OCTUBRE-DICIEMBRE 2017  

      98 PÁGINA 9

   

   

   

AY PENA, PENITA, PENA

   

  

Por  Rosa Díaz

   

   

LA MAYORÍA DE las letras que sustentan a la copla viene a ser exaltaciones dramáticas de amores prohibidos, de celos asesinos, de clasismo insalvable y loas a la marginación o a la prostitución a las que se veían sometidas sus protagonistas. Letras y letras que traen a la memoria aquella sociedad patriarcal de un país fosilizado en modismos románticos y que son testimonios fieles de aquel machismo álgido, donde la mujer quedaba relegada a un estado de sumisión y dependencia del hombre, llegando, incluso, a aceptar gustosa y dócilmente el maltrato. Lo que hoy se denuncia en el 016 como violencia machista, entonces se cantaba y se jaleaba en los altavoces de las emisoras de radios para dejar constancia de que la condición masculina ostentaba indeleblemente el poder, la fuerza, el valor, la razón, la firmeza de carácter, la economía. Identificando a la mujer como objeto o como sujeto paciente y maltrecho.

  

  

TENGO QUE HACER UN ROSARIO CON TUS DIENTES DE MARFIL

  

La primera vez que tuve conciencia de dicho sometimiento y del dolor físico que podía contener una copla por mi condición de fémina fue con aquella de “El emigrante”, donde quedé avisada de que podían amar una parte de mí a modo de amuleto, hacerse un rosario con mis dientes de marfil y dejarme mellada, ensangrentada y dolida esperando la vuelta de una mano cruel que cruzaba la mar serena. Así empezó a intrigarme aquello de llévame por calles de hiel y amargura / ponme ligaduras y hasta escúpeme. Que dejara de querer a alguien y, en castigo, se me pararan los pulsos y doblaran por mí las campanas. Que me echaran en los ojos un puñado de arena o que me quedara en una callejuela sin salida por no llevar un anillo con una fecha por dentro.

Aquellas coplas dibujaban un perfil femenino catastrófico. A la Parrala le daban bebiendo las claritas del día y, la Loba, por las cuatro palabras de “no te quiero ya”, se hundió también en el mar de la bebida como Paco el de la Ruiseñora, que dándole a la botella y sacándola de sus casillas, volvió a su trabajo —que era el cante— y, por eso, la mató. Aunque la pobre, tan generosa en el último suspiro, en vez de pedir la orden de alejamiento, imploró a los jueces que tuvieran clemencia de su asesino porque ella le había dado licencia para que la pudiera matar cien veces. Y qué decir del sino de la Lirio, tan infeliz cuando la vendió la Bizcocha a un indiano que venía de Cuba, por cincuenta monedas de oro. Ella, sabiendo la verdad del cuento y la marinería, cantando desde Cádiz a Almería.

  

  

   

   

 

Concepción «Concha» Piquer López (1906–1990), cantante y actriz española, es una de las figuras más relevantes del género de la copla. Interpretó con un estilo depurado de gran perfección vocal las composiciones más famosas de la canción española, casi todas ellas obra de Valverde, Quintero, León y Quiroga, como «Ojos verdes», «Tatuaje», «Y, sin embargo, te quiero», «En tierra extraña» y «Lola Puñales», y otras muchas. (WP).

 

  

POR CULPITA DE UNA HEMBRA GITANA, SU FACA EN EL PECHO DE UN HOMBRE SE HUNDIÓ

  

Otras letras, en cambio, nos mostraban otro perfil femenino, el de femme fatale, donde el hombre es la víctima de engaños, ambiciones, manipulaciones o volubles sentimientos, mujeres herederas del tópico estético de la manzana y la serpiente que incitaban al pecado, causantes de males mayúsculos. Mujeres cuya inteligencia se invertía en acciones abyectas aprovechando la nobleza del hombre.

En ese canon machista, desarrollado en todo el devenir de la historia de la humanidad, se asentaron los cantes y adquirieron credibilidad. Así se ve en los romances fronterizos y de gestas y en la recopilación de letras populares que recoge Demófilo Machado, sirva de ejemplo: Agujitas y alfileres / le clavaran a mi novia / cuando la llamo y no viene. Te den un tiro y te maten / como sepa que diviertes / a otro gachó con tu cante. La esencia de estos pronunciamientos de género se encuentran también en el bolero, el tango, la zarzuela, la ópera, etc., etc. La misoginia se mantiene viva y puede detectarse hasta en el hip hop y en el regatón.

En la hoja de ruta de la copla ellas ponían la navaja en la mano de hombres cabales. Recuérdese a Antonio Vargas Heredia que, siendo bueno, guapo y honrado, por culpa de una hembra gitana se vio en la trena, acusado de asesinato. Así iban por manchados mostradores enseñando la piel desnuda y marcada para siempre con un nombre de hombre. Así esperaban en los quicios de las mancebías a que parara el caballo otro hombre rijoso que iba a pedirles lumbre y al verde verde limón. Ojos verdes como la albahaca y ojos negros como el cordobán. Amores licenciosos de prostíbulos que podían pagarse al saldo con un vestido. Mujeres pagadas, pero nunca bien pagadas por más que lo dijera una copla. Mujeres que tenían que seguir rodando como la falsa monea. Niñas de fuego que giraban en torno a alguien que decía: soy un hombre bueno que te compadece. Qué sórdido, qué bajo para una mujer, para una persona. Compadecerse de ellas, ampararlas para luego tener la tentación de ahorcarlas con las trenzas de sus pelos, Dios mío de mi alma qué pelo.

  

  

LLEGÓ LA DEMOCRACIA, Y CON ELLA...

  

En la última etapa del Franquismo, donde, desde la clandestinidad, tanto se luchó por los valores de la democracia, la juventud más informada empezó a ver la copla como algo trasnochado con el que no se identificaba. Poco a poco, nos íbamos apoyando en el sufragismo, en el feminismo y en la lucha de clases. Leíamos, nos hacíamos más críticos y analizábamos de forma objetiva muchos de estos textos, y tomábamos conciencia de la otra estructura que fluctuaba en ellos. Así pudimos llegar a la conclusión de que la copla, lo que se dice “el clásico” de la copla, contaba historias de un tiempo ido al que no queríamos pertenecer. Y en esa estábamos cuando al pairo de un rojo rojo clavel en la orilla de una boca, ¡qué bonito!, una mujer gastaba las losas de un puente y se hacía libre como el viento. Llegó la ansiada democracia, y la niña de Puerta Oscura ya no esperaba a Manuel Centeno ni se iba a dar de cara con él, porque había decidido ser madre soltera y ni mucho menos bordaba pañales para su criatura. Lejos de la costura y las artes de Margot, la remendona, se mantenía independiente en otros menesteres. Tampoco iba teniendo razón de ser eso de perderse en la revuelta de una sortija dorada. Los anillos cambiaban de mano y así legitimaban otra situación. Cuestión de papeleos de la Ley del divorcio.

Fue cuando otra mujer con mucho ángel, cantaba aquello de hoy no me puedo levantar, el fin de semana me dejó fatal. Y se levantaba al ser de día para arreglar a los niños y prepararles las tostadas. Cosas de cajeras de supermercados, profesoras y empleadas del Corte Inglés, que a veces estaban malas muy malas de acostarse, otras se tomaban una pastilla y otras se acostaban con sus Manolos y no tenían cuerpo pa na. Esta letra y la de la sevillana con mi chándal y mis tacones, informal pero arreglá no fueron una tontería, aunque el público coplero no reaccionó en positivo, pero por ahí se debería haberle dado salida a una realidad que estaba empezando a vivir otros roles en el ámbito social y familiar. La nueva sentimentalidad que teorizaba el Juan de Mairena, de Antonio Machado, ya andaba en la Poesía de la Experiencia; por lo tanto, el mito de incriminar a una fémina y hacer perseverar en desgracia a otra creaba una distancia intelectual que los movimientos feministas no podían pasar por alto.

   

  
   

   
 

Miguel Frías de Molina (1908-1993), conocido artísticamente como Miguel de Molina, es un cantante  de la copla, muy conocido por haber popularizado temas como «El día que nací yo», «Triniá», «Te lo juro yo», «La bien pagá» y «Ojos verdes», que fueron son mayores éxitos, entre otras. (WP).

 
  

PERO PRONTO... MI NIÑO NO TIENE PARE, ¡QUÉ PENA DE SUERTE MÍA!

  

Ahora somos muchos más los que creemos, aunque algunos hemos tenido esa sensación desde hace mucho tiempo, que somos dirigidos y, en plena efervescencia democrática, la copla se reinventa, se renueva y se expande desde los engranajes televisivos. Las matriarcas de aquel cancionero popular que iban acomodándose en las baladas, se remozan y comparten actuaciones con las nuevas divas que van subiendo al parnaso de un folclor de folclores. Y otra vez llega el auge de la copla con sus letras referenciales: qué te pasa a ti, alma mía, / que te está asomando el llanto / y te pones amarillo / cuando miras el cuchillo / como si te diera espanto / de una mala tentación…, y, con nuevas tecnologías, la copla se pone en escena con sus voces más relevantes, y otra vez a la palestra: Mi niño no tiene pare / qué pena de suerte mía… Que no me quiero enterar, / no me lo cuentes vecina /… Tópico típico que veja la condición y la honorabilidad de la mujer. ¿Nadie se acordó que rememorar aquellas letras era rememorar los modismos del patriarcado que conduce a la lacra de la violencia machista?

Pero más tarde, ahora, y es lo más doloroso, otra generación de jóvenes, esos y esas que tenían que estar más preparados, que tenían que saber juzgar aún mejor y tener más altos y democráticos ideales, desde nuestra televisión andaluza cantan y cantan sin pudor para mis manos tumbagas, pa mis caprichos moneas. ¿Quién no las vio pedir que las encerraran de nuevo en cárceles de oro? ¿Quién no los vio gritar carcelero, carcelero, abre puertas y cerrojos? Y todo previa solicitud de SMS de pago.

¿Nadie cae en la cuenta de que poner en boca de estos jóvenes y en los oídos de tantos otros “semblanzas” como estas puede ser nocivo sin constatar el necesario espíritu crítico? ¿Nadie se quiere enterar del dato ya evidente que muestran los estudios sociológicos, de que las adolescentes en nuestro país consideran hoy en día el seguimiento por las redes sociales y las muestras de celos de sus novios como síntomas de amor verdadero? ¿Nadie ha reparado en las vereditas que conducen al 016?

Ahora, en ese concurso de sevillanas que con tanta audiencia televisiva repite nuestra televisión autonómica los viernes, sábados y domingos, he visto a una muchacha hermosa cantar divinamente pero si tú quieres mátame y luego si quieres vete

Y yo, como también soy del sur, me he limitado a decir: ¡ay pena, penita, pena!

   

   

  
       
 

MECANO, grupo español de música pop formado por Ana Torroja y los hermanos Nacho y José María Cano. Comenzó sus actuaciones en 1981 con el tema «Hoy no me puedo levantar», al que siguieron otros muchos, como «Perdido en mi habitación», «Maquillaje», «No me enseñen la lección», «Barco a Venus» y «Hijo de la Luna». En 1992 se disolvió y tuvo una fugaz reaparición en 1998. (WP).

 
  

  

  

      

    

ROSA DÍAZ (Sevilla, 1946). Escritora, poeta y articulista, colabora habitualmente en ABC de Sevilla y participa en la redacción Diccionario Biográfico Español patrocinado por la Real Academia de la Historia. Como poeta, ha recibido importantes galardones literarios (Miguel Hernández, Ciudad de Alcalá de Henares, Fray Luis de León, Fray Bernardino de Sahagún, etc.) y su obra está recogida en algunas antologías poéticas españolas y europeas. Ha colaborado con poemas en importantes revistas especializadas (Zurgai, Ánfora Nueva, Casa de las Américas, El Siglo XXI, etc.). Es autora de poesía para niños, que publica habitualmente en Hiperión. Entre sus últimas obras cabe citar Verbo y gracia (ensayo, Eds. Escribes, 2010), Adivina Adivíname (poemario, Anaya, 2010), Los versos del Hablamueble (Anaya, Madrid, 2011), Luna Hiena (poemario, Ayuntamiento de Roquetas de Mar, 2011), Esperando a Grenouille (poemario, Eds. Carena, 2013), La importancia de llamarse T (novela, Eds. en Huida, 2015), Las muertes. Salmos de la mujer que escribe (poemario, Ed. Zurgai, 2015).

    

    

GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral de Cultura. Sección 4. Página 9. Año XVI. II Época. Número 98. Octubre-Diciembre 2017. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2017 Rosa Díaz. © Las imágenes, extraídas a través del buscador Google de diferentes sitios relacionados con la estética músical, se usan exclusivamente como ilustraciones, y los derechos pertenecen a su(s) creador(es). Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2017 Departamento de Didáctica de las Lenguas, las Artes y el Deporte, adscrito a la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga & Ediciones Digitales Bezmiliana, Callillón, 3, Rincón de la Victoria (Málaga).