N.º 62

JULIO-AGOSTO 2009

1

   

GIBRALFARO

   

NARRATIVA BREVE

  

  

  

  

  

LA VELA DE ARMAS

   

Por Ernesto Colomo Magaña

   

   

L

as sensaciones de aquel singular y frío anochecer quedarían grabadas para siempre en lo más profundo de su corazón. El joven miró el cielo, que aquella noche estaba engalanado con un precioso manto de estrellas.

Sintió la conexión de su alma con la naturaleza. Las estrellas brillantes del firmamento, los árboles centenarios que le rodeaban, el olor a tierra húmeda... Todos iban a ser testigos trascendentales de su unión al escultismo.

Mantenía su idea firme de vivir de acuerdo con unos valores. Lealtad, abnegación y pureza se convertirían en las virtudes que presidirían su día a día.

El rocío de la noche no calaba en sus huesos, no mermaba la ilusión de su espíritu. Ya no era un sueño, su vela de armas era una realidad cercana.

Bajó la mirada hasta dar con aquellos troncos que emanaban calor y luz, quedándose hipnotizado por las diferentes formas y figuras desprendidas por las llamas. Fueron segundos los que pasaron mientras contemplaba atónito el fuego que, un rato antes, había ayudado a encender con la antorcha que sus manos habían fabricado.

Todo era perfecto. No había dejado ningún detalle a la improvisación, salvo el propio desarrollo del acto, que había de ser secreto para todo aquel no iniciado.

La habilidad manual, tan determinante para realizar construcciones, no era su fuerte, pero esos amarres cuadrados aguantarían la bandeja de ceremonia que portaba el deseo del joven, el elemento que lo adhería al movimiento scout para el resto de su vida, su pañoleta.

Una simple tela de colores enrollada adquiría más significado para la construcción de su personalidad que cualquier otro presente de un valor incalculable.

Representaba, junto a la formulación oral del texto de la promesa, su pertenencia a una ideología. Una forma de ser y actuar basada en obtener la felicidad consiguiendo que los demás lo sean, en dejar el mundo en mejores condiciones, en ayudar a aquel planeta corrompido por una sociedad errante y sin conciencia. La primera etapa en su camino scout estaba a punto de comenzar.

   
     

 

Lord Baden Powell (1857-1941), fundador del Movimiento Scouts.

   

Un rumor melódico avanzaba entre los árboles como una canción cuyos intérpretes eran el viento, las ramas y las hojas. La esencia del bosque estaría presente.

El joven intentó abstraerse de la situación, viendo desde fuera la magia del momento como el espectador de cine que ve la película de la que es protagonista.

Sus padrinos de promesa se acercaron para situarse a su lado. No había sido una tarea ardua la elección de los mismos. Pensó que para sellar su compromiso, no existían mejores guías y apoyos que la persona que nunca le dejaría caminar solo, el amor de su vida, y un amigo de verdad que era para él como un tesoro por lo valioso y difícil de encontrar. Un gesto de complicidad de su amigo le tranquilizó los nervios, que afloraban ostensiblemente en todo su ser. Una mirada infinita, llena de ternura, de su pareja le llenó de ánimos y seguridad.

Unos acordes de guitarra rompieron el silencio en que se hallaba el bosque. Algunos scouts afinaban sus voces entonando pequeños fragmentos de melodías, que el viento incorporaba a su etérea masa y trasladaba lejos, hasta que se perdían por detrás de las altas montañas.

El futuro scout no paraba de pensar. Su mente recordaba las leyes a las que se adscribiría, el código de conducta que lo reconocería como miembro del escultismo en cualquier parte del mundo.

Ser digno de confianza era un cometido laborioso en el mundo suspicaz y escéptico en el que le había tocado vivir...

Su ánimo era el arma para no rendirse en su deber.

Estaba imbuido en sus pensamientos hasta que un fuerte murmullo le devolvió a la realidad. Alrededor del luminoso y cálido fuego, los futuros hermanos scouts iban ocupando su lugar correspondiente para la ceremonia.

Al verlos a todos rodeándole, el joven fue mirando uno a uno a cada asistente y pronunciando para sus adentros los tótems de los presentes: panda, búfalo, oso, pantera, zorro, lobo...

Sus ojos se alzaron buscando el cielo por última vez.

Siempre le había atraído la astronomía, y los paisajes que puede deparar una noche estrellada le habían dejado atónito en numerosas ocasiones, como una obra de arte en la naturaleza que no precisaba precio para disfrutarla.

Por ello, su tótem, que era el nombre con que sería conocido dentro del mundo scout, no tenía que ver con animales o plantas de la naturaleza, sino con la grandeza de las estrellas y las constelaciones. Por «Acuario» se le conocería.

Intentó orientarse en aquel mapa de pequeñas lucecitas para poder contemplar la constelación que le daría nombre.

Su significado dignificaba aun más los propósitos que en su labor debía desarrollar. Derramar el agua de la vida, la cual estaría centrada en servir al prójimo y romper las barreras que obstruyen la paz y el amor.

Un aullido de lobo, dulce susurro en aquella mágica noche, coincidió con la aparición del jefe de grupo, encargado de dirigir la ceremonia.

El joven suspiró profundamente, exhalando todo lo que había en su interior y seguidamente inspiró con fuerza, procurando atraer junto al aire la esencia de la naturaleza, el aroma de sus sueños, la fragancia de su ilusión.

La emoción le embargaba, relajó su musculatura y una leve sonrisa se dibujó en su rostro, iluminado por el fuego cual foco alumbrando a la celebridad.

La vela de armas iba a comenzar...

   

   

    

Ernesto Colomo Magaña (Málaga, 1987). Diplomado en Maestro en Educación Física por la Universidad de Málaga (Promoción de 2005-2008). Cursa 3.º de la Licenciatura en Pedagogía en la Facultad de Ciencias de la Educación de la misma Universidad.

    

    

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Año VIII. II Época. Número 62. Julio-Agosto 2009. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2009 Ernesto Colomo Magaña. © 2002-2009 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.

    

    

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