scribir de los sentimientos, en concreto, del amor,
es una tarea más ardua y difícil que hacerlo de
un simple gesto que pueda poseer el mismo valor.
Una mirada, un abrazo, un beso, llenan y
regocijan el alma un momento.
Una frase bonita o un regalo se recuerdan con
especial cariño. Una declaración, si surge del
interior y dejando que sea el corazón el que
elija las palabras con sinceridad y emoción,
nunca se olvida.
La pasión y el cariño sujetan mi pluma, la
felicidad y la ilusión serán mi motivación, tú,
Gloria, la fuente de mi inspiración.
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Mi mundo es mejor desde que tú estás en él.
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Mujer, hermosa e inteligente, cuya belleza no se
compone sólo de tu atractiva silueta, de tu
rostro angelical o de tu perfecta sonrisa, sino
de la bondad y grandeza de tu espíritu.
La pureza y la armonía componen la esencia de tu
alma, impulsada por hacer feliz a todos cuanto
te rodean y cuyo reflejo se vislumbra en la
inmensidad de tus ojos oscuros.
Unos ojos que brillan cuando me miras, que me
dicen que me amas, donde encuentro paz y
descanso como al recostarme sobre una verde
ribera en un día cálido de primavera.
En tus labios, sonrosados y carnosos, puedo
hallar la eternidad, siendo tus besos el elixir,
lo que me permite seguir viviendo. Besos dulces
y suaves, cariñosos o apasionados, pero siempre
con un sabor peculiar que emana desde el fondo
del corazón y recorre todo el cuerpo alcanzando
cada uno de los sentidos… sabor a amor.
Un rostro cándido de belleza sublime, que el
propio Miguel Ángel hubiera querido crear.
Expresa juventud y felicidad a raudales, un
hermoso lienzo donde situar el resto de tus
perfecciones.
Siento cada vez que el brillo de tus ojos denota
tristeza, me queman esas perlas húmedas que
recorren el surco de tus ojos negros, pues veo
que he agraviado y herido a la única persona que
llena mi vacío.
Por cada uno de esos momentos en que mi vista no
alcanza a superar la punta de mi nariz, perdón
te pido.
Desde ahora, no me importará verte llorar a
diario, con los ojos húmedos y el corazón
encogido, si tu sonrisa me embarga y la
felicidad por amarnos es el motivo.
Mi mundo es mejor desde que tú estás en él.
Mis anhelos y sueños, presos del horror del
mundo en que vivimos, despiertan cuando en tu
boca se dibuja una pícara media luna. Tu risa se
convierte en la melodía que marca los compases
de mi corazón, sin descanso, continuos, haciendo
de mi vida un plácido paseo, descalzo, dándome
el sol en la cara y con la brisa marina, a la
orilla del mar.
El paraíso evoca tu nombre y con un ángel del
cielo te confundo. Viniste a mí cuando andaba
errante, sin rumbo ni destino, como un barco sin
velas en medio de una gran tormenta… hasta que
apareciste tú.
Tu vitalidad y amor borraron todo mi pasado y
una promesa se grabó a fuego en mi interior, no
perderte jamás.
Siento que eres el tren que no puedo perder y
para el que solo tengo una oportunidad de subir.
Un tren al que había que saltar aunque pudiera
caer, como el humilde que lo pierde todo sin
merecer, una ilusión por la que seguir, una
esperanza por la que soñar a la que me aferre
como un clavo ardiendo, como la última bocanada
de aire antes de perecer ahogado.
De ti, he aprendido a vivir. Las cosas son como
son y tú has sido la única que me ha hecho
comprender la verdad de esa cuestión.
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Eres el manto de estrellas que
cubre mis noches y mis sueños, no
quedando nunca indefenso. |
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No es sólo todo lo que te amo, no es únicamente
la felicidad que he hallado contigo, no es
exclusivamente el deseo de permanecer a tu lado…
lo es todo, te has convertido en todo para mí,
como una necesidad vital, como una adicción de
la que no te puedes apartar, como un destino del
que no puedes huir, no por falta de fuerzas,
sino porque me quiero quedar aquí.
Eres el manto de estrellas que cubre mis noches
y mis sueños, no quedando nuca indefenso.
Que la vida es corta, nos lo recuerda a cada
momento la realidad que nos envuelve y rodea,
que ese breve paseo entre las maravillas del
mundo que se nos ha dado quiero realizarlo
contigo, no cabe lugar a dudas.
Como yo mismo dijera en su día, la felicidad no
es llegar a un destino, sino disfrutar de todo
el camino, quiero recorrerlo agarrado de tu
mano, sin que nada ni nadie nos separe, siempre
andando junto a ti.
Ya no quedan palabras por decir, ni sentimientos
que pueda argumentar, por ello desde la
sencillez, sin usar artificios ni metáforas, te
diré orgulloso y de verdad que te quiero a ti,
Gloria, todo lo que un hombre puede querer a una
mujer.
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