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Sara
Rosana
Victoria Molero
NO
SENTÍA LAS piernas y le dolía muchísimo la
cabeza. Aquello había sido una locura, pero no
le importaba, había valido la pena. Le había
salvado la vida a él. ¿De qué? No sabíahttp://www.gibralfaro.uma.es. tal
vez de una muerte segura. El
impacto del coche había sido tremendo, pocas
posibilidades había de sobrevivir. Ella misma no
sabía dónde estaba, quizá en el cielo. Sentía
que estaba en movimiento y oía voces. La
conciencia se le escapaba por momentos. No podía
retenerla por mucho que lo intentara. Se
desmayó. Horas
más tarde, despertó en una habitación blanca.
Tenía una ventana que daba a la calle con unas
cortinas color azul cielo. Cerca había una
triste mesilla y un pequeño sofá. Se llevó una
mano a la cabeza. No sabía con total seguridad
qué había sucedido.
[...]
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Decir cómo, decir
qué
Mercedes
Sáenz
ATENDÍA
SU CONSULTORIO con esmero y un cierto grado de
alegría. Era psicóloga y se llamaba
Andreahttp://www.gibralfaro.uma.es.
Por
las noches, se sentaba sola en una silla frente
a un público numeroso y esperaba que creciera el
silencio absoluto y entonces, desde esa silla,
iluminada por una lámpara derecho a su cabeza,
separaba su pelo en hermosas colinas y descendía
sobre su cara como un torrente de agua incierta,
y se convertía en la imagen de lo que estaba
dispuesta a contar.
Música,
sonido del viento, olores, tristeza y alegría,
cabían debajo de sus párpados, al cerrarse o al
abrirse o al dejarlos quietos como dos mariposas
de arena.
En
sus narraciones podía llevarte a un pequeño
pueblo de Turquía, descalza, por el sur
argentino o marearte en un barco holandés. Desde
la misma silla podía ser una inmigrante con un
vestido gris esperando en Retiro que la pasen a
buscar, las piernas cruzadas y las manos
escondiendo todas las expectativas sobre sus
faldas.
[...]
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Siempre te
querré
Antonia J.
Corrales
LA
MIRABA EN silencio. Como un cazador furtivo,
contenía la respiración dejándose llevar por
aquel deseo de necesidad carnal, por aquel
acceso de locura deshonesta, incontrolada.
Sentía ganas de saltar junto a ella, de
susurrarle al odio, de besar su cuello, su
delgado cuello protegido por una bufanda violeta
como sus ojos. Desde el anonimato que le daba la
distancia, cobijado por la penumbra de su
habitación, Camilo se perdía en aquella mujer.
Caminaba tras cada uno de sus pasos, sintiendo
todos sus movimientos, incluso a veces le
pareció oír su respiración, aquella respiración
entrecortada por la prisa, sutil y solitaria.
Contemplaba con quietud sus gruesos labios,
vírgenes, desconocedores de su
mirada.
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Poemas Varios
Alicia Cora
Fernández |
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Rayo de Esperanza
(Selección Poética)
Miguel Ángel
Pérez Zambrana |
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Cuando Tú no
Estás
Miguel de Asén |
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El idioma y la
escolarización de chicos marroquíes en las
escuelas españolas
Lourdes
Sánchez Logroño
SEGÚN
UN ESTUDIO de investigación social, se ha
comprobado que los niños marroquíes son los
menos integrados en las escuelas españolas. En
efecto, el informe Diversidad cultural e
integración social, editado en 2003 por la Obra
Social de Caja Madrid, informa de que los niños
de Europa del Este y de China afirman sentirse a
gusto en sus colegios, mientras que los
portugueses y, sobre todo, los marroquíes
muestran una actitud negativa. Por su parte, los
niños españoles, chinos y sudamericanos obtienen
mejores calificaciones que los niños marroquíes.
La inmigración es una realidad innegable que
cada vez se va desarrollando más, es decir, cada
día hay más inmigrantes. Entre los niños
inmigrantes, los marroquíes presentan un número
elevado en las aulas españolas, ya que
aproximadamente el 85% son niños procedentes del
país vecino.
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La escuela, ¿comunidad de
diversidad
María Mercedes
Fernández Ranea
LA
ATENCIÓN A las diferencias interindividuales ha
de ser asumida desde cada entorno educativo con
un compromiso, con un pensamiento crítico de
quienes componen la comunidad educativa. Ello
supone nuevas formas de trabajo, nuevas
actitudes, nuevas responsabilidades, que han de
ser compartidas en un marco de reflexión y
colaboración. En esta línea, el apoyo es la base
para enfatizar el trabajo colaborador como eje
medular del desarrollo de la escuela, lo malo es
que actualmente se entiende como un cajón de
sastre, donde cabe de todo, desde la sustitución
de profesores tutores a la ubicación de alumnos,
que terminan por desligarse completamente de su
tutoría y de su entorno sociorrelacional y de
aprendizaje.
¿Cómo
se concibe realmente el apoyo? Se concibe como
esa aula apartada de la ordinaria conocida como
aula de Pedagogía Terapéutica (PT) o de apoyo,
cuya intervención se centra específicamente en
el alumnado y su déficit.
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Las clases, ¿son un
cuento?
Luis Antonio
López Álvarez
—UF!,
MENUDO ROLLO la clase de hoy! —le comentaba
Susana a sus compañeros al término de la
clase.
—Es
verdad —ratificaba uno de ellos. —Yo no me he
enterado de nada.
Otro
dijo:
—¿Alguno
de vosotros ha entendido algo?
Y
otro más argumentaba en tono
despectivo:
—Éste
se ha quedado anticuado; desde luego que no sé
por qué se dedica a la enseñanza; además, yo lo
que quiero es quitarme ya la asignatura, y lo
que no puedo entender es que el maestro nos
pregunte cosas que no nos ha dicho
anteriormente. ¿No se supone que venimos a que
el maestro nos enseñe?
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PERSONAJES en su HISTORIA |
Josep Trueta i
Raspall
José Antonio
Molero
JOSEP
TRUETA I Raspall nació en la barriada Poble Nou
de Barcelona el 27 de octubre 1897, en el seno
de una familia de la alta burguesía catalana,
profesionalmente orientada a los campos médico y
farmacéutico. Su infancia transcurre en un
ambiente de cierta severidad y exigencia en la
que tuvo principal influencia su abuelo paterno,
hombre de cultura universitaria y militar de
convicción progresista, que supo inculcarle el
amor por los grandes ideales. De 1912 a 1916, el
joven Trueta estudia bachillerato en el Institut
de la Plaça de la Universitat, y, aunque en un
principio se siente atraído por la pintura, el
hecho de que varias generaciones de su familia
se hubieran dedicado al ejercicio de la
Medicina, motivó que se inclinase
definitivamente por ésta.
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GULAG: Memoria histórica a
la rusa
Mario
Virgilio Montañez
QUE
NADIE SE llame a engaño ni se rasgue las
vestiduras (hay quien es amigo de esos
destrozos): quien esto firma se declara
anticomunista. Que es lo mismo que ser
antifascista. Y aunque sea hombre de izquierda
moderada, reconoce cuánta bobería, cuánto dogma,
cuánta arrogancia ágrafa hay en la izquierda.
Que suele olvidar que nadie ha matado más
comunistas que los propios comunistas. Y hay una
ceguera en ellos, y en otros, que consiste en
distinguir entre totalitarismos, por no
llamarlos abiertamente dictaduras, buenos y
malos. Los malos son, por supuesto, los de
derechas. Las dictaduras de izquierda las
excusan por la nobleza inicial de los ideales,
por su amor al pueblo, etcétera. Bobadas.
Maneras de autoengañarse. Castro es un dictador
asesino. También Pinochet. Del mismo modo que
Franco, que Mao, que Mussolini, que Pol Pot, que
Hitler, que Stalin.
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