EL LEGADO
El ánfora guardaba en sus entrañas un secreto milenario
sesgado por el tiempo
atesorando sedimento de los pueblos…
En su interior, reposaba, silente, el eco de helénicas voces.
El tiempo fluyó entre destellos
y la historia devanó segundos de Universo
mientras los pueblos se entrecruzaban, confundidos…
El viento patagónico desgasta el sedimento
revuela ente neneos y jarillas
y deja al descubierto entre osamentas
el ancestral y preciado testimonio…
El colono repasa la tierra con su azada hasta encontrarla
frunce el entrecejo, mira al horizonte
cobija el ánfora entre sus prendas
deja a un lado la labranza y toma la volanta….
La huella en el lodo, remarcada, lo acerca hasta Bryn Gwyn.
Las primeras sombras púrpuras acarician la tarde valletana.
Al verlo llegar, deja bruscamente de rezar el reverendo
sobre los clavos hincado, ante la Sagrada Imagen.
Algo presiente... No sería un día más en la Colonia.
El ánfora pasó a sus manos…
Por un momento tembló en sus convicciones
vio que la escritura sobre el barro era sumeria
temió que, al trascender, habría un cisma.
Sus manos, temblorosas, extrajeron
suavemente los rollizos contenidos…
Extendidas, las pieles de cordero
y de cabra, curtidas y rasadas
desnudaron de pronto su secreto.
El texto estaba escrito en arameo
tal vez sus glifos develaran el origen de los pueblos.
¿Cuál sería el mensaje encriptado
que con tanto recelo resguardaba?
¿Por qué fue sembrado entre las mieses
y en un lugar tan distante de Judea?
¿Por qué descubrirlo ahora ante un labriego?
El tiempo circular ha escondido
milenaria e inerte, la respuesta…
En un rito sagrado y sobre el monte
escarbando con sus manos negra tierra
volvió el reverendo a sembrar la preciada gema
…No sería él quien develara aquel mensaje
hasta el día en que Dios se lo ordenare.
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