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YO TUVE UN sueño, y, como todos los sueños, se
me fue deslavando como la niebla en los cerros
cuando la luz aparece. Yo tuve un sueño que
entre veredas del monte pretendo seguir andando
para distinguirlo sin perderme, pero a veces,
como esta madrugada fría en que quisiera estar
recostada en tus brazos, el sueño se me viene y
vuela en las alas de un águila que me guía el
paso y me pide que me cuide, y entonces no sé
qué palabra debo responderle.
En la cumbre: “Tajín”,
significa mi patria.
Que le da sentido a
mi palabra. Vida,
que me fue trayendo
y me atrapó con la muerte.
Un cerro distante
San Lucas y tú,
la primera razón
para aferrarme a la tierra.
No me quiero ir
para seguirte recordando.
Voz que no tuvo
lugar, y en aliento,
me inspira a seguir
hablándote para llenarlo todo
con mi silencio.
El teclado repica
en mis palabras,
el sahumerio que habrá
de colocar mañana
nuestros huesos juntos
una tarde de noche,
en la almohada
de la inmortalidad.
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Yo tuve un sueño de compañía de amistad, un
sueño donde todas mis mañanas han seguido llenas
de realidades, y, entonces, me recuerda “hay
verdades con realidades secundarias que duelen
más que la ilusión de la que escapas”...
Ave de viento de hoy, cruces de luz y agua,
a ti te escribo,
sí, a ti, que desprendes angustiado la mirada,
a ti, de luz y amor para mi vida,
salido de la sombra tal cual, la dualidad me
acosa
por la espiral que avanza y que me nombra.
Féntica de claridades,
amor universal en mi despojo,
ahora mismo voy y desalojo
al miedo, por ti y de tu retrato yazgo,
prendida en siento y amo
convertida, al calce de la brasa
al rojo vivo que me acosa.
A ti, que sacas de lo abstracto
un vértice para viajar conmigo,
cama, calma, colchón y trampolín;
de aquí a la eternidad…
Enclavado en el poder de amarnos
más allá que la vida y que la muerte,
y padeciendo del haber el tiento del abismo.
A ti, que, de un abril en octubre,
consigues el milagro en que te habla
mi palabra que cunde de palabras.
Y entonces vienen mis emociones y se me
arremolinan todas dentro del pecho y tengo
ansias de escapar, de no saber más, nada de nada
ni de nadie, y salir corriendo de la vida a
otra, o a otro campo, a otro mar, a otro
espacio, donde guarecerme —quizá de mí misma,
por no poder en muchos momentos conmigo— y mis
propias ilusiones y mis pensamientos.
Hay muchas noches en que miro de lejos cuanto ha
pasado. Cuántas calles andadas, cuántas
conductas asumidas, cuántas decisiones por
mantener nuestro rumbo; y te miro difuso en la
lejana calle, llegando con tu sonrisa para irte
de nuevo, y entonces siento rabia y me frena un
impulso extraño que me agota, un impulso que me
hace preguntarme ¡tantas cosas! Sin tener
respuestas.
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¿Que te diga qué quiero?
Que no sea la añoranza la que venga por ti.
Que nunca te evapores y te vuelvas a casa
a buscar lo perdido, desconsolado y solo,
más solo que antes fuiste, por tenerte conmigo
y no poder decirme: Que me quede contigo...
Que no vayas y escondas tus detalles, tu cara,
tu sentir, tu vivir para que nada cambie,
y que nadie se entere, que nadie se perturbe,
que nadie se moleste. Que todos sean felices...
Y si al alba la aurora imposible lo hace,
separarse del sol, por seguir con la luz
llenando el horizonte, partido en pedacitos,
quisieras que te quiera, sin preguntarte nada,
sin moverme en tu vida como yo tanto anhelo,
sin pedir un suspiro de esa tranquilidad,
ni por darme ese gusto, vuelvas a permitirme
ni saber ni exigirte, ni pedir, ni pensar,
divide de tu vida lo que me corresponde,
pero en mi nombre, nunca te equivoques. Jamás.
Sigo tu huella como quien busca lo que sabe
dónde está... Más enamorada; en cambio, menos
principiante. Crezco como el calor de dar lo que
sabía mío, a ti que sabía conmigo, en el ardor
de sabernos...
Amo este rito que se repite y nos acerca,
porque sé que juntos no habrá nada
que pueda derribarnos...
Amo esta vida que planeo contigo.
Si ya de por sí la amaba por tenerla,
ahora que la tengo
y a tu lado,
la puedo compartir porque me ama.
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No son palabras que salgan este día preciso por
decir, desde el orgasmo que me provoca tu
presencia entre mis sábanas, no son palabras que
salgan de algo no dicho que te debía, no son
palabras que broten desde la pasión que inunda
mi pecho y me rebasa, no: Son palabras que se me
escapan sin freno, como caballos que precisan
galoparte que las escuches, cuando sabes que
existen, aunque no las diga, pero que este día
quieren volverse lluvia, de tus ojos en los
míos...
Si ha valido la pena,
la pena es válida. Entonces
dejo que crezca y me sienta,
y me desoiga, y me siga
arrebatándome el sueño.
Que pese la pena, como la bruma en la montaña.
Cada día, cuando salgo por la mañana, miro “el
cerro del abuelo”, y constato que sigue ahí
poblándolo para saber que algún día podré dejar
de tener como la bruma, sueños que sostener,
para ver el cerro de plano, sin estar pensando y
con miedo, que su claridad es la misma sin la
pantalla de la niebla. Y saberme parte de su
superficie, y no mero camino de acceso
secundario.
Anoche, la luna se volvía
un espejismo de mi pensamiento
en tanto de sus dientes cristalinos
el vaho se llevaba el viento.
Y es ese viento, amor una caricia
que vino a visitarme a mi ventana,
y se posó en el cristal dejando un beso
para que me despierte en la mañana,
el que me hizo escribirte en un instante
palabras que no barra el sol al alba.
Ese susurro que Yo sólo escucho,
que comparto contigo aquí en la calma,
el que, doblegando mi esperanza,
me provoca arrancarme las palabras:
Una tras otras como partitura
se va acomodando en esta plana,
para dejar constancia del momento
en que del “yo” se desprendió el “nosotros”,
y mirándome tras la transparencia
del vidrio opacado por el beso,
selló en mi corazón una tarea
por hacer, cuando bebas mis palabras.
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Amo tanto a mi hijo y no está conmigo tampoco.
Tanto es mi familia, la más lejana y la más
presente; que a veces me parece que quisiera
despertar de este sueño, y encontrarlo en mi
cama con sus sábanas blancas y sus juguetes, sus
camisas tejidas y sus chambras, y me trago todo
como buena actriz, sin dejar que nadie se dé
cuenta. Pero hay veces, como esta, en que
quisiera no estar, no darme cuenta de nada, no
seguir deseando lo que sé imposible, ni
renegando de lo que amé y conservo. Pero es tan
sólido mi sueño que, como la bruma que nos
cerca, me exige y me grita que “esperar es como
un acto de magia en un siguiente acto, que cada
vez miro más lejos”.
Qué extraño es extrañarte en esta noche tan
simple,
tan silenciosa y templada.
Sin ruido.
Parece que no quiere terminarse.
Las oscuridades van apoderándose de mí,
con sus nostalgias contagiosas
y la humedad pegajosa.
Cala los huesos.
Desde el rito primero de pensarte
hasta que te me olvidas
vuelves a suceder… |
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Livia Díaz
Xalapa,
Veracuz, México |
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Diplomada en
Géneros Literarios
y Análisis
de la Información.
Diplomada
Finder. |
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Livia Díaz Ortiz Salgado
(Livia Díaz).
Originaria de la Ciudad de
México, actualmente reside
en Xalapa, Veracruz, en
donde tiene un pequeño
vivero.
Cursó estudios profesionales
en la Facultad de Enfermería
en la Universidad Autónoma
del Carmen. Es Diplomada en
Mediación de Lectura,
Diplomada en Géneros
Periodísticos y Análisis de
la Información, y Diplomada
Finder.
Ha
sido cofundadora del Grupo
de Jóvenes de la Colonia 5
de Mayo en el Partido Comunista
Mexicano (PCM), la Red
Nacional de Periodistas, el Círculo de periodistas del
Carmen, UPHAC, APUEV, MIM y
la Red Internacional de
Periodistas.
Escribe desde la infancia.
Realizó sus primeras
incursiones periodísticas en
el órgano informativo del
PCM y la
Federación de Estudiantes
Universitarios (FEU).
Ha desempeñado diversos
cargos en la dirección y
edición de varios periódicos
impresos y ha sido
columnista, reportera y
colaboradora de los
rotativos Excélsior, El
Universal, Así es y Tribuna
del Carmen. Asimismo, ha
sido administradora y
difusora de medios digitales
y redes sociales, y ha
dirigido programas de radio
de poesía.
Actualmente no pertenece a
ninguna asociación, grupo o
partido político.
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GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral.
Edición no venal. Sección 2. Página
8. Año XXII. II Época. Número 116.
Julio-Septiembre 2023. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2023
Livia Díaz Ortiz Salgado.
Diseño y maquetación: EdiBez. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2023 Departamento de Didáctica de las Lenguas, las Artes y el Deporte.
Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga
& Ediciones Digitales Bezmiliana.
Calle Castillón, 3. 29.730. Rincón de la Victoria (Málaga). | |
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