Sin brújula ni sextante
Tus velas se hinchan tras los vientos
que soplan de mis labios entre besos,
la aurora de mi cuerpo es el puerto
donde enfila tu nave de regreso.
Muelle de sal y aguas transparentes
esperan el drizar de tu velamen,
mientras sueltas tu ancla suavemente
en la voluptuosidad de mis profundidades.
Sirena que cantándote al oído
enciende los caudales de tu sangre,
en las islas de mi pecho estas perdido
sin brújula que te guíe ni sextante.
Suelta amarras en el ocaso de mi vientre
que mis ojos sean estrellas tutelares,
y emprende con pasión la travesía
buscando los misterios de mis mares
Marinero, en mi mar de perlas y corales
te condeno a navegar sin otro rumbo,
que buscar en mi cuerpo, los puntos cardinales
y la Atlántida en los límites de mis muslos.
Sin cadenas ni hipocresía
Se convirtieron en bruma sus presencias,
los silencios echaron raíces en la casa.
La hipocresía se ocultaba tras miradas esquivas,
sombras mudas compartían la cama,
sordas caricias frías y distantes,
callados…medidos…forzados besos
apagaban las últimas chispas
de la lúdica pasión que ayer los embargaba.
El equipaje vacío de sentimientos,
dio lugar a la partida.
Sosegados los corazones,
abrieron sin preámbulo
puertas y ventanas,
cortaron candados,
rompieron papeles que encadenaban.
Con toda la libertad a cuestas
levantaron vuelo sus almas,
cual palomas al sonar campanas
a la hora del ángelus.
La luz desplazó las brumas,
se hizo más clara la mirada.
No puedo olvidarte
Recuerdo lo que recordar no quiero
en el día, en la tarde y en la noche,
tu boca grana que mortal mordía
y mis caricias en brutal derroche
Las noches claras de luna humedecida
por el sudor de dos cuerpos apretados
en la batalla sin fin donde te hundías
para morir de placer a mí abrazado.
Recuerdo lo que recordar no quiero
porque el dolor es fiero y atenaza,
pero es tu recuerdo llegando desde lejos
hasta mi corazón dolido y sin coraza.
Tu presencia añoro locamente
desde el cruel momento en que me dejaste.
La soledad y el silencio me atormentan
hundiéndome en el dolor de no olvidarte
Recuerdo lo que recordar no quiero,
las noches de vigilia perdido tú en mi pelo
mis senos como brazas encendidas
y tus labios en los míos prisioneros
Este amor se empecina y no se muere
en esta rebeldía por amarte,
y es tan lenta y cruel esta agonía
imposible arrancarte y olvidarte
El fantasma de la espera.
En el rojo fuego de mi sangre
que corre arrasando mis sentidos,
en las llamas que me queman muy adentro
se consume la pasión que hemos vivido.
En la lava del volcán que se derrama
por los labios escarlatas de mi boca
se despeñan las ansias de mis besos
que no encuentran saciedad en otras bocas.
En la ausencia de mis manos olvidadas
de las formas perfectas de tu cuerpo
se mueren las caricias imantadas
que te atraían sublimes a mi pecho
En el llanto de mi piel abandonada
privada de la tuya que la encienda
se agiganta el dolor por tu partida
acuciando el fantasma de la espera
En este ocaso de tintes febriles
Es tu boca de fruta silvestre
son tus manos de húmeda seda
es tu pecho moreno y tu frente
y tu piel que me excita y me quema
Es tu voz que despierta el deseo
Susurrándome suave al oído
Es tu cuerpo que tiembla de gozo
Cada vez que se baña en mi río
Es mi sueño donde eres mi dueño
donde puedo sentirte tan mío
que disfruto con todo mi empeño
y me entrego en total desvarío.
Eres tú que me tienes cautiva
en las líneas que trazan tu cuerpo
en tus ojos de oscuros pasillos
y en el dulce sabor de tu aliento
En el tinte febril del ocaso
me derrite el calor de tus besos
se diluye mi piel al contacto
de tus labios que arden intensos.
ÉL
«Para Ernesto que me dio lo mejor de su vida:
el amor.»
Él
llena todos los vacíos
cubre de luz las sombras de la nada
Él
luchador incansable
ave fénix que se eleva desde las cenizas
para atrapar la esencia de la vida misma
Yo
yo solo soy en sus manos
una pluma que vuela a través de sus sueños.
Descalza
Es urgente la necesidad de olvidarme.
¿Lo habías logrado totalmente?
¿Lo lograrás…?
Que duda esa tan aguijoneadora
que punza mi costado izquierdo.
Yo no logré ni un segundo de cada minuto
de cada hora de cada día
desprenderte de mis pensamientos.
Has caminado mi cerebro
de Norte a Sur...; de Este a Oeste.
Te has descolgado por mi carótida.
¿Te has descolgado por mi carótida?
¿Por ella has trepado a mis neuronas?
Pregunta estúpida, ¿cuál es la diferencia?
Has corrido por mi corazón,
te has escondido en cada una de sus cavidades,
te has colgado de sus venas y arterias,
lo has desangrado...
Temeroso de matarlo,
has hecho algunos torniquetes
para que no pierda totalmente su sangre
en un intento de perdonarle la vida.
No satisfecho, te has enquistado en mi cerebro
como te he dicho, por sus cuatro puntos cardinales
lo transitaste con paso firme,
haciendo sonar el golpe de tus botas,
total, corazón herido de muerte…
cerebro enajenado al borde de la locura
por lo que le han diagnosticado a mi vida
estado vegetativo... incierto futuro...
muerte segura.
Pero a ti te urge olvidarme,
es una manera de no ver el daño causado,
de no sentirte culpable.
¿Podrás arrancarme totalmente de tu corazón?
¿De tus neuronas?
¿Borrarás totalmente mis huellas de tu vida?
Preguntas estúpidas...
Nunca… nunca... transité ni tu corazón
ni tu cerebro calzada…
lo hice descalza... en puntas de pie,
suavemente, por miedo a lastimarte.
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