CUANDO EN ABRIL DE 1931 se proclama la Segunda República, las Ciencias y las Artes gozaban en España de una Edad de Plata que había colocado a nuestro país en un lugar destacado de la cultura europea de comienzos de siglo. Una vez concluye en 1939 el conflicto civil, nuestros saberes sufren el desarraigo, el exilio, la diáspora, acabando con esa privilegiada posición de España en la cultura de la época. La egregia nómina de personalidades exiliadas se nos antoja interminable. Junto a doctos maestros de las Letras: Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Pedro Salinas, Juan Gil Albert, Jorge Guillen, León Felipe, José Bergamín, Emilio Prados, Max Aub, León Felipe, Rafael Alberti y Luis Cernuda; abandonaron también el terreno patrio tres de nuestros cuatro premios Nobel: Juan Ramón, Severo Ochoa y Vicente Aleixandre; lo más granado de la nuestras Ciencias: Severo Ochoa, Josep Trueta, Óscar de Buen, Francisco Giral, Rafael Méndez y Anselmo Carretero; la Música: Manuel de Falla, Pau Casals y Rodolfo Halffter; la Pintura: Antonio Rodríguez Luna, Ramón Gaya; y la Filosofía: José Gaos, Eugenio Ímaz, Ferrater Mora, García Bacca, María Zambrano, Joaquim Xirau, Eduardo Nicol, Wenceslao Roces, Manuel Granell, Luis Farré y Adolfo Sánchez Vázquez; y entre ellos, el 85 por ciento de los profesores universitarios de España, con once rectores a la cabeza. Ya fuera, los exiliados continuaron sus trabajos de creación y estudio fuera de España sin menguar en nada su capacidad innovadora, tal que la España que se hacía fuera era más relevante que la que se hacía dentro. Reacio a cualquier injerencia externa, el nuevo régimen condenaba la obra de los exiliados y prohibía su lectura; así, durante años, se produjo una cultura española fuera que era totalmente desconocida dentro de España, como es el caso de nuestro biografiado de este número, Adolfo Sánchez Vázquez, ya citado antes; un nombre tal vez desconocido para la mayoría de los pocos españoles atentos a estos menesteres, un componente de esa diáspora republicana, un miembro de esa cultura española que, sin renunciar a sus raíces, anduvo desperdigada por el mundo.
Niñez y Adolescencia
Adolfo Sánchez Vázquez nace en la localidad gaditana de Algeciras, el 17 de septiembre de 1915, hijo de Benedicto Sánchez Calderón, salmantino de origen y teniente del Cuerpo de Carabineros, y de María Remedios Vázquez, de San Roque, Cádiz. El matrimonio tiene otros dos hijos, Ángela y Gonzalo. Sus primeros años de vida los pasa en esa localidad, hasta que, en 1923, por motivos profesionales del padre, la familia traslada su residencia a El Escorial y, posteriormente, en 1925, el padre es destinado a Málaga.
En Málaga fueron distintos los barrios en los que vive; primero, la familia ocupa una vivienda en la calle Blas Palomo, en El Palo; luego, en Compás de la Victoria, y, posteriormente, en Pedregalejo. Durante su estancia en El Escorial, el pequeño Suárez Vázquez había podido cursar dos años de Primaria, pero es en la Escuela Unitaria de El Palo donde, por las razones ya expresas, va a culminar su educación. En 1927, inicia los estudios de Bachillerato como “alumno libre” en el Instituto Nacional de Segunda Enseñanza, el único que existía en la Málaga de entonces. Adolfo elige Bachillerato de Letras, que termina en 1931.
La vocación, pues, por las letras del joven Adolfo, tanto por la poesía como el periodismo, se manifiesta en él desde un primer momento. Y así, en esa Málaga de los años veinte y treinta, reconocida de todos una de las capitales de la poesía española y a la cabeza de las tendencias artísticas de vanguardia; en esa Málaga de las revistas Ambos y Litoral, de Manuel Altolaguirre y Esteban Salazar Chapela, pero sobre todo, de Emilio Prados y Juan Rejano, es donde el adolescente Sánchez Vázquez va a iniciarse como escritor que muy pronto intervendrá activamente en la lucha política.
SENTENCIA
Si el árbol de la sangre se secara
y el corazón, ya seco y sin latido,
fuera polvo total, norte abolido
que nadie en este mundo recordara;
si el alma sin soporte se quedara
y la tierra, materia del olvido,
de muertos se cubriera y lo podrido
en un bosque de heridas germinara;
si el crimen no tuviera más oficio
que escarbar en la tierra desolada
para dejar al mundo su simiente,
la dulce brisa, el leve precipicio
tornaríanse, al fin, en cuchillada
o en abismo mortal para tu frente.
Su formación EN MAGISTERIO Y FILOSOFÍA
Finalizado el Bachillerato, entra en contacto con el Bloque de Estudiantes Revolucionarios (BER), agrupación política de inspiración republicana encuadrada en la Federación Universitaria Escolar (FUE), en las que participa activamente. A comienzos del curso 1930-31, se matricula, como alumno no oficial, en la Escuela Normal de Maestros de Málaga, donde cursa una serie de asignaturas de los cursos primero, segundo y tercero, a la espera de realizar, en septiembre de 1931, la prueba de ingreso en el centro como alumno oficial.
En 1933, junto con su hermano Gonzalo, ingresa en la Juventud Socialista Unificada (JSU). No obstante, la política no va a ser su única dedicación: parte de su tiempo lo dedica a la actividad literaria. Así, visita con regularidad la biblioteca de la Sociedad Económica de Amigos del País, lugar en que leyó a numerosos novelistas contemporáneos importantes en aquel entonces; sobre todo, a los escritores revolucionarios que publicaba la Editorial Cenit. Entre sus compañeros y amigos de esta época se encontraban Tomás García, Luis Abollado, Juan Rejano, Manuel Altolaguirre y Emilio Prados. Ese mismo año de 1933, logra publicar, bajo el epígrafe de «Literatura Juvenil» de la revista Octubre, su primer poema, titulado «Romance de la Ley de Fugas», que firma con el seudónimo de «Darín».
Durante el curso 1934-1935, realiza un año de prácticas de enseñanza en el Colegio Público Giner de los Ríos, con las que finaliza la carrera de maestro. Al año siguiente, en 1936, es llamado para ocupar una plaza en una escuela de calle Calvario, de Torremolinos, de la que nunca llegó a tomar posesión: Adolfo había elegido ya la que iba a ser su verdadera profesión.
En efecto, en 1935 se traslada a Madrid para cursar los estudios de Literatura y Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central en Madrid, por entonces de pensamiento republicano, en la que se respiraba un ambiente cultural que al joven Adolfo le hacía sentirse cómodo e inspirado. En dicha institución fue discípulo de Ortega y Gasset y se relacionó con jóvenes escritores de aquel entonces, como Miguel Hernández y Arturo Serrano, además de propiciarle el conocimiento de Rafael Alberti, Ramón J. Sender y Pablo Neruda.
Por esta época, Adolfo, como militante de la JSU, participa en las actividades republicanas, colabora en la sección literaria de Mundo Obrero, dirige, junto a José Luis Cano, la publicación político-cultural Línea. 1935 es el año en que, en colaboración con el hermano de su futura esposa, José Enrique Rebolledo, funda en Málaga la revista Sur, dedicada a la poesía.
La sublevación del Ejército del Norte de África contra la República en julio de 1936 se convierte para él, como persona ideológicamente comprometida, en un verdadero obstáculo para el desarrollo de sus proyectos, hasta el punto de tener que abandonar sus estudios de Filosofía y volcarse en la actividad política. Los estudios los retomara en su etapa de exilio en Méjico.
sur
Como hemos adelantado, en 1935, Sánchez Vázquez y José Enrique Rebolledo (que firmaba con el pseudónimo de «Enrique Sanin») fundan en Málaga Sur, una revista de orientación intelectual que respiraba el aroma de compromiso antifascista que el Primer Congreso Internacional de Escritores para Defensa de la Cultura, celebrado en París en junio de 1935, había proyectado por todo el mundo con los discursos —muy celebrados en aquel entonces— de, por ejemplo, André Gide o André Malraux.
La revista Sur se situaba con claridad, como la valenciana Nueva Cultura o la madrileña Línea, en la vanguardia de las revistas culturales republicanas, las cuales, en 1935, apelaban, desde posturas de izquierda, unitarias y frentepopulares, contra la amenaza histórica que representaba el fascismo internacional, entendiendo por tal no solo el nazismo hitleriano de Alemania o el fascismo mussoliniano de Italia, sino ya también la Falange Española.
Por la revista Sur desfilaron como colaboradores figuras como Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, César Arconada, el cubano Ángel Augier, José Luis Cano, Jean Cassou, el nicaragüense Pablo Antonio Cuadra, María Teresa León, Emilio Prados, Romain Rolland o Arturo Serrano Plaja, una relación nominal que pone de manifiesto la calidad poética y, desde luego, la orientación intelectual de la revista. Pero, también, una relación que evidencia las nuevas amistades madrileñas de aquel joven Sánchez Vázquez, estudiante de la sección de Filosofía y Literatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid.
La Guerra Civil
El inicio de la Guerra Civil fue un duro golpe para Sánchez Vázquez, que veía cómo sus ideales y su lucha a favor de una España republicana empiezan a tambalearse, pues todo lo que se había conseguido años atrás podría desaparecer si no ganaba la guerra el bando republicano. Cuando tiene lugar el levantamiento militar el 18 de julio de 1936, era miembro del Comité Provincial de las JSU y director del periódico Octubre. Adolfo se alista y es destinado al Comisariado de Prensa y Propaganda.
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«¡No pasarán!» fue el lema empleado por la República durante el asedio de Madrid, para expresar la firme determinación de defender Madrid a toda costa contra las tropas nacionales. |
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A mediados de enero de 1937, Adolfo se halla participando como delegado de Málaga en una Conferencia Nacional de las JSU que se celebra en Valencia, pero su vuelta a la capital andaluza le pone en una situación bastante complicada. El 17 de ese mes marca el comienzo de una dura ofensiva de las tropas de Franco contra la ciudad, que se muestra incapaz de aguantar el cerco por mucho tiempo. El 3 de febrero, los nacionales lanzan un ataque definitivo sobre Málaga, cuyas fuerzas defensivas se ven desbordadas. La capitulación parece inminente. Tres días más tarde, el 6 de febrero, los soldados republicanos supervivientes y gran parte de la población civil malagueña, temiendo las represalias del ejército de ocupación, abandonan la ciudad y emprenden una huida desaforada por la carretera de Almería hacia la zona de Levante, todavía en poder de la República. Por fin, el día 8, un ejército de soldados nacionales e italianos entra en Málaga. Ha llegado la triste hora de las culpas y el escarnio.
Adolfo logra sobrevivir al continuo bombardeo a que se ve sometida aquella estampida humana por barcos enemigos, experiencia que plasmará, desde el dolor y la impotencia de aquellos días, en su escrito “Málaga, ciudad sacrificada”, publicado en la revista Hora de España, en mayo de ese mismo año. Durante la ocupación de la ciudad, su padre es apresado y sentenciado a muerte, pena que luego le será conmutada por unos años de cárcel.
Ya en Madrid, el partido, a instancias de Santiago Carrillo, le encomienda la dirección del periódico Ahora, órgano de expresión de las JSU. A mediados de 1937, participa en el II Congreso Internacional de Escritores Antifascistas, que había sido convocado por centenares de escritores y que se celebra en diversas ciudades —Barcelona, Valencia, Madrid y París— para dejar constancia de su firme oposición a todo régimen fascista. En este congreso participaron, entre otros, André Malraux, Louis Aragon, Thomas Mann, Hemingway, Antonio Machado, Selma Lagerloff, Rafael Alberti, César Vallejo, Virginia Woolf, Nasim Ikmet, Pablo Neruda, Tristán Tzara y Raúl González Tuñón.
En septiembre de ese año se incorpora a la 11.ª División, en el frente del Este, una unidad de choque al mando de Enrique Líster con la orden de defender a ultranza la ciudad de Madrid, sometida a cerco casi desde el comienzo de la contienda. Allí, es destinado al Comisariado de la División para hacerse cargo de su órgano de propaganda, ¡Pasaremos!, en colaboración de Miguel Hernández y Paco Ganivet. A finales de diciembre de 1937, La 11.ª es trasladada al frente de Aragón y Adolfo es destinado con ella. Toma parte en la batalla de Teruel, que termina, en febrero de 1938, con la derrota del ejército republicano.
Siendo presidente del Gobierno el socialista Juan Negrín, la 11.ª División se integra en el V Cuerpo del Ejército Popular de la República, en el que Sánchez Vázquez asume la dirección de su revista Acero. Pero, en abril de 1938, las tropas del general Antonio Aranda logran llegar al Mediterráneo, partiendo el territorio republicano en dos, lo que ocasiona que esta agrupación militar quede encerrada en Cataluña y aislada del resto de las fuerzas de la España republicana.
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Caída Málaga en poder de las tropas de Franco el 8 de febrero de 1937, una multitud de familias malagueñas abandona la ciudad, abarrotando la carretera que va hacia Almería. A lo largo de la caminata. A esta forzada huida se le conoce popularmente por la “Desbandá”. |
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Así las cosas, con un ejército de milicianos exhaustos y un territorio cada vez más reducido y acosado por las tropas nacionales, a ]Sánchez Vázquez no le queda otra salida que quedarse en Cataluña, donde pasará sus últimos días de la guerra. El 26 de enero de 1939, Barcelona cae sin presentar resistencia. Poco después, el 5 de marzo, lo hace Gerona. El final de aquella guerra fratricida se adivina cercano, y con él, el exilio, la inevitable huida a otro país.
TIERRA DE DOLOR
¿En qué región del aire, por qué mares
—oh latitud humana del tormento—
tuvo el crimen tan claro yacimiento
y la muerte más vivos hontanares?
¿En qué bosques las hachas seculares
gozaron de tan largo valimiento?
¿Dónde tuvo el dolor mejor cimiento?
¿Dónde el llanto tan pródigos lagares?
Labrador de la muerte que en mi tierra
sólo con sangre riegas los terrones
y con huesos abonas nuestro suelo.
¿Qué esperas cosechar si nada aterra
a quien sabe encontrar a borbotones,
en el terrón más duro, su consuelo?
Vida en Méjico
La República está a punto de sucumbir. Sánchez Vázquez cree que debe huir de España y así lo hace. Pasa la frontera por Perpignan en febrero de 1939 y se dirige a París, donde es alojado, de manera clandestina, por un grupo de ideología afín en un albergue de la Asociación de Escritores Franceses. Es entonces cuando se entera de que el Gobierno del general Lázaro Cárdenas, presidente de Méjico, está dispuesto a acoger a los refugiados españoles. A finales de mayo de ese año, sale el primer barco, el “Sinaia”, del puerto de Sète, y en él se traslada a Méjico con otros muchos intelectuales, artistas y científicos; entre ellos, Juan Rejano y Pedro Garfias.
El 13 de junio de 1939, después de una travesía por el Atlántico de diecinueve días, llega a Veracruz. Atrás ha quedado España. Ahora, gracias a que se encuentra con una lengua y una cultura en comunes pronto se adapta e integra en el país, participando, junto a otros escritores, en la fundación de las revistas Romance, España Peregrina y Ultramar. Conoce al poeta mejicano Octavio Paz, que le publica algunos sonetos suyos en su revista Taller. También, colabora en el suplemento cultural del diario El Nacional.
En 1941 se traslada a Morelia, donde imparte clases de filosofía en el colegio de San Nicolás de Hidalgo de la Universidad de Michoacana. Allí conocerá a Aurora Rebolledo, hermana de un antiguo compañero de facultad, con la que contrae matrimonio. Primero nace su hijo Adolfo; luego, otros dos, Aurora y Enrique. Se relaciona con otros filósofos exiliados, como José Gaos, Joaquim Xirau o García Bacca. Al año siguiente, en 1942, publica su libro de poemas El Pulso Ardiendo.
En el año 1943 vuelve a Ciudad de Méjico, donde realizará diferentes labores, como traducir textos para una editorial, escribir novelas inspiradas en guiones de películas o dar clases de español al personal de la embajada soviética. Aquí retoma y termina sus estudios de Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de Méjico (UNAM). Sánchez Vázquez enfoca su actividad intelectual hacia el análisis literario y filosófico.
En noviembre de 1954 se celebra en Praga el V Congreso del PCE, en el que las distintas legaciones del partido aprueban un nuevo programa que fija como objetivo primordial la creación de un amplio Frente Nacional Antifascista para derrocar la dictadura de Franco y desarrollar la democracia en España. A este congreso asiste en calidad de militante; sin embargo, a partir de ahora, la política activa va a experimentar un cambio en la inquietud intelectual del filósofo. Este contacto con sus camaradas venidos de todo el mundo le va a motivar una reflexión interna en lo que respecta a su dedicación. A partir de ese año, Sánchez Vázquez intensificará su labor filosófica, sin renunciar a la crítica literaria y política. En 1959 es nombrado profesor emérito de Filosofía de la UNAM y, el 28 de marzo de 1966, obtiene el doctorado, que le va a permitir impartir clases también en la Universidad de Michoacana. Luego, es elegido presidente de la Asociación Mejicana de Filosofía y nombrado miembro del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República.
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El 26 de enero de 1939, las tropas nacionales comandadas por el general Yagüe entran en la ciudad de Barcelona. La Ciudad Condal cayó sin resistencia y la derrota militar trajo consigo el exilio de centenares de miles de personas, que tuvieron que cruzar la frontera francesa. |
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A lo largo de esta etapa de su vida, el filósofo se nos presenta entregado a una intensa búsqueda de los problemas planteados por el marxismo, especialmente de las cuestiones relacionadas con el arte, la estética y la filosofía política, que él aborda desde una perspectiva marxista, pero adoptando una postura abierta, crítica y no dogmática. Así, leerá y estudiará la inmensa obra que nos han legado ilustres pensadores como Antonio Caso Andrade, Eli Eduardo de Gortari, Antonio Gramsci o Louis Althusser, cuyas tesis le van a entusiasmar y de las que nos dejará interesantes reflexiones. Es asimismo el momento en que inaugura una brillante tarea como forjador de varias generaciones de pensadores críticos.
Entre sus publicaciones de entonces se encuentran Las ideas estéticas de Marx. Ensayos de estética y marxismo (Era, México, 1965), Filosofía de la Praxis (Grijalbo, México, 1967), Ética (Grijalbo, México, 1969), Rousseau en México. La filosofía de Rousseau y la ideología de la independencia (Grijalbo, México, 1969), Estética y marxismo. Antología (2 tomos; Era, México, 1970), Textos de estética y teoría del arte. Antología (UNAM, México, 1972) y La pintura como lenguaje (UANL, Monterrey, 1974).
NOSTALGIA
Como río que pierde sus riberas
mi corazón invades. Yo te siento
en cuanto se repliega el pensamiento
hacia sus más recónditas laderas.
Quema tu paso, queman tus hogueras
y la razón se queda sin sustento.
El alma la modela el sentimiento
y se exaltan las viejas primaveras.
¡Oh ciega fuente de melancolías
que se lleva tan sólo nuestro olvido
y nos deja tan sólo la tristeza!
¡Cómo mueres en mí todos los días
y en tu niebla recobra su sentido
la España a la que vuelvo la cabeza!
caída del Régimen de Franco
Franco muere el 20 de noviembre de 1975. Esta fecha marca el momento que ha estado esperando Sánchez Vázquez para regresar a España. Muchos han sido los años de exilio. El régimen del dictador, ya con claros síntomas de agotamiento desde mediados de la década de los 60, se desmorona completamente extenuado, y una incipiente ola de regeneración política empieza a germinar: la Transición. Es también el año en que aparece publicado su ensayo Del socialismo científico al socialismo utópico (Era, México), al van a seguir Ciencia y revolución. El marxismo de Althusser (Alianza, Madrid, 1978) y Sobre arte y revolución (Grijalbo, México, 1979).
A partir de aquí, será homenajeado en distintas instituciones y entidades. En 1976, es nombrado presidente de la Asociación Filosófica de Méjico y, en 1984, presidente del Colegio de Profesores de Filosofía de la UNAM y miembro del Comité Ejecutivo de la Asociación Internacional de Estética. A su vez, su amplia obra como escritor, maestro y filósofo es reconocida con numerosos premios, distinciones y doctorados Honoris Causa por diferentes universidades tanto en España como en otros países. Dos de ellos serán el Premio Universidad Nacional en Humanidades y Doctor Honoris Causa en la Universidad Autónoma de la Puebla (ambas en Méjico, en 1985).
A lo largo de la primera mitad de la década de los 80, colabora con artículos en numerosas revistas y publica ensayos como, por ejemplo, Filosofía y economía en el joven Marx: los manuscritos de 1844 (Grijalbo, México/Barcelona, 1982). Publica también tres ensayos centrados totalmente en el marxismo: Ensayos marxistas sobre filosofía e ideología (Océano, Barcelona, 1983), Sobre filosofía y marxismo (Universidad Autónoma de Puebla, México, 1983) y Ensayos sobre arte y marxismo (Grijalbo, México, 1984). En 1985 publica Ensayos marxistas sobre historia y política (Océano, Barcelona) y el artículo Vida y filosofía. Postscriptum político-filosófico a “Mi obra filosófica” (revista Anthropos, 52).
En 1987 ven la luz Escritos de política y filosofía (Ayuso, Madrid) y es nombrado Doctor Honoris por la Universidad de Cádiz, en España y, en 1988, el Estado español lo distingue con la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio. Asimismo, es nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional de Educación a distancia (Madrid, 1993), por la Universidad de Nuevo León (Méjico, 1994) y por la Universidad Complutense de Madrid (2000).
Durante este tiempo, el autor publica Del exilio en México. Recuerdos y reflexiones (Grijalbo, México, 1991), Invitación a la Estética (Grijalbo, México, 1992), Cuestiones estéticas y artísticas contemporáneas (FCE, México, 1996), Filosofía y circunstancias (Anthropos/UNAM, México, 1997), Recuerdos y reflexiones del exilio (GEXEL, Barcelona, 1997), Entre la realidad y la utopía: ensayos sobre política, moral y socialismo (UNAM, México, 1999), De Marx al marxismo en América Latina (Ítaca, México, 1999) y El valor del socialismo (Ítaca, México, 2000).
Además, será nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Buenos Aires y Premio Nacional Historia, Ciencias Sociales y Filosofía de Méjico (ambas distinciones, en 2002); y también, Hijo Adoptivo de la Provincia de Málaga, Doctor Honoris Causa por la Universidad de Guadalajara (México) y la Universidad de La Habana (Cuba, 2004), y Premio María Zambrano de la Junta de Andalucía, en 2005.
Estos años son testigos de la aparición de nuevas obras, particularmente de cuentos, poemas y obras de teatro. Entre ellas figura un volumen titulado Poesía (2005), que contiene los poemas que marcaron su vida personal y que aparecen agrupados en tres partes: “Poesía en Vela” (con los poemas de “El Pulso Ardiendo”), “Poesía en Guerra” (con sus poemas escritos durante la contienda e incluso en el frente) y “Poesía en el Exilio” (poemas escritos durante sus primeros años en Méjico). Otras obras son A tiempo y destiempo. Antología de ensayos (FCE, México, 2003), De la estética de la recepción a una estética de la participación (recopilación de un ciclo de conferencias pronunciadas en septiembre de 2004; UNAM, México, 2005), Incursiones literarias (Renacimiento, Sevilla, 2008), Una trayectoria intelectual comprometida (volumen en el que se recogen las cinco conferencias dictada bajo el título de “Una trayectoria intelectual comprometida” y el subtítulo de “República española, Guerra civil y exilio”, UNAM, México, 2006), Ética y Política (FCE, México, 2007) e Incursiones literarias (Renacimiento, Sevilla, 2008). En 2010, será condecorado con la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil por el Gobierno de España y, poco después de su muerte, el 18 de agosto de 2011, se asigna su nombre al edificio del Anexo a la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (México).
Últimos Años
En sus últimos años de vida, Sánchez Vázquez se mostró muy interesado por la redacción una suerte de ‘memorias’ en las que dejar testimonio escrito de sus experiencias por el mundo y del sentido de sus inquietudes intelectuales, y, a tal fin, empieza a dictar a su hija Aurora los sucesos más interesantes de su vida. Aproximadamente escribió unas cuatrocientas páginas, pero, lamentablemente, este escrito no llegó a finalizarse a causa de su pronto fallecimiento. Desde hacía unos años, el ilustre autor no se encontraba bien de salud y llevaba dos años hospitalizado en el Hospital Español de Ciudad de Méjico.
El 8 de julio de 2011, cuando le faltaban poco menos de dos meses para cumplir los 95 años de edad, Adolfo Sánchez Vázquez fallecía causa de un paro respiratorio derivado de la neumonía que le aquejaba. Fue su hijo Enrique quien se encargó de informar que su padre había sido trasladado a su casa días antes, donde murió a las 10.40 horas de la mañana. |