N.º 60

MARZO-ABRIL 2009

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EL TALÓN DE AQUILES

Por Ana Beatriz Ariza Núñez

  

  

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esulta muy curiosa la manera como expresamos, en determinadas ocasiones, nuestras ideas, conceptos o impresiones sobre una persona, animal o cosa. Con frecuencia, evocamos acontecimientos históricos, o repetimos expresiones dictadas en su momento por algún personaje, o hacemos uso de recursos lingüísticos propios de la mejor literatura. La cuestión que plantea esta habilidad nuestra en que, en más veces de las que sería de desear, se da el caso de que, aunque sabemos cuándo expresarlas, no tenemos ni la más remota idea de por qué recurrimos a ellas cuando las empleamos.

    
    

 

Tetis sumergiendo a Aquiles en el río Éstige”, de Rubens.

    

Concretamente, voy a centrarme en la expresión «talón de Aquiles», muy utilizada en política cuando, por ejemplo, abrimos un periódicos y leemos que “La falta de incentivos a la iniciativa empresarial es el talón de Aquiles de esta Ley” o “Los frecuentes indicios de corrupción administrativa son el talón de Aquiles del partido”. Pero no es privativa de este contexto sociológico, también se emplea esta expresión en otras situaciones, como son los casos de “El exceso de extranjeros en la plantilla es su talón de Aquiles”, para referirnos a un equipo de fútbol, o “Es un hombre trabajador, honesto y responsable; su talón de Aquiles es la bebida”, para referirnos a una persona.

A pesar de la disparidad de sujetos a que aparece referida, el empleo de la expresión “talón de Aquiles” es correcta en todos los casos considerados. Cabe, pues, preguntarse por lo que tienen en común todos ellos para validar su uso en esos contextos.

Si consultamos la definición del vocablo «talón» que nos propone el DRAE, observaremos que, en su acepción 11, nos pone sobre aviso de un uso figurado del mismo cuando se le añade la secuencia «de Aquiles», y nos dice que la expresión resultante debe ser entendida como el “punto vulnerable o débil de una cosa o persona”. Así, ciñéndonos a dos de los ejemplos anteriores, el periódico nos ha informado de que una determinada ley no estimula, propicia o facilita con ayudas la formación de personas dedicadas a la actividad empresarial; o estamos diciendo que un determinado individuo es una excelente como persona trabajadora, pero que presenta el inconveniente de que bebe alcohol con frecuencia relativa o extrema. 

Como para utilizar un vocablo o frase con “propiedad”, es siempre muy recomendable conocer de dónde provienen éstos a fin de conocer mejor la adecuación de dicha expresión a la realidad, sepamos quién fue Aquiles y conozcamos un poco la vida a de este héroe del maravilloso mundo de la ficción griega de la Antigüedad.

Según la mitología, Aquiles es fruto del vientre de Tetis, una ninfa del mar, y de Peleo, rey de los mirmidones de Tesalia. Cuando era apenas un bebé, Aquiles fue sumergido por su madre en las aguas de Estigia, una legendaria laguna en la que deambulan errantes los espíritus de los muertos que no habían sido sepultados. Como consecuencia de esta población de ultratumba, la laguna estaba dotada de la gran virtud de convertir al mortal en inmortal, para lo cual era necesario sumergirse en dichas aguas. Tetis, sabedora de estas propiedades, llevó a cabo este acto para que su hijo estuviese protegido contra el daño letal de las heridas y las enfermedades y fuese insensible al paso del tiempo. Pero Tetis cometió un error. Al sumergir en aquellas aguas portentosas al pequeño Aquiles, lo hizo cogiendo al bebé por una pierna, de modo que aquellas aguas lo hicieron invulnerables todas las partes de su cuerpo excepto el talón, lugar por donde lo sostuvo su progenitora.

Aquiles creció y se convirtió en uno de los más grandes héroes y el mejor de los guerreros de todos los tiempos: era gran defensor de la justicia y de los suyos, salió invicto de todo tipo de retos y enfrentamientos e incluso participó en muchas de las cruentas batallas que tuvieron lugar con motivo de la famosa Guerra de Troya.

Durante los diez años que duró el sitio a la ciudad, inexpugnable fortaleza en que se había refugiado Paris tras haberse llevado consigo a Elena, esposa de Menelao, rey de Lacedemonia, Aquiles libró muchas batallas como aliado de los griegos, a la sazón al mando de Agamenón, rey de Micenas y promotor de la alianza aquea contra Troya.

Cuando Agamenón toma para sí a la doncella cautiva Briseida, de la que Aquiles se había enamorado, éste retira con sus soldados de la guerra y se encierra encolerizado en su tienda. Los troyanos, envalentonados por la ausencia del héroe inmortal, atacan a los griegos y los fuerzan a una retirada tan precipitada como humillante.

    
    

 

"Muerte de Aquiles", de Rubens.

    

Patroclo, amigo y compañero de Aquiles, le pide que le preste su armadura y le deje avanzar con los mirmidones a la batalla. Aquiles acepta, aunque en mala hora, ya que su amigo resulta muerto víctima de la espada del príncipe troyano Héctor. La muerte de Héctor fue un duro golpe para Aquiles, quien monta en cólera y decide volver a la batalla. En una prueba de fuerza, desafía y da muerte a Héctor, cuyo cuerpo inanimado arrastra triunfante en torno a las murallas troyanas atado a su carro, debido a la rabia que sentía por la muerte de su fiel amigo. Más tarde, Aquiles permite a Príamo, rey de Troya, rescatar el cuerpo maltrecho de su hijo Héctor, el cual había sido trasladado al campamento aliado.

En un momento posterior de la guerra, Paris logra conocer el secreto de la vulnerabilidad del Aquiles y, como había vaticinado Héctor al tiempo de expirar, logra dar muerte a Aquiles disparándole, con gran acierto, una flecha envenenada contra su talón, cuando Aquiles visitaba a Políxena, una princesa troyana. Sus huesos fueron mezclados con los de Patroclo, y se celebraron juegos funerarios en su honor. Esta historia acaba con la muerte de Paris a manos de Filoctetes, quien lo atraviesa con una flecha usando el enorme arco de Hércules.

Algunos mitos, como es el caso del «talón de Aquiles» y otros muchos más, tan abundantes como cuantiosas son las culturas que han existido, perduran latentes hoy en día en un estadio de nuestra memoria en forma de dichos, dándonos una interesante visión de la forma de sentir y ver las cosas de culturas ya extintas en el tiempo y el espacio.

   

   

PARA SABER MÁS:

“Aquiles”, en WIKIPEDIA [En línea]. Disponible en web:<http://es.wikipedia.org/wiki/ Aquiles>. (Consulta de 13 de octubre de 2008).

“El talón de Aquiles”, en POR QUÉ SE DICE... [En línea]. Disponible en web: <http:// www.portalplanetasedna.com.ar/por_que_se_dice___.htm#EL%20TALÓN%20DE%20AQUILES>. (Consulta de 13 de octubre de 2008).

“El talón de Aquiles”, en WIKIPEDIA [En línea]. Disponible en web: <http://es. wikipedia.org/wiki/Tal%C3%B3n_de_Aquiles>. (Consulta de 13 de octubre de 2008).

GARCÍA PAREDES, Apolinar: “El talón de Aquiles”, en MITOLOGÍA CLÁSICA SALMAN-TICENSIA [En línea]. Disponible en web: <http://clasicas.usal.es/Mitos/index alumnos.htm>. (Consulta de 13 de octubre de 2008).

  

  

Ana Beatriz Ariza Núñez (Torrox, Málaga, 1985) cursó los estudios primarios, secundarios y de Bachillerato (sección: Humanidades) en su localidad de nacimiento. Actualmente estudia 2.º de Magisterio (especialidad: Maestro en Lengua Extranjera) en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga.

   

   

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Año VIII. Número 60. Enero-Febrero 2009. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2009 Ana Beatriz Ariza Núñez. © 2002-2009 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.

   

   

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