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AL CUMPLIR CUARENTA
años, un hombre
decidió desnacer.
Había entendido que
su presencia en el
planeta había sido
una error de la
naturaleza y carecía
de sentido; el
tiempo de triunfar
en la vida
se le había pasado,
y no podía soportar
la sensación de
haber quedado fuera
del camino. «Como no
he podido ser
alguien, seré
nadie», pensó
entonces.
Claro que para ser
nadie, o
nada, tenía que
suicidarse, idea
poco práctica que
solo serviría para
hacer sufrir a sus
seres queridos,
porque, ciertamente,
con solo ese acto no
iba a poder eliminar
su derrota social de
la memoria de sus
contemporáneos y
descendientes; al
contrario, sería un
perdedor
inolvidable.
Necesitaba buscar
otra solución: no
haber existido nunca.
Para ello, visitó a
un maestro yogui. El
hombre le rogó
entonces que lo
transportase (a él o
a su imagen) a
través de un viaje
astral, es decir, a
través de la mente,
al lugar, día y hora
en que sus padres lo
concibieron.
—Yo
debo entrar en ese
conventillo
─afirmó
excitado el hombre—.
Necesito
sorprenderlos,
evitar el acto
sexual, interferir,
impedir su amor.
—Y
agregó—
Así ahorraré ese instante inútil de
la historia, y con
él, toda mi vida de
un plumazo.
—No
puedes haber
fracasado, porque el
fracaso es una
ilusión, como lo es
también el éxito y
todos los actos de
tu personalidad
—insistió
el yogui para
detenerlo. Y luego
puntualizó—
Te costará mucho
entenderlo, pero
debes saber que todo
lo que nos ocurre en
la vida es siempre
lo mejor que nos
puede pasar.
Pero el hombre era
un ser inconsolable
y estaba decidido a
desnacer.
Ante solicitud tan
desmesurada, el
yogui comprendió que
se trataba también
de una prueba
personal a sortear y
aceptó ayudarlo. |
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«La luz de tu vela no está aquí
para iluminarse a sí misma», le
recriminaban en pleno corazón
sus antepasados, y el yogui supo
que debía acompañar al hombre
hasta el final de su loco
camino.
Así que lo transportó a un sitio
muy pobre, cuarenta y un años
antes en el tiempo, y lo instaló
frente a la cama de sus padres.
Con indescifrable emoción, el
hombre los vio jóvenes,
abrazados, soñando desnudos y
felices a su futuro hijo.
Reconoció la habitación de su
infancia, el empapelado con
flores, los muebles robustos,
los cortinados tejidos a mano.
El yogui le transmitió la orden:
—¡Ahora
grita! ¡Grita y sorpréndelos!
¡Grita y no se amarán!...
Pero el hombre sintió miedo,
terror de ser nada, y, con
lágrimas y jadeos, permaneció en
silencio.
A su mente, que vibraba
pidiéndoles perdón por haber
fracasado, le respondió el
murmullo de sus padres, que solo
ansiaban tener un hijo que fuera
feliz. Nada más que eso.
—¡Rápido,
grita cuanto antes! Ya casi no
puedo retener tu imagen
─repitió
el maestro.
—No,
no puedo, no me atrevo, quiero
volver... ¡Quiero volver!
Sus padres vieron un chispazo,
pensaron que pronto llovería y
se besaron con más intensidad.
El hombre apareció acurrucado
frente al maestro y, llorando,
se aferró a sus piernas. Se fue
calmando poco a poco.
Luego se pararon. Hombre común y
yogui quedáronse mirando un
rato. El maestro le regaló una
sonrisa infinita y lo despidió
para siempre.
Mirando caer en llamas el último
sol de la tarde, el hombre
recordó las palabras del yogui
durante el abrazo de despedida:
«Recuérdalo, hermano, tú eres el
único en el mundo, el único que
pidió nacer». |
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Título: Alegoría al Nacimiento
Autora: Florinda Díez Maldonado
Año: 2012
Técnica: Dibujo a Color
Dimensiones: 66 x 51 cm
País: España
Acceso: https://www.artelista.com |
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Luis
Buero.
Psicólogo
social,
guionista,
escritor
y
periodista.
Docente
en TEA
Imagen,
Universidad
de Morón
y
Universidad
de
Belgrano.
Ha
impartido
cursos y
seminarios
en ISER
y APTRA.
Es autor
de
diferentes
obras
para
televisión
(“Un
Milagro
de
Cristo
en la
Quebrada”,
documental,
CANAL 2,
San
Luis,
1994) y
radio
(“El
Tiempo
que
Viene”,
periodismo,
FM
Comunidad,
1996).
Es,
asimismo,
autor de
los
libros
“Príncipes
y Medias
Lunas”
(1971),
“Cuentodisea”
(1975),
“El
Ultimo
Otoño”
(1982) y
“Historia
de la
Televisión
Argentina
Contada
por sus
Protagonistas”
(Universidad
de
Morón,
1999),
obra por
la que
fue
galardonado
con la
Faja de
Honor de
la
S.A.D.E.
(1983) y
recibió
la
Mención
Especial
en la
ceremonia
de
entrega
del
Premio
Martín
Fierro
99.
Colabora
en los
diarios
“La
Nación”,
“Clarín
(Buenos
Aires),
“La Voz
del
Interior”
(Córdoba),
“La
Prensa”,
“Tiempo
Argentino”,
“La
Razón”,
“Época”
(Corrientes),
“Norte”
(Chaco),
“La
Mañana
Regional”
(Daireaux)-La
Huella
(San
Martín),
“El
Diario
de la
Mañana”
(Escobar),
“El
Fundador”
( V.
Gesell),
“Publimetro”,
“El
Sureño”
(Tierra
del
Fuego),
“Cosmopolitan”
y Cambio
16”
(España),
entre
otros. |
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GIBRALFARO. Revista de Creación Literaria y Humanidades. Publicación Trimestral. Sección 1. Página 1. Año XX. II Época. Número 109 EXTRA. Abril-Diciembre 2021. ISSN 1696-9294. Director: José Antonio Molero Benavides. Copyright © 2021 Luis Buero.
© La imagen ha sido tomada, a través del buscador Google, de la web de la artista cuyo nombre y dirección digital se indican al pie de la misma, y se usa exclusivamente como ilustración del texto. En todo caso, los derechos de autor que pudiesen concurrir sobre la misma pertenecen a su creadora.
Diseño y maquetación: EdiBez. Depósito Legal MA-265-2010. © 2002-2021 Departamento de Didáctica de las Lenguas, las Artes y el Deporte, adscrito a la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga & Ediciones Digitales Bezmiliana.
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29739. Rincón de la Victoria (Málaga). | |
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