LA OBRA DE
José Moreno
Arenas,
Te vas a ver
negro
[1] aborda
una
multiplicidad
de temas: la
migración en
el doble
sentido de
emigración e
inmigración,
el sexo, las
relaciones
interpersonales,
la
religiosidad,
la xenofobia
y el
racismo,
todo ello
con la
entonación
lúdica
habitual de
sus piezas,
porque este
clásico
contemporáneo
que es el
gran
dramaturgo
granadino
tiene muy en
cuenta la
sentencia
del
Arcipreste
de Hita,
según la
cual, «la
tristeza
grande
pecado pon».
Al
tratamiento
por el
teatro
actual de
algunos de
estos
asuntos he
dedicado ya
varios
trabajos, de
los que solo
mencionaré
los
aparecidos
en este
siglo, con
el fin de
contextualizar
más
cabalmente
la obra de
Moreno
Arenas. En
la
prestigiosa
revista
internacional
Anales de
Literatura
Española.
Annals of
Contemporary
Spanish
Literature
(Colorado at
Boulder,
Volume 26,
Issue, 1,
2001, pp.
213-237)
analicé la
presencia de
la
emigración
en el teatro
actual —con
referencia,
entre otras
obras, a
La mirada
del hombre
oscuro
de Ignacio
del Moral—,
asunto en el
que también
incide la
pieza de
Moreno
Arenas.
Nuestro
autor aborda
la travesía
en pateras
por negros
africanos,
aventura
trágica que
desarrollé
al editar y
estudiar la
obra Y
los peces
salieron a
combatir
contra los
hombres,
de Angélica
Liddell, en
Seis
manifestaciones
artísticas.
Seis
creadoras
actuales,
Madrid,
Ediciones
UNED, y
volví sobre
ella en
Transgresión
y subversión
en Angélica
Liddell
(¿Y si
nada les
puede
conmover? /
Y Los peces
salieron a
combatir
contra los
hombres),
en Roswita/Emmanuelle
Garnierd (eds.),
2007.
Transgresion
et folie
dans les
dramaturgies
fémenines
hispaniques
contemporaines,
Carnières-Morlanwelz
(Belgique),
Lansman
Editeur, pp.
159-171. La
emigración
en el teatro
español
contemporáneo
fue el tema
de mi
ponencia en
el XVII
Congreso de
la
Asociación
Internacional
de
Hispanistas,
celebrado en
Roma del 19
al 24 de
julio de
2010
(Actas, t.
IV: Teatro),
en el que
analicé las
obras
Bazar
(1997), de
David
Planell;
La mujer
invisible,
de Kay
Adehesad,
adaptada al
español por
Carla
Mateini y
estrenada en
el Teatro
Municipal
Buero
Vallejo de
Alcorcón
(Madrid) el
mes de
noviembre de
2002;
Animales
nocturnos
(2003), de
Juan
Mayorga;
Oasis y
Tentación
(2005) de
Carles Batle;
Maldita
cocina
(2007) de
Fermín Cabal
y Amanda
Rodríguez,
que llevan a
cabo una
nueva
versión de
La cocina
(The Kitchen)
de Arnold
Wesker
(1957), con
la intención
de construir
una obra
sobre la
inmigración;
El
privilegio
de ser perro
(2005), de
Juan Diego
Botto y
Roberto
Cossa;
Zahra,
favorita de
Al-Andalus
(2007), de
Antonia
Bueno;
Forasteros
(2009) de
Sergi Belbel...
|
|
|
|
|
El actor Joan Llaneras encarna a Romerito.
|
|
|
En este
contexto de
la
emigración,
Moreno
Arenas,
atento
siempre a
los
acontecimientos
políticos y
sociales,
está
prestando
especial
atención en
los últimos
tiempos a
los flujos
sociales, a
la
emigración-inmigración
y a sus
consecuencias
en los
diversos
ámbitos de
la vida.
Como de
cualquier
otro
fenómeno o
problema de
la sociedad,
su teatro se
convierte en
notario o
testigo de
ese asunto y
lleva a cabo
una
reelaboración
o
redefinición
del mismo.
Las
perspectivas
y
procedimientos
utilizados
son muy
originales,
enriquecedores
y variados.
La reflexión
crítica
subraya
desde hace
años que la
literatura
no está
ligada solo
al tiempo, a
la duración,
sino que
mantiene con
el espacio
unas
relaciones
muy
estrechas,
como han
puesto de
manifiesto,
entre otros,
los análisis
de Cassirer,
Blanchot y
Genette.
Resultan muy
interesantes
las
observaciones
de este
último
acerca de la
espacialidad
del mismo
lenguaje. El
espacio
seleccionado
por Moreno
Arenas es la
playa, al
igual que en
sus piezas
Las olas
y La
playa,
de las que
la obra que
comentamos
es una
ampliación y
una
reelaboración.
Esta misma
técnica es
utilizada
actualmente
por otros
dramaturgos.
Es el caso,
por ejemplo,
de la obra
citada
Animales
nocturnos
(2003) de
Juan
Mayorga, que
constituye
una
expansión y
un muy
atinado
desarrollo
de su pieza
corta El
buen vecino.
El doble
sentido de
la
migración,
comentado
con
anterioridad,
lo
experimenta
en sus
carnes el
protagonista
de Te vas
a ver negro,
Romerito.
El
personaje,
instalado en
el espacio
idílico de
la playa
alude al
desembarco
de los
negros en
las pateras
y también a
lo que este
proceso
emigratorio
comporta.
Como en
otras de las
obras a las
que hemos
aludido, en
la de Moreno
Arenas la
emigración
es el
resultado
del
conflicto
entre las
historias
locales y
los diseños
globales. La
emigración
es también
el resultado
de los
legados
coloniales,
que han
exportado a
la periferia
los residuos
del centro y
han
establecido
unas fuertes
barreras
fronterizas
en el
sentido más
estricto del
término.
Pero
Romerito no
solo es
testigo de
estos flujos
migratorios
de África a
la Península
sino que él
mismo tuvo
que emigrar
a Alemania,
como
hicieron
muchos
compatriotas
suyos en
otras de las
graves
situaciones
de crisis en
España.
Con el
sentido de
solidaridad
que
caracteriza
a los
compañeros
de
emigración,
como se
refleja en
algunas
poesías de
José Hierro
centradas en
este asunto
o en la
interesante
película
Un franco,
14 pesetas,
dirigida por
Carlos
Iglesias, en
la que
Martín y
Marcos se
ven
obligados a
emigrar a
Suiza en los
años sesenta
en busca de
trabajo, el
protagonista
de Te vas
a ver negro
es auxiliado
por
Indalecio,
que los
conduce en
su coche
camino de
Alemania.
Mientras
atraviesan
Francia, el
viaje se
interrumpe
dos días
porque la
mujer de
Romerito se
pone de
parto y
pierde el
hijo, una
circunstancia
que va a
modificar de
forma
traumática
su vida.
Las
alusiones a
Alemania son
constantes
en el
monólogo que
mantiene el
protagonista
de la obra
de Moreno
Arenas, un
monólogo que
a veces se
transforma
en diálogo,
como cuando
se desdobla
en Romerito
y en la
Virgen del
Aguijón, un
discurso con
una gracia
especial y
un ritmo
trepidante,
o cuando
realiza las
interpelaciones
al párroco
don
Leovigildo,
con
presencia en
escena
solamente
aludida. En
estas
escenas está
ya
planteándose
otro de los
asuntos que
aborda el
dramaturgo
alejado de
la forma
altisonante
y solemne
con la que
suele ser
abordado: el
tema
religioso.
Con don
Leovigildo
comparte
aparentemente
su rechazo a
las
inmoralidades
que se
presencian
en la playa
y con la
Virgencita
del Aguijón
intenta nada
menos que
desposarse.
El
escapulario
con la
imagen de
esta Virgen
es
recurrente a
lo largo de
la obra, lo
que le sirve
al autor
para
denunciar de
una forma
muy fina
ciertas
prácticas
externas de
la religión.
|
|
|
|
|
José Moreno Arenas,
el autor de la obra. |
|
|
A este
intento de
matrimonio
con la
Virgen lo
conduce sin
duda la
experiencia
frustrante
que ha
tenido con
su mujer
María.
Entramos así
en el ámbito
de las
relaciones
domésticas,
que el
protagonista
aborda con
un gran
dominio de
la palabra,
del logos,
que, según
Aristóteles,
es lo que
nos habilita
como humanos
en la
sociedad
doméstica y
en la
sociedad
civil.
Romerito
habla mucho
y bien, y en
más de una
ocasión
reprocha a
los
receptores
que sus
cuerdas
vocales
estén en el
más absoluto
silencio.
Romerito
sigue
también el
proverbio
chino «habla
y serás», y
su discurso
se convierte
en el motor
dialéctico
de la pieza.
Uno de los
núcleos de
su discurso
con don
Leovigildo
gira en
torno a la
relajación
de las
costumbres.
El
protagonista
confiesa
teóricamente
respetar las
normas que
la moral
establece
sobre el
asunto, pero
luego estas
reglas son
conculcadas
en la
práctica y
no tiene
reparos en
abrazar a la
muñeca en
algunas
escenas, que
nos
recuerdan
nuevamente
el cine. Al
igual que
sucede en la
película
Tamaño
natural,
dirigida por
Luis García
Berlanga,
con guión de
Rafael
Azcona y del
propio
Berlanga, el
protagonista
de Te vas
a ver negro
se empareja
con una
muñeca
hinchable y
empieza a
disfrutar de
la sumisión
y de la
docilidad
que no puede
encontrar en
su esposa.
Si magistral
era la
interpretación
de Michel
Piccoli en
la película
de Berlanga,
también lo
es en la
obra de
Moreno
Arenas la de
Joan
Llaneras.
La situación
familiar
nada cómoda
que vive el
protagonista
se pone
asimismo de
manifiesto
en la
relación que
mantiene con
sus hijos:
con
Carmencita,
que ha
contraído
matrimonio
con un
adinerado, y
con su hijo
Pepe, que se
ha casado
con una
negra.
Aunque
Romerito
dirá
constantemente
que él no es
racista, sus
manifestaciones
respecto a
los negros y
sus
comentarios
sobre la
llegada de
su hijo Pepe
con la negra
y con los
mulatos
niegan con
palmaria
evidencia lo
que
denuncian
teóricamente.
La xenofobia
y el racismo
al que antes
hacíamos
referencia
encuentran
en estas
escenas su
representación
más clara.
Como hemos
comentado en
alguna
ocasión, el
rechazo al
otro se
convierte en
el miedo al
otro. En
otros casos
funciona
como un
mecanismo
neurológico
maduro y en
ocasiones el
miedo
adquiere un
carácter
global. En
este
universo
globalizado,
a pesar de
la
contundencia
con la que a
veces se
manifiesta
Romerito, en
el fondo es
un ser
contradictorio,
frágil,
vulnerable,
y la
grandeza del
teatro, como
en esta obra
de Moreno
Arenas,
radica
precisamente
en convertir
la
fragilidad y
la
vulnerabilidad
en una
construcción
repleta de
la máxima
virtualidad
y
potencialidad
escénicas.
Cierto es
que, para
algunos
espectadores,
lo realmente
importante
en el teatro
es el
encuentro,
sin más,
entre un
actor y el
público. Sin
embargo, la
exigencia y
el rigor
escénicos
han de
llevarnos
mucho más
lejos: el
horizonte no
se nos puede
quedar a dos
palmos de la
nariz, el
encuentro
(entiéndase
conflicto)
ha de estar
en el texto
del autor,
en la
historia que
nos cuenta.
Y, como no
podía ser de
otra manera,
está en el
texto de
Te vas a ver
negro,
en la
historia de
Romerito, en
la vida de
nuestro
protagonista;
pero no en
una escena
ni en dos:
el conflicto
subyace
entre líneas
a lo largo
de toda la
obra.
Precisamente
el ritmo
suave y
ascendente
del texto,
bien
acompañado
por un
conflicto de
la máxima
cotidianidad,
nos lleva a
un final
sorprendente,
con la ya
clásica
reversión a
que nos
tiene
acostumbrados
el autor.
Estamos
frente a una
dramaturgia
de
excelentes
hechuras, un
monólogo
teatral
(puro
teatro, solo
teatro) al
que le ha
sabido sacar
partido (¡y
de qué
manera!)
Joan
Llaneras,
portador de
un talento
actoral
fuera de lo
común, de lo
mejor que se
ha visto
últimamente
en la
cartelera
madrileña.
Si de
perfecta
hemos de
catalogar la
interpretación
de Llaneras,
no le va a
la zaga el
oficio de
Carmen
Dólera,
responsable
a carta
cabal de una
dirección
impecable,
sobria y
eficaz. Una
escenografía
austera, una
música
seleccionada
con acierto
y una
iluminación
a tono con
las
exigencias
son el
complemento
idóneo para
disfrutar de
Te vas a
ver negro,
un texto a
la par
inteligente
y divertido.
De lo mejor,
para no
perdérselo.
|
|
|
|
|
«Te vas a ver negro»
Cartel publicitario
de la Sala Triángulo de Madrid. |
|
|
Ficha
Técnico-artística
Obra:
Te
vas
a
ver
negro.
Autor:
José
Moreno
Arenas.
Compañía:
Karma
Teatro.
Intérprete:
Joan
Llaneras.
Diseño
de
Iluminación:
Víctor
Dólera.
Ambientación
Musical:
Cecilia
Vargas
Lizarra.
Ilustración:
Kike
Blanco
López
(Café
&
Columpio).
Diseño
Gráfico:
José
Luis
Andrade.
Espacio
Escénico:
María
Moreno
y
Nohemí
Ortega.
Vestuario:
Carola.
Construcción
de
Decorado:
Carlos
Carvalho.
Atrezzo:
Lucía
Onrubia.
Adjunta
a la
Dirección:
Lola
Plaza.
Dirección:
Carmen
Dólera.
Producción:
Karma
Teatro.
Producción
Ejecutiva:
Manuel
Ganchegui.
Gerencia:
María
Huertas.
Patrocinio:
Fundación
Francisco
Carvajal.
Lugar
y
fecha
del
estreno:
Sala
Triángulo
(Madrid),
8 de
abril
de
2013. |
__________
NOTAS
1
Te vas a
ver negro
ha sido
estrenada el
día 8 de
abril de
2013 en la
Sala
Triángulo de
Madrid,
dirigida muy
atinadamente
por Carmen Dólera y con
la sabia
interpretación
del actor
Joan
Llaneras. |