l tema de
Cervantes y de
su obra,
especialmente
del Quijote,
me apasiona
desde que tengo
recuerdos, a
pesar de que
aquel examen de
ingreso al
instituto, que
se hacía a los
diez años,
exigía no
cometer faltas
de ortografía en
el dictado de un
texto de esta
obra.
Estaba
realizando, una
vez más, un
estudio sobre el
léxico de la
obra inmortal de
Cervantes. En
esta ocasión
estudiaba el
perfil silábico
de este libro,
de cada una de
sus partes y lo
comparaba con el
Quijote
de Avellaneda. Y
he aquí que, en
la feria de
libro de ocasión
que se celebraba
en Torre del
Mar, Málaga,
durante el mes
de agosto,
encuentro un
libro
verdaderamente
ocasional: el
que queda
reflejado
arriba. Lo he
leído con
verdadera
pasión, pues,
desde las
primeras
páginas,
Brandariz trata
de demostrar
varias hipótesis
que, hoy por
hoy, van en
contra de los
tópicos
comúnmente
admitidos sobre
la vida de
Cervantes y la
situación
geográfica de su
magna novela.
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Cervantes
no nació
en
Alcalá
de
Henares,
ni en
Madrid,
ni
Sevilla,
ni
Córdoba,
sino en
Cervantes,
un
pueblo
de la
comarca
de
Sanabria,
incluida
actualmente
en la
provincia
de
Zamora. |
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César Brandariz,
licenciado en
Ciencias
Empresariales y
en Derecho, con
estudios
ampliados en
Milán, Londres y
París, con
cursos de
Historia y
Sociología, con
trabajos en
empresas
multinacionales
e impartiendo
cursos sobre
investigación y
planes de
estrategia y
marketing,
es un apasionado
cervantista.
Primero publicó
Reconstruyendo a
Cervantes y,
en el 2005, este
Cervantes
decodificado,
del que nos
estamos
ocupando.
Nos da
argumentos para
demostrar que
Cervantes no
nació en Alcalá
de Henares, ni
en Madrid, ni
Sevilla, ni
Córdoba, sino en
Cervantes, un
pueblo de la
comarca de
Sanabria,
incluida
actualmente en
la provincia de
Zamora, aunque
no siempre fue
así, dada su
situación:
limita al norte
con la provincia
española de
León; al sur,
con la provincia
portuguesa de
Tras-os-Montes e
Alto Douro; al
este, con la
también comarca
zamorana de La
Carballeda y, al
oeste, con la
provincia
española de
Orense.
La partida de
nacimiento
encontrada en
Alcalá y
referida a un
Cervantes o
Carbantes,
nacido en 1547,
está manipulada
y, Cervantes,
según otras
pruebas, nació
en 1549, dos
años más tarde.
De un pueblo
cercano a
Cervantes
procede el
segundo apellido
de nuestro
escritor,
Saavedra —que,
dicho sea de
paso, y aunque
nada tenga que
ver con este
tema, era el
segundo apellido
de mi padre—. Se
trata de Santa
Colomba en el
Terroso.
Ya Leandro
Rodríguez, en la
introducción a
una edición del
Quijote
publicada en
Zamora (2005),
en «Cervantes en
Sanabria. Ruta
de Don Quijote
de La Mancha»
(Diputación de
Zamora) y en
otras obras,
expone que la
toponimia, las
costumbres, el
léxico y los
paisajes de esta
obra encajan en
tierras de
Sanabria,
provincia de
Zamora, Miranda
do Douro y
Barcelona. Es la
misma idea que
defiende y trata
de demostrar
Brandariz.
En efecto, en
las páginas
iniciales de
este libro que
comentamos, dice
su autor: «La
asociación entre
Don Quijote y La
Mancha es, hoy
día, total; no
sólo en la
calle, también
entre
estudiosos. Sin
embargo,
determinados
datos, obligan a
plantear
interrogantes a
esta
identificación.
// Por ejemplo,
las
descripciones
del pueblo de
Don Quijote y
Sancho, “el
lugar de La
Mancha”, o la
cueva de
Montesinos o las
lagunas de
Ruidera,
etcétera, no
encajan en las
manchegas y sí
en otra zona en
la que se
encuentran las
especies
vegetales
nombradas que
nunca han
existido en La
Mancha. Igual
ocurre con las
costumbres,
prácticamente
todas ellas
ajenas a ésta».
Cervantes
conocía sólo de
paso la región
manchega y el
término “mancha”
tiene otro
significado muy
diferente al
lugar
geográfico, el
de ‘baldón’ o
‘mácula’,
atribuido a los
judíos
conversos, a los
“manchados”. De
este modo, según
los argumentos
de Brandariz y
otros
estudiosos, «el
lugar de La
Mancha de cuyo
nombre no quiero
acordarme»
resultaría ser
un juego de
palabras
cervantino para
referirse, por
ejemplo, al
pueblo
Cervantes, el
lugar de su
nacimiento en
Sanabria, por
aquel tiempo
refugio de
conversos.
Miguel de
Cervantes
Saavedra es un
maestro de los
juegos
semánticos y de
la dualidad
intencionada: el
lugar de La
Mancha
geográfica
enmascara, pues,
el lugar de los
“manchados” y,
aunque
ciertamente, en
el Quijote
se mencionan
pueblos o
comarcas
manchegos, su
descripción está
ausente o no
corresponde a la
realidad. Nos da
Brandariz de
manera
sistemática y,
diría, rigurosa
argumentos para
demostrar no
sólo el origen
de Cervantes,
sino de que la
inspiración
básica del
Quijote se
encuentra en
León y Galicia.
Entre los
argumentos
presentados, los
hay de varios
tipos:
1. Juego,
ocultación y
enmascaramiento
de nombres:
Ejemplo: Toboso,
nombre “no
peregrino”, que
“no desdijese
mucho del suyo”,
Terroso, que sí
es un lugar
peregrino y,
además, en Santa
Coloma en el
Terroso sí
existía una
Aldonza hija de
Lorenzo.
2. Escenarios
físicos: Además
de citar zonas
de Sanabria como
Sierra Negra o
Peña Pobre,
habla de hayas,
tejedas, acebos
e incluso
castaños, que no
existen en La
Mancha y sí en
Sanabria.
3. Costumbres:
Entre los
ejemplos, alude
a la gaita
zamorana, a
zagalas que
recitan en
portugués, algo
impropio de La
Mancha.
4. El lugar de
La Mancha: La
descripción del
pueblo de Don
Quijote y Sancho
coincide con el
pueblo sanabrés
Cervantes y no
con alguno de La
Mancha.
5. Otros lugares
de inspiración:
Ejemplos: La
cueva de
Montesinos
descrita en Q.
II, XXIII, no es
de La Mancha,
sino de
Sanabria; las
siete lagunas
mencionadas no
son las quince
de Ruidera, sino
las siete del
Alto Tera, en
Sanabria.
Naturalmente,
tanto si
aceptamos los
argumentos
presentados por
César Brandariz
como si no los
tenemos en
cuenta, la obra
de Miguel de
Cervantes
Saavedra
continúa siendo
la misma, aunque
con la
aceptación,
determinados
episodios pueden
ser
reinterpretados
y, quizás,
valorados con
mayor y mejor
rigor. |