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SOEUR SOURIRE

(SOR SONRISA)

Bruselas (Bélgica), 1933 - Wavre (Bélgica), 1985

  

Por  Ángela Montenegro Lozano

   

   

L

a serie televisiva de terror American Horror Story, de la productora norteamericana FX, nos muestra en su segunda temporada, American Horror Story: Asilum, estrenada en 2012, una canción que martillea sin cesar los oídos y el alma de los internos que se hacinan en un psiquiátrico estadounidense regido con mano de hierro por una monja, esperando una mejoría que nunca llega. La canción, repetitiva con saciedad, y que contribuye a cargar los capítulos de una asfixia que envuelve al espectador durante cincuenta minutos, es un éxito de comienzos de la década de los años sesenta titulado Dominique, compuesto por Jeanne Deckers en 1963. Nada tendría de especial si no fuese porque la compositora fue, en su momento, una monja que, con el pseudónimo de Soeur Sourire (Sor Sonrisa) fue capaz de colocarse entre los artistas más vendidos y convertirse en un auténtico fenómeno mediático de la época. A la triste historia que, irónicamente, vivió Jeanne Deckers, intentaremos acercarnos en las líneas que siguen.

Una juventud de postguerra

Jeanne-Paule-Marie Deckers (o Jeanine Deckers) nació el 17 de octubre de 1933 en Bruselas (Bélgica), en el Hospicio de la Rue du Grand, seis años antes del estallido de la II Guerra Mundial. Por aquel entonces, Bélgica, como la mayoría de los países europeos, estaba difícilmente soportando los efectos de dos terribles calamidades del momento: de una parte, las secuelas devastadoras a largo plazo de la terrible Gran Guerra (1914-1919), en la que se había visto involucrada involuntariamente [1], y de otra, la cruenta crisis económica derivada del crack de la Bolsa de Nueva York en 1929, todo lo cual iba a marcar, y de qué manera, a la generación a que pertenecía la joven Jeanine.

Hija de Henri-Lucien Deckers, panadero de profesión, y del ama de casa Gabrielle Denis, la pequeña Jeanine va a sufrir, desde su más tierna infancia, el desarraigo de una madre con la que jamás tuvo una auténtica relación materna (parece ser que la niña fue el fruto de un embarazo no deseado, que Gabrielle nunca perdonó ni a sí misma ni a la hija y que cristalizó en numerosos episodios de maltrato), y la fría indiferencia de un padre irresponsable y fantasioso que, al estallar la II Guerra Mundial [2], se alistó y participó activamente en la Resistencia, alejándose de ella. Esta actitud tan deshumanizada y poco gratificante de ambos progenitores y los atroces recuerdos del conflicto bélico (bombardeos, muerte y destrucción) serán los recuerdos más vívidos que Jeanine va a mantener siempre de sus primeros años de vida y que, de alguna manera, van a influir en todas sus decisiones posteriores, posiblemente más de lo que podamos imaginar.

  
              

              
 

Portada de la edición española del disco en que aparece "Dominique".

 
  

Una “llamada” un tanto inesperada

En los años de postguerra, con una Europa devastada y en plena reconstrucción económica, política y social, la joven Jeanne inicia su formación en la Escuela Normal Superior de Artes Decorativas de la capital belga, donde, a los 20 años de edad, obtiene su título de profesora de dibujo. Pero este sueño, como muchos de los que esta mujer tendrá a lo largo de su vida, no se verá cumplido en la realidad. Desilusionada por este fracaso, e influida por la mentalidad de la época, su familia le busca a Jeanne un matrimonio de conveniencia que le permita posicionarse cómodamente, cosa que ella, a su vez, va a interpretar siempre como un episodio (otro más) de su triste infancia y juventud.

Para alejarse de las nefastas influencias de una madre que persiste en sus maltratos y no cesa de incitarla a un matrimonio obligado y sin amor, Jeanne ingresa, en 1956, en el Instituto Dominicano de Sainte-Anne en Gosselies. Allí entra en contacto con la espiritualidad y el carisma de la Orden Dominica [3] y, tres años más tarde, en 1959, a los 26 años de edad, decide tomar el hábito dominico en el convento de Fichermont, en Waterloo, para vivir según los votos de pobreza, castidad y obediencia al amparo de la Orden. Una vez allí, en septiembre de 1959, es enviada a la Universidad de Lovaina para seguir cursos de Graduada en Ciencias Religiosas.

Hasta qué punto la «llamada de Dios» respondía a una verdadera vocación de Jeanne Deckers a la vida consagrada o fue, simplemente, una «huida hacia delante» es una disyuntiva de difícil respuesta. Según algunas fuentes, a juzgar por los episodios expuestos en párrafos precedentes, no fue más que la única espada que vislumbró el instinto de supervivencia de una joven desesperada y agobiada, afirmación esta que parece cobrar visos de realidad si consideramos el decurso que tomaría luego su vida.

Lo que sí sabemos es que Jeanne, que recibirá el nombre de hermana Luc-Gabrielle por la combinación de los nombres de sus progenitores, convirtió, desde los inicios de su nueva vida conventual, la música de su guitarra y su dulce voz no simplemente en una distracción para sí misma y en los momentos más amenos de una comunidad de religiosas, sino que se servirá de ellas como medio litúrgico en la celebración de la eucaristía y como vehículo de evangelización en las actividades misioneras de las hermanas dominicas.

  
              

              
  

Nace «Soeur Sourire» y, con ella, el éxito y la fama

Tan melodiosa era su voz, tan suave el sonido de su guitarra que, el 24 de octubre de 1961, la madre superiora del convento de Fichermont decidió hablar con la compañía Philips, que pasaba por ser uno de los sellos discográficos más poderosos y prestigiosos de la década de los sesenta, para que la hermana Luc-Gabrielle grabase un disco. En un principio no había grandes pretensiones: simplemente sería otro disco más con canciones de contenido religioso que irrumpía en el mundo laico como un aporte para las misiones que la orden tenía en el mundo.

Las cláusulas del contrato no daban pie a dudar del sentido altruista y caritativo de la grabación: por una parte, en él se hacía constar que los beneficios serían administrados por la Orden para donarlos como obras de caridad y, por otra, con la finalidad última de preservar el anonimato de una persona consagrada a Dios, Jeanne Deckers, ahora hermana Luc-Gabrielle, experimentaba su tercer cambio de nombre en los veintiocho años de vida que tenía en ese momento, que, tras realizar un panel de escuchas entre varios encuestados, la autora del disco recibiría el nombre de «Soeur Sourire» («Sor Sonrisa»).

En febrero de 1962 salía a la luz su primer sencillo, que pronto sería un éxito contra todo pronóstico. En una página de su diario firmada con fecha de 1962, podemos hacernos una idea de lo que pensaba Jeanne de todo esto, así como de las motivaciones que la llevaron a editar el disco. Entre otras cosas, dice:

  

«Pascua de 1962 (Fichermont, Waterloo): Estas gentes están locas. Parece que algunas ejercitantes han conseguido tener en discos unas de mis canciones que se les han grabado, y, al ser yo religiosa, ha sido el gran éxito. Pero los superiores religiosos velan por mi humildad. Las fundas de mis discos no llevarán foto; mi cara jamás será fotografiada y debo adoptar un pseudónimo para proteger mi nombre religioso. Encuentro todas precauciones un poco estúpidas. Todavía más estúpido el pseudónimo de “Sor Sonrisa” que ha sido escogido para designar a la religiosa desconocida que canta Fleur de cactus y Plume de radis.

…   …   …

Este éxito me desconcierta. Realmente no vale la pena hacer tanto ruido por unas cancioncillas. No obstante, me alegro por el mensaje que este acontecimiento puede dar al mundo: las religiosas no son retrógradas, editan también discos. Además, el beneficio de toda esta actividad irá a las misiones, que tienen buena necesidad de ello; a mi comunidad, lo cual es normal, pues soy miembro de ella como mi nueva familia. No cantaré en público por las mismas razones de humildad».

1963. La monja que desbancó a Elvis. Dominique

En 1963, una de sus canciones iba a alcanzar un éxito aun más inesperado que su primer disco, Dominique. El tema de la canción era netamente religioso y versaba sobre la vida de Santo Domingo de Guzmán: decía de él que, como «caminante pobre», «recorrió toda Europa en la santa pobreza» y que «sólo hablaba de Dios», que «combatió a los albigenses» y que, «bajo el manto de la Virgen», fundó la Orden de Predicadores. La composición, sencilla y con una melodía pegadiza, se encuentra muy bien reflejada en el estribillo:

  

«Dominique, nique, nique

s'en allait tout simplement,

routier pauvre et chantant,

en tous chemins, en tous lieux,

il ne parle que du Bon Dieu,

il ne parle que du Bon Dieu.»

  

«Dominique, nique, nique

marchaba en toda simplicidad,

caminante pobre y cantando,

en todos los caminos, en todos los lugares,

solo habla del Buen Dios,

solo habla del Buen Dios.»

  

Desde ese mismo instante, la locura. La canción fue traducida a numerosos idiomas y se convirtió en un auténtico fenómeno de masas de la época. Todo ello, aderezado con las elucubraciones de todo tipo que suscitaban los rumores del anonimato de la nueva estrella de la canción: Sor Sonrisa. Los rumores contaban de ella que estaba dotada de una belleza solo comparable con la dulzura de su voz y la candidez de sus composiciones, de ahí que se mantuviese recluida, voluntariamente, en el convento, como un rasgo más del angelical espíritu monástico que acompañaba a tan inocente voz. El mundo del periodismo, pero también el de la farándula, tan próximo al primero en algunas ocasiones, había encontrado un filón y no iban a abandonarlo fácilmente sin conseguir beneficios.

     
      

   

Mientras todo esto ocurría, su Dominique continuaba una meteórica carrera que pocos hubiesen podido augurar, hasta el punto de llegar a colocarse en el puesto número uno de las listas Billboard [4] estadounidenses, desbancando de los primeros lugares no solo a The Kingsmen con su canción Louie, Louie, sino al mismísimo Elvis Presley, el ‘Rey del Rock’. Esto no parecía ser real: el único artista en lograr tal proeza era una mujer, y, para colmo, una monja. No había duda: Dominique se había convertido en una canción universal: era escuchada por católicos y no católicos, creyentes y ateos… Había traspasado los límites del catolicismo, para ser escuchada no como una canción evangelizadora, sino como un éxito más del negocio discográfico.

A pesar de lo estipulado en el acuerdo, la cláusula que garantizaba el necesario anonimato para que la hermana Luc-Gabrielle pudiese vivir sus votos con tranquilidad, separada de su alter ego, Soeur Sourire, iba a resultar imposible de cumplir, tanto fue así que el conocidísimo Show de Ed Sullivan [5], uno de los programas más populares de la televisión norteamericana, conseguiría la exclusiva con la que todos los periodistas soñaban: una entrevista con la auténtica Sor Sonrisa. Para ello, y como condición indispensable, sería un equipo del programa el que se trasladase al convento de Fichermont para, desde allí, poder realizar la entrevista en exclusiva. Esto sucedía en 1964. Ese mismo año, gana el Premio Grammy a la Mejor Interpretación Inspiracional, y, poco después, aprovechando el éxito fulminante de Dominique y el tirón mediático del premio, se saca a la venta un segundo disco, titulado Una flor, corazón de Dios, aunque la monja dominica, por indicación de su superiora, intentó centrarse en la oración y el estudio.

El ocaso de una estrella

No obstante, a pesar de este rotundo éxito del programa, las semillas del fin de la popularidad de Sor Sonrisa acababan ser plantadas: la famosa entrevista había mostrado al mundo a la verdadera mujer que había detrás del misterio; había puesto al alcance del gran público un primer plano de su cara, sus gestos, el timbre de su voz al hablar… El enigma había sido desvelado, y, una vez roto el misterio, se estaba acabando la curiosidad. Para comenzar, la imagen real de Soeur Sourire no correspondía a la que se había forjado las gentes: ni la belleza, ni el rostro angelical que se le atribuía pertenecían a la realidad, lo cual generó cierta decepción entre un público que había creado en su mente una artista idealizada, no una artista real. Si todo ello no era bastante, hay que añadir el hecho de que acababa de darse comienzo a la época a «consumir», «digerir» y «sustituir» artistas de un modo muy rápido, y esta mujer de voz dulce y estribillo pegadizo sencillamente había sido digerida. El estilo y carisma de Sor Sonrisa empezaban a estar pasados de moda.

En un último intento por acomodar la realidad a la idealización del gran público, en 1966 se estrenó un film, inspirado, en parte, en Jeanne Deckers, titulado The Singing Nun [6], que estaba protagonizado por la estrella de la época Debbie Reynolds, que sí respondía más a los estereotipos creados por el imaginario colectivo, pero que no dejaba de ser una película vagamente inspirada en la realidad y que, por otra parte, no reflejaba —ni tenía interés alguno en hacerlo— las preocupaciones y situaciones reales vividas por Jeanine Deckers [7].

  
              

              
  

El final de una vocación y la búsqueda de una identidad

Para esta época, la Jeanne Deckers o la hermana Luc-Gabrielle estaba viviendo una profunda crisis de vocación, crisis que había comenzado casi de manera simultánea a su gran éxito en el mundillo de la canción y la farándula, como podemos deducir de una lectura atenta de algunas páginas de su propio diario, fechadas en 1964:

  

«19 de noviembre 1964 (11 de la noche): Pese a todo, me doy cuenta de la dificultad que hay, de tener contacto con los estudiantes, llevando el hábito religioso. Es una desventaja el hecho de que esta vocación “de estar con los demás” para testimoniar a Dios que está con nosotros, sea frenada por la pantalla del hábito, del modo de pensar, del comportamiento.»

…   …   …

«Martes, 1 de diciembre de 1964: Ha sido una mentira esta comunión no deseada. Cristo aceptado, tolerado como extraño, para cubrir las apariencias, para no inquietar a Sor E. Vacía y ausencia. Orar sería mentir. Todo me es relativo, indiferente, neutro. Me distraigo. Ayer, en equipo, hemos asistido al concierto que daban el grupo de I Musici: obras de Pergolèse, Vivaldi, etc. Había posibilidad de comunicar con Dios por la música, pero la música me ha parecido de una belleza relativa que no llena. Estoy sin deseos. Ni abandonada, ni resignada. Rezaré ahora mismo el oficio de completas, con el corazón seco, por tener la conciencia tranquila, y porque ahora mismo tengo miedo a la muerte. Es horrible.»

  

Todos estos sentimientos se irán acrecentando y acumulando paulatinamente con el paso de los días. A pesar de estos indicios de crisis espiritual, en 1966 decide continuar con sus estudios de Teología en la Universidad de Lovaina. Pero ya no es lo mismo que antes: las dudas que la asaltan son cada vez mayores, y la hermana Luc-Gabrielle toma conciencia de que su vocación no es servir a Dios dentro de una comunidad de religiosas. Y así, convencida de que entre los muros del convento está llevando una vida anacrónica y estéril, y movida por el deseo de dedicarle más tiempo a la música en la misma línea de estilo de aquella monja conocida por el gran público como «Sor Sonrisa», a lo que hay que añadir algunos problemas personales derivados de sus cada vez más frecuentes enfrentamientos con sus superioras, en los que pone en cuestión ciertos dogmas y algunas reglas de la Orden, decide, por fin, abandonar el convento de Fichermont el 4 de julio de 1966, sin haber tomado los votos perpetuos.

A partir de estos momentos, Jeanne Deckers va a experimentar un drástico cambio en su forma de vida. Nada más salir del convento, se va a vivir a casa de una amiga, Annie Pecher, con la que, a partir de ahora, va a compartir su vida y con la que iniciará una relación sentimental que perdurará hasta el trágico final de ambas.

No debemos confundir este abandono de la vida religiosa como un abandono de la fe, ya que Jeanne Deckers deseó continuar ligada a la Orden, formando parte de la Tercera Orden Dominica de seglares, y jamás dejó de lado una cruz colgada al cuello que vestía siempre.

  
              

              
 

Nada más salir del convento, Jeanne Deckers se va a vivir a casa de una amiga, Anne Pecher, con la que, a partir de ahora, va a compartir su vida.

 
  

Con una vida por delante que dedicar en cuerpo y alma a la música, el principal escollo de Jeanne era hacerse un hueco en el difícil mundo del arte siendo una completa desconocida, ya que un contrato anterior firmado con su productora discográfica le impedía utilizar el nombre de «Soeur Sourire» con fines comerciales. No obstante, todavía tenía alguna carta que jugar a su favor, y firmó con su antigua productora, Philips, un nuevo contrato con el nombre de «Luc Dominique», en clara alusión al nombre de su padre biológico y su padre espiritual, además de ser el título de la canción que la había catapultado a la fama unos años antes.

Durante esta época, que no le fue muy pródiga en éxitos, sus composiciones se tornarán cada vez más en canciones protesta, con temas muy críticos con el conservadurismo en general, la Iglesia Católica y los hombres (a los que consideraba dominadores y machistas). El reflejo de todo esto se encuentra en el disco No soy una estrella en el cielo (1967), donde incluye una canción en la que afirma: «Sor Sonrisa ha muerto. Ya era hora», y la polémica La pilule d’Or (La píldora de oro, también de 1967), canción dedicada a la píldora anticonceptiva, con cuyas notas da gracias a Dios por ella:

  

«Cuando nuestras abuelas

inclinaban sus cabezas en el hogar

nos dijeron: “Mi hija, sepa

que estará sujeta a su marido.

Ponga una familia numerosa en el mundo

Y los hijos que Dios le envía

debe darle la bienvenida con alegría”.»

...   ...   ...

«La píldora del oro ha estado allí.

La biología ha dado otro gran paso,

Señor, doy gracias a ti.»

  

En 1970 inicia una gira por Estados Unidos y Canadá convertida ya en una auténtica cantautora protesta influida por una curiosa mezcla de los nuevos pensamientos derivados del Concilio Vaticano II y el mayo del 68. No obstante, y a pesar de la inicial polémica suscitada por todo lo que había vivido anteriormente (la salida del convento, su relación íntima con su amiga Anne Pecher, las canciones en contra de ciertas ideas religiosas…), tanto el disco y la gira, como su libro autobiográfico Vivir su verdad [8] fueron un fracaso. Ese estilo alegre, desenfadado, ingenuo y casi infantil que tanto había gustado al público de comienzos de la década de los 60 no cuadraba ya con las nuevas composiciones del momento, más inclinadas a hablar de libertad sexual y pacifismo. Esto, junto con el golpe recibido por un empresario sin escrúpulos que se hizo con casi todos los beneficios que pudo generar la gira, llevaron a Jeanne a un colapso nervioso tan severo que tuvo que someterse a un tratamiento psicológico para superarlo. Luc Dominique, antiguamente conocida por todos como Sor Sonrisa, hacía ya tiempo que había tocado techo en el mundo de la música. A partir de ahora, todo lo que podía suceder es que fuese a menos su popularidad, hasta ir hundiéndose, poco a poco, en el olvido.

Paralelamente a esta vuelta a empezar desde el punto de vista artístico, Jeanne Deckers intentó rehacer su vida. En ello jugó un papel fundamental su compañera sentimental Anne Pecher, con la que vivía una intensa relación de pareja.

Convencida, finalmente, de que su carrera musical había terminado, Jeanne decidió abrir una escuela para niños autistas junto con su pareja, quizás intentado encontrar el sosiego espiritual y la tranquilidad anímica que tanto ansiaba, y de los que no había podido disfrutar en toda su vida. Pero desde un comienzo, la escuela no marchó como ellas esperaban y ambas sobrevivían a duras penas, y, si se mantuvo algún tiempo a flote, fue gracias a Jeanne, que complementaba los ingresos con clases de guitarra. No había grandes noticias, pero, al menos, no tenían grandes sobresaltos. No obstante, la tranquilidad no tardaría en desaparecer.

  
              

              
 

Tumba en la que yacen, por voluntad expresa de ambas, Jeanne Deckers (Sor Sonrisa) y Annie Pecher.

 
  

El excesivo precio de la fama

A mediados de la década de los 70, concretamente en 1974, la Agencia Tributaria belga comenzó a reclamarle a Jeanne una enorme suma de dinero en concepto de impuestos por los beneficios obtenidos de la canción que la hizo mundialmente conocida, Dominique.

En desacuerdo con el Fisco de su país, tanto Jeanne como su compañera Anne se embarcan, quizá mal aconsejadas, en un proceso judicial que se prolongará durante ocho largos años. En la causa, ellas alegaron que, conforme al voto de pobreza que había hecho Jeanne durante su antigua vida conventual, no había percibido beneficio alguno en concepto de derechos de autor de la canción, razón por la cual todos los beneficios habían sido directamente otorgados al convento de Fichermont, que había realizado obras de caridad y misionales con los mismos en Bélgica, el Congo y Chile.

Tras un interminable proceso que culmina en 1982, el gobierno belga no solo no había cedido en su reclamación sino que, además, gana el pleito. Los tribunales obligaron a Jeanne Deckers a pagar la monstruosa suma de casi 100 000 francos belgas en concepto de impuestos y recargos por moratorias vencidas. Dicha sentencia dejó a Jeanne y a su pareja en la más absoluta y total ruina.

Estos años son una etapa muy dura para las dos mujeres. Las presiones llegan a tal extremo que el ánimo de Jeanne cede y comienza a consumir medicamentos relajantes y ansiolíticos en enormes cantidades, así como alcohol. Sus visitas al psicólogo son constantes y sufre frecuentes crisis nerviosas, todo ello sobre el fondo amenazador de un cuadro depresivo que no logra superar.

A pesar de intentarlo realmente, la cantidad de dinero reclamado por Hacienda es tan enorme que a la pareja le resulta imposible saldar tal deuda. Como consecuencia del impago, el Fisco les embarga la escuela de niños autistas, el único medio de sustento que les quedaba a estas mujeres, sumidas ya en la más absoluta precariedad.

Llevada por la desesperación, Jeanne se aventura incluso a producir y sacar un disco, a principios de los años 80, como Sor Sonrisa, que no fue más que otro intento fallido. Pidió, entonces, ayuda a su antiguo convento y a la casa Philips para tratar de salir adelante. Los detalles de este episodio difieren según la fuente que facilita la información de lo sucedido. Algunos apuntan que mientras Philips accedió a ayudarlas, sus antiguas hermanas le dieron la espalda; otras versiones afirman que ocurrió justo al contrario, que fue el convento de Fichermont el que ayudó a la pareja a que pudiesen encontrar una vivienda digna en la localidad de Wavre (Bélgica) a cambio de que Jeanne abandonase sus ácidos comentarios en contra de la Iglesia Católica.

Sea como fuere, la realidad es que el problema económico no se pudo solucionar, y un viernes 29 de marzo de 1985, los cuerpos sin vida de Jeanne Deckers, de 52 años de edad, y Anne Pecher, de 41 años, fueron encontrados sin vida en su vivienda de Wavre. Habían ingerido una gran cantidad de barbitúricos y alcohol en un coctel mortal. Ambas dejaron sendas notas de suicidio en las que explicaban los motivos de su suicidio: los problemas económicos a los que no encontraban solución posible. En la nota pedían también ser enterradas por el rito católico.

Su última voluntad fue respetada, y tras oficiarse el funeral en el monasterio benedictino de San Andrés de Clerlande, fueron enterradas en el pequeño cementerio de Wavre. En dos tumbas, una junto a la otra, reposan sus restos.

Irónicamente, el destino quiso ser cruel con estas mujeres, y ese mismo día, la Sociedad Belga de Autores, Compositores y Editores había recaudado casi seiscientos mil francos belgas para su causa, cifra muy por encima de lo que necesitaban y que les hubiera permitido vivir holgadamente y solventar sus problemas con Hacienda.

Epílogo

De esta forma tan triste se apaga la vida de una mujer que será recordada, paradójicamente, con el nombre de «Sor Sonrisa» y que había llegado a declarar en sus últimos años de vida: «Mi música sonríe, pero yo nunca sonrío». Una mujer que buscó incesantemente quién era, y a la que la fama, sin desearlo, la arrolló de tal modo que acabó con su vida. Una mujer que tuvo un final tan trágico e irónico como el resto de su vida, puesto que si no hubiese mediado su mala estrella, con el dinero recaudado ese mismo día, Jeanne Deckers hubiera podido reinventarse una vez más para comenzar su vida de nuevo buscando su lugar en el mundo. Una mujer que pagó un precio demasiado alto a cambio de unos pocos minutos de fama.

En el cementerio de Wavre se encuentra la tumba de la pareja, con un epitafio que dice: «Vi su alma volar entre las nubes».

Quizá en otro lugar lograse encontrar la felicidad que tanto ansiaba.

  

  

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NOTAS

1. El 4 de agosto de 1914, Alemania, que se encontraba en guerra contra Francia, invadió la ciudad belga de Lieja con el fin de atacar a los ejércitos franceses desde el norte. La batalla de Lieja fue la primera batalla de la Primera Guerra Mundial. El ataque a la ciudad duró hasta el 16 del mismo mes. Bélgica dejaba de ser un país neutral para formar parte de los países ocupados por el III Reich. La invasión de  Bélgica fue el acontecimiento que desencadenó la entrada del Reino Unido en la guerra.

2. El 10 de mayo de 1940, Hitler ordena el ataque un ataque simultáneo contra Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Francia, mientras se combatía todavía en Noruega. El ejército belga capituló el 28 de ese mismo mes. Era esta la segunda vez que en Alemania invadía Bélgica en un espacio de tiempo de no muchos años. 

3. La Orden de Predicadores, más conocidos como «dominicos», fue fundada, en el año 1216, por Santo Domingo de Guzmán (1170 – 1221), un religioso español y santo católico, para luchar contra la herejía albigense, así denominada por ser Albi, ciudad situada en el suroeste de Francia, su núcleo más relevante. El conflicto armado, que fue llamado «cruzada albigense» o «cruzada contra los cátaros», tuvo lugar entre los años 1209 y 1244 y tiene su origen en la iniciativa del papa Inocencio III, que, con el apoyo de la dinastía de los Capetos (reyes de Francia en la época), se propuso reducir por la fuerza el «catarismo», un movimiento religioso calificado como herejía por la Iglesia Católica que tiene su origen y desarrollo en los territorios feudales del Languedoc a lo largo del siglo XII. El catarismo es frecuentemente clasificado como una religión de carácter gnóstico y maniqueísta, y se inspira especialmente en el movimiento de los bogomilos que surgieron en el siglo X en los Balcanes, con influencias litúrgicas del cristianismo primitivo.

4. Estas listas muestran las ventas de discos y singles; en este caso, nos referimos a la estadounidense.

5. Dicho programa, presentado por el periodista del mismo nombre, se mantuvo en antena desde 1948 a 1971.

6. Literalmente, La monja cantante, dirigido por Henry Koster y producida por la Metro Goldwyn Meyer.

7. Se incluyó hasta un romance fracasado con un hombre, que fue el supuesto desencadenante para que la joven Jeanne tomara los hábitos. Nada más lejos de la realidad, pero que era muy del Hollywood de aquella época.

8. Publicado en 1968 con el título original de Vivre sa verité.

   

  
              

              
 

"Dominique",

la canción que catapultó a la fama a la monja dominica Sor Sonrisa, por gentileza de Youtube.

(Pulsar sobre la imagen)

 
  

  

REFERENCIAS WEBGRÁFICAS

«Sor sonrisa y la tragedia de Dominique», en PROCESO [En línea]. Disponible en web: <http: // www. proceso. com. mx/?p= 371 629>. (Consulta del  12 de mayo de 2014).

«Dominique, el drama de la sor cantante», en ABOUT.COM [En línea]. Disponible en web:  <http: // lesbianas. about. com/ od/ Libros/ a/ Dominique –El -Drama- De- La- Sor-Cantante. htm>. (Consulta del  12 de mayo de 2014).

«Sor sonrisa y los misterios de Dios», en ESPADA DE DOBLE FILO [En línea]. Disponible en web: <http: // infocatolica. Com /blog/ espada de doble filo. php/ 140 226 01 58- sor- sonrisa- y –los –misterios -d>. (Consulta del  13 de mayo de 2014).

«La siniestra historia de Dominique», en EL ROJO Y E NEGRO [En línea]. Disponible en web: <http: // garciamichel. blogspot.  com. Es /2008/ 06 /jeanine- y- annie- jeanine- deckers -se- fue. html>. (Consulta del  15 de mayo de 2014).

“Se suicidó sor sonrisa, la monja cantante”, en EL PAIS [En línea]. Disponible en web: <http: // elpais. com/ diario/ 1985/04/03/ cultura/ 481327210_850215. html>. (Consulta del  15 de mayo de 2014).

“Las cuatro vidas de sor sonrisa”, en PIKARA [En línea]. Disponible en web: <http://www.pikaramagazine.com/2013/04/las-cuatro-vidas-de-sor-sonrisa/> (Consulta 15 del  de mayo de 2014).

“Dominique, nique, nique, Sor sonrisa, historia de una tragedia”, en LOS MÍNIMOS Y MÁXIMOS [En línea]. Disponible en web: <http: //minimos y maximos. blog spot. com. es /2012/03/dominique-nique-nique-sor-sonrisa.html>. (Consulta del  17 de mayo de 2014).

“Sor sonrisa”, en VEN A MI MUNDO [En línea]. Disponible en web: <http: // www. ven a mi mundo .com/ Videos/SorSonrisa.html> (Consulta del  17  de mayo de 2014).

  

  

ÁNGELA MONTENEGRO LOZANO (Antequera, 1991). Diplomada en Maestro de Educación Primaria por la Universidad de Málaga y estudiante de 2.º curso de Psicopedagogía en la Facultad de Ciencias de la Educación de esa misma Universidad.

   

   

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral de Cultura. Sección 3. Página 7. Año XIII. II Época. Número 84. Enero-Marzo 2014. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2014 Ángela María Montenegro Lozano. © Las imágenes, extraídas a través del buscador Google de diferentes sitios o digitalizadas expresamente por el autor, se usan exclusivamente como ilustraciones, y los derechos pertenecen a su(s) creador(es). Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2014 Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga.