N.º 65 |
ENERO-FEBRERO 2009 |
10 |
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BARCO DE
PAPEL,
DE ROMERO
ESTEO.
Propuesta de
escenificación
y
actividades
didácticas
en Educación
Primaria | |
Por
Javier Pérez Renedo
|
ntes que
nada,
confieso que
he sido
alumno de
Miguel
Romero Esteo
gracias a un
buen golpe
de suerte.
Confieso
igualmente
que, si bien
no guardo en
mi memoria
el menor
vestigio de
las clases
de otros
profesores
doctos y
dentro de la
ortodoxia
docente, del
profesor
Romero
Esteo, un
anatema
docente para
muchos de
sus
compañeros,
no he
olvidado ni
una sola de
sus clases.
Sus clases
se clavaban
en lo más
íntimo y
echaban
raíces.
Miguel
Romero
García
(Esteo) era
una rareza
dentro de
los
profesores
de
Filología.
Sus clases
no sólo eran
interesantes,
sino también
divertidas.
«Yo me
preparaba
esas clases
y los
alumnos lo
notaban y lo
agradecían».
También
decía «La
‘antipedagogía’
que yo
practico es
mucho peor
que la
pedagogía
tradicional,
mucho peor
que un
lavado de
cerebro,
porque mi
‘antipedagogía’
te va
enganchando
sin que te
des cuenta».
Lo que
recuerda al
prólogo de
Pizzicato
irrisorio
y gran
pavana de
lechuzos
(Ed.
Cátedra),
donde él
habla de su
teatro como
‘anti-teatro’
o
‘teatroide’
(«Mira que
si, al
final, lo
que llevo
colando
todos estos
años como
teatro,
resulta que
teatro al
final no
es... que
podría
ser..., pero
lo que sí es
cierto es
que puede
enganchar
sin que te
des
cuenta»).
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Miguel Romero García (Esteo) era una rareza dentro de los profesores de Filología. Sus clases no sólo eran interesantes, sino también divertidas. |
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De sus
clases,
también
recuerdo su
profunda
humanidad,
pero, sobre
todo, me
acuerdo de
las poco
convencionales
‘prácticas’
de la
asignatura,
que
consistían,
básicamente,
en irnos a
comer por
ahí y hablar
de
literatura y
de la vida
en general,
o irnos por
los barrios
más bajos de
Málaga en
busca de un
legendario
(según
Miguel)
‘licor de
apio’, que
tenía unas
propiedades
milagrosas y
que era casi
imposible de
encontrar
porque ya
casi nadie
lo hacía...
Un poco como
«la isla
donde canta
el ave del
paraíso y
está el
árbol del
pan» que
buscan en
Barco de
Papel
Pierrolot y
Rafalot. La
vida es el
gran teatro
del mundo.
De aquella
época data
nuestra
amistad.
Para Miguel,
muchos de
sus
exalumnos
somos sus
amigos,
prácticamente
su familia,
y siempre
nos ha
tratado con
generosidad
compartiendo
su
pensamiento
que «no por
lírico deja
de ser
práctico»,
me decía el
otro día,
sentados
frente al
mar, viendo
los barcos
en el
horizonte, y
comentándome
que «esto es
muy
bucólico,
pero me
recuerda que
mañana
venderán
pescado
fresco por
aquí».
Y así
cogíamos el
coche y nos
íbamos a
Yegen a
preguntar
por Gerald
Brennan, o a
los montes
de Mijas a
buscar un
‘castaño
santo’, o a
Portugal a
buscar una
hagiografía
de ‘San
Cucufato’, o
a
Fuengirola,
a la
librería de
Monika
München,
a comprar
algún libro
raro. Ahora
que lo
pienso, casi
todas las
veces que
nos hemos
ido por ahí
con Miguel,
ha sido
buscando
«algo» que
podía o no
podía
existir,
eran
‘auténticas
aventuras a
pequeña
escala’, en
las que
podíamos
perdernos o,
peor
todavía,
acabar
comiendo en
un mal
restaurante.
Es por eso
por lo que
Barco de
Papel
nos resulta
familiar.
PIERROLOT.—
¿Dónde nos
aguarda la
isla en la
que va y
canta el ave
del Paraíso?
¿Dónde,
mesié
Rafael?
RAFAELOT.—
Detrás del
horizonte
aquel.
Barco de
Papel
es también
una aventura
‘a pequeña
escala’, con
muchas
referencias
y
pretensiones
de gran
aventura
mística, de
una sagrada
búsqueda del
Grial o,
simplemente,
dos niños
jugando a
los piratas
en
Pedregalejo
al lado del
mar, pero,
sobre todo,
ha sido una
buena excusa
para
reencontrarnos
con un
antiguo y
querido
amigo.
Romero
Esteo, una
voz
discordante
en el
panorama
teatral
actual
A Romero
Esteo se le
agrupa con
frecuencia
junto a
autores como
Arrabal,
Fernández
Mediero o
Ruibal por
estar más o
menos dentro
de la misma
generación,
pero lo
cierto es
que sus
obras poco
tienen que
ver con las
de estos
dramaturgos.
Su teatro
irrumpe en
el panorama
de la
estética
escenográfica
como una
investigación
nueva. Parte
de lo
grotesco y
lo
esperpéntico,
para
construir
espectáculos
de tipo
ceremonial,
lentos,
solemnes, en
cuyo
lenguaje se
mezclan
letanías y
expresiones
violentas.
Son obras de
complejo
simbolismo.
Miguel
Romero
García
(Esteo)
nació en
Montoro, un
pueblo de la
provincia de
Córdoba, en
1930; por
tanto, sobre
las espaldas
de este
cordobés
cabalgan la
friolera de
ochenta
años, que no
es moco de
pavo, con
esta
contaminación
ambiental y
una
alimentación
muy
deficitaria
en calidad.
Comenzó a
vivir en
Málaga con
sólo nueve
años de
edad.
Corrían
entonces
aires de
postguerra y
Miguel
Romero
decidió
dedicar
parte de su
juventud a
estudiar en
Madrid
diversas
carreras
universitarias.
En 1972, en
el ámbito de
la
vanguardia
teatral
antifranquista,
estrena en
el Festival
de Sitges la
obra
Paraphernalia
de la olla
podrida, la
misericordia
y la mucha
consolación,
un
espectáculo
que es
llevado
posteriormente
a la ciudad
del Sena, en
el marco de
la ‘I Semana
Antifranquista’
de la
Universidad
de París.
Miguel
Romero pasa
así a
engrosar la
lista de los
autores
malditos,
convirtiéndose,
como otros
autores de
la época, en
un ejemplo
vivo de
refrán
popular:
«Nadie es
profeta en
su tierra»;
tampoco lo
fue este
cordobés,
porque no se
lo permitió
el régimen,
aunque en el
extranjero
su prestigio
se reconocía
incesantemente,
sambenito
habitual que
pesaba sobre
todos los
creadores de
estas
características.
En 1974,
estrena
Pasodoble
en el
Festival de
Teatro Nuevo
de Madrid, y
ambas obras
(Paraphernalia…
y ésta) se
representan
a lo largo y
ancho de
todo el
territorio
nacional
durante
varios años.
En 1979, su
obra
Pizzicato
irrisorio y
gran pavana
de lechuzos,
escrita en
1961, es
publicada en
una serie de
clásicos de
las letras
españolas,
lo que le
convierte en
el único
profesor
universitario
con una obra
publicada en
la serie
‘Clásicos’
de la
colección
‘Letras
Hispánicas’,
que edita
Ediciones
Cátedra, de
Madrid. El
análisis y
estudio de
su obra
resulta
incluido en
los manuales
de
Historia de
la
Literatura
Española
y de
Historia del
Teatro
Español.
Su obra
Tartessos,
en la que
narra la
epopeya de
los orígenes
de la
civilización
hispana en
Andalucía,
nace ya en
los años
ochenta y
suma un
galardón a
su ya gruesa
lista de
premios, ‘El
Premio Pablo
Iglesias’,
de Madrid.
En 1985,
desde
Estrasburgo,
le otorgan
el ‘Premio
Europa’.
Obtiene, en
1985, el
‘Premio de
Teatro
Enrique
Llovet’,
convocado
por el Área
de Cultura
de la
Diputación
Provincial
de Málaga,
por su obra
Liturgia
de Gárgoris,
rey de reyes,
que la
publica en
1990. En
Andalucía le
publican
Barco de
Papel y
Prontuario
del Teatro
Amateur,
que han sido
traducidas a
varios
idiomas. El
año
universal de
1992, la
Junta de
Andalucía le
concede el
‘Premio
Andalucía de
Teatro’,
mientras él
continuaba
con sus
clases en la
Facultad de
Letras del
Campus de
Teatinos,
«para
suerte» de
sus alumnos.
El 3 de
marzo de
2000, Romero
Esteo es
nombrado
‘Hijo
Adoptivo de
Málaga’. Y
así, poco a
poco,
peldaño a
peldaño,
Romero Esteo
se va
haciendo
profeta en
su tierra.
|
Gestación de
Barco de
Papel
Miguel
comienza a
pensar en la
redacción de
Barco de
Papel
tras una
estancia en
Madrid, en
casa de un
amigo, en
1973. Allí
conoce a los
dos hijos de
éste: dos
hermanos
cuyo
carácter los
distanciaba
y, al mismo
tiempo, los
unía. De
ellos salen
los dos
principales
protagonistas
de la obra:
Pierrolot
y Rafalot.
La obra se
escribe en
1975 y casi
inmediatamente
es llevada a
los
escenarios
por la
compañía
‘Ditirambo’
Taller-teatro.
Se edita,
por primera
vez, en
Marbella, en
el año 1985
y una
segunda vez
en 1991 por
el Centro
Andaluz de
Teatro.
A juicio del
autor, es
una de sus
mejores
obras (la
mejor es
Tartessos),
y, vista
ahora con la
perspectiva
de los años,
es una de
las que se
siente más
satisfecho,
de la que
apenas
alteraría
nada.
Representaciones
de Barco
de Papel
Barco de
Papel
se ha
llevado, que
nosotros
sepamos, dos
veces a los
escenarios:
la primera,
al poco de
ser escrita
por la
compañía
‘Ditirambo’
Taller-teatro,
y la
segunda,
como
proyecto de
fin de
carrera de
la Escuela
de Arte
Dramático.
De las dos
representaciones,
el autor
guarda mejor
recuerdo de
la última.
El tema del
mar
El tema
principal de
Barco de
Papel
es, sin
duda, el
mar. Miguel
vive frente
al mar en la
actualidad,
en la misma
casa que
creció de
niño. En sus
propias
palabras,
«En fin,
llegué yo
con ocho
años de edad
a Málaga
tras la
Guerra
Civil, en
julio de
1939, y,
nada más
llegar, me
fui a la
playa de por
allí al lado
a ver el
mar. Me
quedé
pasmado
mirando al
mar y
pasmado
sigo, y el
día que no
paseo a la
vera del
mar, pues
algo me
falta...
Desde los
nueve a los
catorce
años, me
levantaba yo
cada día a
las seis de
la mañana
—cuando
todos los
demás
chiquillos
de España
dormían en
sus camitas
como
angelitos— y
me iba a mi
trabajo de
monaguillo.
Y luego, a
veces, y
bastante, en
vez de irme
a la
escuela, me
iba a la
playa a
ayudarle a
los
pescadores a
tirar del
copo. Y me
llevaba a
casa medio
cubo de
boquerones o
jureles.
Bueno, esto
no va de
victimismo,
esa dura
vida resultó
en mi
autoformación
una especie
de tesoro.
Va de que mi
obsesión por
el mar —o
por la mar,
así, dicho
en marengo—
me viene de
que, de
chiquillo, a
la mar yo me
la trabajaba
muy bien,
incluido el
pescar
pulpos, que
luego nos
quitaba mi
madre».
(Extracto
del discurso
de Romero
Esteo en
aceptación
del
nombramiento
de Hijo
Adoptivo de
la Ciudad de
Málaga).
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A Romero Esteo se le agrupa con frecuencia junto a autores como Arrabal, Fernández Mediero o Ruibal por estar más o menos dentro de la misma generación, pero lo cierto es que sus obras poco tienen que ver con las de estos dramaturgos. |
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Pero
Barco de
Papel
también
aloja el
tema del mar
mitológico y
el mar de
los libros
de
aventuras;
así,
encontramos
referencias
a las
sirenas y
sus cantos,
a la isla
del tesoro,
al conde de
Montecristo,
la leyenda
del
‘holandés
errante’, el
barco
fantasma, el
mar de los
sargazos,
etc.
Asimismo,
encontramos
abundante
vocabulario
náutico;
sobre todo,
relacionado
con veleros
y barcos de
pesca.
El tema del
mar (entre
otras cosas)
contribuye a
hacer de
esta obra
una rareza
en el
panorama
teatral. Ya
que si es
fácil
encontrar
abundante
literatura
narrativa
marítima,
sobre todo
en el ámbito
anglosajón
(Conrad,
Stevenson,
London,
Melville…),
no ocurre
así en la
prosa
española
(ahora
mismo, sólo
me vienen a
la cabeza
algunos
títulos del
gallego
Álvaro
Cunqueiro),
especialmente
en el
teatro, lo
cual resulta
sorprendente
tratándose
de un país
tan
marítimo.
Es este tema
precisamente
el que, a
juicio del
autor, sin
alejar
Barco de
Papel
del teatro,
lo acerca al
ámbito de la
novela de
aventuras e
incluso al
de la
road movie,
pues el
texto va
divido en
segmentos o
secuencias
al estilo de
los guiones
de cine y la
larga serie
de largas
acotaciones
lírico-bufonescas
no es en
absoluto
gratuita ni
caprichosa.
Como el
lirismo de
Góngora, el
lirismo de
muchas de
las obras de
Romero Esteo
es muy
cinematográfico.
Siempre
hacia
delante,
hacia el
futuro. El
tema del
progreso
«Siempre
hacia
delante.
Hacia el
futuro». Es
un
estribillo
o, más bien,
mantra que
se va
repitiendo a
lo largo de
Horror
Vacui,
obra aún
inédita,
pero escrita
entre 1974 y
1983, y,
generalizando
aún más,
podríamos
decir que, a
lo largo de
toda la obra
de Romero
Esteo. La
humanidad
progresa, la
humanidad va
hacia
delante
buscando no
sabemos muy
bien qué,
pero siempre
hacia
delante,
hacia el
futuro.
Quizás sea
Barco de
Papel la
obra en la
que esto se
hace más
evidente. Es
difícil no
sentir,
leyéndola o
viéndola
representada,
una urgencia
de seguir
navegando
hacia la
isla en la
que canta el
ave del
paraíso,
siempre
hacia
delante,
detrás del
horizonte
aquel.
Barco de
Papel
fue escrita
en 1975 y
publicada
por vez
primera en
1980, hemos
dicho; eran
los años
finales del
Franquismo y
el inicio de
la
Transición.
¿Qué nos
esperaba
detrás del
horizonte?
Siempre
adelante.
Miguel sabe
que el
progreso de
la humanidad
no es fruto
de acciones
decisivas o
de momentos
críticos,
sino de la
persistencia
y de la
constancia,
del avance
lento pero
seguro hacia
delante.
Una de las
cosas más
repetidas en
sus clases
de
Sociología
de la
Literatura
era que la
anomia
constituía
el verdadero
motor de la
sociedad.
Los miembros
‘raros’, los
miembros
anómicos de
la sociedad,
hacían que
ésta
continuara
progresando,
ya que si
todo estaba
perfectamente
colocado en
su sitio, no
habría
cambio y,
consecuentemente,
no había
progreso; y
el cambio es
la única
evidencia de
que hay
vida.
|
Argumento
externo e
interno de
la obra
Detrás de
una obra de
teatro
cargada de
lirismo y
cine cómico
mudo, de un
argumento
digno de una
novela de
aventuras
fantásticas
con partes
corales, la
primera
imagen que
nos viene a
la cabeza es
la de dos
hermanos
jugando a
los piratas
con un barco
de papel en
un charco al
lado del mar
(quizás en
Pedregalejo
o en el
Palo). De
niño, la
falta de
‘materiales’
agudiza la
imaginación
y ésta te
hace crear
mundos
propios
(teatro, al
fin y al
cabo), y
así, en
Barco de
Papel,
como en
algunas
películas de
David Lynch,
se intuyen
los molinos,
pero lo que
realmente
vemos son
los
gigantes. A
veces, los
molinos
interfieren
(los
marineros,
el bulto del
paraguas
insepulto...,
que, en
realidad,
son un
‘manicomio’,
unos locos
al lado del
mar), pero
son
rápidamente
transformados
en gigantes.
Las
Coplas de la
Pata de Palo
El argumento
de la obra
queda
perfectamente
explicado y
resumido en
las
Coplas de la
Pata de Palo,
que pueden
preceder (o
no) a la
representación:
Había un
muchacho a
la orilla
del mar,
Quería ver
islas y el
árbol del
pan,
Y con papel
gordo va y
fabrica un
barco,
Y fue
marinero en
mitad de un
charco.
La música
Ésta es otra
característica
de muchas
obras de
Romero
Esteo: la
inclusión y
composición
de su propia
música, que
no hace sino
acentuar el
lirismo de
la
representación
(me viene
ahora a la
mente la
puesta en
escena de
Horror Vacui).
Según dice
él mismo,
«las
Coplas de la
Pata de Palo
van para
grabarlas en
cinta
magnetofónica
y echarlas
por los
altavoces
sólo al
final de la
representación,
mientras va
el público
saliendo del
teatro. Y,
en caso de
público
infantil,
echar por
los
altavoces
antes de
comenzar la
función. Y
así,
mientras van
llegando los
chavales y
las
chavalas, ir
creando con
las coplas
un aire de
gran fiesta.
Y
continuarlo
al echarlas
luego por
los
altavoces en
el
intermedio.
Porque la
representación
puede
cortarse
bonitamente
a la mitad
[…], o bien,
si es que el
ritmo
resulta muy
rápido, la
obra puede
representarse
toda de un
tirón, en
cuyo caso
las Coplas
de la Pata
de Palo
(sic),
para crear
un aire de
fiesta, se
las tendrá
que echar
por los
altavoces
sólo antes y
después de
la
representación».
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Romero Esteo en un descanso de su Taller de Creatividad, organizado por Ramón Soto en el IES "Guadalpín, de Marbella (Málaga). |
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La música es
una
constante en
la obra (y
en la vida)
de Miguel
Romero
Esteo. Al
entrar en su
casa, lo
primero que
se ve es un
piano de
principios
de siglo,
pero a
Miguel le
gusta
especialmente
la música de
celebración,
la música
popular, los
villancicos,
los
verdiales
(«…y ese
ámbito rural
malagueño,
con sus
chiquillos
campesinos,
fue mi gran
ámbito de
juegos, era
para mí una
especie de
ámbito
mágico donde
saltaban
perdices y
volaban las
águilas por
arriba de
los cielos.
De ahí se
origina mi
sensibilidad
más profunda
—incluyendo
costas y
playas— y
que no es
nada
urbanita,
sino más
bien
antiurbanita
y silvestre
y rural…»),
y así ha
escrito
varios
estudios
(algunos
todavía
inéditos)
sobre el
origen de
los
verdiales o
sobre el
origen de
los cantos
campesinos
de Montoro.
La música es
para él una
pasión, como
dice en la
introducción
de
Pizzicato
irrisorio...
No sólo
aparece su
música
explícitamente
en obras
como la que
nos ocupa o
en Horror
Vacui,
sino que
incluso está
implícitamente
presente en
sus ensayos
De los
orígenes de
Europa y
De la
dramaturgia
mediterránea
y sus raíces,
ambos
inéditos
todavía, en
el ritmo y
la rima de
sus
oraciones,
en sus
enrevesadas
construcciones
sintácticas.
El lugar de
la acción y
el tiempo de
la ilusión
En cuanto al
setting,
tiempo y
lugar quedan
establecidos
líricamente
al principio
de la obra:
●
Lugar de la
acción:
- la mar
océana, y un
gran barco
de papel
donde navega
el
grandullón
con su
hermano
Rafael.
●
El tiempo de
la ilusión:
- el tiempo
de la mar y
las olas,
- el mucho
corazón a
contratiempo,
- el mes de
la pálida
luna,
- la noche
del tiempo a
destiempo.
Quizás
podamos
intuir una
unidad de
tiempo y
acción de
mundo real
en el mundo
de los
molinos, en
el de los
dos niños
jugando al
lado del
mar, pero en
el mundo de
los
gigantes, el
lugar y el
tiempo se
hacen
difusos y
están en
continuo
cambio.
Estructura
de la obra
En cuanto a
la
estructura
de la obra,
ésta está
dividida en
segmentos o
secuencias
al estilo de
los guiones
de cine para
facilitar el
montaje:
once, en
concreto. Al
frente de
cada
segmento o
secuencia
—especie de
capítulo—,
va un título
más o menos
bufo. Esta
división en
segmentos o
secuencias
significa un
tipo de
estructuración
global más
laxo y
flexible que
el habitual
en una obra
de teatro.
Es decir que
se le pueden
recortar
fragmentos
según el
ritmo que se
le quiera
imprimir.
Nos
hallamos,
pues, ante
una
estructura
nada clásica
y sí muy
libre,
cercana a la
cinematografía.
Un conjunto
de escenas
líricas y
bufonescas
que se van
sucediendo
al tiempo
que imprimen
un ritmo
dinámico a
la obra. El
momento del
clímax es
confuso,
aunque
quizás se
hallaría en
el
soliloquio
de
Pierrolot,
cuando da
por muerto a
su hermano.
|
Dinámica
teatral
En cuanto a
la dinámica
estructural,
ésta estaría
compuesta
por el
espacio
escénico,
las
coreografías
de los
actores, el
ritmo, etc.,
que
explicamos
más
adelante.
Baste decir
ahora que
Barco de
Papel es
una
cuidadosa
construcción
en la que se
van
alternando
extremos
(«después de
la tempestad
viene la
calma»),
porque «el
intríngulis
o esencia de
la
teatralidad
y lo
teatral, a
juicio de
las gentes y
en el habla
de la calle,
es un mayor
o menor
grado de
anormalidad
sorpresiva y
vistosa o,
lo que es
igual, una
más o menos
anormal
desinhibición
o desparpajo
colorista en
cuanto a
vestir,
moverse,
gesticular,
hablar; o,
lo que es
igual, una
singularización
colorista a
contrapelo
de la gris
normalidad y
mesura en la
que nos
desenvolvemos
habitualmente
todos».
Personajes y
movimiento
Dos son los
personajes
principales:
los hermanos
Pierrolot y
Rafalot,
que,
siguiendo la
ley de
antagonismo
en el
teatro, son
diametralmente
opuestos:
Pierrolot es
grandullón,
zanquilargo,
tranquilo,
que todo lo
razona, y,
por su
parte,
Rafalot,
también
llamado
Rafael, de
menor edad y
más dado a
la acción,
quien,
cuando le
suben las
chispas
gordas,
arremete.
Siguiendo
también la
ley tácita
(o no tan
tácita) del
teatro,
según la
cual «por
vía de
alternancias
y
variaciones
—inicial y
fundamentalmente
estructurales—,
el motor de
la dinámica
de un
espectáculo
teatral son
los
contrastes
entre
elementos
divergentes,
incluso
contrarios y
antagónicos».
Los demás
personajes
se hallan en
diferentes
extremos:
más solemnes
(el bulto
del paraguas
insepulto y
la sirenita
del mar) o
más
bufonescos y
alocados
(los
marineros).
El
movimiento
de los
actores irá
así
oscilando
pendularmente
durante la
obra,
alternándose
los
movimientos
más solemnes
en las
escenas de
mayor
lirismo (al
principio de
la obra,
diálogo con
la sirenita,
desaparición
de Rafalot)
con los más
dinámicos en
las escenas
de acción
bufa (el
loro y los
marineros),
aunque, para
nuestra
propuesta de
escenificación,
favoreceremos
sobre todo
un ritmo muy
rápido de
los
personajes.
En general,
en un
espectáculo
teatral, el
sumar
elementos
homogéneos
(de un mismo
tono, de un
mismo
sentido, de
un mismo
nivel, etc.)
resta
potencia. Y
para
potenciar,
lo que hay
que hacer es
ir sumando,
yuxtaponiendo,
combinando,
alternando
elementos
heterogéneos
y más o
menos
antagónicos,
si ello es
posible. «Lo
dicho, al
espectáculo
lo potencia
el
contrastar.
Y el
‘descontrastar’
(homogeneizar,
indiferenciar)
lo
despotencia.»
(Prontuario).
El espacio
escénico, el
mueblaje y
el
vestuario.
La voz y el
sonido
De los dos
montajes de
la obra (el
de
‘Ditirambo’
y el de la
Escuela de
Arte
Dramático),
el autor nos
confesó que
prefería el
segundo, ya
que se
asemejaba
más a la
idea que
tenía cuando
compuso la
obra. Un
montaje
sencillo,
porque
«echarle al
asunto
megalomanías
escenográficas,
luminotécnicas,
vestimentales,
etc., es no
saber de qué
va… Lo ya de
por sí viene
inevitablemente
complicado
de
estructurar
elementos
heterogéneos
y de
trufarlo de
minucias
ocurrenciales».
|
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|
Miguel Romero Esteo, recogiendo el título de Hijo Adoptivo de Málaga. |
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Así, en el
escenario,
todo negro,
debería
aparecer el
barco de
papel
blanquísimo
y una luz en
lo alto. «En
concreto, el
barco de
papel, de
gran tamaño,
unos cuatro
o cinco
metros de
largo, o
algo más, de
proa a popa,
iría
colocado en
la diagonal
que va desde
el ángulo de
la izquierda
al fondo
hasta el
primer
término de
la derecha».
Otros
elementos
serían la
línea del
horizonte,
representada
por una
franja azul;
el mar, al
fondo del
escenario, y
una luna
llena que
alumbre los
momentos más
líricos de
la
representación.
El barco de
los piratas
y el bulto
del paraguas
que aborda
el barco de
papel pueden
elaborarse
con cartón
de
diferentes
maneras.
En lo que se
refiere a la
edad de los
protagonistas,
Miguel dice:
«Mesié
Rafalot
tiene once
años, y
trece su
hermano
Mesié
Pierrolot.
Claro que,
para que
funcione la
cosa, ambos
papeles
deberán ser
interpretados
por
muchachos
algo mayores
de edad. O
no, depende
del estilo
que se le
quiera dar a
la
representación».
El vestuario
de los
personajes
podría
consistir en
un casacón
militar,
tipo
almirante,
para
Pierrolot, y
algo más
sencillo,
quizás un
atuendo de
marinero de
menor grado,
para Rafalot.
Los
marineros
podrían ir
vestidos de
gángsteres,
según se
apunta en la
obra.
Tanto las
coreografías
como las
voces de los
actores,
deberán ser
dinámicas y
altisonantes,
tanto más si
están
dirigidas a
un público
infantil,
como es el
caso de los
alumnos de
una escuela
de Primaria,
según
apuntamos
más abajo.
El arte de
sacarle
provecho al
ritmo y la
slap shop
comedy
«El ritmo es
el elemento
estructural
que mantiene
enganchados
en el
espectáculo
a los
espectadores.
El ritmo es
el resultado
de, a lo
largo de
toda la
duración del
espectáculo,
ir
alternando y
combinando
irregularmente
tiempos
fuertes (más
o menos
dinámicos)
con tiempos
débiles más
o menos
estáticos»,
puede leerse
en el
Prontuario
de teatro
amateur
de Romero
Esteo.
En Barco
de Papel,
encontramos
elementos de
ralentización
(el bulto
del paraguas
insepulto,
la sirenita
del mar) y
elementos de
aceleración
(los
marineros) y
éstos se
combinan
entre sí
siguiendo
los
preceptos
rítmicos
expuestos en
el
Prontuario.
Es decir, se
van
alternando
según la ley
de
movimientos
pendulares
que impera
en una
representación,
a fin de
lograr que
ésta resulte
más amena al
público.
Tratándose
de una
representación
de infantil
de nivel de
Primaria
(según
nuestra
propuesta de
escenificación),
el ritmo de
la obra
debería ser
muy rápido,
muy
bufonesco en
los momentos
rápidos y no
demasiado
lento en los
momentos
lentos, de
manera que
la
representación
no exceda
una hora de
duración
(intermedio
incluido),
para que los
niños no la
encuentren
larga en
exceso y
pueda
cansarlos o
aburrirlos.
El aire de
slap shot
comedy
que tiene a
veces,
requiere un
ritmo muy
rápido que
enganche a
los niños y
dé emoción a
la obra. En
palabras del
autor, «en
general, el
aire de la
obra es una
mezcla de
lirismo y
cine cómico
mudo. Lo
cual quiere
decir que,
excepto en
el despegue
y otros
cuantos
momentos
líricos o
ceremoniales,
el ritmo de
la
representación
es rápido o
incluso muy
rápido».
|
¿Teatro
cómico?
Una comedia
siempre es
más difícil
de realizar
bien que una
tragedia. Si
algo se
repite a lo
largo de
Prontuario
de Romero
Esteo es que
una obra de
teatro se
asemeja más
a una obra
de
ingeniería,
en la que
todas las
piezas están
cuidadosamente
colocadas en
su sitio y
no en una
sucesión de
inspiraciones
y felices
ocurrencias.
En el caso
de la
comedia, «el
truco de
oficio es, a
lo largo del
espectáculo,
ir
alternando
escenas más
o menos
cómicas y
escenas poco
o nada
cómicas. Y
así, los
espectadores
van
simultáneamente
alternando
la tensión y
la carcajada
(escenas
cómicas) y
la
distensión y
el descanso
del cuerpo
(escenas ‘muermecillas’:
poco o nada
cómicas)».
Barco de
Papel
está plagada
de ripios
(«...y si
vienen
tiburones,
pues les
tiramos los
melones...»),
de grandes
momentos
bufos (como
el de los
marineros),
incluso de
escenas
dramáticas
(el
soliloquio
de Pierrolot,
que
presupone
muerto a
Rafalot),
pero el
clima de la
obra, la
atmósfera,
es lírica y,
a ratos,
incluso
solemne,
aunque está
desprovista
del aura
trágica de
otras obras
suyas, como
La
Oropéndola.
Así que si
bien es una
obra cómica
con momentos
de cine mudo
facilón, de
tartazos en
la cara,
también es
road
movie,
cine de
piratas y
novela de
aventuras
bañada de
lirismo.
Propuesta
de
escenificación
Si hemos
escogido
Barco de
Papel
entre toda
la
producción
escenográfica
de Romero
Esteo, se
debe a que
es la obra
que más se
presta a ser
entendida y
disfrutada
por los
niños: al
fin y al
cabo, es una
historia de
piratas.
Aunque el
mismo autor
advierte en
el prólogo
que «a mi
juicio, es
más juvenil
que
infantil»,
es su mezcla
de lirismo
con slap
shot comedy
y su
atmósfera
cinematográfica
lo que hace
de ella un
espectáculo
que
fácilmente
podría
deleitar a
alumnos de
Primaria de
todos los
ciclos.
Así, nuestra
propuesta de
escenificación
sería una
representación
de
marionetas
(o, más
bien, de
muñecos de
guiñol) en
un colegio
de Primaria,
quizás
organizada
por los
mismos
alumnos y el
profesor. Es
fácil que el
propio
colegio
disponga de
un escenario
de guiñol, y
si no es
así, siempre
se puede
confeccionar
uno sin
muchas
dificultades
con cajas de
cartón. Lo
mismo
ocurriría
con los
muñecos del
guiñol, que
podrían
incluso ser
construidos
por los
mismos
alumnos con
papel maché
y tela de
colores
diversos.
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|
Romero Esteo, durante la Conmemoración del XX Aniversario del IEB "Miguel Romero Esteo", celebrado el 23 de abril de 2010. |
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|
Siguiendo
los consejos
del autor,
el fondo del
escenario
sería negro
(terciopelo
negro sería
apropiado) y
en el
centro, un
gran barco
de papel de
periódico,
dotado de
cierta
movilidad
para poder
pasar
fácilmente
de la calma
chicha a la
tempestad.
Los trajes
de las
marionetas
serían de
colores
variados y
las cabezas
estarían
adornadas
por
diferentes
gorros
piratas o
marineros,
según sea el
caso. Otros
mueblajes
escénicos
serían una
luna
blanquísima
para que
contraste
con el negro
del
terciopelo y
un islote,
que va a
servir para
que se
esconda el
conde.
La música no
puede ser
otra que las
Coplas de
la Pata de
Palo del
propio
autor.
Conociendo a
Miguel, lo
más seguro
es que él
mismo se
prestara a
tocar el
piano
acompañando
a los
alumnos que
las cantan
durante la
representación.
Si esto no
es posible,
siempre se
pueden
grabar las
Coplas
con
antelación,
lo cual
supondría
una manera
de trabajar
la
interdisciplinariedad,
ya que
implicaríamos
al
Departamento
de Música.
De cualquier
manera, y
siguiendo
los deseos
del autor,
«en caso de
público
infantil,
hacer sonar
las coplas a
través de
grandes
altavoces
antes de
comenzar la
función,
para ir
creando,
mientras van
llegando los
chavales, un
aire de gran
fiesta, y
luego, en el
intermedio,
volver a
repetir este
proceso de
poner las
coplas por
los
altavoces,
porque la
obra puede
cortarse
bonitamente
por la
mitad».
La longitud
de la obra
es más
aparente que
real debido
a las largas
acotaciones;
sin embargo,
debe tenerse
en cuenta no
sobrepasar
la hora y
media. Por
otra parte,
la
representación,
por deseo
del autor,
se puede
cortar por
donde se
quiera o
variar el
ritmo para
hacerla más
animada y
«enganche
más» en las
partes de
más acción,
etc., y más
lenta, en
las partes
más líricas.
Así, el
tiempo de
representación
puede
oscilar
entre los 40
minutos y
una hora. Si
llega a la
hora, se
podría
cortar hacia
su mitad con
un
intermedio.
Posible
explotación
didáctica de
la obra en
la Educación
Primaria
Como dice
Romero
Esteo, «Barco
de Papel
es una obra
que puede
enganchar al
público
infantil,
que tiene
muchas
ocurrencias
felices, y,
además, es
de
piratas...».
Su
explotación
pedagógica
puede ser
muy variada.
Algunas de
las
actividades
que se
podrían
realizar
serían
éstas:
¡
Montar la
obra entre
toda la
clase. Unos
alumnos se
ocuparían de
la creación
del
escenario y
del mueblaje
escénico,
otros tantos
se
encargarían
de los
muñecos,
otros lo
harían de la
música y los
efectos de
sonido,
otros de las
voces, otros
del
movimiento
de los
muñecos,
etc.
¡ A
posteriori,
se podrían
plantear
actividades
del tipo:
-
Dibuja un
tebeo (o 'comic')
de la obra
que acabas
de ver y
propón otro
final u
otras
aventuras de
Pierrolot y
Rafalot.
-
Escribe tú
tu propia
historia de
piratas en
versos que
rimen.
-
Representa,
junto con
otros
compañeros,
una escena
de la obra
en la clase.
-
Preguntas
de
comprensión
general de
la obra a
los cursos
más
avanzados:
¿Cuál es el
tema
principal de
la obra?,
¿Cuál es su
estructura?,
¿Ves alguna
referencia
mitológica?,
etc.
|
|
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
ROMERO
ESTEO,
Miguel
(1997): «De
la
Dramaturgia
Mediterránea
y sus
raíces», en
Cuadernos
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Teatrales.
Edición de
la Escuela
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Arte
Dramático de
Málaga,
Málaga.
ROMERO
ESTEO,
Miguel
(1978):
Pizzicato
Irrisorio y
Gran Pavana
de Lechuzos.
1.ª ed., Ed.
Cátedra,
Madrid.
ROMERO
ESTEO,
Miguel
(1985):
El Barco de
Papel.
Edición de
la
Universidad
Municipal de
Marbella
(Málaga).
ROMERO
ESTEO,
Miguel
(1992):
Prontuario
de Teatro
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Teatro,
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(1992):
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ROMERO
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del Sol y
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ROMERO
ESTEO,
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(1997):
Polifonía.
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RUIZ RAMÓN,
Francisco
(1989):
Historia del
teatro
español.
Siglo XX.
8.ª ed., Ed.
Cátedra,
Madrid.
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Luis Javier Pérez Renedo (Málaga, 1985). Diplomado en Maestro en Lengua Extranjera (Sección: Inglés) por la Universidad de Málaga. Cursó los estudios de Magisterio en la Facultad de Ciencias
de la Educación de esta universidad. |
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GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. II Época. Año IX. Número 65. Enero-Febrero 2010. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2010 Luis Javier Pérez Renedo. © 2002-2010 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura.
Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga. |
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