ENERO-MARZO 2018    

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NINFA MARÍA ESTELA GONZÁLEZ DE PETTERSON. Q. E. P. D.

In Memoriam

   

  

Por Ninfa Estela Duarte Torres

   

   

   

EL LLAMADO DEL SEÑOR...

  

Entonces... no pude contar

el cuento de mi vida,

porque se fue a destiempo

el Hada que cuidaba

a la niña que había en mí.

  

Ya el sol estaba naciendo

del otro lado de la persiana

de mi cuarto, cuando me llegaron

las palabras...

“aquellas palabras”.

  

Sentí tanto dolor... ¡tanto!,

me pareció que el suelo

desaparecía debajo de mis pies,

y se apagaron los reflectores.

  

Todo quedó a oscuras,

me cubrió un manto negro,

y un torrente de lágrimas

llenó el cuenco de mis sentires.

  

Desbordado cual caudaloso río,

iba repitiendo mi penar;

fue allí que nació mi dolor de ausencia,

de lejanía... de nunca más...

  

En ese instante,  antes desconocido,

entendí que salías rauda de mi alma

rumbo al azul-celeste que invocabas

en tus oraciones cada día.

  

¡El llamado del Señor

fue más urgente!

   

  

  

   

   

  

   

  

PARA SIEMPRE...

  

Estaba amaneciendo,

un sol amarillo, viejo conocido,

crecía lenta, majestuosamente,

sobre las verdes montañas,

sobre las aguas encrespadas,

celeste-plata del inmenso mar...

  

Crecía...

Como crecen los girasoles,

mientras clareaba un día como otro,

como miles, pero tristemente gris...

  

Amaneció

un invierno de luto y adiós,

invierno de mirar vacío,

invierno de nieves tempranas,

invierno de mortaja.

  

Un color de tiempo sin ayeres

de ayeres mudos que caían

sobre mis hombros

como diciendo... “me voy”.

  

No... No fue un día como otros,

ni fue un día como miles,

fue “el día” que se iba

llevando su vida para siempre.

 

Estaba amaneciendo

un día diferente

que sería “eterno”

en mi corazón.

  

Estaba amaneciendo

y ella se iba para siempre.

   

   

   

  

CAMINO...

  

Noche de insomnio.

Se escondieron las estrellas prudentes,

lánguida oscuridad...

  

El sol desparrama perezoso

una tenue luz macilenta

sobre los tejados rojos de mi pueblo,

sobre las colinas y el valle quieto,

esparciendo su palidez amarilla

manchada de rocío...

 

Un lento amanecer cubre desganado

las rosas del jardín soñoliento

y su aroma despierta mis letras,

que, convertidas en blandos acentos,

van arañando mis sentires confusos.

 

El silencio se despereza sediento

con la brisa fresca del invierno

y, juntos, pasean entre las ramas

del tajy florecido, soltando una lluvia

de pétalos lila para alfombrar con ellos

el camino de una sutil añoranza.

 

Un camino largo y solitario,

camino que va callando tu ausencia,

camino sin tus pasos,

camino ausente de tu sonrisa,

¡solo camino!

   

  

  

   

   

  

  

  

MIS ANCHOS LLANTOS...

  

El destino tiene las puertas cerradas,

las errantes estrellas se retratan

en la aurora rojiza y callan.

 

El tiempo es el olvido de los recuerdos,

toma las escenas confusas,

los momentos que viven callados,

y, convertidos en brisa,

recorren las aguas de anchos mares,

hasta anclar en lejanas orillas,

dejando en sus pliegues

mil caricias mustias.

 

Conocí la aurora de tus pupilas

antes de volverse ciegas

a causa de los oscuros vientos

que el destino plantó en ellas.

 

Y en esas playas hoy mudas de azul

se interrumpieron los aleteos

de las gaviotas madrugadoras.

 

Las aguas ariscas contagiaron

los sones del trueno, y la lluvia,

llevando a mar abierto

las gotas de mis anchos llantos.

   

   

  

  

TUS OJOS...

  

Quedaron fundidas a mis pupilas

dos gemas brillantes como un cielo en pleno día

y una dulce sonrisa en el crepúsculo

que despiertan mis anhelos de tenerte cerca.

 

Un día se cerraron y penetraron en mi alma

donde hoy anidas callada.

  

Las huellas de esos tus ojos amados

tienen el encanto de una noche azulada

y la magia transparente del mar

que en sus olas reflejan las alas

de mil gaviotas bullangueras.

 

Tus ojos quedaron fundidos con los míos

y, desde las espumas que deja el mar

sobre mis pies desnudos,

una pregunta me llega:

¿qué nombre tendrá

el próximo aleteo del destino?

   
       
 

¡Tan lejos de mí se apagó la luz de tus ojos...!

¡Tan lejos de mí dejaste tu última sonrisa...!

¡Tan lejos de mí abriste tus alas

y emprendiste el vuelo eterno...!

Tan lejos de mí, que tus labios no tuvieron

tiempo de decirme:

          “Te quiero mucho, mami”.

 

  

  

  

HASTA AYER...

  

El cielo bosteza su cansancio de días,

las gotas de rocío amanecidas

pintan arco iris sobre la luna,

todo es quietud en mi mundo.

 

El silbo del viento saluda al pasar,

un zorzal eriza su plumaje gris

y un salmo entrecortado —muy antiguo—

sale de su pico ámbar.

 

La calandria, que observa de lejos,

suelta unas corcheas sobre la rosa

y le sonríe desde una nube:

es el triunfo del amor sobre el dolor.

 

Se deslían en pétalos mis sentires,

llega una brisa que mece las flores

y un halo de azules abre sus alas

con los colores más vivos y bellos,

haciendo crecer la primavera

sobre mi callado invierno...

 

En la gota que adorna la rosa

—rocío mañanero—

se pinta un paisaje de amor maternal

en tonos sepia copiados del cielo.

 

La fresca llovizna de agosto cae perezosa

sobre el nido abandonado,

que suspira un momento mojado

por el recuerdo de un tiempo

que fue bueno hasta ayer.

   

   

  

ESTÁS EN MÍ...

 

¡Sucedió todo tan de repente...!

Fue apenas un suspiro en aquella madrugada,

y todo, todo este mundo que conozco

se transformó en un erial...

 

¡Tan lejos de mí se apagó la luz de tus ojos...!

¡Tan lejos de mí dejaste tu última sonrisa...!

¡Tan lejos de mí abriste tus alas

y emprendiste el vuelo eterno...!

Tan lejos de mí, que tus labios no tuvieron

tiempo de decirme:

          “Te quiero mucho, mami”.

 

Sólo a tu corazón lo encontré

latiendo dentro del mío.

Lo arropo cada noche con amor

y comparto sus palpitares

en cada suspiro,

en cada sonrisa,

en cada lágrima...

 

Desde ese día, sé que

estás en mí...

   
       
 

El silencio se despereza sediento

con la brisa fresca del invierno

y, juntos, pasean entre las ramas

del tajy florecido, soltando una lluvia

de pétalos lila para alfombrar con ellos

el camino de una sutil añoranza.

 

    

    

     

           

Ninfa Estela Duarte Torres (Ca’acupe, Paraguay). Docente, correctora, escritora y poeta, vive en Asunción y es profesora en varios centros y otros organismos docentes. Ha publicado varios libros relacionados con la didáctica de la lengua y la literatura, entre ellos: Manual Práctico de Ortografía (Nivel Medio), Caminemos (Lecturas para Nivel Primario), San Lorenzo, su historia, su gente (investigación histórica), El Chaco, mi Patria (Textos para la Comprensión Lectora), Mitos Guaraníes, cuentos y leyendas (Asunción, 2006), Duetos y abrazados. Diálogos románticos (Córdoba, Argentina, 2005) y Semblanza de un Luchador, Ciriaco Duarte (San Salvador, 2011). Además de sus obras de creación, cabe citar las Antologías compartidas: Lenguaje de Pluma y Tinta (Ed. Novelarte), Colores en Tiempos Literarios (Ed. Cenediciones), Conjugando las Artes (Ed. Novelarte), Navegando Sueños (La Barca de Fredy, San Salvador, 2010), Horizontes Azules (La Barca de Fredy, San Salvador, 2010), Un Poema para Neruda (Navegando Sueños, San Salvador, 2011) y El Rostro Secreto de Eros (Parnassus, Buenos Aires, 2011), Latidos del corazón (Astrid Pedraza de la Hoz, Bogotá, 2011), Poemas Oceánicos (La Barca de Fredy, San Salvador, 2011)y Mil poemas para Neruda (Alfred Asís, Chile, 2011). Su labor creativa ha sido galardonada en los Concursos Internacionales de Poesía Cenediciones y Novelarte, celebrados en Córdoba, Argentina, en reiteradas ocasiones. Puede leerse su producción literaria en los blogs: «Ninfa Duarte», «Mis palabras Azules» y «Ninfa, Cuéntame un Cuento».

   

   

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral de Cultura. Sección 2. Página 7. Año XVII. II Época. Número 99. Enero-Marzo 2018. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2018 Ninfa Estela Duarte Torres. © Las imágenes que ilustran la selección poética, así como los derechos a que hubiere lugar, pertenecen a la autora. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2018 Departamento de Didáctica de las Lenguas, las Artes y el Deporte, adscrito a la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga & Ediciones Digitales Bezmiliana, Castillón, 3, Rincón de la Victoria (Málaga).