CARTA DE UN SUICIDIO

  

  

Por Carlos Rodríguez Pareja

  

  

  

T

odo comenzó una fría noche en una sórdida azotea, rodeado de restos inertes de plantas cuyo único atisbo de vida era el trémulo reflejo de la escarcha que reposaba en sus hojas. El suelo estaba mojado. Aquella tarde, una vehemente lluvia había encharcado las losetas.

   
      

 

Me asomé al filo de la azotea, donde la vida pende de un hilo. Pude contemplar, una vez más, la ciudad.

(Foto del Autor)

   

Muchos eran los motivos que me habían conducido a tan espeluznante situación, pero dos carcomían mis entrañas: en primer lugar, la desidia que alimentaba mis adentros de saber que nunca llevaría a cabo tal acción; en segundo, las desavenencias sentimentales que siempre habían estado presentes en mi vida.

Me asomé al filo de la azotea, donde la vida pende de un hilo. Pude contemplar, una vez más, la ciudad. Las calles estaban prácticamente vacías. La monotonía nocturna me permitió observar tan sólo a un taxi que paraba en mitad de la calzada dejando a sus ocupantes y a una pareja de novios comiéndose a besos en la complicidad de un oscuro un portal.

Por mi cabeza pasaron miles de recuerdos: unos más dulces; otros, por el contrario, más amargos. Si estos recuerdos eran los que mantenían una brizna de coherencia en mí, las razones ya citadas que me habían arrastrado a esta estremecedora realidad, perturbaban mi mente.

Asimismo, rememoré anécdotas de mi amada Kate. Recuerdo que cada noche, al llegar del trabajo, solíamos pasar horas escuchando y cantando vinilos antiquísimos que habíamos heredado. Un intenso escalofrío recorrió mi cuerpo a la vez que recordaba el “Tocuh me” de los Doors, que tantas veces compartimos. Finalmente, yacíamos abrazados en el sofá como si de un solo cuerpo se tratase. De la misma manera amanecíamos cada mañana y Kate preparaba una suculenta macedonia acompañada de un espumoso café. Entonces comprendí por qué todo lo que me alimentaba me destruía.

Kate venía de una familia humilde, sin más ostentaciones económicas en sus vidas que la de vivir el día a día. Su casa se encontraba en una pequeña aldea, situada al noroeste de Bristol. Había sido construida con grandes piedras de basalto, algunas ligeramente trabajadas y dispuestas en hileras. Sobre la estructura de piedra había otra de ladrillo y, ambas estaban totalmente recubiertas con un ligero enlucido.

Su infancia no era tampoco la más envidiable. Su padre siempre había sido un hombre bueno y responsable dedicado en su trabajo hasta que un día no encontró más razones para seguir así y se entregó a la bebida. Fue entonces cuando, en primera instancia, comenzó a pegar y a insultar a su madre. Después de un tiempo, fue Kate también maltratada. Su pasado me hacía comprender, de alguna manera, su presente.

De repente, me alejé del filo y corrí hacia la puerta de salida. Sentí la necesidad de hacer una última cosa. Bajé las escaleras de dos en dos, como si el tiempo corriera en mi contra, hasta llegar a la puerta de casa. Con el pulso titubeante y el aliento entrecortado, abrí la puerta lo más rápido que pude. El sudor comenzó a brotar por mi frente. Me planté en mi habitación, cogí un bloc de notas, arranqué una hoja, que posteriormente dejaría encima del tocadiscos, y escribí:

  

Para Kate:

Después de todo, todo es nada.

  

  

  

CARLOS MARÍA RODRÍGUEZ PAREJA (Málaga, 1985) realizó los estudios de Educación Primaria en el C.P. “Paulo Freire” de Málaga y los de E.S.O. y Bachillerato en el I.E.S. “Emilio Prados”, también de Málaga. Actualmente, está cursando 3.º de Magisterio (especialidad de Maestro en Educación Musical) en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga.

    

    

  

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Año VII. Número 54. Marzo-Abril 2008. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides.  Copyright © 2008 Carlos María Rodríguez Pareja. © 2002-2008 EdiJambia & Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.

    

    

PORTADA

TÍTULOS PUBLICADOS