Título:
La Ola
Título original:
Die Welle
Director:
Dennis Gansel
Guion:
Denis Gansel, Peter Thorwarth, Ron Bimbach y Johnny
Dawkins
Reparto:
Dennis Gansel, Jürgen Vogel, Max Riemelt, Frederick
Lau, Jennifer Ulrich, Elyas M’Bareck, Christiane
Paul, Max Mauff, Tim Oliver Schultz, Jacob Matschenz,
Amalie Kiefer, Cristina do Rego, Maximilian Vollmar,
Gerald Alexander Held, Odine Johne, Ferdinand
Schmidt-Modrow, Johanna Gastdorf, Liv Lisa Fries,
Teresa Harder, Thomas Sarbacher, Tino Mewes, Maren
Kroymann, Lennard Bertzbach, Marco
Bretscher-Coschignnano, Hubert Mulzer, Jaime Ferkic
Música:
Heiko Maile
Fotografía:
Torsten Breuer
Producción:
Nina Maag
Género:
Drama.
Thriller
País:
Alemania
Año:
2008
Duración:
107 mn
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SINOPSIS
Es el día en que al profesor de Instituto Rainer
Wenger (Jürgen Vogel) le toca explicar a sus alumnos
el tema de la autocracia. Comienza utilizando un
procedimiento didáctico experimental basado en una
metodología esencialmente activa y participativa que
tiene como eje la presión autoritaria, procedimiento
que, con el paso del curso, y de manera creciente,
se le va escapando de las manos hasta el punto de
convertirse en una práctica basada en el
totalitarismo más absoluto.
Y así, su grupo de
estudiantes adopta una férrea estructura jerárquica,
inventa un saludo, elige un uniforme, fija unas
normas (todo esto de observancia obligatoria) y toma
un nombre (“La Ola”) y un símbolo (una ola roja).
El
interés por las clases de este profesor comienza a
crecer de una forma inusitada y, por momentos, se le
van uniendo más alumnos a sus clases. El movimiento
sobrepasa los umbrales del instituto e, incluso,
comienza a hacerse notar en la sociedad mediante
actos de vandalismo, que causan serios daños en las
personas y en sus cosas. Cuando el
profesor quiere acabar con esto, es ya demasiado
tarde y no puede frenar el trágico desenlace. |
CRÍTICA
¿Es posible, en plena democracia, entender el
autoritarismo? Esta película, ambientada en una
clase de un instituto alemán, nos muestra que sí es
posible entenderlo en primera persona, a través de
su propia vivencia. La película explica el
autoritarismo a través de un experimento que, a modo
de juego, el profesor pone en práctica. Todas las
escenas que componen la película tratan de mostrar
al espectador la «fuerza del grupo»: el sentimiento
de grupo que se puede despertar cuando la disciplina
se plantea como un aspecto fundamental, esencial e
imprescindible para la creación y la eficacia del
grupo, y el poder que logran alcanzar las masas
cuando trabajan en equipo.
El profesor realiza uno de los papeles principales.
Este profesor es un hombre alemán de ideología
izquierdista radical, como puede verse en la escena
en que intenta demostrar la bondad de los valores
anarquistas, pero que, ante la desidia y el interés
que el tema despierta en sus alumnos, se ve abocado,
sin mucho empeño de su parte, a desarrollar, como
recurso motivador, las características del
autoritarismo; así pues, plantea el experimento ya
mencionado para que los alumnos no se aburran
durante su clase.
Su figura en el experimento trata de emular la de un
líder carismático, de fácil palabra y gran capacidad
de convicción, enérgico y vitalista, de fuerte
atractivo y gran magnetismo personal,
características que, gracias a su autoridad como
docente, acaba consiguiendo, y, como tal, asume todo
el poder sobre el grupo, con frases propias de líder
dirigidas a sus alumnos como «la fuerza a través de
la disciplina». Su esposa, que también trabaja en el
instituto, se posiciona en contra de tal experimento
casi desde un primer momento, oposición que se
concreta en varias escenas de la película, en las
que ella le muestra su desacuerdo tanto en la propia
casa familiar como en el instituto.
La metodología manipuladora que se lleva cabo es una
de las claves que hacen que la película se
desarrolle de forma cada vez más dramática, como se
puede ir observando en los numerosos actos de
vandalismo, cada vez más virulentos. En cada uno de
estos actos podemos ver la fuerza que cobra una
simple idea que surgió sin más finalidad que una
motivación académica, y cómo evoluciona
progresivamente a una realidad para cada uno de
ellos, hasta el punto de llegar a trocar en fuerte
amistad los malos roces que existían entre algunos,
pues, en definitiva, lo que impera es la unidad y la
cohesión del grupo, ya que todos ellos son el grupo,
«un grupo bien consolidado frente a un enemigo
común». El sentimiento de integración al grupo, el
de objetivo común, y, sobretodo, el de superioridad
frente a todo el mundo hace que este movimiento tome
bastante conciencia entre los participantes, y así
reflexionar sobre lo que somos capaces de hacer las
personas para defender un grupo y una idea que
consideramos nuestros. En definitiva, a lo largo de
la cinta puede comprobarse cómo un autoritarismo,
creado en un principio como recurso metodológico,
deriva claramente a un totalitarismo ferozmente
excluyente en el que no se toleran otras ideas, en
la firme creencia de que la única verdad es la que
el grupo enarbola.
Otros personajes cuya importancia merece ser
destacada son Karo y Mona, las cuales son desechadas
del grupo por no compartir sus ideas, e incluso
discriminadas e ignoradas por sus propios
compañeros, como cuando Karo no va vestida con el
mismo uniforme que los demás. Otro personaje que
merece ser mencionado, quizá por destacarse como uno
de los más importantes del grupo, es Tim, un chico
no muy escuchado en su familia y marginado por sus
compañeros, pero que, dentro de “La Ola”, él se
encuentra realizado y desempeña un papel que le
gusta, convirtiendo al grupo en el único sentido de
su vida, grupo para él eterno, por eso que, llegado
su fin, culmine en una tragedia personal. Este
personaje me parece el más curioso de esta historia
quizás por ser el que mejor se adapta al
experimento, en el que puede comprobarse claramente
lo fácil que es manipular a la gente, sobre todo a
aquellos que como Tim han carecido de afecto, amor
propio y personalidad.
Es una película recomendable no sólo como
entretenimiento, sino también para reflexionar sobre
nosotros mismos como personas, así como para
comprobar cómo la unión hace la fuerza y la
importancia que tiene saber parar a tiempo,
particularmente con colectivos tan vulnerables como
es el caso de los adolescentes. |