FICHA TÉCNICA

Título: Piel de Lobo

Guión: Juan A. de la Iglesia

Dibujos: Manuel Gago

Género: Aventuras. Fantástico

Editorial: Maga, Valencia

Año de la primera publicación: 1959

Formato: cuadernos apaisados de 17 x 24 cm

Color: Portada en color. Páginas interiores en B/N

Colección: 90 números

Personajes: Taim, ‘Piel de Lobo’; Gurú, un mago ya anciano; Buma, la loba invisible y Luana, la huérfana protegida de Piel de Lobo.

Sinopsis: Las peripecias que acontecen a Taim, ‘Piel de Lobo’, un muchacho que, por azares de la vida, se crió junto a una loba en la espesura del bosque durante una etapa de la Prehistoria.

oncebida por Juan A. de la Iglesia y puesta en viñetas por Manuel Gago, la era prehistórica en que transcurren las aventuras del joven Piel de Lobo no es más que un pretexto para crear un mundo fantástico, donde los hechos y personajes más inverosímiles son aceptados sistemáticamente como cotidianos, y en el que la imaginación del guionista se desata como pocas veces sucedió en los tebeos de la época.

Un paseo por la mitología

Mucho más interés que el argumento en sí, que transcurre en medio de las inevitables persecuciones y peleas, los escenarios ofrecen detalles y personajes secundarios que dotan a todos los episodios de un carácter irreal: desde elementos de la mitología griega y egipcia hasta esquemas tomados de los cuentos de hadas. Todo vale cuando el único objeto es, como aquí, sorprender gratamente al lector. Así, van desfilando los pueblos de los centauros, los hombres renacuajo, los genios, las rocas vivientes, los hombres insecto, las amazonas, los hombres morsa, los hombres topo e incluso el Minotauro y la Gorgona, los cíclopes y un inacabado etcétera, acompañados de un sin número de monstruos igualmente fantásticos: hormigas y arañas gigantes, el perro cancerbero, la hidra de nueve cabezas, el canguro boxeador y los clásicos dinosaurios.

Entre brujas y sátiros

La magia es otro de los pilares de la fantasía de la serie, magia al estilo de los cuentos de hadas: transformaciones, conjuros, duelos entre sátiros y brujas, flores de los siete deseos, etc. Con todos estos elementos, la serie transcurre en un ambiente casi onírico, dotado de la sencillez e ingenuidad de los cuentos fantásticos, donde siempre cabe esperar una sorpresa más.

Este clima de ensueño alcanzará uno de sus puntos más altos en la aventura que tiene lugar En el país de las esfinges, cuando Piel de Lobo se lanza a la búsqueda del fruto del árbol de la salud, aunque es difícil inclinarse por un episodio en concreto cuando tantos contienen hallazgos igualmente insólitos.

Una narración pletórica de criaturas irreales

Piel de Lobo queda como una obra muy destacable dentro de los cuadernos de su tiempo, aunque un poco a mitad de camino de lo que hubiese podido ser en otras circunstancias de producción y realización.

De los noventa números de que contó la colección, se dieron títulos tan inmensos como: El mamut solitario, La roca que anda, Abismo sin salida, El brujo de las tres jorobas, Los árboles avanzan o El rapto de las libélulas, cada uno de los sugerente de criaturas ya extintas o totalmente ficticias.

Características estéticas de «Piel de Lobo» 

El dibujo de historieta ha de ser dinámico, debe captar una instantánea en plena acción. ¿Y acaso éstos matices no están siempre presentes en el estilo de Gago? Unos dibujos sencillos, directos, sin trampa ni cartón. El dibujo de Gago en Piel de Lobo es correcto y dotado de esa sensación de movimiento que excluye todo vestigio de la monotonía que origina la imagen que peca de estatismo. Un dibujo que, dentro de su aparente sencillez, se adapta a la historia como un guante a la mano que cubre, al tiempo que lo hace atractivo.

A la efectividad del dibujo hay que añadir la de la planificación de las páginas, que confiere el ritmo adecuado a la narración, y la elección de los planos que proporciona fuerza a la misma. Y por reiterada en otros escritos sobre el mismo autor, no debemos obviar la gran habilidad de Gago para mezclar la realidad y la ficción, logrando que ambos elementos artísticos formen un conjunto indisociable por medio de una cuidadosa integración de elementos surrealistas.

En Piel de Lobo se dan títulos tan inmensos que resulta difícil inclinarse por un episodio en concreto, cuando tantos de ellos contienen hallazgos realmente insólitos.

Guión y dibujo, una genial complementación

El guión de Juan A. de la Iglesia y el adecuado dibujo de Gago consiguen hacernos real el irreal y fantástico mundo que ambos sitúan en nuestra prehistoria de los tiempos. Una prehistoria plagada de las más insólitas e irreales criaturas, que hacen de Piel de Lobo la más imaginativa y sorprendente colección de tebeos de su época.

La labor de De la Iglesia como guionista

A Juan A. de la Iglesia debemos algunos de los mejores e imaginativos guiones de la historieta de la época, guiones bien meditados y documentados en los que sabe dar rienda suelta a la imaginación sin concesión alguna al error histórico y científico en toda su amplitud. Entre ellos que podemos citar, a título de ejemplos, a El Coloso y El Espíritu de la Selva. Pero, indiscutiblemente, es en Piel de Lobo donde plasma la más desbordante imaginación.

Valor de la obra

Lo expuesto hasta aquí puede dar una idea de la altura que alcanza esta obra, pero lo que a mi criterio constituye su acierto definitivo, lo que la convierte en algo especial es que consigue integrar esta suma de referencias en un tebeo. Estamos ante un trabajo en el que lo fundamental es precisamente el desarrollo perfecto de una narración en forma de secuencias gráficas.

Si tuviéramos que resumir en unas palabras la sensación que produce la lectura de esta serie, diríamos que es apasionante ya desde su comienzo con el planteamiento de una temática cuya trama sabe atrapar cada vez más el interés del lector a medida que avanza la narración, de forma que casi no puede abandonarse hasta su conclusión. El dibujante quizá hubiera podido emplear viñetas mucho más espectaculares, pero la impresión causada no hubiera sido ni de lejos la misma.

En cualquier caso, y como resulta fácil de deducir de lo expuesto, Piel de Lobo es una narración gráfica que agrada y que destaca dentro de las series de su tiempo, aunque siempre nos quede la duda de lo que hubiese podido llegar a ser en otras circunstancias de producción y realización. Pocas cosas son tan dignas de admiración como el poder de aquellos autores de posguerra para crear imágenes portadoras de una potencia sugestiva incombustible.

Al poder atractivo de los dibujos y de las escenas que jalonan toda la serie nos remitimos para afirmar con toda propiedad y sin complejos que este autor pudo, quizá, no ser el mejor dibujante, pero sí, desde luego, el que más nos hizo soñar. Y eso es algo que valoramos enormemente, incluso aún hoy día.