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CUANDO ME INVITARON
a participar en esta
mesa me asignaron
como tema referirme
al “libro en el
contexto actual”,
una propuesta que
supera mi
responsabilidad.
Entonces, por
respeto a mi
ignorancia, voy a
decir algo acerca de
lo que creo tener
opinión, la poesía,
la misma que, de un
tiempo a esta parte,
sigue esperando (y
merece) una atención
más plena a los
interrogantes que
tienen lugar en la
cultura.
La poesía puede ser
uno de los pájaros
de nuestra memoria
pasada y presente
dada la velocidad
del viento en el
tiempo que nos toca.
Pero, por todo ello,
advierto que apenas
tenemos borradores
donde seguimos
apuntando y
corrigiendo. Porque
el poema se hace con
palabras que no
ausentan el mundo
que hubiera pensado.
Pero “hubiera” es
una suerte de
contemplación
benemérita del
deseo. Ante su
reiteración,
recuerdo, en la
revista Plural,
de México, alguna
vez llegamos a la
conclusión de que
«el hubiera es el
tiempo
pluscuanpendejo del
verbo ni modo».
Visto así, el afuera
parece haber dejado
de pertenecer al
adentro en un
segmento
considerable de la
producción actual,
observando cómo
responde el autor a
las nuevas
subjetividades que
compartimos como
lectores en esta
especie de resumen
general de los
olvidos. Y también
observamos cómo la
audiencia crítica
(que alguna vez tuvo
referentes) se ha
empobrecido.
La expansión del
librismo culturoso
hecho solo de
palabras es una más
de las expresiones
que ocupa la
desolación del arte
contemporáneo.
Esto habla del
mercado y del
lector, de sus
escuchas.
Edward Albee hace
unos años estuvo en
México. Nos dijo que
«el público está
entrenado para la
mediocridad (para lo
superficial y lo
estúpido)», pero
también dijo algo
más inquietante:
«que en su país
existe una política
dirigida
expresamente a
destruir la
educación estética.
La democracia es muy
frágil y los
políticos están
asustados; como
consecuencia, los
intelectuales y
artistas creativos
están siendo
sometidos a una
censura que será
difícil de parar. De
momento, agregó, el
teatro, el arte de
calidad, han tenido
que refugiarse en
pequeños foros
porque sus
espectadores, sus
lectores, están
siendo capacitados
para exigir cada vez
menos».
Por esta y otras
razones (de no menor
peso), me siento
habitante de un mapa
determinado por el
compromiso al que se
refiere el
dramaturgo. |
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De momento, agregó, el teatro, el arte de
calidad, han tenido que refugiarse en
pequeños foros porque sus espectadores, sus
lectores, están siendo capacitados para
exigir cada vez menos. |
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Más recientemente, y
audaz, el español
Ballester Moreno me
dejó a la
intemperie: «El arte
se separó tanto de
la vida que ya no
representa nada»,
dijo.
La fidelidad
conservada por
Canetti en La
conciencia de las
palabras se
pierde como se
pierden los oficios.
El árbol de la vida
no puede leerse
construyendo
artificios. La
poesía tiene un
follaje que no se
alimenta sólo de
palabras, sino de
todo aquello que
habita en ella y con
ella, entonces cobra
peso y significado.
Quinientos años
después de que nos
trajeran a Dios, con
el mismo incentivo
de progreso, los
patrones culturales
dominantes la
verbalizan y
descompletan hasta
colmarla de
muletillas
contractuales. Son
los nuevos
guionistas del
espíritu. Que se
pueden leer como
ráfagas inconclusas
que se suceden
cuadro a cuadro en
una pesadilla.
Muchos aprendimos
que la sensibilidad
poética resuelta por
medios sencillos
convierte en íntima
la comunicación
compleja. El
“asunto” exige rigor
y, tal parece, cada
vez tiene menos
adeptos. Y ese
rigor, también
obliga a defenderlo
no sólo con
consignas. Vieja y
difícil tarea que se
teje sobre el cuerpo
de la imagen
simbólica.
El territorio de la
poesía es un lugar
al que van pocos, y
llegan menos, como
los pasajeros de una
diáspora.
En simultáneo,
existe una defensa
ingenua,
superficial, que
trae consigo la
educación meramente
instrumental que se
ha venido
construyendo casi
sin oposición o con
indiferencia del
proceso donde tiene
lugar y desarrollo.
Y la multiplicación
de talleres donde la
subjetividad no
excede la exposición
rudimentaria.
Hace veinte, treinta
años (un pestañeo en
la Historia, una
vida en nosotros)
muchos que
escribían, pintaban,
cantaban… decían
tener un hobby. Hoy
publican, exponen,
realizan conciertos,
sin el humilde
reconocimiento de
entonces como
pasatiempo reservado
a los ratos de ocio.
Con el desarrollo
exponencial de los
medios y las redes,
un segmento
considerable de
promotores,
asistentes,
participantes,
califica sus eventos
como “noche mágica”:
una franquicia de
Disney que saca a
pasear versos que
siempre llegan tarde
donde nunca pasa
nada.
La devaluación de la
moneda, escuchamos,
devalúa la vida. Por
lo que no sería
aventurado suponer
que los
comportamientos del
lenguaje quedan
fuera de esa
devaluación.
La tecnología impuso
la aceleración de la
imagen y redujo los
caracteres hasta
pulsiones primarias.
La edición de libros
no escapa a este
fenómeno, se ha
convertido en uno
más de los
artefactos de
certificación que
conceden
pertenencia.
Legitimación
ilusoria que a mucha
gente le permite
confundir un poeta
con quien escribe
poemas, por ejemplo. |
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La edición de libros no escapa a este
fenómeno, se ha convertido en uno más de los
artefactos de certificación que conceden
pertenencia. |
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Sin dejar de reparar
en la
responsabilidad que
le cabe a buena
parte de la docencia
en esta
domesticación
anunciada.
En medio de una
diversidad engañosa,
en horario Triple A
(más cerca de las
creencias que de la
reflexión), la
habituación a los
modos de
comunicación
dominantes ha sumido
a la escritura (como
a otras expresiones
del arte) en un
espacio del
trilingüismo
cultural tal vez
irremediable. La
opción (sin decirlo
expresamente) elude
aquello de que las
preguntas valen
tanto como las
respuestas que puede
ahorrar.
Me temo que el atajo
(menor exigencia
crítica,
responsabilidad,
compromiso…) nos
trajo hasta aquí. Y
nos informa acerca
de la fortaleza que
ejercen las
voluntades ajenas
sobre la vida y el
destino individual.
Celebrando las
paradojas que nos
asaltan con
frecuencia (en esta
encrucijada),
podríamos inferir
que el presente se
ostenta tan
ignorante como
pretencioso. No
tomar nota de lo que
ofrece su escenario
es, “sería”, como
exigir que el fuego
no se entere del
viento. |
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Participación en la
mesa organizada por
el colectivo del
“Encuentro de
Escritores La Luna
con Gatillo”, en el
Centro Cultural de
la Cooperación en la
Ciudad Autónoma de
Buenos Aires,
Argentina.
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NOTA del AUTOR
(El trabajo forma parte del libro
La realidad miente más, de
próxima publicación.) |
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José Antonio Cedrón
(Buenos Aires, 1945)
comenzó a publicar
en la década de los
años 70, e integró
la mesa directiva de
la Agrupación
Gremial de
Escritores
Argentinos.
Ha vivido varias
décadas,
la primera de ellas
en calidad de
exiliado, en varios
países
latinoamericanos.
En Venezuela ha
impartido clases de
educación básica y
ha colaborado en la
revista “Los
Libros”. En México
ha sido coordinador
de Bibliotecas de
Investigación en el
Archivo Histórico de
Puebla; ha impartido
clases en la
Universidad Autónoma
de Puebla, ha
colaborado en
el Diplomado de
Creación Literaria
de la Sociedad
General de
Escritores de México
(Sogem) y ha estado
al frente de la
cátedra Lengua y
Comunicación para
maestros que cursan
Docencia en Artes en
el Centro Morelense
de las Artes (CMA)
de la Ciudad de
Cuernavaca, Morelos,
México. Actualmente
reside en Buenos
Aires.
En los años 90, en
la Ciudad de México,
ha sido coordinador
de ediciones del
diario “unomásuno”
y editor de la
revista “Este País”.
Integró el consejo
editor de la revista
Plural,
dirigida por Jaime
Labastida. Publicó
los poemarios La
tierra sin segundos
(1974), De
este lado y del otro
(1984), Actas
(1986),
Vidario (2001),
Circuito interior
(2016),
Antología personal.
Pequeña cosa
(2020) y el
reportaje novelado
El Negocio de la
Fe (1995),
algunas de la cuales
han sido traducidas
al francés, inglés,
portugués, italiano
y catalán.
Su labor literaria
ha sido reconocida
con diversos
galardones como el
II Premio Concurso
Cincuentenario del
Periódico Alberdi
(Buenos Aires),
Primera Mención
Honorífica Premio
Latinoamericano de
Poesía “Rubén Darío”
(Nicaragua),
Mención Premio
“Carlos Pellicer”
(México) y el Premio
Nacional de Poesía
de la Universidad de
Sinaloa (México),
entre otros. |
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GIBRALFARO. Revista de Creación
Literaria y Humanidades. Publicación
Trimestral. Edición no venal. Sección 3.
Página 12. Año XX. II Época. Número
108. Enero-Marzo 2021. ISSN
1696-9294. Director: José Antonio
Molero Benavides. Copyright © 2021
José Antonio Cedrón. © Las imágenes
se usan exclusivamente como
ilustraciones, y han sido extraídas, a través del buscador Google, de diferentes sitios
en los que no existe constancia
expresa de derechos sobre las
mismas; en todo caso, los derechos pertenecen a su(s) creador(es).
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