Me llamo
Esperanza, soy
una chica de 15
años que vive en
la bonita aldea
de Zapata. Dicha
aldeíta está
situada a pocos
kilómetros de la
gran Ciudad,
hacia el sur. Mi
casa está en la
calle de en
medio, en el
número 35, junto
al bar.
Te escribo estas
líneas para
contarte un
secreto. No es
realmente un
secreto, porque
todo el mundo,
en la aldea, lo
sabe, y no
entiendo el
porqué nadie,
hasta ahora, lo
ha denunciado.
En la aldea hay
un anciano
lisiado, de 60
años, que
recientemente
compró una joven
esposa. La
muchacha parece
muy pero que muy
joven. Creo que
tiene menos edad
que yo, unos 12
años. A mi
parecer, la han
secuestrado.
Ocurre con
cierta
frecuencia por
aquí, pero
muchas de las
chicas suelen
escaparse más
tarde.
El anciano teme
que su esposa se
escape y la
tiene atada con
una cadena de
hierro. Su
cintura está en
carne viva por
la pesada
cadena, la
sangre se ha
filtrado a
través de sus
ropas. Creo que
eso la matará.
Por favor,
sálvala.
Me comprometo
ante ti y lo que
tú representas a
seguir
investigando y
denunciando
cuantas
injusticias vea.
Mis padres no
quieren que vaya
por ahí
metiéndome en la
vida de los
demás, pero yo
no puedo
evitarlo. Existe
tanta
injusticia...
Aunque mis
padres se
sienten muy
avergonzados de
mí, yo los
quiero mucho.
Desde que era
pequeña, mi
mayor deseo fue
que se sintieran
orgullosos de
mí, contentos de
tener una hija
inteligente y
bonita.
Intentaré que me
quieran un poco
más de lo que me
quieren ahora.
Sin más, se
despide de ti
una admiradora
incondicional.
Te mando un
sincero beso y
te deseo lo
mejor en tu
vida.
Esperanza
* *
*
Querida amiga
Esperanza,
En contestación
a tu conmovedora
carta, sólo
puedo decirte
que este
comunicado tuyo
no quedará en el
olvido.
Rápidamente me
he puesto en
contacto con las
autoridades
sanitarias de la
zona y me han
prometido que se
harán cargo de
este lamentable
asunto en la
mayor brevedad.
Se le curarán a
esta impúdica
chica todas las
heridas, y, lo
que es más
importante, se
le facilitará un
botiquín
equipado con
artículos de
primera
necesidad.
Al igual, tengo
el deber de
comunicarte que
todas las cartas
que se reciben
en esta
dirección, son
revisadas muy
detenidamente
por el
Departamento de
Criminología de
la Policía, el
cual decide cuál
será su
actuación con
respecto a
quienes nos
remiten los
escritos con las
denuncias.
Te deseo toda la
suerte del
mundo, y que
sepas aguantar
la pena que se
impondrá con la
mayor humildad,
sumisión y
dignidad que te
sea posible. Se
te acusará de
espionaje y de
allanamiento,
así como de
profanar la
intimidad de tus
vecinos.
Por este motivo,
deberás
presentarte lo
antes posible en
la comisaría de
Policía más
cercana a tu
aldea lo antes
posible, donde
se te marcará y
se te confinará
a un pueblo de
montaña, en el
que se intentará
reeducarte y tu
reinserción
social, a fin de
que así aprendas
a no inmiscuirte
en la vida de
los demás.
Una vez más te
agradezco tu
sincera carta.
Una entrañable
amiga para
siempre.
Besos,
María
«Mujer de amarillo escribiendo una
carta», también conocida como «Dama
en amarillo escribiendo». (1665).
Johannes Vermeer. Óleo sobre lienzo.
Barroco. 45 cm × 39,9 cm. Galería
Nacional de Arte. Washington, D. C.
Estados Unidos.
Begoña Rueda Colmenero
(Durango, Vizcaya, 1965) es,
antes que nada, docente
vocacional, aunque en los pocos
ratos que su quehacer diario se
lo permite, deja que cabalgue su
pluma sobre la albura del papel.
Reside en Málaga y ha sido
alumna de la Universidad de su
ciudad adoptiva, en cuya
Facultad de Ciencias de la
Educación, ha cursado los
estudios de las diplomaturas de
Maestro en Educación Infantil y
Maestro en Educación Primaria.
Actualmente ejerce como maestra.