BESARÉ
TUS LABIOS
Besaré tus labios
que sangran
gritos y desdenes.
Tomaré tus manos
de dedos truncos,
nacerá la caricia perdida.
Lloraré
con tus ojos arrancados,
seré tu luz.
Con saliva sanaré
tu espalda flagelada,
me tornaré tu abrigo.
Recobrarás
tus mutiladas piernas,
seré camino y rincón.
Amaré tu sexo,
ya sin picanas,
seré deseo para ti.
¿Pero qué hago con tus miedos
si el asesino anda suelto?
Caminemos, hermana
Caminemos, hermana,
por el remanso de los sueños,
volvamos a creer
que somos príncipes
del cuento sin hambres ni asesinos.
Trepemos, hermana, la cúspide inerte del tiempo,
dejemos de lado esta orfandad
que nos increpa sin preámbulos
y seamos risas en la vieja cueva.
Abracémonos, hermana, entre hastío y penumbras,
dejemos nuestros brazos cansados
reposar por un instante en la eternidad
a pesar de que ya no hay cosmos.
Sólo después, hermana,
estarán listas las maletas para nuestro viaje.
Explota mi vientre
Explota mi vientre
un vacío que blasfema.
Hay llantos en la esfera locuaz,
mis propias lágrimas resurgen.
Desgarrada maternidad
en este cuerpo mudo, que es prisión.
La muerte regurgita propuestas,
tal vez acuda a la cita...
Irme de mí
Irme de mí,
de los espacios y el encierro,
dejar las noches,
trepar avatares de polvo
ser por un instante nadie,
olvidar las dudas,
los anhelos y certezas.
Irme de todo y de nada,
ser isla entre edificios de piedra,
pernoctar el silencio y los miedos,
descubrir lo ínfimo, lo gigante,
estallar de risa,
sangrar viejas cicatrices,
ser en el preciso instante exilio.
Irme y retornar rebelde,
ser simple mortal,
equivocarme,
hundirme en el barro,
ignorar los espejos,
sentir todo el dolor,
vibrar con cada melancolía.
Irme y retornar emoción,
acariciar el suelo,
ser semilla, sendero e instinto,
inquietar a las estatuas,
embriagarme de musgo
y quedarme en mis derrotas
aplaudiendo.
Irme de mí,
retornar a lo que soy.
Dicen que te escondes
A Alfonsina
Dicen que te escondes
entre algas y barcos naufragados,
que tiritas de frío y de nostalgias,
que te abruma la melancolía.
Dicen que en noches de luna
por la brisa vagan tus poemas,
que tu cama mullida
se llenó de espuma blanca,
que ya no ríes como antes.
Dicen que tus manos se agotaron,
que ya no esperas sobre el muelle
ni a piratas ni a marineros,
dicen que, desvelada, pregonas ausencia.
Yo te he visto frágil y vulnerable
escapar de tu mar carcelero,
descubrí tus pasos en cada mujer heroica
y percibí tu esencia en cada primavera.
Yo te he visto con tu queja
buscando nobles seres,
persiguiendo todavía lo perfecto,
y con tu dolor
de aquella tarde divina de octubre.
Yo te he visto hoy
entre los versos que olvidaste.
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