A PARTIR DE SU CONQUISTA en 1489 por los Reyes Católicos,
Almería comienza a ‘cristianizarse’ y va a
modificar su aspecto musulmán por el que traían
los cristianos vencedores: empiezan a
desaparecer las estrechas callejuelas y los
zocos, la mezquita se transforma en catedral,
los alminares en altas torres eclesiales, las
madrazas de barrio en templos parroquiales y las
grandes construcciones intramuros se dedican a
monasterios, cambiando así paulatinamente su
aspecto una ciudad islámica y musulmana por otro
de ciudad cristiana y conventual.
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La
imagen refulgente rebasó la línea
que lamían las aguas, penetró unos
cuantos pasos playa adentro y se
quedó fija sobre la arena. |
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Sobre la arena de la playa que llaman Retamar, no muy alejada de la villa de El Alquian, se levantaba antiguamente una atalaya de origen árabe que, desde la
incorporación de Almería al Reino de Castilla,
recibió el nombre de ‘torre García’ y empezó a
utilizarse con fines de vigilancia costera.
Durante esa época, los pescadores almerienses
partían de este lugar para la pesca del atún.
Era cosa habitual que éstos fuesen acompañados
por un fraile trinitario o un sacerdote secular,
al que llamaban capellán de barcas, para que les
ayudara con sus rezos a no toparse con los
piratas berberiscos y a salir con bien de las
espantosas tormentas de la alta mar.
En dicha playa y en
dicha torre es donde se va a desarrollar la
historia que voy a referiros en esta ocasión.
Cuenta la tradición
que, al alba del 21 de diciembre de 1502, los
guardas de la torre García, mientras hacían su
turno de vigilancia de la costa, vieron surgir
de las aguas un torbellino de luces que ascendía
del fondo del mar y cuyos destellos parecían dar
cobijo a una extraña silueta igualmente
resplandeciente.
Según dijeron
luego, la aparición de aquella figura iba
acompañada de una extraña luminaria y de otras
señales misteriosas y extraordinarias. Desde lo
superior de la torre, los vigías percibieron
cómo la misteriosa imagen iba acercándose
despaciosamente a la playa rozando las olas del
mar, sin vaivenes ni paradas, como viajero
consciente de que encamina sus pasos a un lugar
ya determinado. La imagen refulgente rebasó la
línea que lamían las aguas, penetró unos cuantos
pasos playa adentro y se quedó fija sobre la
arena.
Uno de los guardas,
que respondía al nombre de Andrés de Jaén, se
sintió atraído por el maravilloso resplandor y
determinó bajar de la atalaya y acercarse a ver
qué era. Un tanto temeroso, fue aproximándose
aquel buen hombre al lugar de donde procedían
los fulgores. Su fe cristiana ya había suscitado
en él el presentimiento de que se trataba de
algo piadoso y sobrenatural. Y, con el ánimo
sobrecogido por esta idea, se acercó al foco
luminoso y pudo constatar que se trataba de una
imagen de la Virgen María, la cual llevaba en
sus brazos la de su divino Hijo.
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La
playa donde se hallaba la antigua
torre García (hoy desaparecida) y
donde tuvo lugar el milagroso
hallazgo es conocida en la
actualidad como playa de Torregarcía (o de la
Torre García) y está situada en el límite del
Parque Natural del Cabo Gata-Níjar. |
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El sorprendido
vigilante examinó detenidamente la talla y halló
en ella evidentes señales de haber pertenecido a
algún navío, cosa que corroboró al descubrir que
tenía una fuerte argolla de hierro en la parte
posterior. Este aro de hierro ya oxidado le hizo
pensar que podía haber estado sujeta en el altar
o a la proa de alguna embarcación como muestra
de devoción y piedad, para alcanzar, por
intercesión de la Virgen, la protección divina
en la cotidiana lucha de los marineros contra
las borrascas y los peligros del mar.
No paró en esto lo
sorprendente del caso. En el mismo sitio en
donde la sacra imagen se había posado, en aquel
sitio yermo por su salinidad y próximo a las
aguas marinas, empezaron a brotar
espontáneamente unas cuantas matas de lozanas y
fragantes azucenas hasta formar una suerte de
pequeño oasis en aquella arena.
Desde entonces al
día de hoy, muchas son las versiones que se han
dado para la explicación de aquel extraño
suceso. La opinión que más adeptos ha ganado es
la que afirma que aquella sagrada imagen llegó
hasta la orilla a causa de que la embarcación en
que iba bien pudo ser batida por una tempestad o
por cualquier otro tipo de accidente marítimo,
que destrozó el navío mientras la imagen quedó
flotando sobre las olas.
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La
Virgen del Mar ostenta el título de
Patrona de Almería y es una talla
policromada, datada del siglo XII,
con el rostro moreno, portando al
Niño Jesús en su brazo derecho. |
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Cuenta la tradición
que Andrés estaba tan exaltado con el hallazgo
que no sabía qué hacer. Por un lado, quería que
lo supiera toda la ciudad para que vieran a su
Virgen, pero, por otro, no era capaz de dejar
abandonada a la imagen en aquel lugar solitario.
Los piratas podrían desembarcar y llevársela.
Pensando una salida a su dilema, cayó en la
cuenta de que podría cogerla en brazos y
esconderla en lo alto de la torre, cosa que fue
bien vista por sus compañeros de vigilancia.
Al día siguiente,
el vigía fue al convento de Santo Domingo a
contarle lo sucedido la noche anterior al prior,
fray Juan de Baena. El monje, buen conocedor del
carácter jocoso del que decía haber hallado una
imagen de la Señora, no le creyó ni una sola
palabra; sin embargo, ordenó al maestre Hernando
Carpintero que se desplazase a la torre García,
acompañado de dos mozos armados con sendas
lanzas, a comprobar lo que pudiese haber de
cierto en el relato del vigilante.
Así pues, aquellos
cinco hombres emprendieron el viaje hacia la
torre. Cuando llegaron, Andrés de Jaén y
Hernando Carpintero subieron por su empinada
escalinata de caracol hasta lo alto, cogieron la
imagen y, asomándola por una de las ventanas de
la atalaya, se la mostraron a los demás.
Al ver asomar la
talla aquellos desconfiados, se quedaron
boquiabiertos debido al grandísimo gozo que
espiritualmente recibieron. Éstos se quitaron
sus capas y, con las manos juntas y las rodillas
hincadas en la tierra, la adoraron con
reverencia y devoción.
Tras este acto de
fe, decidieron que ése no era el lugar en que
merecía estar la imagen de la Madre de Dios, y
pensaron que debían trasladarla al convento,
para luego depositarla en la iglesia de Santo
Domingo y allí rendirle culto de veneración.
Puestos de acuerdo, la descendieron de la torre
y se dispuso el traslado cubriéndole el rostro a
la Madre y al Niño con un paño de lino y la
talla en su conjunto, con la capa de uno de los
mozos.
Al llegar a la
capilla del monasterio, la dispusieron en la
capilla del altar mayor, donde todos los
ciudadanos pudieran verla y honrarla. Por
centenares se contaban las personas que acudían
diariamente a venerar aquella imagen hallada en
un lugar tan inesperado y en medio de tan raras
circunstancias. Unos años más tarde, en 1520, se
constituyó una hermandad que tendría a su
cuidado todo lo relacionado con la veneración de
la imagen.
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La Romería de la
Virgen del Mar tiene lugar el primer domingo del
mes de enero de cada año, y en ella se
procesiona la imagen de la Virgen desde la
basílica de Nuestra Señora del Mar
hasta el santuario Torre García. |
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Cuando la noticia
del maravilloso hallazgo de aquella imagen de la
Virgen llegó al arzobispado de Granada, el
cabildo puso en marcha su influencia para su
traslado a la sede arzobispal. Pero esta
decisión no fue del agrado de los almerienses,
quienes manifestaron fehacientemente al nuncio
granadino su voluntad de que la imagen debía
permanecer a cualquier costa donde había
aparecido.
Por fin, después de
muchos escritos en uno y otro sentido, el
arzobispo de Granada, fray Hernando de Talavera,
dictamina que la sagrada imagen de María fuese
encomendada al cuidado de los dominicos
almerienses bajo la advocación de «Virgen del
Mar».
A partir de ese
momento, el entusiasmo y el fervor de los
almerienses por su Virgen del Mar fue creciendo
de manera insospechada. Este clamor popular fue
motivo de muchas y reiteradas peticiones
ciudadanas en favor de su patronazgo de Almería.
Por fin, el papa Pío VII la proclamó Patrona de
Almería por bula pontificia de 20 de mayo de
1806. Su coronación canónica tuvo lugar en 1951.
Desde esos momentos
anteriores al día de hoy, la Virgen del Mar
ostenta el título de Patrona de Almería y es una
talla policromada, datada del siglo XII, con el
rostro moreno, portando al Niño Jesús en su
brazo derecho. La imagen se halla alojada en la
iglesia basilical de la Virgen del Mar, ubicada
en la capital.
La Basílica de
Nuestra Señora del Mar de Almería se encuentra
situada en la plaza Virgen del Mar. Su
construcción se inició durante el siglo XVI
sobre los restos de una antigua mezquita, y en
su arquitectura se combinan los estilos gótico y
renacentista. En su interior se guarda la imagen
de la Virgen del Mar, patrona de Almería.
Terminada la Guerra Civil (1936-1939), hubo de
ser restaurada en algunos puntos de su
estructura, dañados por la incomprensión humana.
Su claustro es sede en la actualidad de la
Escuela de Artes y Oficios. Ha sido declarada
Monumento Histórico Artístico Nacional.
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En
sus arenas se levanta el santuario
de Torre García, una ermita moderna
construida en el lugar en que se
hallaba la antigua torre García,
cuya construcción se debe al
arquitecto Guillermo Langle Rubio. |
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Como hecho curioso
cabe añadir que la playa donde se hallaba la
antigua torre García (hoy desaparecida) y donde
tuvo lugar el milagroso hallazgo es conocida en
la actualidad como playa de Torregarcía (o de la
Torre García) y está situada en el límite del
Parque Natural del Cabo Gata-Níjar. En sus
arenas se levanta el santuario de Torre García,
una ermita moderna construida en el lugar en que
se hallaba la antigua torre García, cuya
construcción se debe al arquitecto Guillermo
Langle Rubio.
Si alguna vez
visitas tierras almerienses y te hallas cerca
del lugar, te recomendamos que te acerques a
esta playa para admirar las vistas de unas
arenas en estado virgen como ya no existen. La
playa de Torregarcía se extiende por una
superficie de arena en la cual se entremezclan
rojos vivos con tonos grises. Una forma de
acceso es dirigirse por un camino de tierra
desde la urbanización de Retamar.
Romería de la
Virgen del Mar
La Romería de la
Virgen del Mar tiene lugar el primer domingo del
mes de enero de cada año, y en ella se
procesiona la imagen de la Virgen desde la
basílica de Nuestra Señora del Mar hasta el
santuario Torre García. El traslado procesional
de la imagen se lleva a cabo por la carreta,
pudiendo acompañarla los fieles en carro, a
caballo o a pie. Una vez en la ermita, se
celebra una misa en conmemoración de aquella
aparición y se pasa después a festejar la
festividad con la comida llevada por todos los
asistentes al acto. Cada año este evento cuenta
con mayor número de personas.
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