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«El que aquí cuenta lo que vio y le ocurrió no es aquel
que lo vio y al que le ocurrió, ni tampoco es su
prolongación,
ni su sombra, ni su heredero, ni su usurpador.»
JAVIER MARÍA,
Todas las almas, Anagrama, 1989, p.10. |
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MI HEROÍNA
AQUEL DOMINGO POR la tarde, yo solo pretendía ver una película de
superhéroes, cualquiera, el superhéroe me daba igual. Abrí la puerta y
me dirigí escaleras abajo. Pero aquella tarde no vería ninguna película…
Al llegar al rellano del primero me encontré con Amalia, una vecina de
unos sesenta años a la que apenas conocía. La saludé sin detenerme y sin
apenas mirarla. Pero aún no había llegado al bajo cuando escuché un
golpe seco: Amalia acababa de dar con su maltrecho cuerpo contra las
baldosas del piso. Me volví corriendo escalones arriba y me dispuse a
ayudarla, incluso me ofrecí a llevarla al hospital. Pero Amalia se negó.
«No puedo dejarlo solo por más tiempo», me dijo. Yo la miré sin entender
nada. «Además, estoy bien», argumentó. Pero no lo estaba, y ella lo
sabía. Lo que yo no sabía era que Amalia, además de esposa, madre, mujer
trabajadora y ama de casa, ejercía también como enfermera… Desde aquella
tarde es mi heroína. Aunque no lleve capa, ni máscara. Los héroes de
verdad no necesitan disfraz.
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LA CHICA DEL VESTIDO
AZUL
SE PUSO SU vestido azul, largo, vaporoso, de generoso escote… Se
miró al espejo y sonrió con cara de satisfacción. Estaba guapa,
y ella lo sabía. Poco después, frente al espejo del baño,
pintaba sus labios de rojo carmín. Apenas terminó de
maquillarse, volvió a sonreír; estaba radiante. ¡Quién lo
hubiera dicho solo un año antes! Porque aquella chica que
sonreía a través del cristal no había tenido una vida fácil. «La
vida no es fácil para nadie», le habían repetido infinidad de
veces. Pero ella sabía que, para algunas personas, la vida es
más difícil que para otras, mucho más difícil. Ella era una de
esas personas. La chica del vestido azul había superado una
grave enfermedad, una de esas enfermedades “incurables”. Quizás
lo consiguió porque, tras su aparente fragilidad, se escondía
una mujer fuerte, una jovencita que se negó a rendirse a pesar
de haber estado tentada de hacerlo. Había caído hasta el fondo
muchas veces, pero siempre se levantó, y eso la fue
fortaleciendo. Porque siempre que nos levantamos tras una caída
somos un poco más fuertes. |
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Francisco Sánchez Arjona (Paco
Sánchez), autor de la novela "Las
golondrinas nunca regresan en otoño"
(ExLibric, 2019). |
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UNA ROSA ENTRE LOS
ESCOMBROS
AQUELLA JOVENCITA, CASI una niña todavía, era una rosa, una flor
tierna, perfumada, algo frágil, bella. Su hermosura, a pesar de
su inocencia, resultaba demasiado tentadora para aquella mente
enferma. Aún no era una mujer cuando le arrebataron la flor de
su inocencia. Su vida se derrumbó cuando apenas empezaba a
construirse. Pasaron meses, años… Se le escapó media vida sin
haberla vivido, media vida de miedos, de culpas sin ser
culpable. Pasaron los amores que no pudo corresponder. Tanto
perdió que acabó perdiendo hasta el miedo. Todo cambió un
atardecer de verano… Caminaba sin prisa, con la vista fija en el
horizonte anaranjado preludio de una hermosa puesta de sol. Se
detuvo junto a aquella casa en ruinas, observando una rosa roja
que había crecido entre los escombros. Fue en aquel instante,
mirando aquella rosa, cuando perdió el miedo a abrir su corazón,
el miedo al amor... y el asco al sexo. Porque solo entonces
comprendió que las rosas pueden crecer fuertes, bellas y
olorosas incluso entre las ruinas que otros dejaron a su paso.
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TÚ PUEDES
“TÚ PUEDES”, LE dijeron. Aquellas dos palabras sonaron extrañas
en su mente. Quizá porque nunca antes las había oído; quizá
porque había oído demasiadas veces justo lo contrario; tantas,
que su subconsciente las había grabado a fuego y, lo que era
peor, se las recodaba con demasiada frecuencia. “Tú puedes”, le
repitieron, y aquellas dos palabras sonaron menos extrañas en su
cabeza. “Tú puedes”, le repitieron una vez más, y aquellas dos
palabras —que ya no le resultaban nada extrañas— le hicieron
plantearse algo que había aceptado desde siempre: él no podía.
“Tú puedes”, le volvieron a repetir, y aquellas dos palabras le
sonaron bien. “Tú Puedes”. Por primera vez, aquellas dos
palabras se grabaron en su mente. “Tú puedes”, le recordó un día
su subconsciente. “Tú puedes”. Solo eran dos palabras, pero
suficientes para empezar a cambiarle la vida. “Tú puedes”, dos
palabras que cada vez sonaban con más fuerza en su mente. “Tú
puedes”, se dijo un día. “Tú puedes”, se repitió. Y de tanto
escuchar aquellas dos palabras, acabó creyendo que podía. Y
pudo. |
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Portada y contraportada de la cubierta
de la novela "Las golondrinas nunca
regresan en otoño", de Paco Sánchez
(ExLibric, 2019). |
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MAÑANA LO HARÉ
SE SENTÓ FRENTE al ordenador, lo encendió y empezó a teclear.
Pero solo durante unos minutos; pronto comprendió que las musas
lo habían abandonado. «Mañana lo haré», se dijo. Y ese “mañana
lo haré” se repitió durante años, demasiados. Aquella tarde de
abril, mientras la contemplaba en silencio, sintió aquellas tres
palabras como una losa sobre su corazón. Ella nunca podría
disfrutar de su obra y él nunca podría ver aquella expresión de
felicidad en su rostro, aquella satisfacción en su mirada, aquel
orgullo de madre reflejado en sus ojos… Unas semanas después,
sentado frente al ordenador, volvió a sentir la misma
frustración; estaba bloqueado, y se sentía incapaz de escribir
una sola frase con sentido. Decidió dejarlo y salir a pasear un
rato, sus musas parecían haberle abandonado... para siempre.
Pero entonces recordó aquella tarde de abril, cuando ella bajó
sus párpados para siempre. Respiró profundo, volvió a poner los
dedos sobre el teclado y fijó la vista en la pantalla. «El
momento es ahora», se dijo. Él ya sabía que mañana puede no ser
nunca.
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NUNCA PUEDE SER MAÑANA
LE DIJERON QUE no lo conseguiría nunca. Aquel comentario, tan
desafortunado como negativo, no habría tenido importancia si no
fuera porque él creyó que tenían razón. «Para qué luchar», se
dijo, y se rindió sin apenas intentarlo. Cargó con su fracaso
durante mucho tiempo. Pero años más tarde la vida lo volvió a
enfrentar a la misma situación: tenía ante sí un reto
apasionante, complicado, ilusionante. Y decidió luchar a pesar
de las dificultades, sin pensar en los obstáculos, con la vista
fija en su objetivo, sin escuchar a quienes le aconsejaban cesar
en su empeño, pues nunca lo lograría. Pero él siguió adelante,
sin perder de vista su sueño... No fue fácil, nada que realmente
merezca la pena lo es. Años después, un atardecer de verano
estaba sentado frente al mar, sobre una roca que ya conocía su
historia, la misma roca testigo de su fracaso. Esta vez todo era
diferente, mas solo una cosa había cambiado: él ya sabía que
“nunca” puede ser mañana; solo tenemos que creerlo y hacer lo
necesario. |
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Francisco Sánchez Arjona
(Paco Sánchez) nació en Iznájar
(Córdoba) en 1963 y actualmente
reside en Antequera (Málaga).
Por razones varias, ha residido
también en Marbella, Almería,
Murcia y Navarra, y en las
localidades francesas de Narbona
y Burdeos.
Los libros son la eterna pasión
de su vida, primero como lector
y después como escritor. Se
inició en la escritura literaria
en la pubertad, cuando empezó a
escribir poemas. Unos años más
tarde, empieza a escribir
relatos y microrrelatos, género
que domina con maestría.
Muchos de sus textos se han
publicado en el magacín
Inland Solution, que se
publica en español y en inglés,
y las revistas Antequera Es,
ya extinta, y Revista Azahar
(publicación digital editada
en Conil, Cádiz). Es autor de la
novela Las golondrinas nunca
regresan en otoño, publicada
por ExLibric en enero del 2019, muy bien
recibida por la crítica.
Como autor de relatos, ha
participado en diferentes
certámenes literarios, en los
que ha sido distinguido con el
Primer Premio en el XVI Concurso
de Relato Corto de Iznájar
(Córdoba), celebrado en 2015,
con el relato El fantasma del
pantano, y el Primer Premio
en el V Concurso de Relato Corto
“El Mundo del Perro”, de
Archidona (Málaga), también en
2015, con el relato Lamiendo
heridas.
Su labor creativa aborda también
los artículosPaco Sánchez es
también articulista. Desde hace
más de un año, en la sección “A
solas con Paco Sánchez”
en la página 2 del periódico
local Viva Las 4 Esquinas,
que él ha creado para la
ocasión, apara cada lunes un
artículo de opinión suyo. |
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GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral.
Edición no venal. Sección 1. Página 2. Año XIX. II Época. Número 107.
Julio-Diciembre 2020. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2020 Francisco Sánchez Arjona.
© Las imágenes han sido aportadas por el autor y se usan exclusivamente como ilustraciones de los textos.
Diseño y maquetación: EdiBez. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2020 Departamento de Didáctica de las Lenguas, las Artes y el Deporte. Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Málaga & Ediciones Digitales Bezmiliana.
Calle Castilión, 3, Ático G. 29730. Rincón de la Victoria (Málaga). | |
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