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Por él
Rosana Victoria Molero
BLANCA SALÍA DE la plaza dando grandes zancadas. Estaba enfadada y, además, se le había hecho de noche. Quería llegar cuanto antes a casa y olvidarse de todo.
Al girar a la izquierda, decidió meterse por uno de los callejones, que sabía con certeza que la conducirían a casa más rápidamente.
La pequeña calle era más o menos larga e iba a dar a la principal, desierta a esas horas, de aquel pueblo.
Oyó el ruido de una moto. Se volvió, pero no vio nada.
No era la primera vez que pasaba por ese callejón, pero esa noche quería huir de allí como fuera. Aceleró el paso. Volvió a girarse y esta vez sí logró distinguir dos sombras. [...] |
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El dueño del tiempo
Enrique J. Martínez
EDUARDO GALÍNDEZ LOGRÓ, al fin, dominar el tiempo. Después de ingentes esfuerzos a lo largo de muchos años, pudo controlarlo a su antojo. Sin embargo, a los fines prácticos, tan insólita como desconcertante hazaña de nada le sirvió, fue una victoria pírrica.
El recuerdo más nítido de su primera infancia fue siempre el del día en que descubrió que había en él algo raro, incontrolable, que se imponía contra su voluntad, apareciendo de improviso y súbitamente. Estaba jugando en la plaza, mirando una mariposa, viendo sus aleteos y el subibaja de su cuerpo en el aire, cuando se quedó atontado, inmóvil, durante unos pocos pero intensísimos segundos en los que el insecto quedó casi quieto en el espacio, al igual que todo su entorno. [...] |
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El pasajero
Marcelo D. Ferrer
DESCENDÍ DEL TAXI. La construcción en esa esquina me devolvió de un viaje con dual presente, de avenida Rossemary a la antigua botica sobre la empedrada calle Garay, bajo la cual se yergue la estación Tortkings de la línea B del metro.
Todo se endereza a mi rutina de sábado. La misma que cumplo incluso desde antes de ocupar el puesto vacante tras fallecer papá.
Salido de allí, camino tres cuadras hasta el subte en avenida Rossemary. Y antes de que el aroma viciado y grasiento de la estación Victoria golpee mi cara, pido al canillita apostado en la escalinata un periódico. [...]
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Alba y Aurora
Camilo Valverde |
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Desde todos los costados
Gustavo Tisocco |
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La Vida y Otros Agravios. (Selección Poética)
Florentino Gutiérrez Gabela |
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José Gálvez Ginachero
Alexis Jurado Lavanant
JOSÉ GÁLVEZ GINACHERO es uno de los pocos personajes nacidos en nuestra ciudad —muy dada al pronto olvido— del que los malagueños aún guardan el recuerdo de su nombre. A la base de esta singular circunstancia puede hallarse la impronta que dejó en muchos aspectos de la Málaga en que vivió, pues intensa fue la actividad que desplegó a lo largo de su vida y múltiples fueron las actividades que se vieron implicadas en el ámbito de su interés. Persona dotada de gran personalidad, aguda inteligente, capacidad emprendedora, sentido intuitivo y trabajadora, Gálvez Ginachero fue, ya desde pequeño, un alumno aventajado. Destacó por méritos propios en el campo de la medicina, primero como estudiante y más tarde como imaginativo emprendedor de iniciativas. [...]
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Cumbres Borrascosas, el espejo vital de una autora
Sara Robles Martín
EN DICIEMBRE DE 1845, Emily comienza a escribir Wuthering Heights, que concluye en julio del año siguiente, y es publicada definitivamente en 1847 bajo el mismo seudónimo utilizado en un libro de poesía publicado años antes. El libro no fue bien acogido por la crítica del momento, que lo consideró salvaje y violento para haber ser escrito por una mujer.
Antes de escribir su única obra, Emily y sus hermanas ya se dedicaban a escribir poemas y novelas, y terminaron por publicar un libro de poemas, que titularon Poemas por Currer, Ellis y Acton Bell, utilizando seudónimos masculinos con sus iniciales. A pesar de usar seudónimos masculinos, el libro tuvo más resonancia por haber sido escrito por mujeres y no por su calidad literaria, aunque finalmente sólo vendieron dos ejemplares.
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La hacedora de velas
Elena Ortiz Muñiz
ANA SIEMPRE FUE una persona feliz, que tuvo la suerte de contar con unos padres maravillosos que hicieron de su infancia un remanso de paz, una época llena de fantasía, sueños, ilusiones y juegos. Al ser hija única, vio volcados en su persona todos los afectos, atenciones y afanes.
Su padre, empresario exitoso, se empeñó en llenar su existencia de luz. Y vaya si lo logró: la iluminó por completo.
Comenzó por permitirle la entrada sin restricciones a la fábrica de velas de la cual era propietario. Gracias a ello, Ana aprendió, desde edad muy temprana, a amar ese maravilloso mundo lleno de cera, parafinas, pabilos, aditivos, fragancias, láminas de sebo, colores y moldes. [...]
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Las cuentas del Gran Capitán
José Antonio Molero
ESTA EXPRESIÓN ES muy utilizaba por las gentes para referirse, de forma familiar y en sentido figurado, a las cuentas en donde figuran partidas exorbitantes, o a aquellas que están hechas de modo arbitrario y sin la debida justificación. Así suele expresarse quien encomienda a otro una labor de cierta importancia sin presupuesto ni ajuste previo, sin más aval en la justeza de los gastos que la confianza de serle conocido o la buena opinión que pudiera facilitarle una tercera persona, y luego se encuentra con la sorpresa de que el costo resultante ha rebasado sospechosamente con creces lo que en un inicio se tenía estimado de manera aproximada. [...]
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La dinastía Julia-Claudia. El primer Imperio
María del Rocío Ruiz Gámez
LA MUERTE DE Julio César (44 a. C.), único superviviente del primer triunvirato y aspirante a dictador vitalicio, comenzó de nuevo la lucha por el control del dominio político. Para evitar un vacío de poder en el gobierno de Roma, se formó entonces el segundo triunvirato (43 a. C.), integrado por Marco Emilio Lépido, Marco Antonio y Cayo Octavio, este último sobrino-nieto de Julio César. Como ya había sucedido durante el primer triunvirato, cada triunviro tenía una zona de influencia. Así, Sicilia y las provincias de África correspondieron a Lépido; las de Oriente, a Marco Antonio, y las de Italia, Galia e Hispania, a Octavio. [...]
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El mal de ojo, ¿mito o realidad?
Diana Berbén Melgar
LOS OJOS SON, quizá, la parte más expresiva del rostro humano y, desde tiempo inmemorial, han sido fuentes generadoras de numerosas supersticiones que atañen tanto a su color como a la manera como se utilizan para mirar. En este escrito vamos a ocuparnos del aspecto que incuben a la mirada. A los órganos de la vista en el hombre y los animales, no sólo se les reconoce la cualidad de transmitir los sentimientos más ocultos e íntimos de las personas, sino que ha sido y es creencia en todas las culturas que se conocen que también son capaces de ejercer el aojamiento o la fascinación; es decir, lo que todos conocemos como el mal de ojo. [...]
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