NOSTALGIA
Padre, una tarde partiré,
cuando el levante venga hacia los cerros que separan
la sombra del segado atardecer.
Perdóname.
Tus nietos, biznietos y los que no sabrán que exististe
morirán conmigo.
Padre, una tarde de agosto,
regaré los terrones que no volveré a pisar
con mi saliva de suspiros espesos.
Dile a madre
que fui a buscar la Vida
y que no llore sobre las violetas negras del patio de
atrás.
Por fin comprendí lo que callabas
con tu silencio cuando mirabas perdido.
Quizás nunca más vuelva
del reino de los judíos errantes.
Me exilio por no tener ideas, por no pertenecer a la
Creación
como tu hubieras querido.
En la costa me mojaré los talones
y en el laberinto del desierto derramaré
el néctar de mis venas que calmoso gusaneará largamente
hacia el mar.
Siempre fui temeroso para esta vida
y le
debo tanto al mundo… |