de Pepe
García, que
se lanzó con
frenesí
hacia ellas.
Los besó,
los mordió,
los llenó de
saliva."
[pág. 285].
Esta abundancia de pausas
descriptivas
tiene un
claro
objetivo, la
presencia
del lector
en la
novela, la
importancia
de las
relaciones
humanas, de
los
sentimientos,
de los
recuerdos...
para ello es
imprescindible
que el
lector tome
parte
protagonista
en todo lo
que ocurre
en el
corazón de
Cártugos y
en el de sus
protagonistas.
Un entramado de historias
El Extraño vuelo de Ana Recuerda
es un relato
singulativo,
que nos
acerca a un
entramado de
historias
con
principio y
final, un
canto a la
esperanza,
esperanza
que no
llega, pero
por la que
hay que
luchar, unas
vidas
truncadas
que se
entrecruzan
unas con
otras, en un
entramado de
personajes
que luchan
por
sobrevivir.
La historia
de la
protagonista
es una más
de las que
nos cuenta
esta
magnífica
novela, en
la que el
autor nos
acerca a
historias
tan intensas
como la de
Eusebio
Cántigas que
regresa a
Cártugos
para morir
haciendo el
amor con
María
Andorra,
antigua
amante de
Gerardo
Moore ‘El
Seco’, gran
protagonista
también de
la novela,
del que
Morales
Lomas ha
dicho: “Él
es el
contrapunto
de la
historia:
habla desde
fuera, pero
a su vez es
parte de
todos ellos.
Él es un
ejemplo de
que siempre
acabas por
tomar
partido en
la sociedad
aunque no
pertenezcas
a ella”.
La fuente, un símbolo
mitológico:
el olvido,
la muerte
De necesaria mención en este
comentario
es el
simbolismo
de la Fuente
del olvido,
presente en
toda la
novela,
aunque
adquiere un
papel
principal a
partir de la
página
223-224,
“Algunos
decían que
había bebido
mucha agua
de la Fuente
del Olvido y
había
perdido la
memoria”, no
es
casualidad
que el autor
sitúe en
Cártugos, un
pueblo
creado por
él mismo, un
lugar donde
la mayoría
de los
personajes
acuden para
olvidar sus
vidas y en
busca de
esperanza,
una Fuente
del olvido,
al igual que
no es mera
casualidad
que el
escritor sea
también
poeta y
fueran los
poetas los
primeros
que,
alegóricamente,
se
refirieran
al olvido
como hermano
de la
Muerte, tan
presente en
Cártugos, y
del Sueño.
La Fuente
del Olvido
es una clara
alusión a la
mitología
griega,
donde los
muertos
debían beber
de la fuente
del olvido,
para perder
la memoria
del pasado.
Esta alusión
a la
mitología
griega
destaca
entre tantas
otras que
realiza el
autor
abiertamente
a lo largo
de la
novela, una
novela que,
en sí misma,
parece
evocar a las
tragedias
griegas.
Según Campos
Reina, El
extraño
vuelo de Ana
Recuerda,
es una
novela que
remoza el
mito
insertado en
las
tragedias
griegas.
Entre sus
casi
cuatrocientas
páginas
encontramos
continuas
alusiones a
la mitología
y a las
tragedias
griegas,
algunas de
forma
indirecta
como ésta:
“Sintió un
intenso
dolor en el
pecho, el
dolor de la
desdicha que
es como un
águila que
te va
devorando el
corazón poco
a poco y por
la noche
recrece lo
devorado, y
así al día
siguiente y
al otro y al
otro, hasta
el último de
la
eternidad”
[pág. 41],
que hace referencia al castigo que
Zeus impuso
a Prometeo;
o de una
forma más
directa como
en el
siguiente
fragmento:
“Cártugos
quedó
desierta, al
amparo de
Caos y Eolo"
[pág. 124].
Por un momento, ese olvido parece ser
alcanzado en
Cártugos, en
verano,
época en la
que el
pueblo
cambia
radicalmente,
se llena de
gente nueva,
gente que se
fue un día y
sigue
sintiendo la
necesidad de
volver, y lo
hacen
cargados de
nuevos
familiares,
“el verano
era la
estación de
la vida, la
agitación
recorría
también los
sembrados,
era
demasiada
vida para
una
comunidad
tan
acostumbrada
a la muerte.
Por unos
meses el
olvido
adquiría
cuerpo, la
memoria
desaparecía
y sólo tenía
sentido el
festival de
las
vanidades”
[pág. 363],
por un momento la vida suplantaba a
la muerte,
al contrario
de lo que
solía
suceder en
Cártugos.
En El Extraño vuelo de Ana
Recuerda,
sólo
observando
el nombre de
la
protagonista
ya
encontramos
un claro
simbolismo
en su
apellido
“Recuerda”,
parece que
llevara
grabado en
su persona
la
obligación
de recordar
su triste
pasado
eternamente,
la
imposibilidad
de olvidar,
¡Ana
RECUERDA!,
como si esa
necesidad de
olvidar
estuviera
destinada al
fracaso
absoluto.
Solo le
queda a Ana
la Esperanza
presente en
la novela
hasta el
final
“Luego
llegaría el
hombre que
llenara el
soplo tenue
de luz y la
devolviera
de nuevo a
la vida”
[pág. 374].
Barrancos, un diablillo
cojuelo
Especial mención merece el gitano
Barrancos,
personaje
gracias al
que, sólo
con sus
cancioncillas,
podríamos
volver a
escribir la
historia, es
como un ente
siempre
presente en
la novela,
sabedor de
todas las
historias
que
acontecen en
Cártugos e
incluso,
como el
narrador, es
capaz de
adelantarse
a ellas.
Quizá el
autor haya
querido
tomar parte
en esta
historia y
estar
presente en
ella con sus
poemas. De
hecho, el
relato y la
narración,
fueron en su
origen uno
con la
poesía,
poesía que
forma parte
integrada
dentro de
esta novela.
“...siempre
presente
como un
diablillo
cojuelo, en
los
acontecimientos
de la
comunidad.
Barrancos
era una
esponja
lírica que
recogía los
detritus que
provoca la
risa y el
llanto,
transformándolos
en materia
poética.”
El espacio: Cártugos
El espacio juega un papel fundamental
en El
extraño
vuelo de Ana
Recuerda,
la novela
transcurre
en un lugar
absolutamente
aislado,
Cártugos, un
pueblo de la
alpujarra
granadina
ideado por
Morales
Lomas, es un
espacio
geográfico
que imprime
los
comportamientos
de los
personajes,
personajes
que se
sienten
aislados. El
autor ha
procurado
que estos
personajes
sientan ese
aislamiento
que les
provoca
reflexiones
profundas,
sentimientos
que les
abstraen de
la realidad,
ahogamiento
en sus
recuerdos...
Vemos, en
esta
intención,
cómo
Francisco
Morales
Lomas hace
un uso
subjetivo
del espacio,
ya que cobra
una gran
importancia
en la
novela.
Cártugos es
una alegoría
de la
transición
española,
una alegoría
de aquel
fracaso de
autarquía
promovida
por el
dictador
español. El
autor asume
su intento
de
representar
la España de
la posguerra
en ese
pequeño
pueblo que
algunos
críticos han
intentado
identificar
con Pórtugos,
un pueblo de
la Alpujarra
granadina,
pero nada
más lejos de
la realidad;
Cártugos es
“un lugar
aislado,
como lo fue
España
durante
tantos años,
sumida en la
autarquía
económica
pero también
en la de los
sentimientos,
las
emociones y
la reflexión
vital” (Juan
Jiménez
Padial).
Este espacio
creado,
ex profeso,
por el autor
no es nada
nuevo, otros
autores ya
crearon el
suyo, como
García
Márquez creó
Macondo o
Mágina,
Muñoz
Molina.
Consideración final
Como final a este comentario, he
considerado
interesante
recurrir a
la sutileza
e ironía del
autor que
recuerda al
lector que
todo lo que
está leyendo
no existe,
aludiendo a
esa
necesidad de
creer, a la
esperanza
que siente
el lector de
la
existencia
de aquello
que está
leyendo:
“¿Acaso la felicidad no es una forma
digna de
engaño?
Sucede algo
parecido con
el lector de
una novela:
sabe que
todo es
mentira, que
la farsa
puebla
tantos
personajes,
ambientes y
situaciones,
pero desea,
necesita
creer que
todo es
verdad, que
todo está
sucediendo
con la misma
naturalidad
que lo
cuenta el
novelista”
[pág. 334].
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