EL DESNUDO HIJO dentro de la
imperial bañadera de hierro
llena de agua. Un despintado
banquito de tres patas, al
lado. Y una canasta con
jabón de tocador de coco,
esponja, sales de baño
importadas, una caja grande
de fósforos de madera y
barcos de papel. El desnudo
hijo es un adulto lento,
vacío, triste. Estupefacto.
Mira el agua. Un brazo
apoyado sobre el borde de la
bañadera. Lo mira. Mira el
agua.
Hablando áfona desde hace un
largo invierno, aparece la
madre con guantes de goma
color crema (con cruces
rojas), ya puestos. Saca de
la canasta el jabón, la
esponja, las sales de baño.
Echa las sales en el agua.
Enjabonando al hijo,
abruptamente se la oye:
—Estaba como ciega, como él.
De aquí, de allá y de mi
abuela también. Cómo
calienta el sol. Qué alta
está la luna. Se perfila tu
terrible perfil. Jugo de
cáscara. Pasado de rosca.
Los bueyes perdidos. Bacán
pobre. De chanfle. Esto no
se puede decir. Papas en la
boca. No se puede decir
papas en la boca. Huevos en
la boca. Las muelas como
parapeto. Cabal cabalga su
cabalgadura. Sufre y sufre,
pero no lo sabe. Nunca más
otra espantosa noche en
vela. Ahora no me sale, pero
cuando me salga. No sería
noble si no conciliara. Una
estrella en el mar. Cansina,
cabizbaja. Una señora de mi
casa. Algunos siempre dicen
yo. Su cara de madonna de
quince años. Encontré los
bueyes. Lo deseé con
intensidad. Hay que ver cuán
agraciado había sido. Supo
ser. Alguien me conocía. Me
dejaron abandonada en la
barriga de mamá. Una señora,
pobre señora de mi casa. Qué
ordinario siglo. El amor, el
alma, la vejez. Cuando
chica, después crecí. Vos no
sabías que yo no sabía que
vos no sabías. Nadapienso
todosiento. Las otras chicas
también están tan
enamoradas. Claudicaremos
cuando a nadie le importe.
¿El resentimiento es un
hijito moderado del odio?...
Espero que él me saque a
bailar. Desde luego que no
saben ellos hasta dónde ni
cuánto más. ¿Se fijará en
mí?... Jamás nunca ahora más
adelante. Porque cuando
mismo que tal vez. Una se
abre, se abre y explota. Me
sabría defender a la
perfección. De la
perfección. Madre para
perdurar. No es un secreto
para nadie.
Sentimentalmente, digo. Y
bailamos, después.
Signos de inefable tensión
en la entrepierna del hijo
desnudo. Se oye en
simultánea que alguien cae y
grita. Y que allí mismo un
moscón zumba. La madre
refriega la espalda del hijo
con la esponja.
—Solazado el árbol de la
vida. No confundir tal cosa
con libertinaje. El tiempo
es un. De las aves que
vuelan me gusta la cigüeña.
Al sínodo falté, tu cama
capturé. Lenguaje abismal.
Aplausos. Templo las cuerdas
de mi cimitarra. Sáquense el
fardo de encima. A ratos una
niña. Quién lo creyera. Tan
lejos de mí. Jeringozoso.
Vacuna contra la. Pura
prosopopeya. Sáquenselo,
cómanse el fardo. Otro gallo
cantaría. Cómo anhelo (no
digo qué). La maestra es la
segunda madre, el colegio es
el segundo hogar. Nos cuesta
menos querernos que
desquerernos. Las chicas
precisamos ser deslumbradas.
Un loco, él era un loco para
manejar. Un racimo de
pituitarias huele mi ramo.
Casualmente lo que yo te
contaba. Pura. Tan capcioso.
Cercanía, cerquita, cerca.
Salté. Me reí, me reí como
hacía tantos años.
Continúa hablando, pero
áfona. Por completo tenso el
periscopio del hijo desnudo.
Se hace la madre otra vez
audible:
—Porque a tu tía no le
place. Tenés, Beto, que
comprender. Hay límites, hay
hasta dóndes. Ella es muy
celosa, tu tía. Te lo digo
con tranquilidad, sin
impacientarme. Ella te
adora, tu tía. No me hagás
renegar. Sabés cómo soy: muy
sensible. Quiero que admitas
el traspié. Lo siento. Lo
todosiento, te vas a
disculpar.
Sin dejar de hablar, se
sienta en el banquito. Dos
lagrimones atraviesan las
pálidas mejillas del hijo
desnudo. El moscón deserta.
—Sabés que soy recta y
cariñosa. Tu tía tiene sus
razones. Se halla
disgustada. Agraviada. Ella
es muy celosa de vos, tu
tía. Se afecta y es lógico.
Como es lógico que
languidezca cuando no la
llamás, cuando no la atendés.
Ella desea ser consultada,
tu tía, requerida. Y también
se ha sacrificado por vos.
Todos estamos solos, Beto,
en el fondo. No es mucho
pedir. Quien más, quien
menos. Apenas que no dejes
de tomarla en cuenta. Cierta
continuidad. Es una señora
grande. Vos sos más
intuitivo que otra cosa. Los
desamorados son muy... Eso
es condenarse. Aislarse es
condenarse. Forjarse es
tarea de cada jornada.
Bueno, ya sabés como soy. Tu
tía no lo merece, ella.
Habla, pero áfona. Enjuaga
al hijo. Cimbran los
jubilosos testículos del
hijo desnudo. La madre
extrae de la canasta los
barquitos de papel. Los
dispone en el agua. Los
mueve, los sopla. Extrae de
la canasta la caja de
fósforos. Como jugando,
prende fuego a un barco.
—Y si no, fijáte en nuestra
familia. ¡Por algo no fui
contrincante!... Astrid me
avisó. Desde Villa La
Angostura: me llamó y me
avisó. No habrán estado tan
maniatados. Hubo
irresponsabilidad. ¿Sabés
qué pensé cuando me lo
contaron?: que fueron
estúpidos de una manera
desaforada. Ocurrió ya con
otro, un primo mío
fallecido. La decisión tenés
que tomarla cuanto antes.
Sin dejar de hablar, prende
fuego a otro barquito. En el
grueso y agitado periscopio
del hijo desnudo resplandece
un hálito tremendo.
—Sé que te cuesta. Pero, por
lo menos, nosotros sí con la
cabeza sobre los hombros. Tu
abuelo la seguiría: “Y con
el cerebro dentro de la
cabeza”. Y que no querés ser
áspero ni irritante también
lo sé. Sobre todo por el
lado de las cuñadas, esas
mujeres en chancletas, hay
antecedentes. ¡Ah!, esas
susceptibilidades cuando
está revuelto el avispero,
no paguemos los justos por
pecadores. Con ellas, pies
de plomo.
Prende fuego con un mismo
fósforo a dos barquitos. Y
del ojo del enardecido
periscopio del hijo desnudo,
brota una salva de esperma
que santifica el rostro, la
cabellera y los hombros de
la madre, y que, asimismo,
apaga los focos de incendio.
—Delicadeza, diplomacia y
como que estuvo urdido desde
antes. De la suegra del
hermanastro del Alfredo, no
hay que preocuparse porque
se vuelve a su país. Mejor.
Hay un punto que no estaría
de más que le fueras
buscando la vuelta.
Previsión. Para no quedarnos
estancados. O un día, zas,
nos salen con un domingo
siete. Buscarle la vuelta en
el sentido de la liberación
total de la escritura. Tiene
que haber un procedimiento
legal. Acortar plazos en
estas circunstancias nos
favorecería.
Habla, pero áfona, hasta que
sacando el tapón de la
bañadera, vuelve a oírsela:
—Las palabras son cuerpo.
Cómo se ponen estas palabras
en la caaaaaaavidad. El
volumen y el espesor. De
chanfle. Como ciega y como
sorda, como él. El paladar
es irrevocable. Sufría
mucho. Ella sabe todo de
vos, siempre se interesó. No
olvida jamás un
acontecimiento, tu tía.
Necesita que la mimés.
Restituile, Beto,
restituile. Cartas en el
asunto. Que no te
desentiendas.
Es audible el agua pasando
por la cañería.
—A alguien le toca, y es a
vos. Pueden iniciar juicio y
eso crearía molestias.
Inevitable. Tenemos que
anticiparnos. Llevamos las
de ganar, pero confiarse es
estúpido. Conciliar no es
deponer. Tu tía no parece la
del retrato coloreado.
¿Olvidó qué preferías, tus
antojos? Y vos, nada. La
vieras. No es mucho
demandar. Cabalga sobre su
cabalgadura cabal. Un loco.
Con una sola mano manejaba,
los cambios con
displicencia. La envidia.
Liberación total. Y al
abogado como primera medida.
Al nuestro. Es hábil y
experimentado. Hay que pre...
pre... Ablandar el texto. De
brazos cruzados no se van a
quedar. Lo que haya que
pelear se peleará. La
pecunia. ¡Qué ironía!... No
sé por qué ahora me viene a
la mente: “Es mejor ahogarse
con aire que sin aire”. Sin
embargo, me oxigenaría (¿o
sin embargo?) que no
ignoraras. Que mañana no me
reproches no habértelo
trasmitido. El haberme
ocultado de vos. (O el
haberte ocultado de mí.) Las
cosas que podés saber,
sabelas.
Habla, pero áfona. El hijo
desnudo comienza a ser
arrastrado por el remolino.
La madre, incorporada, se
opone al remolino,
tironeando del hijo. Vuelve
a oírsela:
—Entre nosotras nos lo
recomendábamos: “¡Es
bárbaro, es un forajido!”
¡Se derritió como un helado!
¡Me apresuré cuando apetecía
ser derribada! ¡Eso me
inculcaron! ¡Sus negocios
marchaban, al principio!
¡Hubo varios principios,
aunque el primero fue
estupendo! Un torbellino.
Efecto de rebote. ¡¿Por qué
tuve y tuviste secretos para
mí?! Ronquido hidráulico.
¡¿Por qué me instabas a una
supuesta ambigüedad?!
¡Querido!...
Ya más de medio hijo desnudo
ha sido absorbido,
succionado por la cañería.
—¡Yo ansiaba que me
envolvieras, que me
pertenecieras! ¡Te adoré! Y
no era manco para... ¡Una
hembra sin corazón hubiera
resistido!...
Casi todo el hijo desnudo ha
desaparecido.
—¡No me apabullaron ni
disfrutaron ni
desencadenaron! ¿Dónde
aprendiste?, nos decíamos.
¡¿Quién tiene que
descerrajarse?! ¡Yo era
menos oblicua alguna vez! ¡Y
sola es como el crimen!...
Cesa de hablar. Cesa el
sonido del agua y del hijo
pasando por la cañería.
Detalle de una
ilustración del codicilo
Regimen sanitatis,
de Magninius
Mediolanesis, adscrito a la
Escuela Médica de Salerno
(siglo XIV), en el que ensalza las
bondades de la limpieza del cuerpo por
el baño.
Rolando
Revagliatti
(Buenos Aires, Argentina, 1945)
es escritor, poeta y dramaturgo.
Se inició en el mundo de la
lírica muy joven, publicando sus
primeros poemas en el periódico
“Alberdi” (1966-1974) y en
diversas revistas culturales, al
tiempo que, entre 1965 y 1966,
completa sus estudios como
realizador cinematográfico en la
Asociación de Cine Experimental.
Al tiempo que cursa estos
estudios, inicia su formación
como actor, con figuras notables
del arte teatral argentino.
Entre 1971 y 1973 participa como
actor en pequeños roles de
largometrajes dirigidos por
Miguel Bejo, Julio Ludueña y Eva
Landeck. por su parte, dirige
obras de teatro de Guilherme
Figueiredo y Alberto Adellach.
Ya en la década del 80, comienza
a colaborar asiduamente con
poemas y relatos en diarios y
revistas, en soporte digitales y
papel. Sus textos aparecen en
numerosos países de América y
Europa, donde ha sido traducido
al francés, italiano, holandés,
rumano, portugués, catalán,
vasco, asturiano, inglés,
búlgaro, esperanto, maltés y
alemán.
Su obra creativa abarca los
géneros dramático, narrativo (el
cuento) y la poesía, aunque su
obra poética es la más extensa y
más conocida. De ella cabe
mencionar los títulos
Ojalá que te pise un tranvía
llamado Deseo
(en PDF), epílogo de José Emilio
Tallarico, enero 2010 en versión
FLIP (libro Flash); Habría de
Abrir (en PDF), con el
prólogo “El Condicional
Abriendo” de Teódulo López
Meléndez e ilustraciones de
Andrés Casciani, septiembre 2010
en versión FLIP (Libro Flash);
Historietas del Amor (en
PDF), coautor en su condición de
artista plástico Andrés Casciani
(ilustraciones de tapa e
interior), textos “A modo de
prólogo” y epílogos de Hugo
Enrique Boulocq, Santiago
Castellano y Hugo Alberto Patuto,
marzo 2011 en versión FLIP
(Libro Flash);
Pictórica
(en PDF, 2011);
Corona de Calor
(en PDF), 2.ª edición-e
(corregida), epílogo de María
García, a modo de epílogo
“Poema de Carlos Cúccaro”, enero
2013 en versión FLIP (Libro
Flash); Infamélica (en
PDF), 2.ª edición-e (corregida),
prólogo de Griselda García,
octubre 2015 en versión FLIP
(libro Flash); Leo y escribo (en
PDF), 3.ª edición, 2013);
Ripio (en PDF), 3.ª
edición-e (corregida), febrero
2016 en versión Flip (Libro
Flash); Obras completas en
verso hasta acá (Sobrevivientes)
(en PDF), 2.ª edición-e
(corregida), noviembre 2016 en
“Obras completas en verso hasta
acá”, en versión Flip (Libro
Flash); Picado Contrapicado
(en PDF), 2.ª edición-e
(corregida), abril 2017 en
versión Flip (Libro Flash);
Trompifai (en PDF), 2.ª
edición-e (corregida), junio
2017 en versión Flip (Libro
Flash); Ardua (en PDF),
3.ª edición-e (corregida), julio
2017 en versión Flip (Libro
Flash). Holanda, bilingüe:
castellano-neerlandés, 2006);
Sopita
(en PDF), 2.ª edición-e
(corregida), octubre 2017 en
versión Flip (Libro Flash);
Tomavistas
(en PDF), 3.ª edición-e
(corregida), febrero 2018 en
versión Flip (Libro Flash);
Fundido encadenado (en PDF),
2.ª edición-e (corregida), abril
2018 en versión Flip (Libro
Flash); Del Franelero Popular
(en PDF), 3.ª edición-e
(corregida), mayo 2018 en
versión Flip (Libro Flash);
De mi mayor estigma (si mal no
me equivoco)" (en PDF), 4.ª
edición-e (corregida), agosto
2018 en versión Flip (Libro
Flash); Desecho e izquierdo
(en PDF), 2.ª edición-e
(corregida), octubre 2018 en
versión Flip (Libro Flash); y
Viene junto con (en PDF),
3.ª edición-e (corregida), enero
de 2019 en versión Flip (Libro
Flash).
Ha publicado, en fin, tres obras
antológicas que recogen una
buena selección de su poesía:
El Revagliastés (2006),
Proponerte que Creas
(Caracas, Venezuela, 2008) y
Revagliatti. Antología Poética
(2009).
En dramaturgia cabe destaca el
ensayo Las piezas de un
teatro (RundiNuskin, Editor,
1991; Nostromo Editores, 2004).
En la categoría de la estética
narrativa, merecen especial
mención Historietas del amor
(cuentos, relatos,
mini-ficciones, en RundiNuskin
Editor, 1991) y Muestra en
prosa (cuentos, relatos,
mini-ficciones, en 1994 y 2007).
Ha difundido su obra a través de
publicaciones varias, como los
cuadernillos “Musas de Olivari”
(1994-1995) y en los pliegos
literarios “Olivari” (1993-1995)
y “Huasi” (1996-2002), que él
mismo ha dirigido y editado.
Ha colaborado con poemas en
diversas obras antológicas, como
Letras Contemporáneas (en
portugués, 1998), Poesía en
el Subte (1999), Poesía
argentina año 2000 (tomo 1,
1999), Poesía hacia el Nuevo
Milenio (tomo 2),
MeloPoeFant Internacional
(bilingüe castellano-alemán;
Alemania, 2004),
Pequeña Antología de la Poesía
Argentina
(selección de Jorge Santiago
Perednik, 2004),
Dramaturgia Latinoamericana:
Argentina
(en República Dominicana, 2008);
Italiani d’Altrove
(bilingüe castellano-italiano;
Italia, 2010),
El Verso Toma la Palabra
(México, 2010),
El cine y la Poesía Argentina
(selección de Héctor Freire,
2011) y Poesía en Libertad
(2013), Minificcionistas de
‘El Cuento’. Revista de
Imaginación (Ficticia
Editorial, México, 2014), entre
otras.
Durante 3 años consecutivos ha
entrevistado a los escritores
contemporáneos más destacados de
Argentina a través del correo
electrónico que ha ido
publicando periódicamente en
diversas revistas digital, entre
ellas GIBRALFARO, y que luego ha
recopilado y editado, con el
diseño integral y diagramación
de Patricia L. Boero Ricardi
(tomos 1-5) y Fernando Delgado
(tomo 6), en 6 volúmenes
independientes en este orden:
Documentales. Entrevistas a
escritores argentinos (en
PDF), Tomo I (30 entrevistas),
noviembre 2019 en versión Flip
(Libro Flash). Documentales.
Entrevistas a escritores
argentinos (en PDF), Tomo II
(25 entrevistas), abril 2020 en
versión Flip (Libro Flash).
Documentales. Entrevistas a
escritores argentinos (en
PDF), Tomo III (25 entrevistas),
octubre 2020 en versión Flip
(Libro Flash). Documentales.
Entrevistas a escritores
argentinos (en PDF), Tomo IV
(25 entrevistas), noviembre 2020
en versión Flip (Libro Flash).
Documentales. Entrevistas a
escritores argentinos (en
PDF), Tomo V (23 entrevistas),
enero 2021 en versión Flip
(Libro Flash). Documentales.
Entrevistas a escritores
argentinos (en PDF), Tomo VI
(31 cuestionarios), integral y
diagramación: Fernando Delgado.
Editado en septiembre 2021 en
versión Flip (Libro Flash).