N.º 60

MARZO-ABRIL 2009

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OLVIDANDO A XIARA*

  

Por Gustavo Marcelo Galliano

   

   

¿C

ómo olvidarme de Xiara...? Sería como quedar atrapado eternamente en la cima del magno Aconcagua. Sería una utopía. Utopía de aquellos que aún se resisten a creer en el olvido. Imposible abstraerse ante ella. Su sola presencia todo lo invade y todo lo torna supremo.

Es como si una ráfaga de aire fresco, mezcla de pino y hierba fresca, te insuflara los pulmones, te despertara el alma, te convirtiera en alguien mejor, y, a la vez, otra ráfaga de calor intenso, denso, te lleva a desearla más que a nada en el Universo. A desear su infierno, si existiera un infierno, o más de uno, según el gran Dante.

Su figura felina logra encender hasta el deseo de aquellos que creen que el deseo es algo que ya no lograrían desear, ni encender. Ésa es Xiara. Mi Xiara.

¿Cómo olvidarla después de que haya posado sus ojos en mí? Esa mirada de fuego, fuego de lava. Lava de incontrolable volcán. Corriente infernal que te hace sentir vivo, pleno, átomo repleto de energía.

   
     

 

¿Cómo olvidarla después de que haya posado sus ojos en mí? Esa mirada de fuego, fuego de lava. Lava de incontrolable volcán. Corriente infernal que te hace sentir vivo, pleno, átomo repleto de energía.

   

Ni el faro de Alejandría o el coloso de Rodas, ni el templo de Artemisa o la estatua de Zeus, ni los jardines colgantes de Babilonia o el mausoleo de Halicarnaso... ni siquiera las pirámides de Guiza... nada es comparable a mis días con Xiara.

Un inmenso torbellino me envuelve en su fragancia sin permiso ni descanso. Y me devuelve a la realidad de manera injusta, insensata. Cruel y arrogante. Castigo excesivo a mi testaruda ignorancia sobrecargada de hormonas.

Como arrojarse sin ataduras desde las cataratas del Niágara y sentir esa sensación que nace en el estómago, explota en el pecho y estalla en el cerebro, tan intensa y compleja como la muerte misma, tan llena de adrenalina como la vida misma.

Respirar junto a ella era conocer a las Parcas en un instante... como si Nona, Décima y Morta se convirtieran en solo una, y, poderosas, decidieran embriagarme con el destello de Xiara hasta dejarme satisfecho. O más insatisfecho aún.

Pero decidí saltar, saltar hacia la duda. Como si me arrojase desde la cima de los Cárpatos Occidentales, desde los Alpes de Transilvania, como si lo nuevo fuese bueno, sólo por nuevo, sólo por aventura, por violar las reglas. Sin necesidad, sólo porque sí.

Saltar hacia la nada y a la vez saltar al todo. Saltar sin parapente ni paracaídas. Saltar. Cuando no se conoce hacia dónde se salta pero creyendo firmemente en que vale la pena.

Y sin embargo, mi interior me lo imploraba. Como una voz que te martilla y martilla los oídos desde la mañana hasta la noche. Y vuelta a comenzar. Y al término del día me encontraba extenuado, extenuado y más confuso que el interior del mismísimo Kafka.

Hoy, el despertar sin ella es como despertar en un tórrido desierto. Con la garganta reseca y las arterias palpitantes. Con la mente confusa y el corazón casi inerte. Músculo convertido casi en fibra. Fibra sin calor.

Despertar sin Xiara es como no llegar a despertar nunca. Como no poder volver a soñar, y sólo tener acceso a pesadillas constantes. Como si estuviera en el árido Sahara, cuidándome de oasis y nómadas tuaregs. Como si estuviera en el reseco sur del Kalahari, huyendo de bosquimanos.

Un presagio me ha invadido: estoy comenzando a olvidar a Xiara. Olvidar es comenzar a recordar un poco menos.

Como comenzar a desandar el camino. A ovillar la madeja. Y, poco a poco, se obtiene la nada. Xiara es el todo. Yo equivoqué mi camino y hoy soy lamento sin muro. Creí que tras el muro estaba la vida plagada de dicha y escapar a la calle sería sólo una aventura. Aventura con retorno. Retorno y regreso. O no. Después de todo... eso es la aventura.

Mi anterior hogar era un chalet antiguo, ventilado y soleado. Con eco de risas de niños, perfume a rosas y jazmines cultivados. Con aroma a alegría, dicha, calma. Mi nueva casa es gris, oscura y húmeda, aroma a incienso repulsivo, a hiedra y malva.

De ellos sólo distingo sus zapatos. No son muy cariñosos ni considerados. Hace algunos días, o semanas, como saberlo, me llevaron ante un profesional de la salud, según ellos. Dijeron que era por mi bien, que estaría más calmo.

Hoy, mi voz es apenas un eco desgarrado en la distancia... Una implosión que me destroza... un destello de lo que fuera... si acaso fui... o pude ser.

Extraño mi antigua casa... aunque cada vez el recuerdo brote más tenue. Extraño mi anterior nombre... aunque “Xum” ya no me resulte tan interesante, jamás me acostumbraré al de “Rodríguez”.

Sí... ¡Extraño tanto a Xiara...! Paradójico... Aunque recientemente haya comenzado a olvidarla... aun a pesar de no desearlo... pero es inevitable... aquí en el sillón, frente al televisor, todo es hastío y sueño sin sueños... como queriendo no ser.

¿Porqué habré escapado...? ¿Comprenderán algún día los humanos lo que siente un gato esterilizado...?  

El frío de esta casa es mi necrópolis; sin duda, sin Xiara, es tan fría como la cima del magno Aconcagua.

  

  

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*Cuento finalista del “XIII Certamen Internacional de Poesía y Narrativa” y seleccionado para participar en la “Antología de Poetas y Narradores Contemporáneos 2007”, editada con el patrocinio de ‘De Los Cuatro Vientos Ediciones’, Buenos Aires, Argentina.

  

  

    
   

Gustavo Marcelo Galliano (Gödeken, Santa Fe, Argentina). Escritor, poeta, docente e investigador Universitario. Su incorporación al campo de las letras data de hace sólo unos años y ya ha sido distinguido con numerosos premios y reconocimientos nacionales e internacionales, tanto en poesía como en narrativa breve. Ha sido seleccionado para participar en numerosas Antologías Literarias Internacionales y sus escritos se han publicado en prestigiosas revistas literarias nacionales e internacionales, tales como Nueva Época - Cultura de Veracruz (México), El País Literario (España), Sinalefa (New York, EE UU), Diez Dedos (Tuluá, Colombia), La Zorra y el Cuervo (Washington, EE UU), Amalgama (Cádiz, España), Cañasanta (Toronto, Canadá), La Buhardilla (Rosario, Argentina), Espacio Latino (Montevideo, Uruguay), LinterNet.Bg (Bulgaria), entre otras, y sus colaboraciones han sido muy bien recibidas por la crítica, que ha elogiado su particular estilo de escritura, en la que realza el romanticismo, las emociones y los valores, plagándolos de metáforas. Para saber más, puede consultar el web Red Mundial de Escritores en Español.

    

    

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Año VIII. Número 60. Marzo-Abril 2009. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2009 Gustavo Marcelo Galliano. © 2002-2009 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.

    

    

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