lberto
Jiménez Fraud, natural de Málaga y licenciado en Derecho por
la Universidad de Granada, fue ensayista, traductor y editor.
Pero si su nombre ha pasado a la historia con merecidas letras
de oro, lo ha sido por la extraordinaria labor que desplegó en
los campos de la enseñanza y la educación, labor pletórica de
trabajo incesante e iniciativas ciertamente innovadoras en
nuestro país. Estuvo muy vinculado a la Institución libre de
Enseñanza[1] y fue discípulo de Giner de los Ríos. Dirigió la
Residencia de Estudiantes desde su creación en 1910 hasta
1936. Su actitud de tolerancia, elegancia y natural modestia
correspondía a la mejor tradición educativa liberal.
Sus
comienzos
Alberto
Jiménez Fraud nació en la ciudad de Málaga el 4 de febrero de
1883. De niño, solía leer libros de historia a su padre, ya
que éste tenía problemas de visión y escuchaba las lecturas
que su madre realizaba de grandes prosistas y autores
franceses, lo que le abrió unos horizontes que más tarde
acusaría positivamente en sus estudios oficiales.
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En 1906, con la colaboración
de Miguel de Unamuno y José Moreno Villa, funda en
Málaga una revista intelectual y literaria llamada
Gibralfaro. |
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Realizó
los estudios universitarios en la Universidad de Granada,
donde obtiene la licenciatura en Derecho. Pero su espíritu
inquieto, creado para vislumbrar amplios horizontes, le hacía
no encontrarse satisfecho en los límites cuadriculados,
aquejados de miopía, de esta universidad andaluza; solía
decir: «Veo a un adolescente de espíritu curioso de verdades
sintéticas, para quien los estudios jurídicos que cursaba sólo
significaban una llave de acceso a las diversas profesiones o
a funciones del Estado».
Con
la titulación de Derecho en la mano y sin una orientación
profesional definida, el joven Jiménez Fraud se entrega por
completo a lo que solía llamar «holganza ilustrada»: la
lectura, la meditación y el recreo. Este término de ‘holganza
ilustrada’ es toda una norma que Fraud desarrolló en sus
escritos.
Este
periodo no duró mucho, ya que Domingo, hermano de Ricardo de
Orueta, le habló sobre la obra reformista y cultural de la
Institución Libre de Enseñanza y de las grandes personalidades
que allí se encontraban, como Francisco Giner de los Ríos, su
fundador y presidente de la Institución, y Manuel Bartolomé
Cossío, entre otras. La inquietud por ampliar sus
conocimientos le motivan a marcharse a Madrid para realizar su
doctorado en Derecho.
Fue,
junto con Castillejo, uno de los últimos discípulos del
rondeño Giner de los Ríos, a quien llega a conocer en 1905.
Jiménez Fraud dijo: «Mis tres años de institucionalista fueron
una orgía de lecturas, amistades, diálogos, clases,
conferencias y excursiones por las dos Castillas».
En
1906, con la colaboración de Miguel de Unamuno y José Moreno
Villa, funda en Málaga una revista intelectual y literaria
llamada Gibralfaro. Durante esta época, Fraud realizó
varios viajes a Inglaterra con el objetivo de ampliar su
formación y conocer de cerca el sistema educativo y la
organización de los llamados colleges[2].
Por
esta época, participa en la vida cultural malagueña junto a un
grupo de amigos, con los que siguió colaborando durante muchos
años: José Moreno Villa, Manuel García Morente y los hermanos
Orueta, especialmente con Ricardo, escultor de gran
importancia, el cual realizó un buen trabajo como director
general de Bellas Artes en Málaga. El padre de Ricardo de
Orueta, Domingo de Orueta y Aguirre, había fundado la Sociedad
Malagueña de Ciencias Físicas y Naturales y Jiménez Fraud,
influido por su ambiente naturista, se entregó con gran
entusiasmo a la lectura de algunos autores relevantes en ese
ámbito, especialmente de Darwin y Spencer.
La
Residencia de Estudiantes: el “Colegio de los
Quince”
En
1907, la Institución funda la Junta para Ampliación de
Estudios e Investigaciones Científicas (futuro germen del
actual CSIC), y su presidente, Giner de los Ríos, escribe una
carta a Jiménez Fraud en la que le comunica que la Junta
estaba decidida a emprender la construcción en Madrid de un
edificio donde poder dar albergue y ambiente adecuados a los
estudiantes que viniesen a Madrid a cursar estudios
universitarios.
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Alberto Jiménez Fraud, junto a otros
compañeros de estudios, en el patio de
Residencia. |
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En
1910 fue elegido por la Junta para dirigir el nuevo proyecto
pedagógico de lo que luego sería la Residencia de Estudiantes:
un pequeño colegio universitario situado en la calle
Esparteros, número 9, e Infanta, que, en sus inicios, sólo
prestó alojamiento a quince residentes, razón por la cual este
embrión residencial fue conocido como el “Colegio de los
Quince”.
Estos
primeros estudiantes procedían de los puntos más diferentes de
nuestra geografía y constituían un grupo intelectual muy
heterogéneo: no sólo había escritores (entre ellos figuraba el
que llegaría a ser el gran poeta Jorge Guillén), sino también
un cardiólogo, un psiquiatra y un arquitecto. A los primeros
residentes se fueron uniendo los tutores, encargados de
orientarlos en sus tareas, entre los que destacaron Miguel de
Unamuno y Juan Ramón Jiménez. Este colegio residencial fue el
primer centro cultural de España y, con el tiempo, llegaría a
ser el exponente más emblemático del proyecto modernizador de
la Junta, una de las creaciones más originales de la “Edad de
Plata” de nuestra cultura y la casa donde se gestó la
“Generación del 14”.
La
libertad de iniciativa que le concedieron tanto Giner como
Cossío hizo posible que la residencia se caracterizara por la
tolerancia y el pluralismo, ambiente inusual hasta entonces en
España. Fueron precisamente estas dos insignes figuras de la
cultura española, Giner de los Ríos y Cossío, las que hicieron
brotar en Jiménez Fraud su auténtica vocación, la de ser
educador de la juventud, dedicando toda su vida a esta labor
formativa.
Jiménez
Fraud mantuvo siempre la más implacable neutralidad política,
resistiéndose denodadamente a toda presión oficial para que
cambiara la orientación liberal de la Residencia. Siguiendo
los planteamientos Krausistas, siempre pretendió ofrecer una
formación bastante amplia y general.
La
casa residencial, en su primera etapa, fue ubicada por Jiménez
Fraud en un pequeño edificio de la calle Fortuny de Madrid.
Aunque se trataba de una construcción humilde y sencilla, de
modestos espacios comunes, tenía cierta elegancia y era
relativamente confortable para la vida española de aquella
época. Y si no llegó a ser una lujosa mansión, se debió a las
dificultades económicas que nunca dejaron de merodear a su
alrededor y, en parte también, a su idea de que el estudio se
debía realizar en un ambiente sencillo y sin lujos, pero
cómodo.
La
“Colina de los Chopos”
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Francisco Giner de los Ríos (Ronda, Málaga,
1839 - Madrid, 1915), filósofo, ensayista y pedagogo, y
fundador de la Institución Libre de
Enseñanza. |
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Posteriormente,
merced al interés público que iba adquiriendo la
Residencia, el Ministerio de Cultura cede a la
Institución unos terrenos para la construcción de un nuevo
edificio, que, en 1915, se convierte en la nueva sede de la
Residencia de Estudiantes, la cual fue bautizada por Juan
Ramón Jiménez como “la Colina de los Chopos”, situada en el
actual paseo del General Martínez Campos, número 14. El
ilustre poeta de Palos de Moguer participó activamente en su
traslado y colaboró con entusiasmo en su diseño exterior y
acondicionamiento del edificio, que, en general, seguía
las mismas pautas de decoración interior que la primera
Residencia. Los antiguos edificios pasaron a ser la sede de la
recién creada “Residencia de Señoritas”, dirigida por María de
Maeztu.
Durante
los años posteriores, muchos fueron los hombres, hoy
reconocidas figuras de la cultura en general, que estuvieron
residiendo y estudiando en la Residencia. Entre ellos cabe
destacar a José Moreno Villa, que fue tutor y ayudante en la
dirección; Federico García Lorca, Luis Buñuel, Salvador Dalí,
Emilio Prados, Gabriel Celaya, Severo Ochoa y otros amigos
afines al proyecto. Por otra parte, egregias figuras del
pensamiento y de las letras, como es el caso de Miguel de
Unamuno y Antonio Machado, solían alojarse en la
Residencia cuando visitaban la ciudad de Madrid.
Tanto
los estudiantes residentes como los tutores compartían con el
público su saber en cada campo a través de las fundaciones
Instituto Escuela y el Comité Hispano-Inglés, ambas de Madrid,
que, como contrapartida, contribuían al incremento del
prestigio de la Residencia.
El
4 de agosto de 1917, contrae matrimonio con Natalia, hija de
Manuel Bartolomé Cossío, vínculo que consagra al malagueño
definitivamente como parte activa del proyecto pedagógico de
la Institución, lo que le permite integrarse en el equipo de
colaboradores de su presidente y mantener coloquios con otros
muchos que, como José Ortega y Gasset, acudían diariamente a
la Residencia. José Moreno Villa, Juan Ramón Jiménez y
Federico de Onís fueron también principales consejeros
del presidente de la Residencia, en un proyecto muy meditado
que se fue ejecutando poco a poco. Así, poco a poco, se
habilitaron los laboratorios, se editaron publicaciones, se
erigieron nuevos edificios, etcétera.
El
30 de mayo de 1918, nació el primer hijo del matrimonio
Jiménez-Cossío, al que se le puso el nombre de Manuel en
deferencia al progenitor de la madre y, el 15 de junio de
1921, vino al mundo el segundo hijo de la pareja; en este
caso, una hija, que recibió el nombre de Natalia, como la
madre.
La
Residencia, entre luces y sombras
Como
consecuencia del golpe de Estado del general Miguel Primo de
Rivera en 1923, se le plantearon a la Residencia no pocos
problemas políticos, siendo objeto de inesperadas visitas de
inspecciones y reiteradas acusaciones denunciando que los
residentes mantenían ideas políticas radicales y contrarias al
sistema establecido.
En
1924, se creó el Comité Hispano-Inglés (fundado por la
Institución en colaboración con el Duque de Alba y el
embajador de Inglaterra Sir Esme Howard) y la Sociedad de
Cursos y Conferencias, ésta por iniciativa de Jiménez Fraud,
con el objetivo de atraer grandes personalidades españolas y
extranjeras para dar conferencias para que los estudiantes
tuvieran contacto directo con los personajes más relevantes
del momento. Así, profesionales ilustrados y algunos miembros
de la nobleza invitaron a destacados creadores, artistas y
científicos no sólo de España, sino de todo el mundo; entre
los que podemos citar a Gregorio Marañón, Santiago Ramón y
Cajal, Marie Curie, Albert Einstein y muchos otros. Esto
supuso una gran ayuda económica para la supervivencia de la
fundación, al mismo tiempo que la Residencia se convertía en
uno de los lugares más representativos de la ciudad. Los
estudiantes alojados se beneficiaban de todos los actos ya
que, por celebrarse allí, asistían gratuitamente a ellos si
querían hacerlo, pues no estaban obligados a ello.
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Manuel Bartolomé Cossío (Haro, La Rioja, 1857
- Collado Mediano, Madrid, 1935), pedagogo e historiador
de arte, y suegro de Jiménez Fraud. |
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A
pesar de las dificultades, la Residencia sobrevivió y su
número de afiliados aumentó a unos 500 socios. Para Alberto
Jiménez Fraud, el apoyo y la ayuda de esos 500 socios fue
fundamental.
En
1926, comienza a editarse la revista Residentes,
dirigida por Jiménez Fraud, en la que se publican artículos
sobre los museos principales de Madrid, que aparecieron
ilustrados con fotografías, y muchos otros temas, además de
escritos de Azorín, Cambó, González Hontoria y Antonio
Machado. La revista se dejó de publicar en 1934, aunque en
1963 se retoma la edición para celebrar el cincuenta
aniversario de la Residencia.
Influencia
de la Guerra Civil
En
1936 comenzó la Guerra Civil. En la Residencia se izaron las
banderas norteamericana y británica, ya que se encontraba en
plenos cursos de verano para extranjeros y, a su amparo,
algunos intelectuales liberales se refugiaron allí con sus
familias, como fue el caso de Ortega.
A
consecuencia del estallido de la Guerra Civil, la experiencia
cultural representada por la Residencia de Estudiantes quedó
interrumpida. Durante la contienda, la Residencia consigue la
inmunidad y se convierte en Hospital de Carabineros, dirigido
por Luis Calandre, uno de los primeros residentes. Luego,
durante los años que queda establecida la dictadura del
general Franco, la Residencia no vuelve a abrir ya sus puerta.
El brote cultural que se había iniciado con fe e ilusión casi
dos décadas antes quedó arrancado bruscamente para siempre.
Exilio
del país
En
octubre de 1936, Jiménez Fraud se refugió con su familia en
Cambridge, donde fueron acogidos en el King´s College,
del que además recibió una subvención. Allí estuvo impartiendo
clases, hasta que, en 1938, fue nombrado lector en el New
College de Oxford, Universidad que los acogió y desde donde
intentaron por todos los medios mantener viva la llama de la
Residencia. Allí, alternó sus clases y publicaciones con
cierta actividad de oposición democrática al
franquismo.
Hay
que destacar que su residencia de Oxford fue muy visitada por
muchos intelectuales, exiliados y, sobre todo, por antiguos
residentes, que iban a buscar al matrimonio Jiménez Fraud,
llenos de nostalgia por los años vividos en la
Residencia.
En
abril de 1939, cuando finaliza la Guerra Civil, los
estudiantes y antiguos residentes que no habían terminado sus
carreras las acabaron en otros lugares. La Residencia
desapareció y pasó a ser la Residencia de Profesores del nuevo
Consejo Superior de Investigaciones Científicas
(CSIC).
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Juan Ramón Jiménez (Palos de Moguer, Huelva,
1881 - San Juan, Puerto Rico, 1958), poeta y Premio
Nobel de Literatura en 1956. |
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En
1944, Jiménez Fraud dedicó su tiempo a la publicación de dos
libros. El primero titulado La ciudad del estudio, obra
que se ocupa de la enseñanza superior, y el segundo libro,
Selección y reforma, trata de la enseñanza en la etapa
renacentista, ambos editados por el Colegio de
México.
Cuatro
años más tarde, publicó otro libro llamado Ocaso y
restauración, editado también por el Colegio de México, en
el que trata del proyecto modernizador de la Institución, la
Junta y la Residencia; además incluye excelentes páginas
autobiográficas.
A
mediados de los años 50, coincidiendo con su jubilación,
comenzó a pensar en la recuperación del proyecto modernizador
de la Residencia, pero esta vez desde otras bases diferentes.
Esa recuperación se organizó en torno a la conmemoración de
los cincuenta años de la fundación, iniciativa que tuvo como
fruto la publicación de las palabras del presidente, Alberto
Jiménez Fraud, que quedaron convertidas en su testamento
espiritual, y la edición de dos números conmemorativos de lo
que quería ser una nueva época de la revista
Residencia.
Su
retorno a España
En
1963, ya jubilado, volvió a Madrid, donde había establecido su
residencia recientemente. Pero su estancia en la capital de la
nueva España duró muy poco tiempo. Nombrado traductor de la
ONU, hubo de trasladarse a Ginebra. Y en esa ciudad suiza,
lejos de Málaga, lejos de su patria, falleció Alberto Jiménez
Fraud el 23 de abril de 1964.
En
1975, una vez fallecido Franco, la Fundación inicia los
trámites para la recuperación de su legalidad como
asociación cultural con fines propios, que consigue por orden
del Ministerio de Educación y Ciencia en 1977, y como tal se
inscribe en el Servicio de Fundaciones. Una vez reconocida
como continuadora de los fines de la Institución Libre de
Enseñanza y heredera de todos sus bienes, la Fundación, en
1978, tramita una serie de gestiones encaminadas a que le sean
restituidos los bienes propios y los de la Institución, como paso previo
imprescindible para reanudar sus actividades.
Se
da la circunstancia de que la histórica sede de la Institución
había sido incluida en el Precatálogo de Edificios con Interés
Artístico
(por Ley de 1933, Reglamento de 1936) y, aunque en noviembre
de 1982, el Ayuntamiento de Madrid devuelve a la Fundación el
inmueble originario, situado en el número 14 del paseo del
General Martínez Campos, la devolución, en realidad, no surte
efecto hasta 1985, año en que se cierran definitivamente las
aulas del Colegio Público Eduardo Marquina que ocupaba estos
locales.
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NOTAS
(1)
Institución Libre de Enseñanza (ILE): famosa enseñanza
pedagógica que se realizó en España, inspirada en la filosofía
de Karl Christian Friedrich Krause (Krausismo) y que tuvo una
repercusión excepcional en la vida intelectual de la nación,
en la que desempeñó una labor fundamental de renovación. La
ILE fue fundada en 1876 por un grupo de catedráticos
(Francisco Giner de los Ríos, Gumersindo de Azcárate, Teodoro
Sainz Rueda y Nicolás Salmerón, entre otros) separados de la
Universidad Central de Madrid por defender la libertad de
cátedra y negarse a ajustar sus enseñanzas a cualquier dogma
oficial en materia religiosa, política o moral.
(2)
Colleges: Término utilizado para denominar, en inglés,
a una institución educativa. |