BAJO LA ENCINA

 

     Encima centenaria, centinela,

en días claros o en sus noches más oscuras,

siempre apostada al borde de la vereda

y en su dirección siempre inconclusa,

como tantas veces los sentimientos

que de estar enraizados en el alma

parecieran clamar por echar el vuelo.

 

     Buscan los pájaros el abrazo de tus ramas,

acunan y custodian sus lares, nidos

entre sus perennes hojas

donde brotaron bellos y fugaces trinos.

     Alma noble, vegetal esencia,

los años engrosaron tu tronco cetrino...

 

     En las tediosas horas de la siesta,

¡tantas veces fue tu sombra mi cobijo!

     Entre líneas y marcadas páginas

mi imaginación aleteó sobre un libro,

buscando en las comas, esperanzas,

desentrañando los puntos suspensivos,

asumiendo el triste o feliz punto final.

 

     Entre un mar de olivares

eres, encina, anfitriona en el paisaje

de mi juventud y su destino.

     ¡Cuántas veces, cual secreto, me guardaste

unas lágrimas, una emoción o un suspiro!

     Y, bajo tu recurrente sombra espesa,

aprendí que están en el camino....

     No hay que buscar las respuestas.

 

  

  

  

SI LA VIDA SOLO FUERA TOCAR UNA CUERDA

 

     Si la vida solo fuera tocar una cuerda,

arrancándole armoniosamente cada nota,

cuando toda realidad con su emoción concuerda

o la emoción ante la existencia no es derrota.

 

     Ante tales sones nuestra alma se estremeciera

danzando en cualquier aurora a ras del horizonte

y cada pulso a la vida un triunfo pareciera

si la realidad y la ilusión son un confronte.

 

     Perenne, la música, sobreviva en nuestra alma

cuando huérfana esté de cálidas

                               sensaciones;

paz, armonía, pasión, melancolía o calma,

sus acordes serán diapasón de  emociones.

 

     Si el latir de un corazón por otro es melodía,

la piel pentagrama es de música y poesía.

 

 

                   

  

  

EL VIENTO TRAÍA NUBES

 

     El viento traía nubes,

pobladoras de mi universo,

sus ilusorias figuras

nos convocaban al juego.

 

     Cómo iba a saber

cuando corría a tu encuentro,

que aquellas amapolas

danzantes al aire cálido

de abril, rojas y frágiles,

como el presagio de una partida,

serían las últimas

que en su minúsculo tallo

habitarían nuestros días,

pugnando entre el trigal,

irisando nuestras pupilas.

 

     Carmesí sangrante

el de mi herida.

     A mi cotidiano paso

las vi deshojarse

sin poder evitarlo.

 

     A mi regreso,

regreso a tu ausencia

y, al vislumbrar la luz del sol,

siento tu dulce caricia,

percibo tu esencia.

     Tu luz, en mi cielo,

tu llamada, tus respuestas.

 

     Amapolas para mis versos

en la tierra que me ha de cobijar

al abrigo de tu recuerdo.

 

     El viento traía nubes

de suave algodón para tu sueño.

   

  

  

  

CAERÁ LA NOCHE

 

     Caerá las noche con alevosía,

desplegando un manto de oscuridad,

desafiante, con hostil nocturnidad

roba, inclemente, toda luz al día.

 

     Caerá la noche sobre la agonía

de las horas, del día y su claridad

resignadas a tan negra inmensidad

sucumben sin remedio ni porfía.

 

     Pero, ¡ay la noche, su magia y su embrujo!

Despliega su estrellado firmamento,

cobija, amante, a los enamorados,

 

     y, seductora, la Luna y su influjo

es musa del poeta, y su argumento

cuando tiene el corazón más desolado.

  

  

  

  

LOS PESCADORES

 

     Ya arriban, curtidos, los pescadores;

mil tempestades surcaron su piel,

abordando, firmes, su embarcación

con mil sueños y un futuro en cada red.

 

     Aún no se perfilan los albores,

a la orden del Patrón,

ya fijado un lejano horizonte

alejado de las tormentas,

preñado de noches salobres

y del reflejo de brillantes estrellas,

acunadas en su embarcación.

 

     A veces los rodea el abrazo embravecido

de negras horas inciertas,

cuando el salino beso de las olas,

traicionero, besa la cubierta.

 

     Ya navegan hacia caladeros lejanos,

la experiencia al timón,

encomendada guardia, cual vigías,

conocedores de la Luna y su encanto

y de sus mareas como traición.

 

     Pero el hombre que se hace marinero,

es porque ama el mar,

y, como agricultor en su terreno,

lanza sus redes para recolectar,

al azote del viento en su rostro,

brillantes peces de plata.

 

     Es víscera su captura cotidiana

con la escarcha en sus agrietados dedos

y el mar en las entrañas.

 

     Mirará el Cielo y la Luna, soñando un Puerto,

recalar en unos brazos, una familia,

unos besos y anclar en un cuerpo.

  

  

   

  

LA VIDA, UN VIAJE NADA MÁS

 

     Desolada quietud en los andenes

cuando la vida prosigue su viaje,

desoyendo el ruido lastimero

y el chirrido de los anclajes

de inciertas vías gastadas

por las horas. Oxidados hierros

de la memoria en su bagaje.

 

     Casual diseño de destinos inciertos,

a su paso siempre cobrará un peaje

por existencia, por tiempos,

por espacios y el paisaje

que dibujan los sellados vidrios

y la mirada de sus ventanas

en el tiempo aún por vivir.

 

     Se acrecientan las distancias

en estaciones atemporales

y en las frías horas marcadas

por un reloj —suspendido elemento—

tal pareciera el tiempo detenido

mientras ven sus cansadas agujas,

despedidas y mudos desalientos.

 

     Pero, a veces, por megafonías,

que hacen temblar el pecho,

se anuncia el retorno

del que regresa a su casa,

a unos brazos, a un sentimiento

y a los trazados caminos del alma.

 

 

  

  

A UN CANARIO

 

     Tras barrotes amorosos,

triste, un canario cantaba

y sus alas agitaba

en su vuelo más penoso.

 

     Observábamos gozoso,

extasiado en la armonía

de su trino y alegría,

a aquel que por necedad

le cambiara la libertad

por su jaula triste y fría.

   

  

                      

    

    

   

 

 

 
       
   
         

Francisca Sánchez Arjona (Iznájar, Córdoba, 1967). En la actualidad reside en Archidona (Málaga). Poeta de corazón desde jovencita, es autora de una buena cantidad de poemas, en su mayor parte inéditos, solo conocidos en Facebook, donde, desde hace unos meses, los ha ido dando a conocer a todos los amigos de la poesía.

La fuerza expresiva y la intuición poética que caracterizan a esta poeta novel ha sido reconocida en diversos eventos culturales. Así, en 2011 se alzó con el premio que se otorga en el Certamen Poético de Archidona, con el poema «Donde Nacieron mis Primeros Recuerdos»". En 2012, su poema «Vieja Casa de Alquiler» le merece el segundo premio en ese mismo certamen, cuyo jurado volverá a distinguirla con el primer premio del certamen, los años 2014 y 2015, con los poemas «Parecía Resistirse Septiembre» y «Despierta la Esperanza», respectivamente. En 2016, obtiene el premio, en su categoría único, del Certamen de Relatos de Iznájar en su apartado de Temática Local, con el relato «Al dar la Barca». Otro relato suyo titulado «Regreso a los Orígenes», dedicado al mundo del perro, fue galardonado con un primer premio en 2012.

    

    

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral. Edición no venal. Sección 2. Página 9. Año XVIII. II Época. Número 102. Enero-Marzo 2019. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2019 Francisca Sánchez Arjona. Diseño y maquetación; EdiBez. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2019 Departamento de Didáctica de las Lenguas, las Artes y el Deporte. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga & Ediciones Digitales Bezmiliana. Calle Castillón, 3. 29.730.  Rincón de la Victoria (Málaga).

   

   

       

 

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