AQUELLA MAÑANA

     Aquella mañana de fría aurora

donde las gotas perfumadas del cielo azul caían,

vi desde la ventana la llegada de la primavera.

     El sol nacía desde la blanca montaña

lanzando sus rayos a las chispas mojadas,

y estas, brillantes, resbalaban por las hojas floridas

cayendo y rompiendo como cascadas y manantiales.

     Las flores que ahora dormían

sujetadas por su madre la tierra

despertaban y abrían sus ojos

para darle color a la vida.

     Y se abrían los caminos y valles,

partiendo montañas y bosques

para darle majestuoso paso

a nuestro nuevo visitante.

     En un caballo lindo, blanco como la nieve,

iba montada la reina, la primavera de las maravillas.

     Sus mejillas sonrosadas, sus ojos tiernos y verdes,

su boca roja como las amapolas

me traían un aire nuevo, la alegría.

     Cabalgando, brillante y airosa,

se acerca la estación del año,

sus cabellos largos, morenos,

van dejando semillas de amor en la tierra.

     Detrás de la ventana, donde el invierno

y la bruma me esconden,

quedamos yo y mi soledad

esperando con la vista en la ladera

la bonita llegada de la primavera.

ESTAR CONTIGO

Estar contigo es hacerte reír,

es mirarte a los ojos sin saber qué decir.

Un beso que choca tu boca contra la mía,

sentir mariposas en el ombligo

                              es estar contigo.

Acariciar tu rostro, tu pecho, tus cabellos,

susurrar palabras bellas

                              es estar contigo.

Llorar en las penas, reír en las alegrías,

pero hacerlo todo juntos

                              es estar contigo.

Dar consejos sin nada a cambio

y desnudar tu alma provocando calor

                              es estar contigo.

Decir que te quiero sin pensarlo con la cabeza,

decirlo con el corazón

                               es estar contigo.

Estar contigo es estar a tu lado,

darte mi vida, entregarte mi alma,

desnudarte cada noche.

...Ser tu amiga, tu amada y tu amante.

¿QUÉ ES QUERER...?

¿Qué es querer sin ser querida?

     Una nostalgia muy grande

al no poder besarlo,

una rabia en el corazón

que sólo tu alma la puede sufrir,

es una sinrazón,

un no vivir.

     Es pensar en sus ojos y en sus manos,

en su cuerpo y su corazón,

y, de pronto, darte cuenta

de que no te quiere.

               Y sin él, no vives.

¿Qué puedo hacer?

     Llenarme de soledad, soñar y morir,

vivir sin nada, sin luz y sin alegría.

     Pero ahí están sus ojos que te dicen algo,

te calman y sonríes.

     Piensa que morir es no verlo y no poder besarlo,

que vivir es verlo y, algún día, si su corazón

encuentra al tuyo, se unirán,

y ya no habrá oscuridad ni soledad.

     Nada que te haga sufrir,

porque él estará contigo

               para hacerte feliz.

PALABRAS ESCONDIDAS

Palabras escondidas,

miradas más profundas,

estoy aquí. Duerme.

                             ¡Silencio!

     La noche, ahora tranquila,

respira sueños inocentes.

     Los dos amados, él y ella,

duermen, ella y él,

respiran vida eterna... ¡juntos!

                             ¡Silencio!

TE QUIERO

Te quiero, los ojos hablan;

así como el corazón piensa

          y el alma desea.

Te amo, más allá del bosque más profundo,

          de la nada más lejana.

Te llamo a voces y a veces respondes,

          me quieres y a veces lo dices.

Los ojos hablan, el corazón siente,

          el alma me llama.

Te quiero, los ojos hablan:

aunque tus labios cerrados

callen, tus ojos me dicen...

          ¡te quiero!

SOLEDAD QUE ME AHOGAS

Soledad que me ahogas,

     deja ya de corromper las entrañas de mi alma

     y mira cuánto mundo, absorto en su imaginación,

     piensa y localiza los estrictos nudos de la amargura;

     observa cuánto dolor se esconde entre los oscuros

     crepúsculos de la inmensa noche,

     cuando el color brillante

     de la luz del día retuerce las voces

     más anheladas de la mañana.

Soledad que me ahogas,

     deja ya de perseguirme en los más viles laberintos

     aborrecidos por las almas de los muertos aún perdidos;

     dame ya la ansiada libertad en alas convertida,

     para darle a mi alma el color y la vida de la garganta

     ataviada de gritos y palabras.

Soledad que me ahogas,

     deja ya de perseguirme, deja ya de corromperme.

Selección poética tomada del libro Mi cuaderno, Colección “Los Libros del Castillo”, 4. Editorial El Castillo, Iznájar (Córdoba), Diciembre de 2001.