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Introducción
EN 1979, A RAÍZ de la publicación de El disputado voto
del señor Cayo (Barcelona, Destino, 1978), en una reseña
aparecida en las «Páginas literarias» del diario Sur
de Málaga y titulada «Lección electoral de Miguel Delibes»,
presenté el tema de esta obra como «el contaste entre la
teoría de los programas políticos y la realidad del pueblo,
representado admirablemente en esta obra por el señor Cayo»;
y su argumento, que me permito repetir a modo recordatorio,
fue expuesto así:
El partido, en su afán de llevar su voz a todos los pueblos,
envía a sus militantes Rafa y Laly y al candidato al
Congreso Víctor Velasco a pronunciar mítines a los lugares
más apartados de la provincia. El pueblo al que llegan está
prácticamente deshabitado; tan sólo viven tres personas:
Cayo y su mujer sordomuda y otro vecino con el que este no
se habla. Durante las horas que Rafa, Laly y Víctor están en
el pueblo, Cayo tiene oportunidad de mostrar su sabiduría
ancestral y su enorme capacidad para sobrevivir en
solitario: él se cultiva la tierra, se hace su pan, se
procura lo necesario para la vida.
En el momento de la despedida, aparece un grupo de extrema
derecha y se produce un altercado en el que Víctor sufre
brutales golpes. Pero esto no es lo que impresiona al
candidato y a sus compañeros, sino el hecho de que han ido a
ofrecer su apoyo en las Cortes a quien no lo necesita; les
impresiona la enorme capacidad y extraordinaria humanidad
—personalidad— del señor Cayo. Por eso, de regreso a la
ciudad, paran el coche y beben en una cantina hasta la
lúcida borrachera, que les hace exclamar «Hemos ido a
redimir al redentor. ¡Viva el señor Cayo, macho!», o decir,
después, en la sede del partido: «El señor Cayo podría vivir
sin Víctor, pero Víctor no podría vivir sin el señor Cayo.
Entonces, ¿en virtud de qué razones pido yo el voto a un
tipo así, Dani [Dani es el jefe provincial], me lo quieres
decir?».
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Técnica narrativa: constantes y variables
Dejando a un lado los comentarios (quizá oportunos en 1979)
sobre la lección electoral que la novela ofrecía (ofrece),
resulta evidente que, en esta obra, Delibes nos presenta:
a)
sus dos mundos novelescos habituales: el medio rural y el de
la ciudad provinciana [1];
b)
el lema del «hombre-individuo» (con sus odios, con sus
deficiencias, con sus problemas también) y el pueblo como el
lugar donde el hombre recobra su plena individualidad [2],
frente a:
c)
el «hombre-masa», habitante habitual de la ciudad, donde,
por supuesto, viven también hombres con una innegable
individualidad, aunque tamizada por su aceptación de la
sociedad actual (pongamos el ejemplo de Víctor).
En términos generales, es decir, sin gravosas matizaciones,
es de decir que las novelas de Delibes, atendiendo a sus
escenarios, podrían dividirse en cuatro grupos:
1)
las de
los medios rurales (léase, entre otras, El camino;
Las ratas; Los santos inocentes...);
2)
las
situadas en ciudades, capitales de provincia (por ejemplo,
Mi idolatrado hijo Sisí; Cinco horas con Mario; 377A,
madera de héroe...) [3];
3)
aquellas en que los
personajes se ven forzados a vivir en la ciudad, pero se
escapan al campo siempre que pueden (caso de Diario de un
cazador; Diario de un emigrante...); y
4)
novelas
con un escenario alegórico trasunto de la realidad
(Parábola del náufrago...). Estos mundos o escenarios se
enfrentan o, simplemente, se encuentran en determinados
casos. Los habitantes de unos u otros se recelan mutuamente,
temen el paso de una a otra escena (recordemos los temores,
dudas y llantos de Daniel, el Mochuelo, en El camino,
cuando se ve forzado a ir a la ciudad a «progresar», o sea,
a estudiar el Bachillerato), sufren cuando han de vivir en
el medio ajeno a sus costumbres y deseos (¡pobre viejo Eloy
de La hoja roja).
En este contexto, El disputado voto del señor Cayo es
la novela del encuentro de los distintos mundos novelescos
de Miguel Delibes. Sobre todo, del medio rural y el medio
ciudadano, de lo que algunos críticos llaman «primitivismo»
(«naturaleza») [4] y lo que podríamos llamar «progresismo»
(«ciudad», «sociedad de masas»).
En otro orden de cosas, las novelas de Delibes abarcan un
período de tiempo que podríamos precisar: desde 1917 [5] a la
actualidad. Ello, teniendo en cuenta que, en razón de la
precisión de las fechas, sus obras se dividen en dos grupos:
las intemporales o de fechas imprecisas, que registran el
paso del tiempo de manera peculiar —por el santoral, por
días-meses, sin detallar año, etc.—, y las que detallan
fechas y acontecimientos históricos concretos. El
disputado voto del señor Cayo entra en grupo de las
novelas que precisan la fecha: 1977.
La evolución de la técnica novelística de Delibes, como es
sabido y ampliamente expuesto [6], va desde relatos de corte
absolutamente tradicional hasta novelas en las que emplea
procedimientos experimentales, pasando por aquellas en las
que incorpora aportaciones típicas de la narrativa del siglo
XX (a todos se nos viene a la mente, v. gr., el monólogo
interior y la «reducción temporal» de Cinco horas con
Mario, o la complejidad sintáctica de Los santos
inocentes). En este sentido, El disputado voto
del señor Cayo es una obra que, por una parte, tiene la
estructura lineal de una novela tradicional (presentación,
nudo, desenlace), y, por otra, utiliza ciertos hallazgos de
la novela llamada moderna: sea la «reducción temporal»
(relata lo ocurrido en poco más de 24 horas), sea la
presencia de acción antes del conocimiento, por el lector,
de los escenarios y los personajes [7].
He dicho estructura lineal. Ahora bien, esa «línea» está
dividida en tres secuencias, cada una de las cuales está
subdividida en dos momentos, que podemos denominar como
«viaje o desplazamiento», el primero, y como «encuentro», el
segundo. Veamos, pues, la estructura de la novela.
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Miguel Delibes Setién (1920 - 2010). Nacido
en Valladolid, fue Doctor en Derecho y
catedrático de Historia del Comercio. Su
labor literaria abarca el periodismo
(dirigió durante años el diario El Norte
de Castilla), aunque es más conocido por
su novelística, en la que se inicia con
La sombra del ciprés es alargada, que
obtiene el Premio Nadal en 1948, a la que
siguen, entre otras, Aún es de día
(1949), El camino (1950), Mi
idolatrado hijo Sisí (1953), La hoja
roja (1959) y Las ratas (1962).
En 1966, publica Cinco horas con Mario
y, en 1975, Las guerras de nuestros
antepasados, ambas adaptadas al teatro
en 1979 y 1990, respectivamente. En 1978
publica El disputado voto del señor Cayo,
llevada al cine 1986 y objeto de estudio en
este escrito. |
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Primera parte: secuencia de la preparación (introducción)
a)
Viaje o desplazamiento: está representado por el
recorrido que hace Víctor desde la entrada al edificio de la
sede del partido hasta el despacho de Dani. Esta primera
«odisea» sirve al autor para presentarnos no sólo a Víctor,
sino a miembros destacados del partido, a militantes de
base, y el ambiente electoralista, marco de la novela.
b)
Encuentro con Dani, el «jefe», el personaje buscado por
Víctor en esos momentos.
Esta primera parte va a poner de manifiesto que los
personajes que pueblan aquella sede, desde el último
militante hasta Dani, son miembros de una escala jerárquica,
y, por tanto, su «individualidad» queda condicionada, cuando
no anulada [8]; este es un dato que ha de considerarse para
valorar, por contraste, la absoluta independencia,
individualidad, del señor Cayo.
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Segunda parte: secuencia del encuentro con el mundo del
señor Cayo (nudo)
a)
Viaje: igual que en el primer caso, el desplazamiento
hacia el pueblo supone una aproximación progresiva al
momento del encuentro: tal es la función de la parada en la
cantina (p. 56 y ss.), la parada de Refico (p. 61 y ss.) y
los paisajes abruptos y desolados. A la vez, vamos
conociendo la idea, tan equivocada, que los militantes
políticos tienen de la realidad del medio rural [9].
b)
Encuentro: los políticos descubren pronto que los vecinos
del pueblo están ausentes —en Bilbao, según informa Cayo—,
que lo que van a comunicar no tiene interés en aquel medio,
que el señor Cayo, por el contrario, sin pretenderlo, les
dará toda una lección de vida, de supervivencia, de
autosuficiencia, de individualidad.
Otro grupo político irrumpirá en el pueblo, el de Mauricio,
de extrema derecha, desconocedor también de la realidad de
aquellos parajes y al que le falta respeto y tacto para
tratar a Cayo. El incidente, del que Víctor saldrá apaleado,
viene a insistir en el instinto de supervivencia del pueblo,
de Cayo, por el que se adapta a las circunstancias y por el
que sufre agresiones con resignación activa.
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Tercera parte: secuencia del regreso (desenlace)
a)
Viaje: el regreso va a suponer una aproximación progresiva a
las conclusiones, que aparecerán definitivamente en
b)
Encuentro: de Víctor, en una borrachera lúcida, de Rafa,
de Laly, con la ciudad, con la sede del partido, con los
compañeros: la actitud y el «conocimiento/desconocimiento»
de políticos seguirá igual, salvo para los que han visitado
a Cayo. Así, cuando Víctor casi solloza: «El señor Cayo
podría vivir sin Víctor, pero Víctor no podría vivir sin el
señor Cayo. Entonces, ¿en virtud de qué razones le pido yo
el voto a un tipo así...?», para Ángel Abad «lo que tiene el
diputado es un mal rollo» (p. 178).
Queda, en definitiva, una obra de notable coherencia
narrativa, coherencia que, junto al tono de los distintos
registros del habla de los personajes, en consonancia con su
medio condición, y a los certeros toques de finísima ironía,
da a esta obra un innegable valor artístico-novelesco.
Otras constantes aparecen en El disputado voto del señor
Cayo, como pueden ser: el tratamiento caricaturesco de
ciertos aspectos —situación del pueblo y sus habitantes— que
acentúan la eficacia de la comunicación; la referencia a la
guerra civil de 1936, con diversas funciones, según los
casos: en este, el presentar al pueblo como víctima de un
bando y de otro, hecho que tiene su paralelismo en la
actualidad: todos los grupos aspiran a conseguir, como sea,
su voto...
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Cayo Fernández, campesino hasta el
tuétano, pegado a la tierra en que vive y de
la que vive, pero hombre digno, de gran juicio,
ideas sensatas y con un sistema de valores
firme y claro, está magníficamente
interpretado por Francisco Rabal, que
es alcalde de una villa burgalesa de sólo
tres habitantes, a la que se han desplazado
los candidatos con fines propagandísticos. |
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Lenguaje y función de los diferentes registros de uso
lingüístico
En una entrevista concedida a Fernando Tola de Habich y a
Patricia Grieve, publicada en Los españoles y el boom [10],
Miguel Delibes llama hermoso el lenguaje popular (peruano,
en este caso) recogido en la novela, a propósito de la obra
de Vargas Llosa, y, en contra de los que acusan el hecho de
«estilismo puro», comenta: «A mí me sucede una cosa parecida
con Castilla. También me dicen, “estilismo puro”. Y lo que
pasa es que uno sale a los pueblos —cosa poco frecuente en
nuestro mundo de las letras— y habla con las gentes de los
pueblos en su idioma, un idioma, aunque con modificaciones
progresivas, tan antiguo como el país. Claro que este
lenguaje tan puro, tan rico, empieza a estropearlo la
televisión y, a este paso, acabarán diciendo “okey”, y
haciéndolo trizas. Por el momento, nuestro lenguaje rural es
más flexible y preciso que el urbano. Y esto es lo que
sucede: uno conoce cuatro nombres de la naturaleza, los
suelta en un libro, y no falta nunca el madrileño que salta:
“Este tipo es un estilista”. Falso. Este tipo conoce cuatro
nombres de pájaros y otros cuatro de plantas y su objetor no
conoce ninguno. Eso es todo».
La cita quizá sea un poco larga, pero reveladora. Y más, a
propósito de la novela que nos ocupa. En efecto, El
disputado voto del señor Cayo refleja, por una parte, el
habla coloquial de la ciudad, y, por otra, el habla precisa
y de variado vocabulario del medio rural, menos contaminado
por el «progreso». El habla de la ciudad quedará
caracterizada por sus coletillas reiterativas, sus tacos
frecuentes, sus «tío», sus «cantidad», «demasié», «joder,
macho, tampoco es eso», «me mola», «la tira», «rollo»,
«enrolláis»... y una porción de frases hechas que sería tan
largo enumerar como ejemplificar con referencia a las
páginas de la obra que nos ocupa. Es una prueba del
adocenamiento del lenguaje, parejo al adocenamiento en el
comportamiento del hombre-masa de la ciudad. La ambigüedad
se pone de manifiesto en numerosas ocasiones; por ejemplo,
Víctor sorprende, mientras sube las escaleras de la sede,
una conversación de militantes que habían estado pegando
carteles. Uno cuenta que la noche anterior le habían pedido
cola los de Alianza Popular: «Y ¿se la diste?»; «Joder, era
demasié, ¿no?», contesta; responde el otro: «Tampoco es eso,
tío». Ante estos casos, el lector tiene que imaginar que,
dada la situación, para uno era demasiado, demasiada
generosidad quizá, darle cola al partido contrario, y, para
otro, quizá, tampoco era correcto negársela. Pero podríamos
interpretarlo de otra manera, por supuesto.
El habla del medio rural tiene también sus frases hechas.
Con una diferencia: a igual situación, igual frase
(significado unívoco). Y tendrá un vocabulario rico referido
al medio natural y rural. El distinto registro idiomático de
los personajes acentúa la diferencia entre los dos mundos
que se encuentran y que no siempre es posible el
entendimiento de ambos. Por ejemplo, cuando el grupo de
Mauricio anuncia a Cayo «Confíe en nosotros, arreglaremos
esto», aquel contesta: «Roto no está», y el grupo interpreta
que «es un quedón el tío», y cuando «Mire, tío, si quiere
orden y justicia, vote por esta candidatura», el señor Cayo
responde: «¿Orden dice? Eso aquí de más. Ya ve».
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Actualidad de los mundos diferentes que se encuentran en la
novela
El ser humano es limitado en su apreciación de la realidad,
y, para él, no existe aquello que no ha visto, aquello que
no conoce. Raramente se plantea que puedan existir formas de
vida distintas a las propias, culturas, es decir, modos de
resolución de los problemas vitales y mortales, diferentes a
los de uno mismo. Y si lo piensa, lo desprecia sintiendo lo
propio como única verdad. Por ello, para la ciudad, las
gentes campo son paletos, es decir, ignorantes. Sin más.
Como, para los griegos, eran bárbaros todos los que no
compartían su mundo. Pero lo cierto es que, como decía
Gracián, «ninguno hay que no pueda ser maestro de otro en
algo».
Para terminar, pues, llamo la atención sobre el hecho de que
es actualidad, tanto el mundo «civilizado» de la ciudad como
el mundo rural. El señor Cayo no es un ejemplar único ni un
personaje exclusivo del mundo novelesco de Miguel Delibes.
En nuestros campos existen tipos así. No digo que no sea una
especie tendente a desaparecer, pero se podrían poner
ejemplos concretos de individuos que, dotados de una
sabiduría ancestral, sobreviven en los medios más hostiles
en esa armonía con la naturaleza que cada día necesitamos
más. Son también nuestros contemporáneos, a los que quizá
tengamos que acudir para que nos den la lección vital que
tanto aparece, como recurrencia artística y ética, en la
obra de Miguel Delibes.
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En la imagen, Víctor Velasco (Juan
Luis Galiardo), militante socialista que
ha sufrido prisión por su activismo durante
la última etapa del franquismo, concurre
como candidato a diputado por la provincia
de Burgos a las elecciones de 1977. Con el
fin de captar votos, se desplaza por algunos
de pueblos pequeños, alejados de las grandes
urbes. Le acompañan dos jóvenes militantes:
Rafa (Iñaki Miramón) y Laly
(Lydia Bosch). |
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NOTAS
1.
«El mundo novelesco de Delibes
es el de los medios rurales y provincianos poblado de
personajes infantiles y elementales, o, cuando menos,
sencillos e ingenuos», dice Manuel García Viñó:
Novela española actual, Madrid, Guadarrama, 1967;
«novelista del campo y de sus gentes», lo llama Ramón
García Domínguez: prólogo a Miguel Delibes, Un mundo
que agoniza, Plaza y Janes, Barcelona, 1979.
2.
Ramón Buckley, en su Problemas formales en la novela
española contemporánea, Barcelona, Península, 1973,
señala este tema del «hombre-individuo», frente al
«hombre masa». Respecto a los odios, los problemas, las
deficiencias, recordemos que Cayo odia a su vecino, que
su mujer es sordomuda, que su vida no es paradisíaca por
más que sea armónica con la naturaleza.
3.
La última parte de esta
novela, excepcionalmente, transcurre en el mar. en el
buque donde Gervasio cumple el servicio militar. Pero,
de cualquier modo, la vida cuartelera o marinera es,
como la ciudad, paradigma de masificación de «hombre
masa» o sea, de lo que en definitiva es presentado en
este tipo de escenarios.
4.
Ramón Buckley (op. cit.) refiere el tan traído y
llevado “primitivismo” de Delibes.
5.
Mi idolatrado hijo Sisí
anuncia el libro primero entre las fechas 1917 y 1920.
6.
Por ejemplo, Santos Sanz
Villanueva: Historia de la literatura española.
Literatura actual, Barcelona, Ariel, 1984,
sintetiza: «|...| ha escrito |Delibes] un importante
conjunto novelesco en el que se aprecia una notable
evolución que va de un relato de concepción tradicional
―La sombra del ciprés― a otro de técnica novedosa
―Parábola del náufrago―» (p. 97).
7.
El comienzo de la obra es, sin
más: «Subió las escaleras de tres en tres, el tronco
adelantado, los brazos inertes [...]», de modo que el
lector no tiene menos que preguntarse: ¿quién sube las
escaleras, qué escaleras?, ¿de quién me están hablando,
se trata o no de ese señor Cayo que el título me
presenta? Son «truquillos» intrigantes de la novela
moderna, lejos de aquella exhaustiva
descripción-presentación de personajes y escenarios de
la novela del siglo XIX.
8.
Dani, por ejemplo, aparece, la primera vez, hablando por
teléfono, recibiendo instrucciones de la sede central.
9.
Pensemos a este respecto, por
ejemplo, que Laly se enfada porque Víctor opina que el
tema de la equiparación de la mujer no es apropiado para
un mitin a las gentes de la montaña; que Rafa, al
comprobar la hora, exclama contrariado que «los paletos
llevarán media hora en la plaza aguardando a sus
ilustres visitantes», cuando la verdad es que allí sólo
viven una mujer sordomuda y dos viejos.
10.
Fernando Tola de Habich y Patricia Grieve: Los
españoles y el boom, cómo ven y qué piensan de los
novelistas latinoamericanos; Caracas, Tiempo Nuevo,
1971.
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ADDENDA. Una Nota del Editor
El comentario de texto que
acabáís de leer germinó en la
amplia producción de su autor
como un homenaje a Miguel
Delibes y, junto con otros
orientados al mismo destino,
apareció en la revista SUR
a finales de otoño de 2020. Como
ya había ocurrido con muchos
otros, nada más ver la luz me
era enviado de inmediato por
correo electrónico para su
publicación en esta revista,
también suya en los orígenes.
Era un acuerdo nuestro desde
hacía tiempo. Era nuestra manera
de continuar nuestra amistad en otro ámbito, de continuar en
otro contexto nuestro
compañerismo académico y una
suerte de perseverar en nuestra
común vocación docente de
proyectar a todo el mundo el
amor que profesamos a los
libros y de despertar en los
futuros docentes la necesidad de
estar en posesión del
conocimiento de las técnicas
literarias más usuales.
Acuerdo tácito desde luego, pero
indiscutiblemente fecundo si nos
paramos a revisar en el índice
la rica variedad de
escritos (entre ellos bastantes
suyos y algunos míos) que han
ido apareciendo en nuestra
revista. Abarcan casi todos los
géneros conocidos. Cuando alguna
vez me he entregado a tal afán,
quedo asombrado ante el
grandioso número de
relatos, apólogos, cuentos,
leyendas, antologías, biografías,
eventos de nuestra Historia,
comentarios de libros o críticas
o reseñas literarias...
de los autores más distantes y
procedentes de los sitios más
diversos que hemos tenido la
oportunidad de llevar a todos
los rincones que han querido
recibirnos.
Y siempre he concluido
reconociendo lo mucho que esta
sencilla revista digital,
pergeñada y nacida en un
despacho de una Facultad de la
Universidad de Málaga hace ya
más de veinte años, debe a la
pronta intuición y a la generosa iniciativa del profesor
Antonio García
Velasco y
—también
hay que decirlo—
al ánimo que me
inoculaba en mis muchísimos
momentos de desaliento ante
tanta tarea. Su ayuda en ese
sentido ha sido tanta, que creo
no haber dispuesto del tiempo
necesario para expresarle un
proporcional agradecimiento.
Hoy, el profesor García Velasco
ya no está entre nosotros. El pasado 27 de abril
decidió trasladarse a otro
lugar donde continuar, quizá con
más sosiego, esa absorbente
labor de escribir novelas,
redactar relatos,
combinar versos en estrofas,
evaluar textos, presentar obras
de sus amigos, poner en juego
sus dotes informáticos... a la
que con tanta pasión lo veíamos
entregado.
Yo, sin embargo —y así se lo
confesé hace unos días a otro
amigo—, Antonio, mi buen amigo
Antonio G. Velasco, como
acostumbra a dirigirme a él por
escrito, todavía está aquí con
nosotros, porque
—¿sabéis?—
tengo la grata sensación de que
continúa animándome a proseguir
en este trabajo editorial. |
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Antonio García
Velasco
(Fuente Piedra,
Málaga,
1946 - Málaga, 2023). Escritor,
ensayista y
articulista.
Licenciado en
Filosofía y Letras
por la Universidad
de Oviedo y Doctor
en Filosofía y
Letras (Sección de
Filología Hispánica)
por la Universidad
de Málaga. En la
actualidad es
Profesor Honorífico
de la Universidad de
Málaga y miembro de
la Asociación
Andaluza de Críticos
Literarios. Ha
cultivado la lírica,
la narrativa (novela
y cuento), el ensayo
y programas de
informática para la
docencia de la
lengua y la
literatura.
• Poesía:
entre
sus obras de
creación lírica
figuran los
poemarios Fuego
sordo (1975),
Marchamar andalusí
(1977), Se rompe
hasta la vida
cotidiana
(1980),
Des(h)echa la ciudad
(1980), Ulises
desangrado
(1982),
Demonolatrías (Corona
del Sur, Málaga,
1985), Amor
compiuter
(1987), El libro
olvidado (1988),
Escritos
dadaístas o la
eficacia y
operatividad del
lenguaje C (Corona
del Sur, Málaga,
1990),
Un libro para el
gozo (Puente
de la Aurora,
Málaga,
1994), Inter-nos
(1994), Lejano
siglo XX (1997),
PsilocibinA
(Corona
del Sur, Málaga,
1998), Las
heridas de amor
(1999), Altos
vuelos (2000),
Una carta de amor
(Corona
del Sur, Málaga,
2002), Infinito
mar que es el vivir
(Corona
del Sur, Málaga,
2003),
Hojas ustibles
(Ayuntamiento
de Málaga, Málaga,
2005),
Fábulas de
reencarnación (Libros
Encasa, Málaga,
2016), Cantares
de flores nuevas.
Haikus, solerares,
pajaronas y otras
estrofas populares
en tiempos modernos
(KDP-Amazon, 2020) y
Duet of
Reflection (Jumpa
Books, 2022),
poemario de haikus,
en colaboración con
Ikuro Yoshimura,
entre otros títulos.
• Narrativa
(novela y cuento): de
los títulos de su
obra en prosa, cabe
citar
Un príncipe
encantador. Cuento
para niños y niñas
de hasta 99 años
(1998),
Altos vuelos
(2000), Una carta
de amor (2002),
Infinito mar que
es el vivir
(2003), Hojas
ustibles (2005),
Amores y tiempos.
Relatos (2014),
Lejano siglo XX.
Novela de ciencia y
ética ficción
(2014), Cajón de
sastre. Objetos
animados 1
(2015), Profesor
de poesía (Ediciones
del Genal, Málaga,
2016), Memorias
de
"Mi
eterna llamarada"
(Ediciones
del Genal,
2016), El pueblo
de los misterios.
(Trilogía del
misterio) (2017),
Un dilema de amor.
Mucho más que un
dilema de amor ha de
resolver Gustavo, el
personaje de esta
historia
(2018),
Homo Vampyrus. El
eslabón supremo en
la cadena trófica
(KDP-Amazon, 2019),
Encuentros
inesperados (KDP-Amazon,
2020), La
empoderada y
maldiciente Sara
(KPP-Amazon, 2020) y
Estupor.5
(Ediciones Algorfa,
2022), novela de
intriga con una
dosis de drama, un
thriller
literario, en
colaboración con
otros cuatro
autores.
• Ensayos:
de
sus
trabajos de
investigaciónn
y libros
metodológicos hay
que mencionar el
Método de comentario
de textos y
Comentario a “Los
pedazos del sonido”,
poema de Francisco
Peralto (1978),
Método de
comentario de
textos. Teoría y
práctica (1986),
Enunciado,
estructura,
reescritura y
función (1994),
Estudios
filológicos con
procedimientos
informáticos:
desarrollo,
aplicabilidad y
rendimiento de
programas en
ordenadores
personales
(1996), Poética
(1994),
Propuestas
metodológicas para
el conocimiento de
la obra literaria
(Ensayos sobre
literatura española
actual) (1996),
Análisis de la
poesía de Antonia
López García (con
procedimientos de
estilísticas
computacional)
(1998), Un
príncipe encantador
(Cuento para niños y
niñas de hasta 99
años), que
incluye un disco con
programa de
actividades y
pasatiempos (1998);
Las cien mil
palabras de la
poesía de Lorca
(1999); Búhos del
98. Sobre ideas y
literatura de la
Generación del 98
(CEDMA,
Málaga, 1999),
La mujer en la
literatura medieval
española
(2000), La poesía
de Emilio Prados.
Estudio y valoración
(2000), La
poesía de Luis
Cernuda. Estudio y
valoración ante su
centenario
(2005), El
lenguaje de los
cuentos infantiles
(2005) y 30
poetas andaluces
actuales.
Vocabulario y
recursos (2005),
Poesía visual en
un dominó didáctico.
Dominó didáctico de
28 fichas.
Poemas visuales de
Francisco Peralto
(Corona del Sur,
2013) y otros más.
• Colaboraciones:
Ha colaborado en
antología líricas y
ensayísticas, como
Relatos del Sur. De
Tartesssos al siglo
XXXV de la Era
Edénica
(Aljaima, Málaga,
1997),
Poesía andaluza en
libertad. (Una
aproximación
antológica a los
poetas andaluces del
último cuarto de
siglo)
(2001), Poesía en
los barrios
(2001), Poemas
escritos a la vera
del mar (2004),
Estudio y
reflexiones sobre la
Educación social
(participa como
coordinador y autor
de un capítulo)
(2004); Alcazaba
I.
Poesía
actual en Málaga,
que incluye un CD
con la antología
poética “Bajel
navegando por la
poesía actual en
Málaga” (Librería
Ágora, Málaga,
2005), Poemas
escritos a la vera
del mar (2004),
Ensayos sobre
Albert Camus.
Clásicos del Siglo
XX, 1 (2015),
La Ciudad en la
Cumbre (Torreparedones)
[eds.: J. A. Santano
& M. Gahete Jurado]
(2015). Ayuntamiento
de Baena, Baena
(Córdoba).
Ensayos sobre
Antonio Machado.
Clásicos del Siglo
XX
(2017) y Ensayos
sobre Blas de Otero.
Clásicos del Siglo
XX, 2 (2017).
• Informática:
Como profesor
interesado en la
aplicación de la
informática a la
docencia, ha
desarrollado
programas de
ordenador para la
enseñanza de la
lengua y la
literatura, entre
los que cabe
mencionar
Analizador, Métrica,
Cuentos para
cuentos,
Poética, Adivina
adivinanza, 12
viñetas, ATRIL-e,
Secuencias,
ATRIL2-e, HESCREA
(Herramientas de
Escritura Creativa),
Comentario,
CreaEjercicios,
CreaDominós,
SopaLetras y Bajel:
Navegando por el
cuento de Cencienta,
entre otros. Merece
especial mención
Bajel: Navegando por
la Literatura actual
en Andalucía,
que fue distinguido
con el segundo
«Premio Joaquín
Guichot» a proyectos
educativos.
• Colaboraciones
periodísticas:
Ha presentado
numerosas
comunicaciones y
ponencias en
diferentes congresos
nacionales e
internacionales,
publicadas luego en
las correspondientes
actas. Es autor
también de más de
doscientos artículos
sobre temas de
literatura, lengua,
crítica literaria o
didáctica,
publicados en
prensa, suplementos
literarios o
revistas
especializadas. Ha
colaborado como
columnista de
opinión en el
Diario La Torre y el
Diario Málaga-Costa
del Sol (con su
columna “Marinas”),
y en el suplemento
dominical de este
periódico, Papel
Literario, con
artículos de crítica
literaria.
En la actualidad, y
dentro de las
actividades que
organiza ASPROJUMA,
coordina y presenta
la sección el «Aula
de Poesía en la
UMA», que tiene como
finalidad presentar
autores y obras y
organizar lecturas
de textos selectos. |
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GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral.
Edición no venal. Sección 3. Página 11. Año XXII. II Época. Número 115.
Abril-Junio 2023. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2023 Antonio
García Velasco.
© Las imágenes se utilizan
exclusivamente como ilustraciones
del texto y tienen los siguientes
orígenes: la foto de Miguel Delibes
procede de una entrevista al
escritor por "El Imparcial", y las
dos restantes se corresponden con
sendos fotogramas de la película
homónima, dirigida en 1986 por
Antonio Jiménez-Rico sobre un guion
de Antonio Jiménez-Rico y Manuel
Atji y producida por José G. Blanco
y José María Calleja. Por
consiguiente, cualquier derecho de
autoría que pudiese concurrir sobre ellas
corresponde a su(s) respectivo(s) creador(es).
Diseño y maquetación: EdiBez. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2023 Departamento de Didáctica de las Lenguas, las Artes y el Deporte.
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& Ediciones Digitales Bezmiliana.
Calle Castillón, 3,
Ático G. 29730. Rincón de la Victoria (Málaga). | |
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