a
Mirada Secuestrada
(2008),
de Eugenio Maqueda Cuenca (Jaén, 1973), nos llega con el aval del accésit del
XXVII Premio de Poesía convocado por el Concello de Ferrol y la Sociedad de
Cultura Valle-Inclán. El jurado estuvo compuesto por Julia Uceda, Julia Barella,
Carlos Galán y Luis García Jambrina. Fue publicado en 2008 por Esquío-Ferrol.
Una vez digitalizado el libro, le quito la dedicatoria y las citas, y someto el
ejemplar a los algoritmos de ProComenta, llamado también Comentario.
Los resultados de la radiografía son los siguientes.
|
|
|
|
Eugenio Maqueda Cuenca
(Jaén, 1973), Profesor
Titular en la Universidad de Málaga, excelente compañero y buen amigo nuestro,
es el autor del poemario La Mirada Secuestrada, publicado en 2008.
Corresponde también a su autoría Universos Paralelos (2006). |
|
Perfil léxico:
palabras más frecuentes
El texto
consta de 3142 totales, de las que son distintas 1229.
Las 15
primeras palabras (1071/3142) representan el 34.086%.
Las 66
primeras palabras (1568/3142) representan el 49.904%.
(Nota: el
punto (.) representa la coma decimal que se usa en nuestra numeración,
sustituida aquí por imperativo de la informática, cuya tecnología procede del
mundo anglosajón).
De este
listado de las 15 palabras más usadas, tenemos que destacar, primero, el uso de
“De”, que sigue las pautas de la mayoría de los textos actuales. Del mismo modo,
es habitual que sólo “No” y “Es” sean los únicos términos lexicales que figuran
en esta tabla de frecuencias, si bien los porcentajes de la frecuencia relativa son ligeramente superiores a los de otros poetas. Por
ejemplo, en Lorca, la negación “No” aparece con una frecuencia relativa del
8.512 por mil, frente al 14.322 que lo hace en poemario de Maqueda, mientras que
la cópula “Es” aparece con un índice de 5 por mil, porcentaje que se eleva a
casi un 9 por mil en el libro que comentamos.
En el
diccionario de frecuencias del español realizado por Ramón Almela y otros, “No”
aparece con una frecuencia del 11.342 por mil y “Es” con 8.529. Curiosamente, en
este diccionario de frecuencias “No” ocupa el 10.º lugar, como en el libro de
Maqueda.
Siempre
nos cabe hacer la pregunta ¿a qué dice «no» el poeta? Y la respuesta ha
de contemplar que la afirmación no se marca en español, frente a la marca de la
negación, que sí lo hace. Por otra parte, «es» resulta siempre un
elemento de atribución que indica convencimiento del autor o del personaje. Así,
nos dice, por ejemplo:
La
batalla es imagen persistente.
Y en el
mismo poema:
Mira con
atención
cómo
crepita el fuego;
se
pregunta si volverá algún día
a la paz
de su casa y de sus campos,
al calor
de las sábanas
y al
olor de la fruta que es su cuerpo.
De estas
palabras lexicales, nos van a interesar varios subconjuntos por la información
que nos aportan sobre la temática desarrollada. En primer lugar, el empleo del
término “Mientras”, que, aun teniendo valor de conjunción en muchos
casos, el programa lo toma como adverbio y nos lo incluye como lexical.
“Mientras”, con tan alta frecuencia relativa de aparición, nos muestra el gran
interés del poeta por lo que ocurre simultáneamente, bien en un personaje frente
a otro, bien en situaciones o acciones convergentes. Por ejemplo, en el poema
«El hombre de la tribu» cuenta:
Ciertas
tardes se pone melancólico
y dibuja
en la tierra con un palo
distraídos canales... rectos, curvos,
mientras mira salir el
horizonte
de entre
el rojo violáceo del cielo.
El
personaje del que habla dibuja distraído “Mientras” contempla la salida del sol.
En el
mismo poema, leemos:
Él
olvida enseguida su tristeza,
la
persigue a saltos
demostrando su fuerza,
y la
alcanza, y la tumba,
y le
muerde en el cuello
y en el
pecho
y en las
piernas
horizonte de cuerpo
y le
lame en las manos
y en el
vientre
y el
futuro no importa
y en el
sexo
y el
pasado no existe
y en la
espalda
mientras se unen, se
funden,
y la
luna dibuja sus siluetas.
Son
quizás estas “violencias” de pasión amorosa o sexual las que justifican el
subtítulo del libro Retablo del Amor, la Lujuria y la Muerte.
De nuevo
el tema, en una violación y a propósito del término “Mientras”:
(La
muchacha le sirve la comida).
Mientras él le
destroza sus harapos,
imagina
a su amada,
imagina
desabrochar muy lento
los
botones,
la
espalda más desnuda,
más
botones,
los
hombros dejan paso
a los
senos, rozados tiernamente.
Mientras, muerta de
miedo y de dolor,
la
muchacha soporta sus envites
de
animal poseído,
y sus
ojos de niña se endurecen.
Observemos las acciones paralelas, simultáneas de los personajes, según este
ejemplo tomado del poema «El cruzado».
Los
otros términos destacados nos sitúan en el plano temático: Mirada, Ojos,
Mira, Imagen… O de los personajes: Niños, Cuerpo, Hombre, Mano, Padre…
Métrica
En
cuanto a la métrica, observamos un predominio de los versos heptasílabos y
endecasílabos: 41% y 38%, respectivamente, frente al bajo porcentaje de otros
medidas. Esto nos lleva repasar los cómputos silábicos que nos da la máquina,
por si cabe alguna explicación a ciertas presuntas irregularidades métricas.
Rastreamos primero los versos de 12 sílabas, aunque hemos de decir antes que los
números entre paréntesis indican las sílabas reales frente a las sílabas
métricas:
Le
recuerda lo que la echó de menos, (12 11)
que
vivió sólo para reencontrarla, (12 12)
mientras
bebe sus labios, (7 7)
mientras
besa sus ojo.(7 7)
En tal
contexto rítmico, el verso “que vivió sólo para reencontrarla” hemos de leerlo
haciendo diptongo donde existe hiato (diéresis): “reen-con-trar-la”, con lo que
se restablece el ritmo 11-7.
Más
difícil de explicar resultan las doce sílabas del verso “todo lo que anticipa el
miedo y la muerte. (15 12)”.
En
cambio, en “Étienne se aburre y vuelve a las andadas, (15 12)” es la no
pronunciación de la última sílaba de “Étienne” la que nos da las
correspondientes 11 sílabas.
En “Un
salón amplio, halógeno, ordenado, (13 12)”, las 12 sílabas se reducen a 11 en
cuanto hagamos las sinalefas correspondientes, pese a las comas.
Inexplicables las doce sílabas de “tu cuello, roto como una rama seca, (13 12)”
en medio de versos nuevamente de 7 y 11. Sin embargo, este verso aparece en el
poema «Los amantes» (que “Se reencuentran tras meses de separación bajo un
intenso bombardeo y fuego cruzado), en el que la métrica se hace menos rigurosa
de acuerdo con la disposición discursiva de la dramática escena.
Resumiendo: se podrían explicar los versos que no se ajustan a la combinación
7-11 predominante, ya por los cambios de ritmo, ya por necesidades expresivas,
ya por expresiones en otras lenguas.
Lecturabilidad
Datos
del análisis:
Se lee
mejor que pueda llegar a comprenderse este libro de Eugenio Maqueda, según estos
índices. No obstante, se explica en tanto que más de un 56% de las palabras está
ausente del vocabulario común usado como referencia, formado por 3438 términos.
Estadística
silábica
Palabras de 1 sílaba:
P. distintas: 87 - Totales: 1413 - % = 44
Palabras de 2
sílabas: P. distintas: 495 - Totales: 930 - % = 29
Palabras de 3
sílabas: P. distintas: 429 - Totales: 555 - % = 17
Palabras de 4
sílabas: P. distintas: 181 - Totales: 204 - % = 6.4
Palabras de 5
sílabas: P. distintas: 35 - Totales: 38 - % = 1.2
Palabras de 6
sílabas: P. distintas: 2 - Totales: 2 - % = 0.0
El mayor
porcentaje de palabras de una o dos sílabas está muy relacionado con el índice
de Lecturabilidad, que tiende a fácil.
Tabla de la Ley
de Zipf
Comparación del léxico del texto del poemario La Mirada Secuestra, de
Eugenio Maqueda, con las predicciones según la Ley de Zipf.
De esta
Tabla de la Ley de Zipf, sólo resaltaré un dato, frecuente en los textos
literarios españoles: son 895 las palabras de un solo uso, frente a las 614 de
la predicción estadística. Ello nos indica una riqueza de vocabulario (Índice
simple de variabilidad léxica: 39.127).
Perfil de Morton
y Levinson
Caracterización de Morton y Levinson
Destacamos de este perfil las variaciones y altas frecuencias relativas de las
formas verbales del verbo Ser.
Comentario valorativo
La
Mirada Secuestrada nos presenta a un poeta dispuesto a asumir la voz de
personajes diversos y comprender las razones de los mismos. Por ello, tal vez,
nos diga:
Soy todo
lo que no he mirado aún.
También
lo que dejé un día aparte,
porque
lo no mirado forma el límite
que
traza lo que soy.
Mi
mirada por otras secuestrada,
por
otras que, a su vez, también lo fueron,
y dejan
en la mía
sus
propias cataratas,
herrumbre y sequedad,
y una
tendencia estrábica
a mirar
sólo aquello
que las
voces pasadas aconsejan. |